—Entonces él es tu alfa—dijo sonriendo.
—No es mi nada —dijo suspirando—. Sólo espero a que marque a su prometido para ser libre, no quiero pertenecer a nadie.
—Bien, Jeongin, entiendo, aunque sería lindo volverte mi Omega—
—No dejaré que nadie me marque —dijo tranquilo—, pero me agrada estar contigo Eunhyuk, en serio —tocó su rostro con dulzura.
Eunhyuk besó su mano.
—Lo comprendo, Innie —dijo algo triste—. De cualquier manera, supongo que tienen su pasado.
—Sí, pero eso mismo es, mi pasado —dijo mirando hacia la ventana.
—¿Qué tanto te hizo? —dijo serio.
—Pensé que lo tenía controlado —suspiró—. Mi Omega no puede evitarlo, y por más que lo odie yo tampoco —dijo con amargura.
—Sé que no tenemos ninguna relación, Jeongin, pero... Si me gustaría tener algo más —dijo.
—Podemos salir más seguido —dijo con una sonrisa.
—Eso está bien, Innie —este le dio un corto beso en la mejilla, cosa que hizo al alfa de Eunhyuk feliz.
Jeongin lo enternecía y cautivaba tanto.
Lo llevó a su departamento, Jeongin se bajó, no sin antes darle un corto abrazo.
Chan llegó a su departamento molesto, odiaba todo, empezó a golpear lo que pasaba por su camino, hundio sus gritos en su almohada. No podía continuar con aquella farsa, necesitaba a Jeongin, era suyo, no podía perderlo, no así.
Lloraba desesperado, se dirigió a su refrigerador, sacó una botella de Wisky, tomaba de la botella como si se tratara de agua.
Se embriagó rápidamente, continuaba llorando, salió del balcón, aquella luna parecía burlarse de su sufrimiento.
—¡¿Por qué no puedes brillar sola?! —gritaba con todas sus fuerzas—. ¡Maldita sea! ¿Por qué lo necesitamos tanto?
Se sentó en el piso continuaba viendo el cielo observaba las estrellas, miraba aquella ciudad y pensaba en él.
—Jeongin, vuelve a amarme—suplicaba mirando al cielo— Vuelve mi amor.
Mediante el lazo le intentó comunicar lo desesperado que se encontraba por tenerlo, lo mucho que quería besarlo y tenerlo con él...
¨No podemos¨
Chan se sintió devastado, aquella fue una de las noches más frías que pasó, sabía que hacía mal en llamarlo, era prácticamente tirar todo por la borda.
Al día siguiente Chan se encontraba con una terrible resaca, recordaba todo lo que ocurrió la noche anterior y se sentía mal. Su celular sonó.
—Chan, hoy iremos por los anillos.
—No me siento bien, Félix, no sé si pueda ir.
—Chan, esto es muy importante no... —sabía que le daría un largo sermón si no iba.
—Bien, bien, en una hora estaré allá —dijo tocando su rostro irritado.
Tomó una ducha y se vistió rápidamente, tomó una pastilla para quitarse el dolor de cabeza y salió.
Llegó al centro comercial rápidamente y divisó a Félix con su madre, ambos conversaban alegremente, en todo este tiempo ambos se habían empezado a llevar muy bien, su madre sabía lo que aún sentía por Jeongin, pero siempre le aconsejaba que lo dejara en el pasado.
Por la cabeza de Chan solo se repetía aquel delicioso beso y la manera tan sensual en la que Jeongin bailaba enfrente de él. Repetía su hermoso rostro en una eterna cinta mental.
Chan llegó y simplemente los saludó con la cabeza, ambos continuaban hablando de los preparativos de la boda. Se adentraron en aquel puesto por los anillos.
—Este es precioso, Félix—dijo su madre señalando un dorado con una preciosa joya muy brillante encima.
Félix miraba todo emocionado, moría por tenerlo.
—¿Qué opinas, Chan?
—Por mi está bien —soltó tranquilo.
La realidad era que su cabeza estaba en otro lado. No podía dejar de pensarlo y todo empeoró cuando dirigió su vista hacia unos preciosos collares, estos eran dorando y se notaba la alta calidad, iban en pareja, del sol y la luna, el sol era dorado y el de la luna un precioso plateado. Se odio por querer comprárselo. No les quitaba la vista de encima recordando que él tenía el primero que compró con Jeongin muy bien guardado.
