la chispa de la quietud
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❝ Cuando la esperanza se encuentra con la resistencia ❞.
━ Sigue con las sentadillas, Marietta.
La voz de Darius resonó con firmeza, pero no con dureza. Era el tipo de tono que usaba cuando sabía que Marietta podía dar más de sí, incluso cuando ella sentía que no podía.
Marietta se detuvo por un instante, jadeando, el sudor recorriendo su frente y sus brazos tensos. Cargaba un gran saco lleno de metales pesados: tubos de plomo, fragmentos de soldaduras, recubrimientos industriales, todo lo que Darius podía encontrar para incrementar el peso del entrenamiento. A simple vista, parecía demasiado para una joven como ella, pero los años de esfuerzo continuo le habían dado la resistencia necesaria para soportarlo.
Respiró hondo, colocando sus pies firmemente en el suelo, y volvió a bajar en una sentadilla profunda. Su cuerpo temblaba ligeramente, pero su determinación era más fuerte.
━ Diez más, niña, y no me hagas contarlas yo. ━ agregó Darius, cruzándose de brazos mientras observaba con atención cada movimiento.
━ Diez más... ━ murmuró Marietta para sí misma, como si esas palabras fueran un mantra para mantener el ritmo.
Cada vez que bajaba, sentía el peso del saco sobre sus hombros como una carga no solo física, sino también simbólica. Era el peso de todas las expectativas, las suyas y las de los demás. Era el peso de su deseo de demostrar que podía ser más, que podía llegar más lejos, incluso en un mundo que constantemente intentaba detenerla.
Darius caminaba en círculos alrededor de ella, observando cada detalle. No estaba ahí para ser su crítico, sino su guía. Sabía que Marietta no era solo fuerte por fuera, sino también por dentro, aunque ella a veces dudara de ello.
━ Cuida la postura. No te inclines demasiado hacia adelante, o terminarás lesionándote. ━ Le recordó con paciencia, ajustando ligeramente la posición de sus hombros. ━ Eso es. Ahora, baja un poco más.
━ ¿Quieres que me entierre en el suelo también? ━ replicó Marietta, tratando de aligerar el ambiente con un comentario sarcástico, aunque apenas podía hablar por el esfuerzo.
Darius soltó una risa baja.
━ Si eso te hace más fuerte, sí. Pero no me vengas con excusas. Quiero que termines esto antes de que el sol esté demasiado alto.
Marietta apretó los dientes y continuó. La caverna donde entrenaban, a las afueras del burdel, era fría a esa hora de la mañana, pero el esfuerzo hacía que el calor se acumulara rápidamente en su cuerpo. Sentía cómo sus músculos ardían, cómo cada fibra se tensaba y luchaba por no rendirse.
Cuando finalmente llegó al último número, dejó caer el saco al suelo con un estruendo metálico que resonó por todo el espacio. Se quedó de pie, con las manos en las rodillas, respirando profundamente.
━ No estuvo tan mal. ━ Comentó Darius, dándole un leve golpe en el hombro como señal de aprobación. ━ Pero todavía hay margen para mejorar.
━ Claro, porque cargar un saco lleno de metal no es suficiente. ¿Qué sigue? ¿Arrastrar un edificio? ━ respondió Marietta, aunque su tono tenía más humor que resentimiento.
━ Algo así. ━ contestó Darius. ━ Vamos, niña, sabes que todo esto tiene un propósito.
━ Lo sé. Pero eso no significa que no quiera tirarte este saco en la cabeza de vez en cuando.
Ambos rieron ligeramente, un sonido que llenó la caverna con una calidez inusual. En esos momentos, aunque el entrenamiento era extenuante, Marietta entendía que no era solo una prueba de fuerza física. Era un proceso que le enseñaba a superar los límites que ella misma se había impuesto, a descubrir que podía soportar más de lo que creía posible.
Darius, al ver que recuperaba el aliento, señaló hacia un rincón donde otro saco más pequeño esperaba.
━ Tómalo. Ahora vamos con los sprints.
Marietta suspiró profundamente, pero sin dudarlo, caminó hacia el nuevo desafío. Sabía que cada gota de sudor que derramaba, cada esfuerzo que hacía, la acercaba un poco más a su propósito, aunque aún no tuviera claro cuál sería el destino final.
Mientras Marietta se preparaba para el siguiente ejercicio, Darius hizo una pausa, como si estuviera considerando algo importante. Finalmente, cruzó los brazos y la miró con una mezcla de seriedad y expectativa.
━ Escucha, niña. Hay algo que necesito que hagamos.
━ ¿Más entrenamiento? ━ bromeó ella, levantando una ceja mientras se quitaba el sudor de la frente con la manga de su camiseta.
━ No, esto es distinto. ━ respondió Darius, adoptando un aire más formal. ━ Necesitamos resolver unas cuentas y reabastecer algunas cosas para los bares, tanto el mío como el de Vander.
La chica dejó de estirar los brazos y lo miró, un poco desconcertada. Era raro que Darius mencionara a Vander en algo más allá de una conversación casual, mucho menos que implicara directamente a Marietta.
