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Capítulo cuatro - Vergüenza y disculpas.

Esa noche fue sumamente rara, pensé que los padres de Hajime se molestarían o se sentirían extraños con mi presencia, pero fue todo lo contrario, creo que la madre piensa que él y yo somos pareja; nos atosigaron de historias sobre sus viajes y compraron bastante comida. Hajime se vió avergonzado de la excesiva hospitalidad de su madre, pero yo me sentí agradecida. Pensé en que mis padres también fueran sido así si Hajime estuviera en mis zapatos.

Todo el resto de la noche la pasé estudiando, tenía bastantes exámenes toda la semana, así que no podía distraerme con algo que no fuera clases, clases, y más clases. No dormí, así que me mantuve despierta a punta de bebidas energizantes, de camino al instituto pensé en Kageyama, Hinata, Ryu y Nishinoya quienes eran muy malos para los estudios, de verdad espero que hayan conseguido ayuda de alguien.

Durante la mañana completé las pruebas con éxito y salí con un peso menos a almorzar; cuando degustaba tranquila mi comida hecha por el padrastro de Iwaizumi, una airada Anna se sentó frente a mí. 

—¡¿Tienes bastante agallas para desobedecerme, verdad?! —gritó quitándome un trozo de salchicha.

—Moyori-san, no fue mi culpa, en serio, me castigaron y no pude llegar a tiempo al partido —agaché mi cabeza haciéndome la avergonzada para que ya no gritara.

—No creas que me como tu papel de víctima —me puyó la cabeza—, sé que estuviste castigada. Aún así no borra el hecho de que te saltaste mi venganza, y eso no lo dejaré pasar por alto. 

Comencé a reír por su repentino puchero.

—Lo siento Anna, no fue mi intención.

—Búrlate, igual desearás no haber faltado.

—Oye, oye, oye, vamos a calmarnos —me asusté por esa mirada que me estaba dando, algo me decía que no me gustarían sus próximas palabras.

—Hoy pasaremos por el gimnasio y te disculparás con el equipo por no reportar el partido.

—¡¿Acaso no me he humillado lo suficiente?! —grité exasperada.

—No, no lo has hecho. Y como compensación por tus faltas, tendrás que hacer que nos inviten a los campamentos de entrenamiento en donde participará Fukurodani.

—¡Moyori! Uno es este fin de semana y el otro es al final del semestre, durante la primera semana de las vacaciones de verano.

—Pues mira que ocupadas estaremos.

—¡Ah! No podemos Anna.

—Sí podemos, lo haremos.

—Venga, lleguemos a un acuerdo. ¿Qué tal si solo vamos a la segunda concentración? Será en la preparatoria Shinzen y por una semana, además de que no tendremos más responsabilidades de estudios porque estaremos de vacaciones y te prometo que te conseguiré una cita con Bokuto-san ¿sí?

Sus ojos brillaron al instante, definitivamente Bokuto le había flechado duro.

—Me parece excelente, pero igual irás a disculparte con el equipo.

Suspiré resignada a la situación, por lo menos me ahorraría la tortura de estar en la preparatoria Nekoma, debía mantener distancias con aquel gato experimentado, debía evitar que él abriera su bocaza frente a Daichi.

—Vale, lo acepto. 

—Nos vemos en la tarde —salió corriendo del comedor al robarme otra salchicha, en serio esta chica tampoco quiere una muerte natural.

—¡Me las pagarás Moyori-san!

No pude evitar reírme por su entusiasmo, aunque yo era la perjudicada en todo. ¿Ahora cómo me disculparé con el equipo?

La últimas dos clases ocurrieron sin problemas y entregué mis trabajos finales con orgullo. Al arreglar mis cosas para ir en busca de Anna sentí el aura de Yamaguchi a mi lado, el chico parecía tener un malestar general por las fuerzas que le tomaban el intentar hablarme.

—Hayashi-kun... 

—¿Qué necesitas Yamaguchi-kun? —casi se desmaya de la emoción, no recordaba lo tierno que puede llegar a ser el pecas.

—So-solo quería saber cómo estabas —se rascó el cabello con torpeza.

