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la fuerza de la tenacidad ¹


❝ Hay algo maravilloso en la persistencia, en seguir adelante, aunque el mundo se empeñe en mostrarte que todo está perdido. ❞.


Lo que más anhelaba Marietta al terminar su jornada laboral era buscar a Viktor, para compartirle cualquier detalle de su día. No importaba si se trataba de algo insignificante o importante, siempre disfrutaba ponerle al tanto de todo lo que ocurría en el lugar. Para ella, esas pequeñas charlas eran su forma de escapar de la rutina, de conectar con alguien que realmente entendía sus palabras sin necesidad de explicaciones complicadas.

Marietta sabía que Viktor no era como los demás niños, que su forma de ver el mundo era única, un tanto distante, pero también más profunda. No necesitaba rodearse de palabras rimbombantes o gestos grandiosos. A veces, solo una mirada suya era suficiente para que Marietta sintiera que no estaba sola en su propio caos.

Se dirigió al lugar que tenía con Viktor, ansiosa de volver a ver a su amigo.

Camino entre los callejones desolados de Zaun, que aún, le causaban cierta sensación de incomodidad, pero nunca dejaba traslucir desconfianza al caminar entre los pasajes. Contuvo todo el rato el aliento, aunque no hubiera gente, escuchar el ruido que provocaban las ratas entre la basura, le ponía los pelos de punta.

Cuando estuvo a punto de liberar un suspiro de alivio al ver el resquicio de la poca iluminación que marcaba el final del callejón, algo tiró de su cabellera con fuerza, arrebatándole el aire. Un dolor agudo la hizo tensarse, y no pudo evitar quejarse en voz baja, con la garganta cerrada por la brusquedad de aquel tirón. La sensación de vulnerabilidad se instaló en su pecho con la rapidez de un latido acelerado, como si el callejón mismo, con su aire espeso y opresivo, la estuviera engullendo nuevamente.

Se giró con la intención de enfrentar a quien la había detenido, pero antes de que pudiera siquiera reaccionar, una risa afilada y desquiciada atravesó el aire. Era una carcajada irreverente, que se impregnaba en la piel como una herida abierta. Marietta la reconoció al instante, ese tono despreciativo, esa mezcla de burla y maldad que se había convertido en una sombra constante en su vida. Era ella. La misma adolescente que siempre la acechaba, que siempre encontraba la manera de hacerle sentir como alguien miserable.

La risa se arrastró por su piel como una corriente fría, helándole el cuerpo. Marietta trató de controlar su respiración, pero el pánico comenzó a apoderarse de ella. El miedo era una ola que subía lentamente, hasta llegar a sus pulmones, a su garganta, ahogándola. Por un instante, el callejón dejó de ser solo un pasaje oscuro; se transformó en un espacio cerrado, sofocante. El mundo afuera desaparecía.

Pero esta vez no estaba sola. Al principio, pensó que se encontraban a solas, luego, las siluetas de más adolescentes saliendo de la oscuridad, la rodearon lentamente. El grupo entero estaba allí, formando un círculo cercano, como si ya supieran que ella no podía escapar.

━ ¿A donde piensas que vas, fenómeno? ━ habló la adolescente. ━ No porque no te dimos tu merecido hace una semana, significa de que ya la libraste. ━ los demás del grupo rieron con la misma dureza, sus miradas llenas de indiferencia y malicia.

Marietta intentó mantenerse erguida, pero sentía la presión de su cuerpo, el peso de las miradas sobre ella, la rigidez de la situación que la mantenía inmóvil. Uno de los chicos, de rostro burlón, dio un paso hacia ella.

━ Sabes que esto es lo que te espera por nacer como un error para la humanidad. Tu mera existencia debería de darte pena.

Ella apretó los dientes, forzándose a no mostrar su incomodidad, a no dejar que la ansiedad se reflejara en su rostro. No podía darles la satisfacción de verla quebrarse. Sin embargo, eso no evitaba que se siéntese pequeña, atrapada entre ellos. Y eso lo odiaba mas que nada.

