𝐋𝐔𝐍𝐀
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A veces, cuando todo parece ir mal, es solo el comienzo de algo mejor que está por llegar.
La ciudad subterránea de Zaun, un lugar sombrío y peligroso que vive bajo las sombras de la ciudad de Piltover, una maravilla soñada donde todos los que viven abajo desean algún día poder habituar. Zaun, repleto de contaminación y maquinaria pesada, es un recordatorio de la desigualdad social y económica, el perfecto marcador para definir a la gente que carece de dinero y a los que les sobra de más.
Pocos logran el objetivo de salir y comenzar una nueva vida sobre lujos y riquezas, ya que, nada es imposible en la ciudad del progreso, o al menos eso es lo que dicen. Aunque la gente siempre lo intente, no hay escapatoria de aquella ciudad al borde de la decadencia, las clases sociales siempre han sido vistas por un hilo altamente visible, que por más intentes cortarlo, siempre se mantendrá resistente.
Marietta, una niña que desde su corta edad tenía una idea bastante conformista de lo que la definía como ciudadana, no creía que se trataba simplemente de valores, sino a base de dinero y el estilo de vida que llevaban todos allí, como al ser una comunidad miserable, los que portaban la capital les era muy fácil el hecho de deslindar a los más necesitados.
Aunque en Zaun existiera toda necesidad económica, no faltaba aquellas personas que te escupían en la cara por tener una mínima diferencia de cosas que tú no tenías.
━ ¿No haz visto lo desnutrida que estás? Si yo fuera tu, me vendería para que me cayera algo en el estómago y no verme así de jodida. ━ un grupo de chicos rodeaba a la niña de 11 años.
━ Supongo que a tus padres no les interesas lo suficiente, porque, mírate, estás hecha en los huesos. ━ una chica se agacho para tomar uno de los muy delgados brazos de Marietta, burlándose de su diminuta figura debido a la falta de alimento.
━ Eso no es cierto. ━ hablo con cierta dificultad.
━ A ellos no les importas, seguramente están pensando en dejarte morir lentamente para que ellos puedan disfrutar sin ti, maldito fenómeno. ━ se acercó a la altura de la más pequeña una chica, Viora, era por así decirlo la jefa del grupo de adolescentes.
Marietta intento responder, pero las palabras no salieron al sentir algo pesado en su boca.
━ Si sigues hablando te haremos comer un plato completo. ━ una gran cantidad de lodo se encontraba en la boca de la pequeña gracias a la contraria.
Todos los demás soltaban carcajadas y burlas. Viora cada vez apretaba con vigor su boca debido al esfuerzo que hacía para deslindarse, cada vez con más brusquedad para que el lodo no saliese de la boca de la menor.
Quito su mano al percibir como Marietta regresaba todo lo que había ingerido de lodo en su interior.
━ Pensé que estarías acostumbrada a comer toda esa mierda, de todos modos, eso es de lo que se alimentan los animales, ¿o no, cerdita? ━ todos imitaron el sonido de cerdos. Por más que vieran que la niña vomitara ferozmente, ellos cada vez aumentaban los abucheos.
Cuando ya no pudo más, cayó desvanecida al suelo enlodado, fue ahí que todos abandonaron el lugar, dejándola sola.
Para Marietta, se convirtió en su rutina diaria, que sí tenía suerte, lograba esconderse antes de que la agarraran para hacer sus burlas colectivas. No sabía la verdadera razón del comienzo del repudio que le tenían a la menor, la única excusa que sujetaban, era por su heterocromia, por más que fuera una razón tonta. Sin embargo, las distorsionadas ideas del grupo, siempre iban directas a ella.
Tardo unos largos minutos en poder volver a recuperar la cordura y caminar devuelta a lo que era su pequeño hogar. Sabía que no podía volver así como sí nada, iban a ver su extremada palidez y preguntarían el por qué de su estado, así que, prefirió esperar un poco más.
Se dirigió hasta las aguas fluviales de Zaun, quizás el lugar no tenía las características más llamativas, pues el olor era fétido y el agua no estaba lo más limpia que digamos, no obstante, el lugar en su mayor parte del tiempo se encontraba solo.
No tardo mucho en llegar a la dirección.
Se acomodó velozmente en su lugar ❝ preferido❞, ocultando su cabeza en sus piernas para comenzar a llorar, cosa que sucedía día a día.
Cada 24 horas que pasaban, mostraban una nueva técnica de tortura para Marietta, cada vez peor que la anterior.
El sabor a lodo seguía presente en su boca, rezaba que no hubiese heces en toda la cantidad de mezcla con agua y tierra que tragó.
Quería gritar con todas sus fuerzas, pero se limitó a llorar en silencio.
Estaba asustada, creía capaces al grupo de adolescentes de hacerle hasta lo imposible, llegar al punto de desvivirla por completo.
Intentaba de todo para no salir de su casa y quedarse encerrada de por vida, más tenía responsabilidades que hacer.
Marietta trabajaba en hacer limpieza de un burdel cercas de su casa.
La familia de la pequeña, si podría clasificarse, era de las familias más pobres que pudiera haber en Zaun, carecían tanto de bienes que a veces no llegaban a comer por 3 días, así que, Marietta desde los 10 años, buscaba trabajos distintos para poder ganar lo ❝ mínimo❞ de dinero para solventar a su familia.
Continuó llorando hasta que el sonido de un metal pequeño sonó frente a sus pies.