—¿A cuánto están? —no lo podía evitar.
—1200 dólares, son de gran calidad el del...
La chica que atendía le empezaba a explicar el material mientras el corazón de Félix latía rápidamente. Pensaba que por una vez en su vida Chan compraría algo lindo para ambos.
—Démelos, por favor —dijo sacando su tarjeta.
La madre de Chan sabía por qué quería comprar aquello, recordaba perfectamente el que ambos usaban en el colegio. Se sintió triste por Félix, sabía que este no era malo y estaba muy enamorado de su hijo, entendía a Chan perfectamente, pero de cualquier manera no podía ignorar a su futuro yerno.
Chan metía el estuche con algunos collares en su bolsillo, le dio las gracias a la chica. Félix los seguía mirando.
—¿Escogiste alguno? —dijo con tranquilidad Chan, sacándolo de su ensoñación.
—Ammm, sí, creo que estos estarán perfectos —dijo apuntando los primeros que había visto con la madre de Chan.
—Por mí está bien —sonrió—. Ahora si me disculpan debo ir a la oficina, mi padre debe estar esperándome, le dije que no demoraría mucho.
—Bien nos vemos en la tarde supongo —dijo Félix, nervioso.
—Claro —soltó sencillamente Chan antes de despedirse con la cabeza.
—Es para él, ¿verdad? —le dijo la madre a Chan.
—Sabes que el lazo que tienen es demasiado fuerte, aunque quizá cuando quite la marca pueda dejarlo en su pasado y continuar —dijo intentando consolar de alguna manera a Félix.
—Espero que lo haga —dijo suspirando.
Chan llegó a su oficina, empezó a revisar todos los documentos que tenía en su mesa, la empresa que tenía se basaba en una línea de ropa masculina. Constantemente estaban contratando gente, entre diseñadores, modelos para lucir la ropa y personal de servicio.
Él manejaba la línea de marketing y publicidad, le gustaba su campo, se había hecho muy entretenido con los años.
Su padre entró a aquella oficina enorme que tenía. Venía con una gran sonrisa.
—Tu madre dice que ya compraron los anillos —dijo antes de sentarse.
—Sí, ya está casi todo listo.
—Con los fondos que nos darán los Lee tras la boda definitivamente eliminaremos a la competencia —dijo emocionado.
—Eso supongo —habló tranquilamente.
—Bien, venía principalmente para mostrarte algunas opciones de los modelos que...
—Déjame encargarme de esa parte papá —dijo serio.
—Sé que sabes lo que haces, pero este Omega lleva apareciendo ya en demasiadas revistas importantes y si hacemos que modele nuestra ropa definitivamente será un gran beneficio para nosotros —dijo sacando una revista.
Chan no podía creerlo, aquella foto, era la que el mismo conservaba para...
—Me informaron que estudio contigo, quizá podrías llegar a un trato, le pagaremos muy bien. A parte de que tú nunca quieres modelar nada. Serias una buena imagen para la empresa, pero bueno, el niño bonito nos traerá ganancias.
—Él... Yo... —sintió muchos nervios al tener la foto en sus manos—. Hablaré con él.
—Es precioso, ¿no? —dijo su padre cruzándose de brazos, Chan sintió su Sangre arder en aquel momento—. Quizás podrías divertirte con él antes de la boda —rio—. Ya sabes, esa clase de omegas que paran bailando y luciéndose por ahí no son más que unas putas, a parte tiene marca, pero según lo que me enteré no tiene a nadie, quizá su alfa lo dejó. Podría ser muy divertido —dijo con sorna.
—No creo que él sea así — Fue todo lo que logró decir.
—Lo son Chan, para eso son los omegas, sólo sirven para cumplir tus deseos sexuales, aprovéchalo o lo haré yo —Chan no podía con aquellos comentarios, quería asesinarlo ahí mismo—. Pero eso sí, ten cuidado —dijo desde la puerta—. Si arruinas de algún modo el trato con los Lee, considérate muerto —dijo serio.
—Quizá podría hacerlo, nunca me han gustado esas cosas de modelar, pero podría intentarlo.
—Es una buena idea, Chan, solo recuerda si te lo vas a coger con cuidado —le dio una mirada filosa.
