99
Jimin bajó las escaleras como si nada hubiera pasado. Como si no hubiera tenido un pequeño problema justo ahí cuando vio la foto de su esposo. Esa foto que lo hizo imaginar… cosas.
Caminó hacia la cocina encontrándose a Jungkook de espaldas, sin playera y con su pantalón de pijama. Se sentó en el taburete en silencio, sobre la encimera había un plato con tostadas y mermelada; y una taza de café.
Pronto, Jungkook se sentó a su lado. Intentando no reír sobre la conversación que tuvieron hace unos minutos.
—¿Qué es? —preguntó Jimin, curioso por saber qué era ese paquete envuelto que estaba al lado de ellos.
Jungkook deslizó la pequeña caja hacia él.
—Un regalo para mi esposo.
—¿Para mí?
—¿Tengo otro acaso?
Jimin mordió su labio y tomó ansioso la caja, parecía un niño abriendo el juguete que tanto quería. Quitó todo el envoltorio de un solo tirón.
Jungkook sonrió.
—No puede ser.
—Recordé que dijiste que quería una waflera y te he comprado una como regalo de bodas —dijo soltando una risilla—. ¿Te gusta?
Jimin asintió, claro que le gustaba. Jungkook recordó ese simple detalle, una simple waflera, algo insignificante quizá. Pero hizo que su corazón latiera a mil.
Aún así, por más feliz que esté, él también recordó un detalle más.
—Entonces… ¿Eso significa que también me contarás sobre tu pasado?
—No dejarás el tema de lado, ¿Cierto?
—Nop. Tú conoces mi historia y yo quiero conocer la tuya —Jimin lo miró a los ojos y luego bajó un poco la voz—. Mmm… Me lo prometiste, ¿cumplirás tu promesa?
Jungkook lo observó por unos segundos más y dejó su taza de café para volverse hacia él.
—De acuerdo, pero no esperes tantos detalles. No se me da bien contar historias.
Jimin sonrió y asintió. Ahora sabría más sobre Jeon Jungkook.
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