«—La verdadera sabiduría, mi querida Julietta, no consiste en reprimir los vicios, porque siendo los vicios casi la única felicidad de nuestra vida, seria un verdugo de sí mismo el que quisiera reprimirlos. —cerro el libro tras dirigir su mirada hacía mi— No hay tal cosa como el destino. ¿Sabes? Llanto, ira, esperanza, el sobrevalorado sentimiento llamado amor, aquel poder tan grande como el de la irracionalidad que se mueve dentro de nosotros. Lo "nuestro" es un sentimiento más placentero que la pasión desbordándose por sobre la piel. No puedes oponerte a esto ¿Lo entiendes verdad? El vinculo que nos mantiene unidos. Así que esta noche, disculpa mi osadía, pero quiero tenerte en mi cama y oírte gemir mi nombre una vez más Julietta mía, mi querido Yusei.

Esto solo era el mundano acto de autocontrol para no perdernos a nosotros mismo ¿No?»