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Capítulo nueve - Campamento de verano

Al estar frente a la puerta me reproché el hecho de que aún no había mandado a poner la mirilla, que irresponsable soy. Abrí un poco y miré para encontrarme con aquella alta espalda y una rubia cabellera.

—¿Kei? —pregunté sin creerlo.

Él se giró y avanzó hasta estar cerca del marco.

Parecía frustrado pero aliviado de verme, sacó sus manos de sus bolsillos traseros y desvió un poco los ojos antes de hablar. Estuve tentada a cerrar la puerta, estaba cansada mentalmente y no sabía si quería escuchar sus palabras, o si acaso lo merecía.

—He estado viniendo cada noche —apoyó su mano empujando la puerta para abrirla por completo—, solo para saber si habías vuelto y para...

Solté el pomo y dejé que él diera un paso dentro de la casa, se veía intimidante y serio, más de lo normal. Como se quedó a medio camino de hablar, fruncí el entrecejo.

—¿Para?

—Para disculparme —murmuró de forma audible y me miró con aquellos rubíes de ojos que debilitaban—, sé que ha pasado bastante tiempo, pero necesito disculparme por lo que pasó aquella vez después del partido, fui un idiota, estaba muy frustrado y molesto, no debí haberte dicho aquellas cosas, ni culpado por algo en donde nosotros éramos los únicos responsables.

Me sorprendí.

—Quién diría que alguna vez te disculparías —pronuncié sin intenciones de pelear.

—Tampoco termino de creérmelo —se apoyó de la puerta—, pero creo que he reunido el valor necesario después de pasar dos semanas viniendo a diario.

Lo miré con asombro ¿estuvo viniendo a tocar mi puerta cada noche con la esperanza de que ya estuviera en casa y así poder disculparse?

—Tsukishima, estudiamos juntos, estuvimos viéndonos a diario ¿por qué esperaste hasta ahora?

—No quería que pensaras que estaba siendo obligado por algún senpai o algo, quería hacerlo por mi propia cuenta, en serio lo lamento.

Me crucé de brazos y miré hacia la calle, había pasado un mes y algo, pero se sentían como residuos del ayer, aún así reconozco que para ser Tsukki, está haciendo un gran esfuerzo. Pero eso no borra el hecho de que sus acciones estuvieron incorrectas, sin embargo, ¿quién soy yo para juzgar? Nos mantuvimos en silencio hasta que decidí hablar.

—Está bien, te perdono —le miré con una pequeña sonrisa—, me dolió mucho todo lo que pasó, no voy a negarlo, pero dejemos todo en un mal momento que servirá para mejorar la amistad y no en un error que rompió un futuro en conjunto.

Él asintió con los labios fruncidos, parecía tener una lucha interna. Golpeé su brazo haciéndolo volver en sí.

—No le des vueltas a cosas pasadas —acaricié su cabello al colocarme de puntillas—, todo mejorará. ¿Ya cenaste?

Negó con la cabeza y una leve sonrisa.

—¿Quieres invitarme a degustar algún plato culinario?

—No sé si habrás probado esta exquisitez creada por el hombre pero ¿qué opinas del ramen instantáneo?—cerré la puerta y él me siguió por el pasillo.

—Que no hay mejor cena para una persona que vive sola y que es vaga —contestó burlesco.

—Confirmo tus palabras —reímos al sentarnos frente a la isla.

Terminé de hacer la pre-cocida cena y comimos en una conversación amena sobre distintas cosas. No podía negar que lo había extrañado y que se sentía como si hubiera pasado un siglo de haber compartido por primera vez con él, pero le tenía un afecto especial al rubio, no podía evitarlo.

La noche se alargó entre pequeñas burlas y palabrerías sin sentido, pero nunca tocamos ningún tema que pusiera el ambiente incómodo, hasta que se me fue la lengua.

—¿Y qué tal te llevas con la nueva manager?

Él elevó un poco sus comisuras en una sonrisa que no le había visto antes.

—Es realmente torpe y miedosa, pero no está mal —musitó.

—Oh.

No supe que responder a sus palabras, no era una gran confesión y tampoco estaba afirmando nada, pero se sintió como si así fuera, después de aquello pude comenzar a percibir los distintos sonidos de la oscuridad y como el viento chocaba contra algunas ventanas, este era el momento de cortar cualquier esperanza o duda por lo sano.

