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✩。: Eres hermoso

Jeongin tomó sus cosas, estaba listo para aquella excursión, tomó un poco más de comida de lo normal y se fue con su madre con dirección a su escuela. Esta se despidió con mucho cariño.

Llegó a su clase y se sentó en su sitio correspondiente.

—Bien, niños, necesito que se formen para dirigirnos al autobús.

Todos se levantaron, Jeongin se formó con Sunwoo, vio que Chan estaba al lado de Jiseob, solo camino de frente.

Justo antes que llegaran al autobús cuando todos empezaban a separarse un poco, Chan jaló a Jeongin hacia sí.

—Quiero sentarme contigo, Innie —habló serio.

—Está bien, subamos —dijo Jeongin, subiendo al autobús, siendo seguido por Chan, tomó asiento en la parte del medio. Se sentó junto a la ventana, Chan los siguientes.

El autobús empezó a andar y Jeongin miraba admirado todos los paisajes, Chan miraba como aquellos ojos curiosos volvían a brillar.

—Innie, yo... Lo siento, fui... Fui un idiota —susurró, sincerándose.

—Me lastimaste, Chan —dijo en tono frío, miraba aún por aquella ventana—. Me dolió mucho lo que hiciste.

—Yo... lo siento, en serio lo siento, Innie —musitó muy arrepentido.

—Mira, no estoy enojado, sólo sorprendido —le dirigió la vista—. Sabía que algún día podíamos pelear, pero lo que me sorprende es que fuera de esta forma. No sé qué hice para que te enojaras conmigo ese día —su mirada era dolida.

—Innie, yo... Me sentí mal de verte con Sunwoo, sé que no debí actuar así, no sé qué me sucede, discúlpame en serio.

Jeongin se sorprendió por la confesión de Chan, ¿acaso... eran celos?

—Está bien, Channie, sólo no me hables así más —dijo mirando al piso—. Es horrible.

—No lo haré, Innie —tocó su mejilla con cariño.

Su omega se sintió bien, había extrañado a su alfa, ambos nuevamente se sintieron completos.

Una vez que llegaron, Jeongin empezó a divertirse tocando todo, había muchos espacios verdes, y todo un lugar con pequeños recuerdos y comida.

Este se encontró fascinado con todo, corría por todos los puestos echando un vistazo, Chan se había quedado un poco atrás, al parecer algo llamó su atención, este continuó viendo todo cuando Chan lo llamó.

—Jeongin, ven aquí —escuchó, su piel se erizó, hacía tanto que no lo llamaba por su nombre. Se acercaba lentamente, vio que este sujetaba algo en su mano—. Voltéate —este hizo caso de inmediato.

Chan le colocó un collar que tenía por dije un sol.

—Te dije, Innie, que eres mi sol —cerraba el collar por atrás—. Y yo no puedo brillar sin ti.

Este se dio la vuelta notando que Chan tenía uno igual que llevaba por dige una luna. Le sonrió mostrándole aquellos hermosos hoyuelos, Jeongin sintió su corazón latir rápidamente.

—Gracias, Channie —lo abrazó duro, Chan correspondió aprentadolo duro, Jeongin amó esto y su omega se sintió demasiado bien, se sintió protegido y querido. No podrías sentirte mejor.

Chan amó que lo volviese a llamar de aquella manera, en verdad que Jeongin podía comportarse de manera tan fría y distante cuando se sentía molesto.

Le compré todo lo que este miraba, amaba que este sonriera. Amaba tantas cosas de Jeongin.

Una vez que estuvieron de vuelta se mantuvieron hablando.

—Entonces, ¿te diviertes con Jiseob? —preguntó mientras comía de su pan.

—Para nada Innie, es algo irritante —se sinceró—. ¿Y tú que me dices?

—Sunwoo me asusta un poco, no me gusta mucho lo que me dice —contó volviendo su dirección a la ventana.

—¿Y qué se supone que te dice? preguntó, curioso.

—No repetiré sus palabras, Channie, es incómodo —continuaba admirando los paisajes.

—Vamos, Innie... Y si quieres te diré lo que me dijo Jiseob —sabía que eso era necesario, pero moría por comprobar las intenciones de Sunwoo.

Este lucía pensativo, tras un largo suspiro le respondió.

—Bien —empezó a jugar con sus dedos un poco nervioso—. Sólo son una clase de cumplidos —desvió la mirada un largo suspiro—. Dijo que soy bonito y sería un buen omega para él —soltó con incomodidad.

Chan se sintió molesto, detestaba a Sunwoo, no quería que alguien escogiera a Jeongin como su omega, aún era joven, ¿sería realmente ese problema? No lo sabía, sólo entendía que le llenaba de cólera el pensar en alguien marcando a Jeongin.

—En ese aspecto no miente, Innie —sujetó su mejilla—. Eres realmente hermoso —observó todo su rostro con detenimiento.

El corazón de Jeongin latía rápidamente y su omega se regocijaba, por alguna razón cuando Sunwoo lo decía aquello hacía que su omega sintiese miedo, todo era tan diferente con Chan. Sentía que por alguna razón quería más.