—Estoy bien, espero que tú también —le sonreí cortamente y caminé a la salida—. Nos vemos.

Parece que estoy de buen humor, bueno, estoy confiada en que me mantendré en la cúspide de las notas, así que saber que seguiré siendo la mejor me pone contenta.

—¡Sí! —gritó con emoción mi compañero.

—Cállate, Yamaguchi —murmuró Kei, rezagado.

—¡Me habló, Tsukki!

—Cállate, Yamaguchi.

Me fui negando con la cabeza, aquellos dos no han cambiado nada. Caminé hasta el club del periódico escolar y hablé un rato con el grupo mientras esperaba a que Moyori saliera de su última clase.

Cuando llegó ambas nos pusimos en camino hacia el gimnasio, ella iba emocionada hablando de cómo podría ser la cita con Bokuto. La chica estaba en las nubes con la idea.

—¿Y tú intentarás algo con Akaashi? —aquella pregunta me tomó desprevenida.

—¿Qué-qué?

Me comenzó a clavar su codo en un costado fastidiándome. —Vamos, no te hagas la loca.

—Cállese, Anna-san —cada vez parecía que me copiaba de Tsukishima con su actitud.

—¿Qué tal si haces algún movimiento? Para mí que también causaste una impresión en él.

—¿Tú crees? 

—Viste, viste, que sí te gusta.

—Cállese, Anna-san —fue lo último que dije antes de abrir las puertas del gimnasio.

Todos estaban reunidos en un costado frente a Daichi y aquella pequeña rubia de primer año como yo, aunque era bastante bajita, de la altura de Hinata. Anna y yo nos miramos, caminamos con disimulo hacia el grupo y entonces comencé a sentir los nervios de estar en el lugar.

—Eres despiadada Anna-san.

—Esto te pasa por no cumplir las órdenes de tu senpai —me sonrío con malicia.

—¡Que mala!

—Ya terminaron los exámenes y Yachi-san será oficialmente nuestra mánager a partir de hoy —habló Sawamura. Notó la presencia de nosotras en un instante y sonrió con alegría.

Kiyoko le acercó una chaqueta del equipo a Yachi y esta casi se cae del asombro, yo nunca tuve una, que triste.

—Uno, dos...

—¡Bienvenida al club de vóleibol de la secundaria Karasuno! —gritaron todos como en aquella bienvenida que me dieron a mí meses atrás.

—¡Muchas gracias! —gritó la rubia, se veía súper tierna.

—Bien, se acercan los partidos en Tokio —Anna me dio un fuerte codazo—. Ya solo queda...

—¡Auch, Moyori-san! —me quejé llamando la atención de todos—. Yo, eh...

Hinata, Ryu y Nishinoya ahogaron un grito de alegría al verme y los demás tenían expresión de asombro, exceptuando a los siempre impertérritos Kageyama y Tsukishima que solo elevaron sus cejas dubitativos. Hisashi me saludó tímido y yo le correspondí con una corta sonrisa de dolor, no podía negar que a él lo extrañaba bastante, no dejaba de ser mi mejor amigo.

Mi senpai carraspeó antes de hablar.

—Hayashi-kun está aquí para decirles algo —Anna en serio quería joderme.

La miré con odio un segundo y apreté mi blazer agarrando fuerza desde lo profundo de mi corazón.

—Se me había asignado reportar el partido de ayer —Asahi se veía apenado mientras me miraba, Sugawara se había posicionado al lado de Daichi y me veía esperanzado—, pero no pude estar a tiempo para cumplir mi asignación. Estoy aquí para ofrecerles una... —Narita y Ennoshita estaban con una mirada llena de incertidumbre y quise comentarles que sí, que tenían razón sus pensamientos, que no era yo quien hablaba porque estaba siendo obligada a esto—. Una disculpa.

Hice una intensa reverencia y sentí el sudor descender hacia el centro de mi rostro.

—¡No pasa nada! —habló Sugawara—. Seguiremos esperando a que regreses Taruu-kun.

Al erguirme de nuevo, pude ver que Yachi y Kiyoko estaban juntas viéndonos a Anna y a mí con intensidad, casi sentí que podríamos protagonizar un duelo profesional de miradas.