—Es tarde Tsukishima, deberías ir a casa.

Él me miró confuso, sin comprenderme en su totalidad, pero obedeció. Se levantó con lentitud y caminamos a pasos silenciosos hasta el porche. Algunas cigarras entonaban el momento y lo vi bajar un escalón.

Chistó. —Espero verte mañana para el campamento.

—Todo indica que no puedo escaquearme.

—Me parece perfecto —se burló.

—Que agradable —le puyé.

—Y tu eres hermosa —pensé que se estaba burlando, pero su expresión no parecía acorde.

¿Qué esperas de mí Tsukishima Kei?

—Adiós, Tsukishima.

Le obsequié una sonrisa que intentaba transmitir todos mis sentimientos, nos vimos a los ojos bajo el resplandor lunar, Kei era la luciérnaga más bonita que había visto, pero si había algo cierto de ello, es que las luciérnagas eran esporádicas y su belleza estaba en verlas a lo lejos iluminando paisajes nocturnos, así que lo dejé ir, lo dejé bajar otro escalón, luego el último y lo vi caminar a pasos quejumbrosos hacia su hogar, hacia su libertad.

Esa noche me costó dormirme.

La mañana siguiente se fue volando, le dejé un mensaje explicando mi situación a Hajime pero no me respondió, supongo que está molesto. La tarde casi ni pudo percibirse y al caer la noche ya estaba alistada con dos grandes maletas esperando con calma y angustia a Anna.

No quería pensar en todas las vergüenzas que me haría pasar Moyori, ni cómo rayos haría para cumplir con la promesa hecha, tampoco quería pensar demasiado en el viaje con el equipo y cómo pasaría una semana completa con un grupo del 95% masculino. Mordí mi labio inferior después de revisar la casa por enésima vez buscando la forma de calmarme, abriría un hueco en el piso de tanto mover mi pie con desesperación, quería que todo comenzara y terminara rápido para ir donde Aomine y descansar.

El sonido de un auto me espabiló. Vi la mano de Anna agitarse mientras su hermano giraba el vehículo, luego ella se bajó para ayudarme con una maleta mirándome con burla por mis dos grandes bolsos, a lo cual le saqué la lengua. Cuando subí al carro su hermano me hizo señas de que viera hacia el maletero, donde descansaba la gran maleta de Anna.

—No mires la paja en el ojo de tu hermano —cité—, mira tú la viga que tienes en el tuyo.

Su hermano y yo reímos.

—Nos salió religiosa la niña —se burló mi senpai.

—Cada loco con su tema Anna-san —le guiñé un ojo y el auto aceleró rumbo a Karasuno.

Llegamos junto a Kinoshita y Narita, ambos caminaban con su bolso deportivo mientras dialogaban, al vernos bajar del auto se acercaron emocionados y nos ayudaron con las maletas, al despedirnos del hermano de Anna este nos amenazó con la típica frase "pórtense bien", espera un poco chico ¿quién rayos se porta bien hoy día?

Vimos el autobús estacionado en el estacionamiento interno del instituto y al acercarnos ya se encontraba Keishin, Takeda con las dos managers y los de primer año, listos. Guardamos los bolsos en el vehículo y nos unimos a los mayores mientras estos repasaban la ruta. Media hora después llegaron los que faltaban y fue inevitable no sentir el corazón acelerarse cuando Daichi se acercó con una sonrisa triste.

Anna se unió a Sugawara y Asahi y todos los demás hicieron un grupo, solo quedamos Daichi y yo en la parte delantera del transporte.

—Quiero darte un abrazo —pidió Daichi, las manos me temblaron.

—¿Por qué?

Se rascó la mejilla tímido, estuve a punto de saltarle encima.

—¿Puedo dártelo? —ignoró mi interrogante.

No contesté, simplemente abrí los brazos y él al instante me apretujó con fuerza. Olía a suavizante y mermelada, era la mejor oferta de dos por uno que todas comprarían: si quieres relajarte con algo dulce, un Daichi deberás llevar cuando gustes.

Reí por las estupideces que imaginaba aún enganchada a él.

—No voy a irme otra vez, Daichi —le di una suave palmada en la espalda.