Tragó saliva, quería evitar sentirse nervioso.

—¿Y qué hay de Jiseob? —preguntó, mientras continuaba viéndolo—. Supongo que te divertiste —soltó, sonriendo.

—Solo habla y habla y es irritante —expresó, cambiando de expresión. Quito su mano suavemente y se recostó bien en su asiento—. Es demasiado molesto. Me da ganas de golpearlo cada vez que me habla, siempre dice tonterías de su vida.

—Creo que pensaste lo mismo de mí  primer día —dijo riendo—, y no dejo de ser hablador, Channie.

—Pero lo tuyo sí me interesa y me encanta todo lo que me cuentas —dijo suspirando—. Tú eres diferente, Innie.

—Oye, está bien, Channie, igual no quiero que volvamos a estar mal —se apoyo en el hombro de Chan y es empezó a acariciar su cabeza con suavidad—. Eres mi persona favorita, Channie.

Cuando llegaron al colegio rápidamente se dirigieron a sus asientos a tomar sus cosas y se formaron juntos, se sintieron tan bien volver a lo mismo.

El cumpleaños de Chan llegó, este solo tomó asiento como un día normal. Cogió su libro al notar que al notar que Jeongin no estaba.

De pronto sintió un aroma a delicioso café. Podía volverse adicto a ese aroma. Observó que puso un pequeño cupcake rojo al frente suyo.

—Feliz cumpleaños, Channie — se abalanzó sobre él, este correspondió feliz—. Yo mismo lo hice. Bueno, mi mami hizo la masa, pero yo lo decoré.

—Pensé que Hyunjin era quien lo había decorado.

—Oye, no te atrevas a... —ia a renegar, pero...

—Es lo más lindo que alguien ha hecho por mí, Jeongin —dijo ahora serio—. Muchas gracias.

—Awww, Channie.

Nuevamente se lanzó sobre él, este solo se rio. Aquel cupcake era rojo con algunas decoraciones blancas. Vio que Jeongin sacó algo de su bolsillo.

—También hice una carta, espero que te guste.

Chan guarda la carta para leerla después.

A la hora de recreo compartió aquel cupcake con Jeongin. Los demás también se le acercaron, pero definitivamente no hubo mejor regalo que el que le dio Jeongin, demostrando que le interesaba lo suficiente para recordar sus colores y sabores favoritos.

Pasaron las semanas y ambos fueron felices, siempre que pudieron se acercaban al sitio del otro, continuaron saliendo al recreo juntos, nuevamente tuvieron aquellas conversaciones largas, volvían a planear un futuro juntos.

El tiempo pasó rápido, llegó fin de año, todos se sintieron emocionados, se quedaron solo dos días para salir del colegio. Chan y Jeongin no querían separarse, no iban a poder verso ni hablar, se sintieron nostálgicos. Estaban sentados en aquel campus, conversaban de cómo se verían al año siguiente y las cosas que harían.

—¿Por qué no vamos a caminar? —preguntó Jeongin, estirándose en el pasto.

—Bien, vamos Innie —Chan se levantó y lo ayudó.

Ambos caminaban tranquilos por aquel campus, todo repleto de niños, era la primera vez que le daban una vuelta a todo el patio. Siempre estaban en clase o se sentaban en el mismo lugar en el patio.

Escucharon que a lo lejos había un grupo de personas, por el olor todos eran omegas, estaban escusando música en un pequeño grupo. Algunos bailaban, Jeongin se quedó admirado, eran las coreografías que el practicaba en casa. Chan sólo observaba sin mucho interés. Los omegas al sentir que Chan estaba ahí, buscaron llamar su atención, algunos bailaban de manera exagerada.

Chan se sintió extraño, pero sólo estaba ahí por Jeongin.

Tenía las manos en los bolsillos, Jeongin seguía manteniendo la vista en ellos con una enorme sonrisa.

Una vez que estos pararon, todos vieron la vista en ellos, casi nadie los observó. Sólo ellos se habían quedado viéndolos. Algunas alfas conversando atrás, pero aún sin prestar interés.

—Oigan, eso es genial —dijo Jeongin, emocionado—. No sabía que bailaran aquí.

—Lo hacemos desde hace mucho —contó una linda omega con voz dulce—. Podrías unirte si deseas —sonrió al ver que había alguien interesado—. Mi nombre es Shuhua.

—Primero debes dar una prueba —soltó de mala gana una omega sentada a un lado del equipo.

—No creo que sea necesario, Jennie —mencionó Shuhua, tranquila.

—Sólo digo que sería lo justo —dijo, levantándose, recién notó a Chan quien miraba todo con cruzado brazos. No tenía expresión, contrastaba con el pequeño omega emocionado a su lado.

—Puedo dar la prueba si desea —dijo, sonriendo.

Chan se emocionó un poco, no lo había visto bailar nunca, sería muy interesante.

Todos los omegas se emocionaron.

—Bien, entonces ven aquí —Chan observó como Jeongin se acercaba al grupo, sonrió, esperaba atento a verlo bailar.

—Bien, entonces ve allá.

