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S

—¡Hope!

Seokjin recibió alterado a su amigo cuando éste apareció por el elevador que conectaba a su sala.

—Lo siento. Namjoon no respondía el teléfono. Lo siento. No sabía... No sabía a quién más recurrir —soltó cada palabra agitado. Se notaba cuán nervioso y ansioso se encontraba y sin duda su aspecto desaliñado lo delataba; desnudo de la cintura para arriba, solo cubriendo su hombría con un pantalón de chándal. Se notaba que solo se forzó a vestirse con eso para recibir al menor. En estos momentos no tenía cabeza para pensar en algo más que no fuera en su mujer.

Sin embargo, Hoseok ignoró todo eso, yendo a lo más importante.

—¿Dónde está ella? —preguntó, tirando su chaqueta en el mueble, a lo que Jin no tardó en guiarlo hasta su habitación y señalar la puerta del baño.

El de hebras rosadas pronto se acercó a la puerta, escuchando pequeños sollozos y agua salpicando por momentos. Lo primero que hizo por instinto fue intentar abrir la puerta, aunque sabía que esta no cedería, pues Lilith se había encerrado dentro. Entonces dio dos suaves toques antes de hablar.

—¿Lilith? Soy Hobi. ¿Podrías abrirme?

Silencio, eso fue lo único que obtuvo del otro lado de la puerta que los dividía. Fue entonces cuando Hoseok recién dirigió su mirada a su amigo que se encontraba casi pegado a su espalda.

—Déjame solo con ella ¿sí? La haré salir. Sea lo que sea que le haya pasado siento que no lo dirá si estás aquí, Jin. Te llamaré de ser necesario.

El castaño apretó sus puños por la impotencia de no saber qué le había ocurrido a su esposa. Aun así, asintió concediéndole esa petición al menor y se giró, saliendo del cuarto.

¿Acaso la había lastimado? ¿Acaso había dicho algo inapropiado? Por todos los infiernos. Pensó que todo estaba yendo bien. Se dedicó la tarde entera en consentirla, en hacer todo por ella para que se sintiera especial y supiera cuanto la amaba. ¿Cómo fue que terminó arruinándolo todo? ¿Qué demonios fue lo que hizo que su esposa lo viera por esos ojos cargados de dolor que lo destruyeron tanto?

—Mierda —gruñó por lo bajo, golpeando la pared al final del pasillo. Lo único que deseaba ahora era que Hoseok pudiera sacarla de allí y lograra calmarla. Algo que ninguna de sus palabras consiguió hacer.


—Bonita —susurró Hoseok, volviendo a dar suaves golpes en la puerta para no alterarla —. Estamos solos, le pedí a Jin que esperara fuera. ¿Me abrirías? Muero por darte un abrazo —agregó, dibujando una tenue sonrisa en sus labios que a cada segundo amenazaba con decaer solo por el miedo que comprimía su corazón.

Dentro del baño, Lilith se encontraba en la tira llena de agua, abrazando sus piernas como si sus propios brazos fueran el único refugio que podría llegar a tener. Las lágrimas no habían dejado de caer por su rostro en ningún momento, por más que se dijera a sí misma que estando así solo terminaría por preocupar a Seokjin. Pero cuando parecía que ya todo había pasado, el recuerdo de las palabras del castaño volvía a apuñalar su alma, destruyéndola una vez más.

Ella más que nadie era consciente de que jamás sería la mujer que Seokjin quería.

—Lili... por favor —una vez más, la voz de su amigo sonó en susurros amortiguados por la puerta, llegando por primera vez a sus oídos que hasta hace unos segundos, seguían sordos a cualquier cosa que oyera del exterior. 

—¿Ho-bi? —habló apenas, notando por primera vez lo rasposa que sonaba su voz, casi sintiendo como aquel nombre arañó su garganta al salir. Carraspeó un poco y secó rápidamente sus mejillas cuando oyó un jadeo de alivio del otro lado y un ligero golpe.

Hoseok sonrió reposando su frente en la fría madera y tomó aire para que su voz no temblara cuando volvió a hablar.

—Lili, ábreme.

—Seokjin...

—Él no está aquí —afirmó cuando sintió el miedo danzar por las cuerdas vocales de la pelirroja —. Ábreme, bonita. Déjame abrazarte.

Los ojos de la mujer volvieron a humedecerse, mas solo sorbió la mucosidad en su nariz y salió de la tira, envolviéndose con su albornoz. Hoseok contuvo la respiración por unos segundos cuando oyó el agua danzar una vez más. Sin darse cuenta, no se permitió respirar hasta que sintió el seguro de la puerta ser quitado. No perdió tiempo en tirar de esta hacia afuera para ver a la pelirroja envuelta una vez más en sus brazos como si quisiera darse calor.

Sin importarle llegar a mojarse un poco, envolvió a Lilith en sus brazos, apretándola con fuerza contra su pecho, dejando que ocultara su rostro en la curvatura de su hombro y cuello. Ella temblaba, y no solo de frío.

—Ya todo está bien, Lili bonita —susurró y besó sus cabellos húmedos, sintiendo como la contraria se abrazaba más a su cuerpo.