—No quisiera arriesgarme.

El carraspeó de Keishin nos hizo separarnos con un fuerte sonrojo, los de tercero que eran quienes nos estaban espiando se burlaron, nos unimos al grupo justo cuando Hinata saltaba de alegría.

—¡Genial! ¡Genial! —Tanaka estaba justo al lado con una cara de adormilado—. ¡Es emocionante salir de viaje a media noche!

—Claro, ustedes llegaron tarde la última vez —se medio burló Ryu.

Tsukki se acercó más al grupo con expresión de enfado.

—Debe sentirse bien ser tan tonto —dijo intentando fastidiar al dúo—, pueden dormir donde sea.

—¡¿Qué dijiste?! —se quejaron los aludidos.

Takeda llamó nuestra atención con un pequeño grito.

—Hemos programado llegar a la mañana —Keishin estaba junto a él a punto de dormirse—, Ukai-san y yo tomaremos turnos conduciendo.

El entrenador bostezó. —Lo siento si me duermo.

Tragué en seco, venga, que uno se quiere morir hasta que de verdad se puede morir.

Todos agradecimos sin estar convencidos del viaje pero emocionados por llegar, Takeda nos indicó que no hiciéramos tanto ruido pues en lugares cercanos las personas normales dormían. Luego el sensei continuó dando unas indicaciones y yo me acerqué a Tobio que buscaba algo en su bolso, le acaricié el cabello intentando retomar la confianza de antes y este sonrió complacido, cuando dio con lo que buscaba sacó una pequeña mochila con varias cajitas de leche, sonreí con ternura.

—Subamos —le indiqué a lo que contestó con un asentimiento.

Al girarme me encontré con la mirada de Tsukki que nos observaba estoico.

¿Qué sucede con ellos?

Todos subimos al autobús y me senté con Hisashi ya que Anna me abandonó al sentarse a dialogar con Tanaka. Al parecer sus familias eran amigos y Saeko había sido novia del hermano de Moyori en la prepa, lo cual hizo que Ryu y ella compartieran muchos momentos durante su infancia. Una mirada desconcertante de Shimizu hacia ellos me hizo entender un par de cosas, pero no me metería en esos problemas. Mucho tenía con los míos.

Después de algunas conversaciones sobre unos capítulos del nuevo anime que arrasaba en Japón, Hisashi y yo compartimos sus audífonos, realmente lo extrañaba, tendría que inventarme algo para poder salir con él y arreglar mejor las cosas, cuando Take-chan pasó al volante, ambos nos quedamos dormidos. Fuimos despertados por un Ennoshita que nos miraba con gracia y no supimos porqué hasta que nos vimos a la cara, estallando en risas.

No sé quién me había pintado unos bigotes de gato y la punta de la nariz en forma de corazón e Hisashi tenía un parche y un bigote de pirata, nos reíamos, pero en lo profundo deseábamos que no fuera marcador permanente.

Al bajar del bus ya todas las maletas estaban afuera y la mayoría dialoga con algunos jugadores de Nekoma, a lo lejos vi a Hinata saltando junto al tranquilo de Kenma y luego vi a Kuroo al lado de Daichi, este me miró burlón pero gracias al cielo no dijo nada, poco a poco todos caminamos juntos hacia el gimnasio.

Kuroo y Daichi tenían una leve discusión por la fanfarronería del capitán de Nekoma sobre que éramos chicos de campo que no sabíamos diferenciar torres normales de las de Tokio, y nuestro capitán parecía querer golpearlo defendiéndonos de que eso era muy común y que no se vanagloriara tanto pues solo estábamos en Saitama. La mayoría caminaban en modo zombie y yo estaba llena de energía.

De repente un chico extremadamente alto y peliblanco corrió hacia Hinata y Kenma con demasiado entusiasmo, y me sorprendió de buena manera, hasta que abrió la boca.

—¡Hinataaaa! —vociferó—, ¿has crecido?

Gruñí con hastío, pero ¿qué le pasa? ¿Por qué con tantas ganas de humillar a nuestra mandarina tan temprano?

—Lev, cállate —le instó Kozume, reí fuerte.

—Que saludo más grosero —se quejó Hinata—, ¡como si fuera a crecer en dos semanas!