Muchos alfas posaron su mirada interesada, eran de años superiores, no habían visto nunca a Jeongin, era definitivamente un omega precioso.

Jeongin sonreía tranquilo, en eso empezó un sonar Wolf de Exo. Vio como cambió de expresión, de pronto muchos miraron en aquella dirección, Jeongin se movía muy bien.

Los alfas no quitaban la vista, Chan observaba a todos, no dejaría que ninguno se le acerque, eso era claro.

Jeongin continuaba moviéndose, llego el coro y no podía estar más impresionado, era tan preciso al moverse, estaba encantado con él.

Una vez que terminó de bailar, muchos le aplaudieron, este solo contesto con una suave sonrisa y volvió a lado de Chan.

Este lo abrazó por la espalda sorprendiendo a todos, no podía controlar a su alfa, este solo indicaba que tenía que demostrar que era su omega, Jeongin solo sonrió, amaba que Chan lo abrazara.

Chan observaba a todos los alfas, indicándoles que no se atrevieran a acercarse.

—Bailaste increíble, Innie —lo apretó hacia su cuerpo. Este sentía su corazón latir, no podía emocionarse más con lo que Chan decía

—Bien, estás dentro, aunque no sé si sirve mucho porque ya es fin de año, pero al siguiente puedes venir cuando quieras —dijo Jennie de mejor humor.

Todas las omegas miraban a Chan y el modo en el que abrazaba a Jeongin, no había duda para ellas; eran pareja.

Sonó el timbre y ambos volvieron a su salón, Jeongin tomó asiento tranquilo.

—Aparte de bonito, bailas bien —comentó Sunwoo, nuevamente aquellos comentarios incómodos—. Me imagino lo flexible que debes ser omega.

Jeongin detestaba que le hubiera podido así. No le contesto, simplemente presto atención a clases,

Llegó la salida, se encontró un poco triste, el día siguiente sería el último que viera a Chan después de un tiempo.

Era ya su último día, no hacían mucho en clases, la profesora estaba concentrada pasando notas mientras los demás se movían libremente por la clase. Jeongin y Chan se fueron a sentar en el piso en la parte de atrás, todos los demás jugaban y gritaban.

—No quiero que acabe, Channie, te voy a extrañar demasiado —decía Jeongin suspirando.

—Ni yo, Innie, el siguiente año podremos estar más tiempo juntos —intentó animarlo.

—Te voy a extrañar mucho, Channie —dejó un corto beso en su mejilla, Chan sintió en su corazón mucha calidez. Sujetó su quijada y lo miró directamente a los ojos.

Jeongin estaba nervioso, Chan miraba sus labios, no sabía que haría, solo sabía que su cuerpo temblaba mucho.

Chan se arrepintió, sabía que quería besarlo, moría por hacerlo, pero no podía hacerlo en frente de todos, solo dio un corto beso en su frente.

Jeongin sonrió con eso.

—Bien, niños, escuchen sus cosas y pónganse en orden.

Ambos se levantaron y fueron por sus cosas, se formaron juntos. Cuando se encontraron saliendo pasaron por los baños, rápidamente Chan jaló a Jeongin hacia estos sin que la maestra lo notara.

Este lo llevó a la parte de al fondo, sin aviso lo puso contra la pared, no podía aguantarlo más.

—¿Qué pasa, Channie? ¿Por qué...? —no pudo terminar con esa frase.

Chan había unido sus labios, moría por besarlo desde hace tanto, aquellos labios horribles, tan suaves, tan dulces. Jeongin se dejó llevar, su omega estaba feliz, se sintió bien.

Lo cogió de la cintura, comenzando a profundizar el beso, Jeongin se sujetó de su cuello. Aquella hermosa sensación.

Podían estar así por siempre, Chan moría por continuar con aquel beso.

Escucharon que alguien más entró. Chan se separó suavemente, amo lo que vio, Jeongin tenía las mejillas muy rojas, podía sentir sus nervios, le parecía lo más hermoso del mundo. Le sonrió, este intentó desviar la mirada, no podía ver a Chan a los ojos.

—Eres hermoso, Jeongin —dejó un último beso en su mejilla, no podía controlar como se sentía, su alfa reclamaba a Jeongin como su omega y él cada día caía más en cuenta que deseaba lo mismo—. Me encantas.

Este no sabía qué decir, las palabras no salían de su boca.

—Vamos, Innie —dijo con una sonrisa, salió de ahí, el corazón de Jeongin no dejaba de latir rápidamente, su Omega no dejaba de emocionarse. Este le gritaba que se calmara, Chan podía sentir todo.

Una vez en la puerta, Chan lo abrazó, era extraño, mayormente Jeongin era quien lo abrazaba, pero se sintió demasiado bien. Su madre pudo notar aquella escena enternecida.

—Te voy a extrañar mucho, Innie —dio un leve suspiro—. Te quiero mucho.

Le sonrió una última vez antes de irse, Jeongin no había podido decir nada, sus nervios no lo dejaron. Solo sabía que aquel beso era lo mejor que le había pasado en todo el año. Se fue con su madre, esta le preguntó por su día.

—Fue el mejor día de mi vida —susurró, recordando aquel beso.

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