La chica de la cual temía en secreto, Viora, se acercó más, su expresión de superioridad evidente. ━ No puedes correr para siempre, Marietta. ¿Por qué no simplemente te quedas en la basura, donde sabes que perteneces? ━ las palabras salieron como una sentencia, como una verdad inevitable que ella misma parecía haber internalizado.

━ Que no tengas un lugar con una familia a donde ir, no es mi problema. ━ contestó la menor.

Marietta no lo sabía, pero había puesto el dedo en una herida abierta que nunca dejó de sangrar, un vacío que Viora llenaba con desprecio y control. Ella no tenía una familia, nunca la tuvo, esos seres no podían ser considerados una familia, y cada vez que lo recordaba, cada insulto que lanzaba a otros era un eco de las palabras que se decía a sí misma en silencio.

Las patadas no tardaron en llegar. Golpe tras golpe, que sentía que en algún momento dejaría de inhalar aire por completo.

━ Aparte de fenómeno, con boca de perrita. ━ Viora no tardo en tomar su rostro, apretándolo con fuerza. ━ Más te vale que me pidas perdón por lo que acabas de decir.

━ No. ━ contestó firmemente, a pesar del dolor de costillas con el que contaba.

━ ¿Ah no? ━ la reto, pero eso no evito que el ceño fruncido de Marietta se desvaneciera. ━ Tráiganlas.

No comprendía lo que se refería, solo pudo ver cómo uno del grupo traía unas tijeras, reluciendo bajo la tenue luz de las farolas rotas. El brillo metálico parecía demasiado frío, demasiado que helaba al instante. Los latidos de su corazón resonaban en sus oídos, fuertes, como un tambor lejano que le avisaba del peligro, pero su cuerpo no reaccionaba. Hasta el punto de dejar de sentir sus rodillas sangrar por los roces de la tierra con piedras.

━ ¿Qué... qué van a hacer? ━ susurró, su voz quebrada, casi inaudible. Pero lo peor era que no sabía cómo detenerlo. Su mente se nublaba, y el miedo la estaba ahogando.

━ Solo un ligero corte de cabello. ━ tomó las tijeras de su amigo, con su misma sonrisa siniestra de siempre. ━ Pero con tu cara de perrita asustada, estoy empezando a creer que no te gustará.

La tomaron varios a la fuerza, ni se inmutó en hacer algún movimiento, algo que pudiera detenerlos, pero las palabras se atascaban en su garganta, como si algo invisible se las hubiera robado. ¿Qué podía hacer? Gritar no serviría de nada. Nadie la oiría. Intentar escapar y correr solo la haría ver más vulnerable.

━ ¿Sabes? Esto es solo para que aprendas a no atreverte a contestarme y te des cuenta que no tienes derecho de palabra. ━ dijo fríamente ━ A veces, un pequeño cambio es lo que necesitamos para recordarnos el lugar que ocupamos en este mundo, ¿no?

Con un rápido movimiento, las tijeras se cerraron alrededor de un mechón de su cabello. Marietta sintió la presión, un tirón en su cuero cabelludo que la hizo soltar otro pequeño sonido, similar al de un grito. Los segundos parecieron eternos mientras Viora cortaba, y el sonido del cabello siendo cortado de su cabeza la hizo sentirse aún más vulnerable. Un mechón largo cayó al suelo, y Marietta, mirando al suelo, lo vio desplomarse sobre el concreto con una claridad dolorosa.

━ Mira, no se te mira tan mal. Hasta podría creer que ahora la sangre logrará llegar a tu cerebro tras deshacerte de todo ese cabello.

━ ¿Qué, ahora sí soy digna de respirar el mismo aire que tú? ━ respondió con sarcasmo, intentando sonar desafiante, aunque su voz temblaba debido a la consecuencia de los golpes.

Aunque aún sentía el ardor de las lágrimas acumulándose en sus ojos, se obligó a no dejarlas caer. No iba a darles esa satisfacción. Ya lo habían hecho todo, ya la habían marcado, pero al menos tenía algo que seguir guardando: su dignidad. Aunque esa dignidad ahora estuviera rasgada, como su cabello en el suelo, aún estaba allí, luchando por resistir.