—Lo tendré —dijo suspirando.
Su padre realmente podía ser el alfa más frívolo y asqueroso del mundo, no dejaría que le pusiera un dedo encima, ya suficiente tenía con saber que Eunhyuk le podría estar haciendo ese tipo de cosas.
Rápidamente tomó el teléfono y llamó a la agencia de Jeongin, les pediría una cita con él, no lo iba a negar, estaba feliz porque lo volvería a ver, pero estaba asustado. Le daba mucho miedo su indiferencia.
Tan pronto como escucharon que venía de la importante línea de ropa ¨Cynosure¨, aceptaron. Chan tendría que verse con Jeongin y su manager.
Suspiró fuerte, bien, debía ser consciente de todo lo que pasaría, obviamente Jeongin ya tenía a alguien y él debía casarse, cualquier intento de hacer algo era en vano, se disculparía por lo de la fiesta apenas pudiera y lo dejaría en paz.
Moría por entregarle aquel collar, su impulso lo llevó a comprarlo, pensaba en lo lindo que se le vería a Jeongin, se preguntaba si este seguía teniendo en que le compró aquella vez. Jeongin estaba nervioso, sabía que vería a Chan nuevamente, pero no podía negarse era una buena oferta, definitivamente todo quedaría dentro de lo profesional.
Se reunieron en un café, Jeongin se mantenía tomando de su taza de café mientras trataba de hablar lo menos posible con Chan, Jonhoe era principalmente el que quedaba sobre cuanto sería el pago y la fecha. No habían cruzado nada más allá de unos buenos días.
Estaban por irse cuando Chan se dirigió a Jeongin.
—¿Podrías quedarte un momento? —dijo tranquilo. Este suspiro.
—Bueno, yo los dejo —se despidió respetuosamente Junhoe.
Jeongin lo miró con incertidumbre.
—Discúlpame —soltó de pronto Chan—. Ese día, me pasé, solo quería decirte eso.
—Está bien Chan, no te preocupes, supongo que también fue mi culpa —dijo calmado.
—No volveré a molestarte Jeongin, creo que entendyi perfectamente todo.
—¿Entender el qué? —dijo cruzándose de brazos.
—Que no puedo tenerte conmigo —dijo con amargura mientras sostenía su café.
—Tú mismo fuiste quien decidio eso por ambos Chan—dijo con un poco de molestia.
—¿Y que se suponía que hiciera? —dijo con una mirada muy penetrante.
—No perder todos estos años que pudimos estar juntos —su voz sonó débil, Jeongin sentía un dolor horrible en su corazón. Su propio Omega intentaba consolarlo.
—¿Y luego qué? Casarme y dejarte morir, al menos ahora sé que si lo marco no te afectará, ahora que estás feliz con Eunhyuk supongo que eso no debe importar más —dijo con veneno.
—Entonces así solucionas todo, Bang —dijo con amargura—. Te lo dije el último día que nos vimos en la escuela, hubiera preferido morir a todo lo que hiciste, y lo peor de todo, también lo hubiera preferido sobre tener que estar lejos de ti por 4 miserables años —escupió con enojo.
Aquello le dolió a Chan de manera infernal, no podía creer lo que le decía Jeongin. Este se paró molesto.
—Pero eso no importa ahora Chan, ya tomaste una decisión y como siempre no fui parte de ella —se fue enojado—. Espero te cases pronto, no soporto tener más tu marca
No miró atrás, sabía que Chan continuaba con la vista fija en él. Lo entendía perfectamente, pero Jeongin era muy consciente de que jamás lo dejaría de amar, habían sido cuatro años difíciles, pese a que gracias al entrenamiento no tenía tiempo para ahogarse en pensamientos, Chan siempre estaba presente. Lo extraño de manera infinita, su Omega lo pedía en cada celo, solo a él.
Chan era el único presente en sus gemidos entre las únicas veces que lograba satisfacerse. Incluso en la fiesta, moría por estar con él, cuando lo vio su corazón había empezado a latir de manera frenética, moría por ir con él, por besarlo, abrazarlo y por sobre todo golpearlo.
Quería tantas cosas ese día, pero sabía que debía ser indiferente. Todo habría sido perfecto si este no lo hubiera invitado a bailar, nuevamente había caído ante esos preciosos hoyuelos y aquella sonrisa natural que parecía existir solo para Jeongin.