Con pasos lentos, retrocedió hasta la cama hasta sentarse en ella y atraer a Lilith hasta sus piernas. No quería dejarla ir ni un solo segundo, no cuando ella parecía más frágil de lo que la había llegado a ver alguna vez en sus tantos años de amistad y amor unilateral.

Sonrió y se regañó mentalmente por ser un idiota al estar disfrutando de la cercanía de la pelirroja. Pero es que, por primera vez en tanto tiempo era él en quien se apoyaba, era él quien la sostenía en sus brazos para consolarla y no únicamente Namjoon.

Namjoon...

Después debería de agradecerle a ese tonto por no haber respondido el teléfono cuando Seokjin lo llamó primero a él. Por un segundo llegó a pensar en tampoco responder mientras ambos se besaban, pero su lado racional le advirtió que podría ser algo importante. Seokjin no los llamaría a ambos a las dos de la madrugada por nada. Y lo confirmó cuando, alterado, su amigo le suplicó que lo ayudara. Lilith se había alterado y terminó por encerrarse en el baño. Ella jamás había atentado contra su vida, pero Seokjin temió lo peor cuando oyó el agua de la bañera correr.

—¿Qué fue lo que ocurrió? —habló Hoseok, minutos después, cuando la pelirroja pareció al fin calmarse con las cortas caricias que él dejaba en su espalda por sobre la esponjosa bata.

Pero incluso sintiendo la calma que el hombre de hebras rosadas le transmitía, Lilith no respondió. Parecía no querer hacerlo, no querer recordar todo aquello que le causaba tanto dolor y solo despertaba ese nudo en su garganta y las ganas inmensas de volver a llorar. Hoseok pareció entender la indirecta cuando ella solo se apretó más a su pecho, así que solo la abrazó y volvió a besar sus cabellos.

—Lilith...

Sin embargo, esa paz momentánea que los rodeaba se rompió cuando Jin apareció en el umbral de la puerta.

Una vez más, el cuerpo de la pelirroja tembló haciendo que por inercia el otro la abrazara más y su esposo sintiera la necesidad de retroceder sobre sus pasos. Ante sus ojos, ella se venía tan frágil, tan... rota.

—Me la llevaré —habló repentinamente Hoseok, no pudiendo ver ni un segundo más a la mujer que amaba en ese estado.

—¿Qué...? No —negó Jin y avanzó dentro del cuarto —, no es necesario, Hope. Yo... yo me encargaré de-

—Jin —lo llamó viéndolo serio —. La única que importa ahora es Lilith y ella no parece poder calmarse en tu presencia —esas palabras sin duda le dolieron al mayor —. Déjame llevarla a casa.

—No, yo me iré —habló entonces Seokjin, viendo con tristeza el cuerpo tembloroso de su esposa.

Hoseok negó.

—No seas tonto. Son casi las tres de la madrugada. ¿A dónde irás a estas horas? Me la llevaré a casa, tú quédate aquí y trata de descansar. Solo ayúdame a buscarle ropa cómoda para que se vista.

A duras penas, el castaño terminó por aceptar y pronto caminó hasta el armario por ropa interior, una remera holgada, unos pantalones de chándal y una sudadera para que Lilith no pasara frío en el camino.

—No dejes que vaya a trabajar mañana. Quiero que descanse y por lo que más quieras, avísame si algo ocurre, Hope. Sabes que iré. —ordenó Jin, mientras que con manos temblorosas le pasaba las prendas a su amigo, quien ayudó a la pelirroja a llegar hasta el baño donde se vistió rápidamente.

—Hobi —susurró el mayor cuando al fin quedaron solos —por favor, cuídala mucho y... dile que lo siento, sea lo que sea que haya dicho o hecho —agregó, sintiendo su voz a punto de romperse.

El de hebras rosadas no pudo evitar sonreír y abrazar a su amigo. Jin podía ser un grandísimo idiota a veces, pero sabía que amaba a esa mujer tanto como él lo hacía.

—La cuidaré con mi vida —respondió, dando unas palmadas en su espalda desnuda —. Prometo que te llamaré en cuanto ella se sienta mejor y logre hacerla descansar un poco.

Jin asintió y secó rápidamente las fugitivas lágrimas de su rostro cuando oyó la puerta del baño ser abierta. Lilith en ningún momento quiso conectar su mirada con la de él y eso le dolió como el infierno.

—Vamos —le habló Hoseok a ella, tendiéndole una mano que no tardó en ser aceptada.

Lo único que ella deseaba era salir de allí. Al menos por esa noche, no quería ver a Seokjin, no podía enfrentar su mirada después de lo tonta que se sentía por cómo había caído presa de sus nervios.

—Lilith —la llamó Seokjin antes de que ambos se subieran al ascensor, una vez llegaron a la sala. Ella detuvo sus pasos, prestándole atención, mas no se giró para darle una última mirada —. Te amo. Pase lo que pase no olvides que te amo —finalizó, sintiendo sus palabras temblar por el miedo. Miedo a perderla.

Ella también quiso decirle esas mismas palabras, sin embargo, por primera vez en los años que llevaban de casados, no había podido. 

Feliz Año Nuevo, Niwer's 😚❤
Les deseo lo mejor en este 2019 y muchas lindas oportunidades para crecer, seguir avanzando y ser felices~

Nina Glastor 💜

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