━ ¿Vamos a ir juntos? ━ Preguntó ella, con algo de incredulidad.
━ Sí. Margaret debía encargarse, pero ya sabes cómo está... ━ Darius hizo un ademán que dejaba claro lo ocupado que siempre estaba el burdel. ━ Y este asunto no puede esperar.
━ ¿Y por qué no vas solo? ━ inquirió Marietta, no por desinterés, sino por curiosidad.
Darius la miró con una mezcla de expectativa y una especie de empatía inusual en él.
━ Me gustaría que me acompañaras. ━ tomó otro respiro, cruzando los brazos. ━ Quizás puedas distraerte al estar en un nuevo ambiente. Salir del burdel y llegar a Piltover no será lo más cómodo para ti, lo sé, pero te hará bien.
Marietta parpadeó, sorprendida por la invitación. No era común que Darius la incluyera en algo fuera del entorno del burdel, y mucho menos que le hablara en ese tono casi... comprensivo.
━ ¿Y qué tiene que ver Vander con Piltover? ━ preguntó, más por curiosidad que por otra cosa.
━ Vander tiene su propio mundo, Marietta. ━ explicó él, con un tono que dejaba entrever respeto hacia el hombre. ━ Y dentro de ese mundo están sus hijos, por así decirlo. Jóvenes que lo ven como una especie de figura paterna. Quizás puedas conocerlos, conversar con ellos al menos un rato... si es que quieres.
Ella se quedó en silencio, mordiéndose el interior de la mejilla mientras procesaba las palabras de Darius. La idea de conocer a más personas, especialmente a alguien relacionado con Vander, no la convencía del todo.
━ No estoy segura de que sea buena idea. ━ admitió finalmente, con el ceño ligeramente fruncido. ━ Lo que pasó con mis padres... todo eso tiene raíces en Vander y lo que hizo.
Darius asintió, como si esperara esa respuesta.
━ Entiendo lo que sientes. Pero no puedes cargar con el pasado toda la vida. ━ dijo con seriedad. ━ No te estoy pidiendo que confíes en él ni que olvides lo que pasó. Solo te estoy diciendo que quizás valga la pena ver las cosas desde otra perspectiva.
Marietta apretó los labios, su mirada cayendo hacia el suelo. Sabía que Darius tenía un punto, pero aquello no hacía que fuera más fácil. Los recuerdos de sus padres, de los días de incertidumbre y miedo, seguían siendo una sombra persistente en su mente.
━ ¿Y si no me gusta lo que veo? ━ preguntó finalmente, levantando la vista hacia él.
━ Entonces te vas. Pero al menos sabrás que lo intentaste. ━ respondió Darius con firmeza. ━ Nadie te está obligando a nada, niña.
Ella suspiró, aún indecisa. Por un lado, la idea de salir del burdel y conocer otro entorno, incluso por un breve tiempo, le resultaba tentadora. Pero por otro, los fantasmas del pasado seguían pesando demasiado.
Darius esperó en silencio mientras Marietta meditaba. Su mirada no era insistente, pero había en ella algo que transmitía confianza, casi como si supiera que ella aceptaría, aunque aún no lo hubiera decidido.
Marietta finalmente dejó escapar un largo suspiro, como si todo su conflicto interno se disipara por un momento.
━ Está bien. ━ dijo con voz baja, pero firme. ━ Iré contigo.
Darius arqueó una ceja, sorprendido por lo rápido que se rindió.
━ ¿Segura?
━ No, pero no creo que lo esté nunca si sigo dudando. ━ respondió, cruzándose de brazos. ━ Si dices que es importante y que me puede servir... supongo que vale la pena intentarlo.
Darius sonrió apenas, satisfecho.
━ No te arrepentirás.
Ella resopló, medio divertida y medio resignada.
━ Eso ya lo veremos.
Darius dio un par de pasos hacia la puerta antes de volverse hacia ella.
━ Prepárate. Salimos en una hora.
Marietta asintió, viendo cómo se alejaba con su andar decidido. En cuanto se quedó sola, se cruzó de brazos y miró al suelo, como si buscara alguna certeza que no encontraba.
━ Vander, sus "hijos"... ━ murmuró para sí. ━ Esto va a ser interesante, seguro.
Se dirigió a su habitación para bañarse y prepararse. Al mirar su reflejo en el pequeño espejo, algo se removió en su interior. No era solo el cambio físico, no era solo el hecho de verse diferente a la niña de hace unos cuantos años atrás. Había algo más profundo, algo que se estaba gestando. No sabía si era valentía, o si solo era la necesidad de seguir adelante, pero había un cambio real. Algo había despertado en ella.
Se giró hacia su mesa y miró el brazalete de su madre. Con un suspiro, se lo puso de nuevo en la muñeca, como un recordatorio de la fortaleza que siempre había sentido. Era el último lazo que la conectaba con su vida anterior, pero también el símbolo de lo que ella aún podía lograr. Su madre siempre la había guiado, incluso desde lejos.
━ Ayúdame a no perder la cabeza, mamá. ━ susurró.
