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Capitulo 4

Las chicas y yo seguimos observando la caja atónitas y con miedo absoluto impregnado en nuestros rostros, sin poder creerlo, apenas procesando la situación, aún no sabía que hacer con lo que estaba pasándome, tal vez era una equivocación, pero eso no pasaba, las equivocaciones no existen.

Dejo salir una lágrima.

Ahora nos encontrábamos en mi habitación, encerradas, no queríamos que nadie nos escuchara, en especial que nos vieran en ese estado.

Estaba sentada en uno de mis sillones sin dejar de morderme las uñas, esto sólo lo hacía cuando me sentía angustiada, la ansiedad me estaba consumiendo.

—Te arruinarás la manicura.—emite Lizzy en un susurro de reprensión.

Eso provoca que me moleste, repentinamente.

—Eso es lo de menso ahora Lizzy.

—¿Quien mandaría algo como eso? Es horrible. Es un horrible regalo.—Emma estaba aún temblorosa.

—Puede que sea una broma de Cinner.—emite no muy convencida Lizzy, a la vez que no dejaba de tomar su vino, cosa que era muy normal de ella, todas sabíamos que tenía problemas con el licor.

-No creo que esto sea una broma.-responde convencida.—Esto no es una maldita broma.—se le notaba que estaba igual o más nerviosa que yo.

—¿Porque?

Esta vez pregunto, pensando mejor las cosas, esto no tenía sentido, Lizzy parece también pensarlo.

—Cinner no sabía que este tipo de flores eran la preferidas de Alena, recuerden que ella dijo que todas le desagradaban menos estás.—apunta a las delicadas flores encima de mi escritorio las cuales no volví a ver, ¿De quien era esa sangre? De solo pensarlo me dio escalofríos.

Si Alena poseía una alergia a las flores y a todo lo derivado a ellas, pero menos a esas algo extraño pero verdadero.

—Esa noche ella no nos acompañó.—formuló yo recordando lo que había pasado esa última vez. Lo recordaba por qué eso había pasado mucho antes del incidente.

Alena no era de las personas que fuera sincera, pero cuando lo hacía, estaba en estado de ebriedad.
Era la única forma de que ella hablara mas sobre su vida privada, la cual era un misterio, aún lo sigue siendo.
Había tenido problemas lo sé por qué ella lo decía de vez en cuando. Pero ella quería terminar su instituto, quería tener una vida feliz. Ella tenía metas, quería formar una familia. Pero eso nunca sucederá.
Lamentablemente eso nunca podrá pasar. No podría lograr ninguno de sus sueños, ya nunca podrían hacerse realidad.
Dejo caer una lagrima, pensar en eso me hacía sentir miserable, si sólo la hubiera ayudado, todo fuera tan diferente. Ella estuviera aquí, solo si tal vez... hubiera sido una buena amiga.

El dolor me quemaba por dentro como una muerte lenta y dolorosamente.

—Estamos en problemas.—sisea Emma sacándome de mis pensamientos.—¿Quien pudo haber mandado esto? Y ¿por qué motivo?

—Alguien nos estará vigilando.—contesta con paranoia Lizzy.

Algunas veces exageraba si, pero tal vez ella tenía razón y si había alguien ahí afuera y nos estaba observando.

Eso no me gusto. No me gusto nada.

—Alguien sabe lo qué pasó esa noche.—me encuentro preguntado yo en un murmullo débil, Emma estaba junto a Lizzy la cual no paraban de dar vueltas en mi habitación.—Y si esa persona ¿Nos ayuda a...?

—Ayudarnos ¿En que Halsey? Ya no hay nada. Debemos de hablar con Cinner.—Emma es quien me responde abruptamente.

—Y tú.—me señala mi Lizzy.—Es hora de que retomes tus pastillas.

Las había olvidado, no sé exactamente desde cuando deje de tomarlas, pero seguro se me notaba, estaba siendo muy imprudente al no tomármelas.
Pero no las creía necesarias, no cuando me sentía bien. Porque lo estaba. Me siento bien a pesar de todo.