Que lo tratara de la misma forma que antes, que le hablara de esa manera. Que volviera nuevamente loco a su Omega, todo apuntaba a que caería nuevamente, pero no, no lo iba a permitir.
Odio que Chan decidiera todo solo, moría por volverlo a tratar con el cariño de antes pero no, ya no sería de ese modo. Volvió a su departamento, decidio bailar un rato para quitar la molestia que tenía con Chan. Se cambió rápidamente y empezó a bailar, Pronto pensaba comprar una casa, quería vivir con sus padres en una enorme casa, se sentía muy solo en aquel departamento, primero no quiso irse de casa, pero al notar que necesitaría su espacio para bailar, y tener reuniones sabía que debía irse a un lugar más solitario, pero con un lugar grande todo se solucionaría.
No le gustaba la idea de un departamento, le parecía frío, amaba más el concepto hogareño de una casa. Muchas veces en los programas le habían preguntado por la marca, el siempre respondía que era algo del pasado, pero que esta pronto se iría. Algo bueno que consideraba de la marca era que esta hacía que alfas no fueran en su búsqueda cuando este entraba en celo, agradecía eso.
Muchas veces Hyunjin se quedaba con él, pasaban tiempo juntos cada que podían, el cariño entre ambos seguía intacto. Había crecido como un alfa respetuoso, siempre admirando a su hermano, su sentido del humor y travesuras seguían, pero quien se llevaba la molestia eran sus padres, Jeongin ayudaba con lo que podía.
—Hey Hyunjin ¿no quieres venir? —dijo cuando terminó de bailar — Compraré pizza y podemos jugar videojuegos un rato.
—Ya voy Innie —dijo alegre desde el otro lado del teléfono.
Este llego en unos minutos, empezaron a comer y ver tele.
—Lo volví a ver Jinnie, y... aún me duele —dijo sincerandose mientras bebían dos tazas de chocolate caliente, hábito que adoptaron cuando querían conversar, no podían evitar tener alguna bebida caliente.
—Sé que sí, Innie, pero tienes que olvidarlo, me enteré por Changbin que su boda será en unas semanas y Innie, por más que me duela decirte esto, no puedes hacer nada.
—Lo sé Hyunjin, solo... Lo extraño —dijo con la voz rota.
—Debes intentarlo con Eunhyuk, lo conoces hace poco, pero parece bueno.
—Es eso o lo dices porque te compró un par de zapatillas
—dijo divertido mientras se cruzaba de brazos.
—Hey, él también es divertido, a parte es mayor y maduro, ya sabes no jugará a quien es el más tóxico como solías hacer con Chan.
—Eso no...
Suspiro fuerte al recordar que incluso cuando estaban juntos se mantenían en una tira y jala en aquella relación, pero todo siempre terminaba con ellos besándose en alguna parte del colegio. Sintió una gran punzada cuando se le vinieron aquellas imágenes de Chan besándolo desesperado en la parte trasera del salón de banda, el modo en el que lo sujetada, como aquellos besos por su cuello lo volvían loco. Sus mejillas se pusieron rojas.
—Innie, dios, no me digas que estás pensando en el —dijo Hyunjin.
—No... Yo —suspiró.
—Tienes que dejarlo en el pasado Innie.
—Acepté tener una sesión de fotos en su empresa.
—Bueno, no creo que tengas que verlo.
—Las fotos serán con él.
—Mamá te va a matar si ve la revista —dijo Hyunjin casi gritando.
—Solo será una sesión, Hyunjin, no pasará nada.
—Yo también iré —dijo cruzándose de brazos
—No dejaré que te vuelva a poner un dedo encima, ese día me descuide un rato, pero ahora estaré pegado a ti.
—No es necesario, Hyunjin, aparte es en la mañana y no seré tu excusa para faltar a la escuela —dijo elevando una ceja.
—Pero, Innie.
—Pero nada, yo puedo manejarlo. Que seas más alto no te vuelve el mayor niño malcriado —dijo agarrándole los cachetes con cariño.
—Bien, solo ten cuidado, que si intenta algo iré a golpearlo.
—No golpearás a nadie, Hyunjin —dijo riendo. Ambos continuaron comiendo y conversando.