Me acerqué a ellos por la espalda del grandote y Kenma caminó hacia mí.

—Yo crecí 2 centímetros —se enorgulleció el mestizo.

—Nadie te preguntó —me quejé.

Ambos se giraron y el altote se agachó hasta quedar a la par de mi cabeza.

—¿Eres una gata humana? —elevé mi ceja.

—No seas imbécil, Lev —volvió a quejarse Kenma—. Vamos Hotaru, te llevaré adentro.

Le saqué la lengua al tal Lev y seguí con parsimonia al armador de Nekoma. Cuando entramos en el gimnasio ya Anna se encontraba allí con el equipo y nuestras miradas se cruzaron, ella estaba nerviosa y al instante supe porqué.

—¡Hey, hey, hey! Pero si es Taruu-chan —Bokuto pasó un brazo por mis hombros y me regaló un pequeño abrazo—, así que Karasuno, eh.

—Hayashi-san —saludó el impertérrito de Akaashi, no sé porque pero mis mejillas ardieron.

Puta adolescencia hormonal.

—Hola —musité ocultando mi rostro con mi cabello, no estaba en mis planes encontrarnos tan rápido.

—Bo-bokuto senpai —llamé al grandulón—, Moyori-san también vino con nosotros, ¿quiere saludarla?

—¡Oh, ¿tu linda senpai?! —saltó dejándome ir—, vamos, vamos.

Le parece linda, eso es ganancia. Moyori se desmayará cuando le diga.

El as de fukurodani comenzó a empujarme hacia donde estaba el equipo de los cuervos alistándose, al parecer tendrían ya mismo un partido. No terminé de acércame y detuve a Kotaro por la camisa, le hice señas a Anna para que se acercara y así hizo, la razón de no llegar por completo era que Asahi, Sugawara y Daichi estaban detrás de Moyori viéndonos con sospecha.

Al final no sabía con quién ocurriría algo especial, si con Azumane o Bokuto, así que si esto servía para que Asahi aclarara algún tipo de sentimiento hacia Moyori, lo usaría.

La fuerte, divertida y locuaz Anna se detuvo frente a nosotros con un fuerte sonrojo y una pose demasiado tímida, casi grité de la impresión pues no pensé que sería tan retraída a la interacción después de pasar días queriendo ver al as de Fukurodani.

—Ho-hola —saludó, mi mandíbula casi se cae al piso.

—Es un placer volverte a ver senpai-san —Akaashi, que había ido con nosotros vio a Bokuto con rareza, ambos tenían la misma edad, así que ninguno era senpai de otro—, voy a jugar contra tu equipo, así que veme, voy a marcar todos los puntos para ti.

Ahora éramos el armador y yo que mirábamos con exasperación y ganas de dejar caer la boca con asombro por las palabras de Bokuto. Anna se tocó el pecho y pensé que le daría un infarto, la agarré del brazo y decidí retroceder en la misión.

¡Había que abortar o la perderíamos!

—¡Te estaré viendo as! —aseveró Moyori, lo que hizo que a Bokuto le brillaran los ojos.

Ahogué un grito ¿estamos presenciando un momento clave en la historia?

—Nos vemos luego ¿vale? —le dirigí la palabra a Akaashi por primera vez sin temor, pues estaba concentrada en no dejar que Anna siguiera haciendo el ridículo, aunque me burlaría de ella por siempre.

—Está bien —ambos asentimos y arrastramos a los senpais hacia nuestros respectivos equipos, cuando Anna reaccionó comenzó a lagrimear en mi brazo sintiéndose estúpida y poseída por el amor.

Quise abofetearla, pero le di pequeñas palmadas en la espalda hasta que se calmó, cuando el silbato sonó, ella saltó de la emoción y se fue con rapidez a sentarse junto a Takeda con su libreta y su mejor sonrisa; sí que eso de enamorarse vuelve estúpido a la gente.

Cuando me senté junto a ella los chicos ya estaban en la cancha recibiendo directrices. Shimizu y Yachi estaban a un lado de la cancha observando el juego y Keishin estaba a mi lado con la mano en su quijada.

Karasuno vs Fukurodani, partido de práctica ¿quién ganará?














N/A:
¿Qué está pasando entre Anna y Bokuto? (Esto tiene un dislike de Asahi Azumane)

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