—No quiero que estés mal.—me dice tomando mi rostro para que la observara.—Halsey, todo estará bien esto se resolverá.—sisea ella sonriéndome.

Lizzy siempre me lo decía y, de alguna manera eso me tranquilizaba.

Porque yo misma pensaba que no podía controlarme, no en estas situaciones de estrés.

—Estaré bien.—me alejo de ella bruscamente.—No necesito que te preocupes.

No parecía molestarle mi actitud, en vez de eso sale de mi habitación para contactar a Cinner.

Me deja con la compañía de Emma quien estaba lo más alejada, estaba cerca de la ventana la que daba hacia el jardín delantero, ella estaba observando el cielo y la luna resplandeciente.

Fue una bonita noche o lo poco que duró.

—Nunca te pregunte que estabas haciendo cuando todo el caos pasó.—pregunte.

Ella tarda en contestarme, pareciera cansada de todo.

—No hay más que saber Halsey. Alena se suicido se ha ido.—deja salir un suspiro.—Eso es lo que paso.

Cada vez que decían eso, se me revolvía mi estómago, al igual que mis pensamientos. Ella no era así desde que la conocí ella amaba su vida, o eso creíamos.
Ella no pensaba en la muerte, ella no quería morir, tenía tanto que...

Se le notaba que no le agradaba hablar del tema, pero bueno así es Emma.

—Pero ¿Eso como lo sabes?—pregunto queriendo saber más mi instinto era así e inevitablemente lo podría parar.—Recuerdas todo de esa noche? Me gustaría saberlo.—le tomo las manos observándola fijamente.—Necesito recordar. Ayúdame en eso Emma.

—Halsey, ella no estaba bien.—me suelta frustrada.—Su vida no era tan fácil como lo aparentaba o creíamos. No quería seguir así y por eso hizo lo que hizo. Olvídalo ya paso mucho tiempo.

Pero no el sufrimiento, eso lo podíamos haber evitado, de alguna manera.

—No creo que fuera la persona que se mataría... Ella no era así.

—A veces sólo vemos lo que las personas quieren que veamos. Eso es lo que pasó con ella. No la conocimos realmente. Ella tomó su decisión, nosotras no somos responsables de su acto. No mereces pensar mas en eso. Halsey no busques en el pasado, por tu bien.

Pero si no lo hacia esto me estaria matando lentamente.

No creía en lo que me decía.
Ahora más que nunca no se a quien creerle.

***

Al día siguiente las chicas y yo habíamos quedado en reunirnos en casa de Lizzy ya que por obvias razones no iríamos a la de Cinner.

Su madre es una loca total del orden.

Es una mujer divorciada y con un genio poco amistoso, no le agrada nuestra presencia, porque nosotras representábamos todo lo que ella repudia.
Al llegar bajo rápido y entró a la casa, la ama de llaves me reconoce desde siempre y me deja pasar ellas ya se encontraban en el estudio.

Hoy nos tocaba hacer unos trabajos que teníamos pendientes, omitiendo a Lizzy ella era la puntual y tenía la mayoría de ellos, solo nos ayudaría a mi junto con las chicas.

Estaba leyendo pero nada de eso que leía se me quedaba en mi mente, esto no estaba funcionando.

Emma lo noto, me sonrió al apretarme la mano y después seguir escribiendo, sabían que no era fácil para mi, no cuando me comportaba de esta manera.

*
—Halsey yo siempre estare aqui, lamento todo esto hermosa.

—Si realmente lo lamentas, ¿Porque lo hiciste?

—Tenia que hacerlo, cariño por tu bien, por nuestro futuro.

*

Los vagos recuerdos son crueles, se me escapa una lagrima. Ya no sabia si era recuerdo o una fantasia mia, pero esa voz, ¿A quien pertenecia?

—No puedo estar así de tranquila, necesito salir.—sisea Cinner dejando de los libros de lado, estaba ansiosa y seguía preocupada por lo de anoche.

Yo también lo estaba, no era para menos, no cuando eso significaba algo.

Se levanta y toma un cigarro de su mochila.

—Ya sabes que aquí no puedes fumar.—le advierte Lizzy deteniéndola, esta pone los ojos en blanco, con obvio fastidio.

