Doce
Abrió sus ojos, pensando que todo aquello que un sueño, se giró para ver el hueco vacío de su cama.
Pasó la mano por esa superficie arrugada por el desastre que hizo en su sueño, sus ojos se fijaron en la cámara donde seguramente sus amigos lo estarían mirando, por lo que hizo con sus dedos el gesto de la V a modo de saludo.
Se levantó y encaró para el baño , debería quedar presentable para sus amigos.
Mientras caminaba notó que la puerta estaba entreabierta, en el espejo se veía una figura familiar.
Juraba que se había despertado y que no lo estaba soñando.
No podía ser, era él.
El chico de sus sueños estaba allí bañándose.
El otro que estaba metido en el baño, levantó su cabeza y vio a Wonwoo pálido del susto, como si estuviera viendo a un fantasma cuando en realidad era un demonio.
─ Buenos días podrías decir. Lástima por tus amigos, ellos no tendrán buenos días, ya que fueron los primeros en ver todo lo que hicimos anoche.
El dueño se casa pestañeo sin creerlo , parecía estar otra vez en el sueño.
─Mingyu, ¿cómo mierda te metes en mis sueños?
─No, bebé, no son sueños. Es toda una realidad. Yo entro por las ventanas, chasqueó los dedos y puedo aparecer en cualquier lado de la casa o sacarte toda la ropa. Puedo hacer cualquier cosa y hacerte las cosas que quieras.
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