Pero las tijeras no se detuvieron. Otro corte. Y luego otro. Le estaba golpeando el pecho. Su cabellera, esa parte tan importante de ella misma, se deslizaba al suelo en trozos pequeños, hasta que ya no se sentía como la misma persona.

Por más que no quisiera, los golpes cesaron, y entonces, contra su voluntad, percibió algo cálido y húmedo entre sus piernas. Orina.

Había perdido el control. El dolor, la humillación y el vergüenza se habían acumulado hasta un punto insoportable, y en ese instante, sin poder evitarlo, una oleada de angustia la desbordó por completo. El sonido de su respiración entrecortada era lo único que oía, y en medio del caos, una sensación extraña e indeseada la invadió, algo que no había anticipado. La presión de la situación, el miedo de estar atrapada, la tensión de la humillación, se había manifestado de una forma aún más dolorosa.

Y, como si el destino interviniera en su desamparo, escuchó una voz singular. Entre todas las voces, esa sobresalía, sin duda alguna.

Viktor.

Fue un sonido familiar, profundo, inconfundible, y en ese instante, algo dentro de ella se rompió, o tal vez se reconectó, porque aunque su mente se resistía, su corazón sabía exactamente lo que significaba la voz de esa persona en ese momento. De alguna manera, entre todo el ruido del callejón, que aún retumbaba en sus oídos, esa voz había logrado atravesar el desorden que ma envolvía.

Marietta apretó los ojos, deseando que fuera una ilusión, un eco perdido. No quería que la viera así. No de esa manera. No ahora, no después de todo lo que había pasado, con su cabello deshecho, con el pavor aún a flor de piel, con la vergüenza que la envolvía y le quemaba la cara. Viktor... Viktor no podía verla así.

━ ¡Suéltenla! ━ exclamó el menor.

━ Vaya, así que la fenómeno también tiene a su pareja, ¿eh?. ━ dijo Viora, mirando a Viktor de arriba a abajo con un brillo burlón en sus ojos. Su tono estaba impregnado de desdén, como si los dos fueran solo una distracción en su propio juego. ━ Qué dulce. Aunque debo decir, no esperaba que alguien tan... frágil intentara ser valiente. Qué curioso espectáculo.

Viktor frunció el ceño, sintiendo la incomodidad de la situación pero sin dejarse intimidar. No entendía lo que estaba pasando exactamente, pero eso no importaba. Marietta estaba siendo atacada, y él no iba a quedarse de brazos cruzados.

Marietta abrió los ojos cuando las voces comenzaron a alejarse. Por un instante, pensó que la orden del niño había surtido efecto y que se marchaban. Pero entonces lo vio. Viktor, rodeado por todos ellos, despojado de su bastón, forcejeando inútilmente. La imagen la golpeó como un balde de agua helada, arrancándola de su parálisis. Algo en su interior se encendió, un impulso que no podía ignorar.

━ ¡No le hagan nada! El no tiene nada que ver. ━ exclamó fuertemente, casi gritando.

Forcejeó con todo lo que tenía, sus manos arañando, sus pies pateando, hasta que finalmente logró zafarse. Con el corazón martilleándole en el pecho, se impulsó para correr hacia Viktor. Pero su esperanza fue efímera. Uno de ellos la atrapó antes de llegar, sujetándola con brutalidad.

Sintió cómo la levantaban y, en un instante, su cuerpo fue lanzado contra el suelo con una fuerza que la sofoco. El impacto le arrancó un gemido ahogado, y el dolor se extendió como un río por todo su cuerpo. Intentó moverse, pero cada músculo le pesaba como si se le escapara la fuerza con cada segundo.

No podía permitirse que le hicieran eso a Viktor, se sentía culpable. Su culpa por no saber defenderse, por ser débil, por ser siempre un blanco fácil. Su culpa por no encajar, por no ser lo que ellos esperaban, por no ser suficiente.

━ Ya déjenlos así. ━ ordenó Viora. ━ Mierda. Tanto grito me desgarra los oídos.

Soltaron a Viktor, estrellándolo de igual forma contra el suelo. El sonido de queja, ese sonido de dolor, se coló en los oídos de Marietta, quebrando la frágil resistencia que quedaba en su interior.