—Debes terminar esto, tus notas no son lo mejor.—le entrega de nuevo los libros de química.—Solo pasa las actividades y terminarás.—le ordena, si ella quería seguir en el equipo debía de tener un promedio bueno.—¿No es demasiado facil?

Ella renegando los toma y se vuelve a sentar en el suelo de la sala, sin ninguna otra opción.

Yo prendo mi portátil para seguir con unas investigaciones, cuando de repente veo que me ha llegado un mensaje de texto a mi celular.

Lo abrí y veo que es de Dominik.

Que te parece si quedamos hoy en mi casa, para realizar el proyecto, mi madre a preparado algunos postres.

—¡Como pude olvidarlo!—exclamé en voz alta avergonzada.

Cosa que a las chicas les saco de sus deberes, observándome confundidas.

Tomo mis cosas apuradamente y las meto en mi mochila.

—¿Que pasa?—pregunta, Lizzy.

—Nada si, sólo que tengo que ir a donde Dominik a realizar el proyecto de Biología, el me pidió que fuera su compañera.

—¿Lo harás con él?.—sisea Emma, ella iba en la misma clase conmigo, pero ella también ya tenía pareja, obvio con su novio Daniel.—Que suerte, seguro si pasarás la materia es el mejor en la clase.

—Puede, aún no lo sé.—contestó rápido.

Tomo mis cosas y mi bolso apresuradamente.

—Me voy chicas, necesito pasar antes por algunas cosas en mi casa.

—Quieres que te acompañe.—se ofrece Lizzy.

Conocía la casa y como no conocerla cuando la madre de Dominik es la mujer de su padre, anteriormente ya habíamos ido por fiestas que organizaba él.

Niego ante su propuesta.

—Así está bien, adiós chicas.—beso en la mejilla a todas y salgo de ahí.

Le llamo a mi madre, para que pase por mi pero esta no me contesta, no me sorprendía ¿Que podría hacer a estas horas? Se suponía que hoy no trabajaba.

Como si me fuera a contestar.

Seguro está en algún spa o con sus amigas

Optó por llamar a un taxi es lo más rápido y seguro.

El cual no tardo mucho en llegar.

***

Recordaba la casa residencial de su amigo, era muy hermosa y grande, tenía un bello jardín con diferentes flores con una fuente muy moderna que caía de un lateral de la casa.

Era tal como la recordaba, cuando venía junto a Thiago y él.
Lo conocíamos desde hace mucho tiempo, el es muy amigo de Thiago.
Dominik, estaba esperando en la entrada.

Le sonrió.

—Perdón por tardarme.—me disculpo, mientras lo saludo.

—No hay problema, pasa.—cortésmente me ayuda con mi bolsa.

La cual si pesaba.

No tardamos mucho en hacerlo, el era un buen estudiante y yo solo trate de seguirle el paso, al terminar me había quedado a cenar con él y su madre Sandra, quien era muy buena en la cocina aparte de ser una diseñadora de casas muy reconocida por toda la ciudad.

—De verdad, gracias por la cena estuvo muy deliciosa.—siseo al mismo tiempo que me levanto, era tarde.

Pero valió la pena, habíamos terminado todo y más con la ayuda de él, porque se que yo no lo fui mucho trataba de concentrarme pero no podía hacerlo.

—Son buenos momentos los que pasamos aquí, lo recuerdas, cuando Alena aún estaba viva.—borro la sonrisa en cuanto la menciona.—Pobre chica.

Trato de simular mi incomodidad, pero el lo nota.

—Lo siento, no fue intencional.—se disculpa.—Es solo que yo también la extraño.

Lo sabía, a él le gustaba más nunca se lo dijo.

—Creo que debo irme ya es tarde.—emito atropelladamente.—Dale las gracias a tu mamá por la cena.—asiente.

Me acompaña hasta la salida.

Thiago había dicho que pasaría por mi me había preguntado en donde estaba y le había pedido si podía llevarme a mi casa.

El por supuesto accedió.

No tardo en llegar, se lo agradecí internamente.