La sesión seria en unas semanas. Procuraba no preocuparse, sería algo simple, estaba acostumbrado a estas sesiones, no podía ser tan difícil ¿verdad?
Estuvo saliendo constantemente con Eunhyuk, este lo hacía reír demasiado, le encantaba nunca lo presionaba a nada y era muy atento.
—Estuvo genial la película —dijo Eunhyuk tranquilo.
—Ni siquiera la vimos —dijo riendo.
—Me encantan tus labios Jeongin —dijo tocándole el rostro con suavidad mientras observaba aquel hermoso lunar que le daba un toque tan sensual.
—Hyukie —dijo con ternura.
—Me gustaría que seamos algo más Jeongin —dijo viéndolo a los ojos.
—Yo, no lo sé —dijo nervioso
—Siempre me gustaste, bueno desde la escuela —dijo sonriendo. Eunhyuk sintió su corazón latir rápido al escuchar aquello
—Entonces, si podríamos tener algo —dijo cerca de sus labios.
—Dame tiempo —suspiró—. No quiero empezar algo cuando aún tengo esto —dijo tocando la marca con su mano.
—Esperaré entonces —le dio un corto beso en sus labios
—Tú lo vales, precioso Omega.
Eunhyuk dejo a Jeongin en su departamento.
Jeongin se sentía bien con Eunhyuk, no llevaban mucho de conocerse, pero este lo trataba tan bien, tan solo unos días de conocerse le presento a Hyunjin, y ambos en automático se llevaron bien.
Eunhyuk era muy atento y moría por conocer a sus padres. Sabía que iba rápido pero Jeongin lo había cautivado, sabía que era un Omega que valía la pena seguir.
El lobo de Jeongin se sentía también cómodo con Eunhyuk, se sentía protegido. Jeongin sabía que definitivamente continuaría con aquella hermosa relación. Parecía el pase perfecto para dejar a Chan atrás. Era viernes por la mañana y Jeongin se arreglaba para ir a la sesión de fotos.
Su Omega se encontraba calmado. Sabía que debía controlar sus emociones. Llegó, y se dirigió hacia los camerinos, le dijeron que ahí estaría la ropa que tendría que usar.
Entró en este y empezó a cambiarse, solo usaría un polo a rayas blanco y negro, un pantalón café y unos lentes. Se dio una última mirada al espejo, se veía muy bien. Rápidamente salió, no quería ver a Chan por nada del mundo, pero sabía que igual tendrían que tomarse algunas fotos juntos.
El director hablaba con Chan, este estaba ya vestido con su primera muda de ropa, Jeongin sintió su corazón latir rápidamente, se miraba demasiado... Sexy...
Negó con su cabeza y se adentró. Sintió la mirada penetrante de Chan, su Omega se mantenía tranquilo.
No le dirigió la mirada simplemente se posicionó como el director le decía. Chan no le quitaba la vista de encima, mientras se mordía el labio. Amo demasiado como le quedaban aquellos lentes y ropa, se miraba tan dulce ante sus ojos.
Aquellos deliciosos labios...
Pronto llegó su turno, ambos seguían si decirse nada, Jeongin simplemente se sentó a observar las fotos que le habían tomado mientras Chan posaba.
Era inevitable, de cualquier manera, su vista se iba a Chan, este lucía tan relajado, parecía que hubiese nacido para esa clase de cosas. Llevaba una camisa blanca y encima un chaleco negro, metía las manos en los bolsillos. Todo en el lucía tan varonil.
No podía evitar sentirse atraído, aquella ropa le recordaba el modo en el que este se vestía en el colegio, sentía un extraño calor en el pecho.
Decidió salir de ahí por la siguiente ropa, realmente no quería seguir ahí. Se cambió rápidamente, las fotos que seguiría sería la que se tomarían juntos.
Algunas chicas de maquillaje los empezaban a acomodar a ambos. Aquel silencio incómodo entre ellos seguía. Chan tampoco le dirigía la palabra. Sólo estaban sumidos en aquel sepulcral silencio.
—Bien, chicos, tomen asiento —les indicó el fotógrafo. Ambos hicieron caso y empezaron a posar, Jeongin sentía su corazón latir frenético, Chan se miraba tan bien y estaba tan cerca suyo. No quería mostrar debilidad, pero era casi inevitable.