Luchaba con todas sus fuerzas para que sus ojos no se nublaran, aunque el ardor de los raspones y las punzadas de sus costillas eran insoportables. Cada fibra de su ser estaba al borde del colapso, pero no podía permitírselo. No ahora. No por ella, sino por él.

Viktor seguía allí, tirado en el suelo, su cuerpo débil pero su presencia intacta. Marietta apretó los dientes, obligándose a resistir un minuto más, un segundo más, lo que fuera necesario. Su propia debilidad intentaba arrastrarla, pero su voluntad se aferraba al único pensamiento que la mantenía en pie: Por Viktor.

Con cada aliento tembloroso, Marietta reunió lo poco que le quedaba de fuerza. Su cuerpo dolía, cada movimiento era un suplicio, pero no podía detenerse. Se apoyó en sus manos temblorosas, sintiendo el frío del suelo rasgar su piel mientras se arrastraba.

━ Viktor... ━ susurró con un hilo de voz, apenas audible.

━ Marietta, ten cuidado, no te muevas mucho. ━ contesto Viktor, analizando cada golpe sobre su piel.

No existía el heroísmo, no había épicas batallas ni magia para rescatarlos. Era cruda, real. Era la lucha desesperada de dos personas intentando sostenerse mutuamente mientras el mundo a su alrededor se volvía hostil e indiferente.

━ Nadie va a encontrarnos si nos quedamos aquí. ━ habló Marietta.

Marietta buscó desesperadamente con la mirada el bastón de Viktor, girando la cabeza a un lado y al otro, intentando localizarlo. Pero no estaba allí. Por más que forzaba sus ojos, el bastón no aparecía.

Entonces lo entendió. Se lo habían llevado. Aquel grupo de adolescentes, como si no hubiera sido suficiente lo que ya habían hecho, también habían tomado el único soporte de su amigo.

❝ ¿Por qué no fui más fuerte? ❞ Se maldijo en silencio una vez más.

Se impulsó con las manos, arrastrándose un poco más hasta llegar junto a él.

Cuando quiso decir algo, fue robada su palabra por Viktor, como si ya supiera lo que iba a decir en ese momento.

━ No es tu culpa. ━ recalcó Viktor.

Su cuerpo volvió a actuar involuntariamente, pero esta vez para alivianar la presión que ya estaba presente en su pecho con anterioridad.

Soltó un suspiro pesado mientras cerraba los ojos. Tenía que pensar bien lo que harían para salir de allí y llegar al lugar más cercano, que sería el burdel de su tío Darius.

━ Sé que detestas pedir ayuda, pero puedes apoyarte en mi si quieres, hasta encontrar algo que sirva de soporte. ━ dijo Marietta.

Sabía que pedir ayuda no era fácil para él, siempre había sido independiente, fuerte en su propio modo. Pero en ese momento, la vulnerabilidad de ambos les dejaba claro que no podían seguir adelante solos.

━ No... quiero que te pongas en peligro por mí.

━ Oh vamos, si yo vi cuando alcanzaste a pegarle a uno de ellos con tu bastón. ━ bromeó intentando ponerse de cuclillas.

Sus rodillas temblaron como nunca antes. Sin embargo, la fuerza que emanaba de ese instante, de esa conexión compartida, sostenía su voluntad. Junto su cuerpo con el de Viktor, tomando su brazo hasta enrollarlo a su cuello.
Y como si su cuerpo cobrara electricidad, pudo levantarse junto con él.

El suelo bajo sus pies se sentía inestable, como si el mismo Zaun, con su caos y su implacable peso, intentara tragarlos a cada paso. Marietta se detuvo un momento. Sus piernas seguían temblando, luchando por sostenerla, y juraba que en cualquier segundo caerían de nuevo, derrotados.

El frío la envolvía, y la humedad de las calles se pegaba a su piel, filtrándose entre las costuras de su ropa desgastada. Su respiración era irregular, casi un jadeo entrecortado, y sentía cada uno de los latidos de su corazón como si fuera el último. Pero no podía ceder. No podía.