—¿Qué tanto nos ve....?

—¡Anna! —me giré rápido a llamarle la atención—. Veníamos solo para eso, me saludan a Ukai y Take-chan, adiós.

—¡Espera un momento! —vociferó Moyori siendo arrastrada por mí—. Oye, Hotaru...

—Cállese Moyori-san —pude escuchar unas leves risas.

—¡Anna y Hotaru, esperen! —gritó alguien en quién no quería pensar.

Nos detuvimos tras cruzar la puerta de salida y esperamos a que el chico saliera.

—¿Por qué no dijiste nada? —susurró Anna irritada.

—Kiyoko es mi senpai, Yachi es una niña, es posible que malinterpretaras las miradas —acoté.

Anna negó con vehemencia.

—Claro que no, lo entiendo de Kiyoko pero ¿qué le pasa a esa cría? —se jaló los cabellos por un instante.

—¡Cálmate!

—¿Qué sucede chicas? —nuestro capitán salió del gimnasio con una sonrisa plasmada en el rostro.

—Nada, nada, cosas de Anna y mías —le sonreí de regreso, era inevitable.

Anna se mordió la lengua para evitar insultar al menos indicado.

—Solo quería saber si podrían esperarnos a Sugawara, Asahi y a mí para acompañarlas a casa... —cerró las manos casi suplicando.

—No creo que eso pueda...

Anna me pellizcó.

—¡Claro que sí! Estaremos en dos horas aquí.

¿Qué le sucede? Yo debo volver en tren bala y si vuelvo demasiado tarde Iwaizumi hará muchas preguntas y se irritará conmigo cuando sepa las respuestas, le había dicho que más nunca quería saber del equipo de vóleibol y aquí estoy, acabando de disculparme con ellos.

Además, Sawamura sabe que no estoy viviendo en Miyagi ahora ¿se está haciendo el tonto?

Daichi regresó dentro del gimnasio y ambas nos quedamos allí mirándonos, yo me estaba aguantando para no matar a Moyori.

—Quiero que te quedes en mi casa hoy —me agarró de los hombros—, acabo de notar que atraes a mucho chicos guapos, además de que tienes a algunos bien prendados de ti.

Esta chica...

—¡¿De qué hablas Anna?! —me ruboricé ¿será que ella también sospecha como yo de Sawamura?

—Vamos chiquilla, debemos comer algo para pasar el rato.

—¡Me matarán!

Moyori lo que hizo fue reírse, que mujer tan cruel.

Pasamos dos horas comiendo dulces, Anna es demasiado fan del azúcar, yo la ayudé con lo que pude. Dialogamos sobre Bokuto y Akaashi y sus sospechas de quienes eran los que estaban atraídos por mí del equipo de vóley de Karasuno, más no me dijo nombres porque quería hacerse la misteriosa. Ella habló con Iwaizumi para confirmarle que de verdad me quedaría en casa de una amiga, fue muy extraño escuchar a Hajime tartamudear de asombro al escuchar a Anna por alta voz, imagino que jamás pensó que yo podría hacer amigas.

Caminamos a paso lento hacia el gimnasio, Anna se escuchaba muy emocionada y no sabía porque, a fin de cuentas solo eran los senpais que ella conocía desde antes que a mí. Pero comencé a tener mis sospechas cuando nos acercamos a aquel trío de tercero que bajaba las escaleras de la sala club riéndose de no sé qué, porque cuando Asahi estuvo cerca de nosotras y le sonrió a ella, Anna pareció estar en la luna.

—Así que tienes una debilidad por los as —le fastidié y al instante me miró con ganas de matarme—, tú también tiene cosas que contarme, senpai.

Sus ojos eran fuego puro.

—¿De qué hablan chicas? —preguntó el as de Karasuno al estar frente a nosotras.

—Sobre cosas del periódico —indicó Moyori rápido y reí por su nervioso tono.

—Quién lo diría —seguí puyando la situación, ella realmente me había jodido bastante, ahora que se aguante.

Aunque de Bokuto a Asahi era bastante drástico el tipo de personalidad. Sin embargo, si habían varios puntos que concordaban: grandes y fuertes.