—Bien chicos déjenme revisar si todo salió bien y terminamos —dijo el fotógrafo mientras revisaba las fotos.
Ambos se quedaron sentados ahí, Jeongin continuaba con los nervios a flor de punta y Chan mantenía una mirada sin expresión mientras estaba recostado.
—Te ves bien —escuchó aquella varonil voz. No sabía que responder, estaba nervioso y moría porque el director les indicara que ya podían irse y que las fotos estaban bien.
—Gracias —soltó evitando verlo.
—¿Por qué no me miras?—Jeongin suspiro fuertemente.
Dirigió su vista hacia él molesto.
—Precioso Omega —sonrió haciendo que el corazón de Jeongin latiera rápido y sus mejillas tomarán un rojizo color.
—Deja de decir esas cosas —dijo volteando intentando ocultar su nerviosismo.
—Amo que te pongas así, Innie —dijo aún con aquella Voz—. Tan lindo.
—No me pongo de ninguna manera —dijo serio.
—Amo tus labios —se acercó peligrosamente a su rostro.
— Dijiste que me dejarías en paz Chan—dijo con algo de inseguridad en su voz.
—¿Eso es lo que quieres? —sujetó su rostro, mientras su otra mano bajaba lentamente por su espalda haciendo que sintiera un escalofrio. Lo miraba con tal intensidad, sentía que quería más... Chan lo volvía loco.
—No... —dijo casi en un susurro. Este sonrió y se alejó, dejó a Jeongin completamente confundido.
—Bien, chicos, me gusta como quedaron las fotos, pueden irse —dijo el director.
Ambos se levantaron e hicieron una corta reverencia agradeciendo.
Jeongin se fue rápidamente a cambiarse, no podía creer lo que le había respondido, se golpeó el frente molesto.
Se sentó y dio un gran suspiro, debía salir de ahí lo más rápido posible.
Se cambió rápido, llevaba sus cosas con él, abrió la puerta no sabiendo cómo reaccionar al ver a Chan parado en frente. Era un manojo de nervios. Desvió la mirada. Quiso pasar de largo, pero Chan lo tomó fuertemente del brazo.
—Suéltame, Bang —dijo haciendo fuerza.
Este no lo escuchó, lo adentró nuevamente a aquel camerino. Jeongin retrocedía, no quería caer.
—Bien, Jeongin —dijo acercándose a él peligrosamente.
—Chan —su voz sonó ahogada tras sentirlo tan cerca.
Lo tomó de la cintura apegándolo a él. Jeongin miraba de cerca aquellos labios.
—Chan, tenemos que dejar esto... yo, ya estoy con alguien y... —dijo intentando que de alguna manera así Chan entrara en razón.
—Dime que no quieres esto —su mano subía por su espalda—. Dime que no sientes nada por mi Jeongin —se acercó a su cuello y absorbió aquel aroma que lo volvía loco—. Si lo dices te dejaré —dijo viéndolo a los ojos—, pero si no, juro que te haré el amor hasta cansarme. Juro que no te dejaré ir, que me quedaré contigo y te amaré de la manera más alocada que pueda. No me importará más nada, Jeongin, solo seremos tú y yo —Jeongin sentía que iba a morir en aquel momento, su Omega gritaba volver con su alfa, y él perdía toda su voluntad con Chan—. Vamos, Omega precioso, vuelve a ser mío, no mires a nadie más, que si lo haces me matarás lentamente —sujetaba su rostro con mucha delicadeza.
—Chan yo... No puedo —hizo caso al gramo de voluntad que tenía—. Yo, no te perdono —nuevamente la furia se hacía parte de él—. Me dejaste Chan, yo... No quiero estar contigo más.
Lo empujó, dejándolo con el corazón en la mano. Lo dejó solo aquel lugar. Tan pronto como pudo tomó su celular, le aviso a su madre que iría. Necesitaba estar en su casa, necesitaba a esas personas que siempre estuvieron con él, sobre todo en los peores momentos. Llegó a aquella puerta negra, tocó suavemente.
—Mamá —tenía lágrimas rodando por sus ojos. Esta lo abrazo preocupada—. Bebé, ¿qué pasó? —dijo asustada—. Chan...
Su madre suspiró fuertemente. No podía ser cierto que estos se volvieran a encontrar.
—Entra bebé, haré algo de té.
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