Viktor, impulsándose con su única pierna sana, sintió cómo el dolor le recorría el cuerpo, un zumbido constante que le hacía casi imposible mantenerse en pie. Pero no podía permitirse rendirse. No cuando Marietta estaba en un estado aún peor que el suyo.

La chica ya contaba con los ojos nublados de agotamiento, apenas podía mantenerse en pie y dar unos cuantos pasos. Había caído varias veces en los últimos minutos, sus piernas temblando bajo su peso, y cada vez que se levantaba parecía más cerca de ceder a la gravedad. Viktor, al ver su fragilidad, sintió que el peso de todo lo que habían pasado recaía sobre él. No podía permitir que ella cayera, no ahora, no cuando todo lo que quedaba era llegar a un lugar seguro.

Él, que ya había nacido con una discapacidad que le había enseñado a depender de la fuerza de su mente y de su bastón, no podía darse el lujo de colapsar. Su cuerpo, siempre más lento que el de otros, siempre más frágil, se sentía aún más pesado ahora que no solo debía soportar su propio sufrimiento, sino también el de Marietta.

Entre ambos, avanzaban como podían. Solo se tenían el uno al otro para seguir adelante, y aunque sus cuerpos parecían al borde del colapso, algo, tal vez la pura necesidad, los mantenía en movimiento. Cada paso era una pequeña victoria, cada respiración un esfuerzo compartido. No importaba el dolor, ni lo mucho que sus fuerzas se desvanecieran. El simple hecho de estar juntos les daba razón para continuar.

Después de varios tropiezos, Marietta vio a lo lejos el característico burdel de Darius. Suspiro con alivio al ver que poco a poco llegaban a la entrada.

La entrada del burdel estaba cerca, pero el esfuerzo para llegar allí parecía interminable. La presión en sus cuerpos era tal que cada paso se sentía más como un peso muerto. Sin bastón, Viktor estaba al límite de sus fuerzas, y Marietta no estaba mejor. Pero algo en su mirada, algo en el contacto físico que compartían, los mantenía en movimiento.

Finalmente, al llegar a la puerta, toda la gente que estaba dentro, captaron su atención, con miradas indescriptibles. Los murmullos no tardaron en salir a la luz. Viktor se sostuvo en el mostrador del prostíbulo, fue un lapso bastante significativo para su pierna que ya no podía resistir más.

Marietta, incapaz de soportar más, cayó al suelo con un suspiro ahogado. Su cuerpo, que había estado luchando con cada paso, finalmente cedió. El golpe contra el pavimento resonó débilmente en el burdel.

Justo cuando parecía que la impaciencia comenzaba a tomar el control, la puerta del fondo se abrió, y una figura apareció en el umbral, iluminada por la luz cálida que emanaba del interior. Margaret, salió apresurada al escuchar el ruido, su rostro reflejando sorpresa y preocupación. Cuando vio a Marietta caída en el suelo, su expresión se tornó aún más grave.

El joven tampoco pudo resistirse más, cayendo al suelo con un golpe sordo, justo al lado de Marietta. No hubo resistencia, solo la caída pesada de un cuerpo agotado, que finalmente sucumbió al cansancio.



¡Hola lectores! Buenas tardes 💓 ¿Cómo están?

Solo venia a informarles 2 cositas importantes que se deben de tomar en cuenta.

Primero, yo se que ya van muchos capítulos de Viktor chiquito y Marietta chiquita, se que ya queremos que salgan ambos de grandes (yo también), pero, enfocó mucho su historia de infancia ya que en un futuro cobrará sentido cuando lleguen a adultos. Así que, no se me desesperen, falta muy poco para ya ver a nuestros dos protagonistas de mayores <3.

Segundo, habrá una segunda parte de este capítulo, también fomentará gran importancia a la historia de ambos, así que si se quedaron con la duda de qué pasó después de llegar al burdel, lo sabrán en unos días.

Por último, agradezco mucho a la gente que le da corazoncito y me comenta en cada capítulo, créanme que lo aprecio demasiado 💕.

¡Que tengan bonito resto del día!

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