Comencé a reírme.

—¡Cállate Hayashi-kun! —reí más fuerte a lo que ella se sonrojó.

Los tres de tercero nos veían entre divertidos y extrañados, cuando comenzamos a caminar hacia la salida, los demás chicos salieron de la sala club y escuché a Hinata bajar corriendo hacia nosotros. 

—¡Taruu-kun! —me abrazó tomándome por sorpresa—. ¡Perdóname, por favor!

El chiquillo había clavado su cabeza en mi costilla y me apretaba fuerte, casi dejándome sin aire.

—Está bien, Shouyou —le hablé por su nombre y subió su rostro sonrojado—, te perdono.

Que orgullo tan débil tengo, menos mal y los ibas a hacer sufrir y les ibas a dar una venganza llena de indiferencia, soy una desgracia. Podía escuchar a la yo dolida desde un rincón de mi mente insultandome.

—¡Gracias Taruu! —me soltó y saltó de alegría—. ¿Eso significa que volverás al equipo?

Apreté mis labios.

Lamentarlo no cambia las cosas.

Miré mis pies cabizbaja

—Yo...

—Hinata, debes volver a casa —habló Sawamura y le agradecí por salvarme de la situación—. Todos deben volver, nos vemos mañana.

Comenzamos a caminar y Moyori pasó una mano por mis hombros, parecía saber que necesitaba apoyo o me echaría a llorar sin ningún motivo. Escuché los pasos de los demás integrantes alejarse al lado contrario de nosotros.

Sin embargo, Tanaka pasó corriendo y le jaló el cabello a Moyori, Suga y Asahi lo regañaron pero este los ignoró y siguió de largo. Miré a Anna con el ceño fruncido, pero lo dejé pasar, había perdido el ánimo.

—¿Ya te sientes mejor? —preguntó Koushi luego del silencio que azotó nuestro camino.

—No sé de qué hablas —respondí con un leve puchero, me sentí una debilucha.

Azumane rió levemente al ver mi expresión. —Me alegra que tengas un apoyo como Anna, Hotaru-kun —Anna tembló.

Con que la llamaba sin honoríficos, cuánta confianza. ¡Aquí hay tema! Espera un momento ¿entonces porque Moyori andaba insistiendo tanto con Bokuto-san? Ay, mi Asahi, al parecer no soy la única con problemas y enredos amorosos.

—Comamos un helado para subir los ánimos —propuso Daichi acercándose al supermercado donde trabaja Shimada.

—¡Yo invito! —grité sorpresivamente, sintiendo grandes ganas de ver a Shimada.

Debía olvidar mis tristezas ahora, o no disfrutaría de este momento.

Corrí al establecimiento y lo busqué con la vista por todos los pasillos, lo vi al fondo acomodando unas cajas de comida para mascotas.

—¡Shimada-san!

—¿Taruu-kun? Qué linda ¿viniste a visitarme?

—Bueno, en realidad pasábamos por aquí y corrí a saludarte.

—¿Pasábamos?

—Hola Shimada-san —saludaron a coro los chicos detrás de mí con una aún sonrojada Anna.

—¿Cómo están chicos?

—Estamos bien —contestó Sugawara mientras sonreía como una madre orgullosa—. Asahi, haz algo bien por una vez y ve con Moyori a buscar los helados.

—¡Sí! —grité con demasiado entusiasmo—. Digo, sí, vayan juntos.

Mi senpai me mató la mirada y luego le sonrió al as con ternura.

—¡Quiero uno grande de limón! —pedí con demasiada energía haciendo reír a Shimada.

—Yo de chocolate —exigió Daichi.

—Por favor, uno pequeño de vainilla —les susurró Koushi.

Ambos desaparecieron al final del pasillo luego de asentir para cumplir con la misión.

—¿Cómo han estado los partidos de práctica? —le ayudé con una caja a Shimada mientras ignorábamos las presencias de los capitanes de Karasuno.

—Están bien, cuando puedas llama a Takinoue, no para de darle la lata a Ukai por tu ausencia.

Sonreí con lástima, yo también lo extrañaba.