Levantó la cabeza, encontrándose con un pequeño engranaje, lo tomó sutilmente aún por la temblorina de su cuerpo. Giro a ver a su al rededor tratando de descubrir la repentina aparición de dicho objeto; lo único que encontró fue a un chico desparramado en el suelo.
Se levanto y camino rápidamente a el para asegurarse de su estado.
Cuando estuvo lo suficientemente cercas, lo analizó con la mirada para asegurar que todo estuviese bien.
El niño se paró con un poco de dificultad, ahí Marietta vio el porque la caída del niño, pues este usaba un bastón de soporte. El mismo se le quedó viendo tímidamente a Marietta, moría de la vergüenza por su descenso inesperado.
━ ¿Es tuyo? ━ preguntó Marietta mostrándole la pieza. El niño tardo en asentir. Ella se la acercó, aceptándola algo desconfiado. ━ ¿Qué fue lo que se te cayo?
El desconocido parecía no saber que decir, solo se le quedaba viendo fijamente a los ojos, incomodando a Marietta.
Camino unos pasos atrás, dejándola. Ya iba a retirarse pero no se esperaba que el chico viniera con algo en manos. Un barco robótico.
━ Que bonito, ¿de donde lo sacaste? ━ preguntó interesada.
━ Yo lo construí. ━ murmuró el contrario.
━ ¡Eso es increíble! ━ exclamó Marietta. ━ ¿puedo verlo? ━ el asintió nuevamente.
Marietta tomó el barco como si fuera la reliquia más preciada que existiese. Sentía impresión que un niño estuviera igual de interesado en la ciencia como ella.
Analizó cada detalle del mismo, parecía ser realizado por un inventor profesional, no podía creerse que un niño elaborara tal barco. Sonrió levemente, devolviéndole aquel pequeño método de transporte.
━ Deberías ser inventor de grande, de por sí, ya eres un genio, no cualquiera tiene las habilidades de construir algo así.
━ Solo lo hago por entretenimiento. ━ contestó tímidamente.
━ Puedes hacer más que eso, tienes la posibilidad de ayudar a mucha gente si te lo propones. El barco es un gran ejemplo de lo capaz que puedes llegar a ser. ━ el chico sin saber que decir, solo sintió sus mejillas calentarse. Marietta quiso retractarse, estaba hablando de más. ━ Disculpa, no quería incomodarte...
━ No es eso. Es que, nunca nadie había elogiado tanto las cosas que he realizado. ━ buscó curiosamente la mirada de la contraria.
Marietta no respondió, sabía que el joven llevaba tiempo mirándola fijamente, lo peculiar de la situación era que, a diferencia de otros, no experimentaba la misma sensación de ser acechada por los demás, había una sensación de calma.
━ Heterocromía. ━ el parecía no entender. ━ Es una variación física, por eso el color de mi ojo es ligeramente distinto al otro. Mucha gente cree que es contagiosa y que, si los toco, se van a contagiar de la roña.
━ Eso es ridículo. A mi parecer, tus ojos son como dos gemas, brillan mucho y su color se asemeja al de un bosque. Aquí no hay muchas plantas que apreciar. ━ sonrió, buscando transmitir confianza con sus palabras, asegurándole que lo decía con total sinceridad. ━ Yo me veo en la necesidad de usar esto, ━ dijo, moviendo ligeramente su bastón ━ he aceptado que tendré que vivir con el, más no me desanima para seguir adelante. Si lo miras por este lado, los dos somos bichos raros. ━ la fémina no pudo contener la risa por su comentario, seguida pronto por el chico.
━ Soy Marietta. ━ se presentó ofreciéndole su mano.
━ Viktor ━ dijo aceptando tal gesto.
Quedaron unos segundos más con las manos unidas, sin percatarse de la conexión hasta que el sudor comenzó a humedecer sus manos, forzándolos a soltarse de inmediato.
━ Tengo que irme, ━ hablo Marietta. ━ puedes acompañarme, si gustas, claro. ━ dijo, Viktor aceptó.
Se dirigieron a paso lento hasta dejar atrás las aguas fluviales.
El trayecto transcurría en completo silencio. Ninguno de los dos tenía claro sobre qué conversar ni cómo interactuar. Marietta, por su parte, solo pensaba en evitar cruzarse con los malhechores. Sabía que, si se encontraban con Viktor, harían todo lo posible por hacerle la existencia insoportable, tal como hicieron con ella. La diferencia era que ella haría lo que fuera para impedirlo. Viktor, a sus ojos, era un joven de una ternura notable; su mirada transmitía una sensación de pureza y dulzura, o al menos eso intuía.
Deseaba convertirse en su amiga. Viktor le había caído tan bien que sería un error dejar pasar la oportunidad de hablar aunque fuera unos minutos antes de que cada uno regresara a su casa.
━ ¿Cuántos años tienes?
━ 13 años.
━ Eres mucho más viejo de lo que pensaba. ━ bromeó Marietta. ━ Yo tengo 11.
━ Solo son dos años, tampoco es tanta la diferencia.
Conversaron un rato más, hasta que se vieron obligados a interrumpir la conversación al llegar al hogar de la joven. Decidieron reunirse nuevamente en las mismas aguas fluviales para reparar el barco. Viktor se despidió de ella penosamente y abandonó el lugar.
Marietta estaba más que contenta, aún no sabía si Viktor y ella se habían vuelto amigos, pero acercarse y charlar con el, fue una de las mejores cosas que le sucedieron en el día.
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