-Hey, te juro que no va a pasarme nada Charlie, te lo prometo de aquí a la luna y de vuelta al conejo.

Las luces estaban cegandolo, mantenía en sus manos una pequeña botella de cerveza mientras reía a carcajadas. La fiesta de cumpleaños de Alisson estaba llegando a su fin, había chicos durmiendo por todo el piso, globos en el techo, nubes artificiales de cigarro. Charlie era su mejor amigo, responsable y parecía querer asumir un papel de padre que no le correspondía.

-Esta bien, pero ten cuidado. - lo escucha decir antes de que le arrebate la pequeña botella casi vacía, toma las llaves de la camioneta de su padre y a tanteos logra abrir la puerta subiendo.

No tiene problemas para comenzar a conducir, saca de la guantera una cajetilla de cigarros para poder encender uno abriendo la ventana para que el aire se lleve aquel humo.

Las luces de la calle se hacen borrosas al igual que su visión, y de pronto escucha un golpe. Y todo lo que pasó después fue tan rápido que apenas se da cuenta cuando sucedió, escucha sirenas de ambulancias, gente gritando, y todo se desvaneció ante él.