—Creo que regresaré pronto —le susurré porque no quería que aquellos dos escucharan.

—Eso me alegra mucho, haré un dulce junto a Haru para tu regreso.

Haru era su hermano menor, quién estaba apasionado con la repostería.

—Estaré feliz de verlo.

—Igual él.

Seguimos hablando de trivialidades mientras Asahi nos llamó desde la caja para pagar la cuenta, me despedí sin ganas de Shimada y seguí a mis senpais con molestia, porque al final no me dejaron pagar los helados. En el camino iba enfurruñada comiéndome mi helado mientras los mayores se burlaban de mi malcriadez de vez en cuando. Una esquina antes de llegar a la casa de Moyori, vimos un parque al que decidieron entrar.

Sugawara hacía unos chistes malísimos y Asahi se sobaba la nuca un tanto avergonzado de la situación, Anna asombrosamente estuvo más callada de lo esperado y Sawamura y yo intercambiábamos misteriosas miradas. Después comencé a hacerle preguntas a todos para cambiar el ambiente, porque parecía que Sugawara era la lámpara del grupo. Todos se conocían bastante bien, este año era que Anna y Asahi no habían quedado en la misma clase que los otros dos, así que el grupo se había dividido un poco. Era realmente agradable pasar tiempo con ellos, son maduros pero divertidos cuando no hay muchos de primer año, parecían estar relajados con su comportamiento. Moyori también ayudaba en eso, que no se limitaba a decir cuánta cosa se le cruzara por la cabeza.

—Entonces Sawamura... —la malicia le brilló en los ojos a Anna, sentí ganas de orinar.

—Anna... —advirtió Sugawara, perceptivo como siempre.

—¿Desde cuándo te gusta...

Interrumpí como poseída.

—¡Asahi-san ¿puedo hacerle una pregunta romántica?!

Al instante Anna me saltó encima, comenzamos a rodar en el césped intentando taparnos la boca. La expresión de Daichi y Azumane era como si el alma se les hubiera salido, al final Koushi fue el justiciero, nos separó y nos reprendió por nuestro comportamiento, sobretodo a Anna por haber comenzado.

Al final terminamos riendo. Al estar a frente a la casa de nuestra amiga, el trío llamó nuestra atención con un carraspeo en conjunto.

—Nosotros queremos decir algunas cosas... —murmuró Asahi desviando la mirada.

—¡Con valor! —vociferó Koushi golpeando la respectiva espalda de cada amigo a su lado.

Miré a Anna confusa.

—¡Ustedes son muy importantes! —gritó Daichi sonrojado haciendo que mi corazón se acelerara.

—¡Por favor, permítannos pasar más tiempo con ustedes! —pidió Azumane haciendo una reverencia, en ese momento sentí la mano de Anna apretarse con fuerza de mi brazo.

—Lo que ellos quieren decir —suspiró Sugawara con una sonrisa avergonzada—, es que de verdad estamos muy arrepentidos contigo Hotaru, por todo el mal rato que te hemos hecho pasar y queremos que vuelvas al equipo, por favor. Y contigo Anna, que estamos muy agradecidos con tu amistad, estamos felices de tu existencia en nuestras vidas y por el hecho de asignarnos a esta futura gran reportera. Queremos que ambas se involucren en todo lo que puedan con el equipo y que pasemos este último año escolar, para la mayoría de nosotros, en unión.

Aguanté las lágrimas porque estaba harta de parecer una nenaza, pero Sugawara había calado hondo en mi corazón. Ambas nos vimos a los ojos, y pude percibir que Moyori estaba igual de conmovida, los miramos a ellos y asentimos haciéndolos sonreír.

Bajamos los escalones y nos dimos un efusivo abrazo de cinco. Quise que ese momento nunca acabara.

Nos separamos y entramos a la casa con un suspiro contenido, ellos continuaron hacia sus hogares con una sonrisa en el rostro. 

De verdad, espero no perderlos de nuevo.













N//A:
Uy, primero que nada se viene tensión adolescente.

Segundo, ¿con qué Asahi, Anna? Te lo tenías calladito, ¿ahora que piensan de Anna x Bokuto?

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