—¿Como estuvo su trabajo? ¿Lo terminaron?—pregunta.

Asentí.

—Si eso ya está, y tú ¿Cómo estuvo tu entrenamiento?—quería hablar de otro tema.

—Bien. Pero Halsey, extraño verte ahí, cuando estabas dándome ánimos, sabes que eres muy importante para mi y tambien quiero que estés bien. Pero tal vez podrias ir, me gustaria que lo hicieras.—pide.

—Estoy bien.—le aseguro sonriéndole.

No había estado viendo sus entrenamientos porque me agobiaban sus compañeros y público.

—No lo estas, ¿Acaso piensas que no lo noto?

—¿Que cosa?

—Halsey por dios, no te vez bien mi niña, dejaste de comer estas mas palida de lo normal. ¿Dime que pasa? Dimelo porque quiero cambiar eso, verte feliz sana. No ver esta persona en que te has convertido.

Todas sus palabras hacen eco en mi mente, resonando en lo profundo de mi ser, no, no estaba bien, eso ya lo sabía; pero debia estarlo, ¿No? Pero aún no podía, ¿Como dejar de fingir estabilidad cuando estaba al borde del precipicio?
Lloro y dejo salir el dolor que se acomula en mi pecho, el me abraza tratando de tranquilizarme, como si me fuera a hacer algún daño. Thiago era demasiado para mi, era mi mejor amigo el que siempre estuvo para mí, pero ahora si amiga no estaba, la persona que tanto me habla se ha convertido en un fantasma.

—Bonita.—sisea.—Ya no llores mañana te arrepentirás.—bromea.

Me rio. Claro que el tenía razón. Me seco las lagrimas con el pañuelo que me ofrecia, el cual tomo, no quería que mis padres me vieran en ese estado.

—No queria hacerte llorar. Solo que odio verte así y no poder hacer nada para ayudarte.

—No es tu culpa, para el proximo estare contigo Thiago.—le prometo tratando de ser entusiasta.

El asiente sonriente, tratando de que no note su dolor.

Al llegar a casa, bajo no sin antes despedirme de él.
Veo por un instante a la casa de enfrente y me sorprendo de lo bonita que se ve antes era una casa muy vieja y abandonada, ahora parecía viva elegante y moderna. Ahora no se sentía tan solo por aquí. Pues había movimiento.
Camino tras el jardín hasta llegar a la puerta la cual abro, ya adentro dejo mi saco en el perchero, aquí adentro no se sentía lo frío de afuera.
Me estaba por dirigir a la cocina por un vaso de agua cuando veo a mi hermana Recce en el Living.

Aún estaba despierta.

—¿Que haces aquí? Y Rebecca. ¿No ha llegado?.—le pregunto sentándome a su lado, pensaba que me ignoraría pero no fue así.

Estaba de humor.

—Está arriba en su habitación, mi papá y ella se han disgustado.—comenta con dolor.—Lo hicieron peor que la vez pasada.

A mi tampoco me gustaba cuando ellos dos discutían.

—Así son ellos, no puedes tener el control de todo, Recce, tú eres una buena hija.

No contesta pues parece meditarlo.

—No estoy segura de ser una buena hija.—dijo al cabo de un rato.

Le abrazo y ella comienza llorar, era muy frágil era muy pequeña y necesitaba ser amaba pero nosotras no teníamos eso. La familia Russell es de sangre fría, todos los miembros de la familia tenían esa actitud tan poco demostrativa de afecto, algo que con el tiempo me acostumbre, a decir eso y no me importa, por ahora eso estaba a mi favor, a excepción de mi madre, ella si me asfixia. Recce no, ella si necesitaba el amor de una familia, una madre ausente y un padre ocupado nunca será una buena situación.
Nuestros padres no sabían cómo lidiar con sus hijas y nosotras con ellos, cada uno tenía un rol aquí, menos el de ser una familia normal.

—Yo tampoco lo soy.—conteste.—Pero hago lo que puedo Recce. Hago lo que puedo.








Gracias por leerme y dejar sus lindos mensajes, los aprecio mucho. 🤍

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