Miro la chaqueta que colgaba cuidadosamente sobre una silla cercana. Era la chaqueta de su padre, desgastada por el tiempo, pero aún conservando la fuerza en su tela, los hilos que tejían historias de un pasado lejano. Con manos firmes pero temblorosas, la tomó y se la puso. El olor a cuero y a sudor lejano la envolvió, trayendo consigo una sensación agridulce. Era como si, de alguna manera, su padre aún estuviera cerca, incluso si su presencia física ya no formaba parte de su vida.
Mientras la ajustaba de los hombros, Marietta pensó en el hombre que había sido su padre, un hombre que había luchado en un mundo donde las reglas se escribían con sangre, y que, a pesar de todo, la había dejado. No sabía si en algún lugar del corazón todavía guardaba ese amor por él, pero en ese momento, al usar su chaqueta, sentía una extraña conexión con lo que había sido, con lo que podría haber sido. Todo lo que él había representado se le ofreció, de alguna manera, en ese pedazo de tela que ahora llevaba sobre sí.
Con una mirada decidida, Marietta salió del cuarto.
Darius la esperaba fuera, con la mirada expectante.
El viento de Zaun soplaba con fuerza mientras Marietta y Darius caminaban por las angostas calles, dejando atrás la caverna y el bullicio del burdel. A su lado, Darius caminaba con una calma aparente, como si nada de lo que estuviera por suceder fuera a alterarlo. Sin embargo, Marietta no podía evitar sentir una mezcla de incertidumbre y expectación al adentrarse en terrenos que le resultaban extraños.
El camino hacia la Última Gota no era largo, pero a medida que avanzaban, Marietta no podía dejar de notar las diferencias. Mientras el burdel y la caverna de Darius representaban un mundo conocido, lleno de reglas no escritas y caras familiares, la zona que se aproximaba estaba dominada por un aire mucho más crudo, más impredecible. Las luces de la ciudad titilaban a lo lejos, parpadeando como si pudieran apagarse en cualquier momento. A medida que se acercaban al bar de Vander, la sensación de que algo grande estaba por ocurrir se hacía más palpable.
Darius parecía estar sumido en sus propios pensamientos, pero de vez en cuando, su mirada se posaba en Marietta, asegurándose de que ella lo estuviera siguiendo. En el trayecto, se cruzaron con algunos rostros conocidos, pero nadie se atrevió a decir una palabra. Sabían quién era Darius, y en Zaun, eso significaba respeto o temor, dependiendo del ángulo desde el cual lo miraras.
━ Aquí estamos. ━ Darius rompió el silencio con su voz grave, señalando un edificio de apariencia rústica pero acogedora, que sobresalía entre las demás construcciones cercanas. El bar de Vander, "La Última Gota", era un refugio para aquellos que buscaban olvidar, escapar o, simplemente, existir en la oscuridad de la ciudad.
Marietta observó la entrada, con sus ventanas sucias y la puerta un poco envejecida. Una leve corriente de aire salía de dentro, arrastrando consigo el olor a alcohol, humo y a la esencia misma de Zaun. Por un momento, se sintió fuera de lugar, como si su presencia, no encajara en ese escenario. Pero, al mismo tiempo, algo en ella la impulsaba a seguir adelante, a no dar marcha atrás.
━ ¿Estás lista? ━ preguntó Darius, su tono serio pero con una ligera suavidad.
Marietta asintió, aunque sabía que no se trataba solo de estar lista para entrar en un bar.
Ambos entraron en el bar. La atmósfera era densa, cargada de miradas furtivas y conversaciones interrumpidas por las risas de los borrachos y el ruido de los vasos chocando. El calor del lugar chocaba con el aire frío de la calle, envolviendo a Marietta como una capa invisible. El bullicio de la Última Gota era palpable, pero algo en la mirada de Darius la tranquilizó. No había ningún miedo en sus ojos, solo determinación.
━ Vamos a la parte trasera. ━ Darius indicó, dirigiéndose hacia una puerta oculta en una esquina del bar. La cortina de humo de la sala de enfrente parecía invadirles mientras avanzaban, pero Marietta se concentró en su respiración. Se decía a sí misma que estaba ahí por un motivo, que cada paso la acercaba a algo que no entendía por completo, pero que debía descubrir.
Al cruzar la puerta trasera, el ruido del bar se desvaneció y la pequeña habitación que se abrió ante ellos ofreció un respiro. Había algo más en esa parte del bar, un aire más serio, más profesional. Vander, aunque conocido por ser un hombre de trato directo, no solía hacer negocios en la primera sala. Marietta observó con atención cada rincón, como si algo pudiera escapar a su mirada.
━ ¿Está aquí? ━ preguntó Marietta, tratando de disimular su nerviosismo.
━ Sí, pero no te preocupes. ━ respondió Darius mientras tocaba la puerta de madera con tres golpes rápidos, una señal que Marietta pronto reconoció como parte del protocolo del lugar.
La puerta se abrió con un chirrido. El hombre que apareció detrás de ella era alto, con el rostro severo y una mirada penetrante que parecía leer a las personas con solo un vistazo. Su presencia imponía respeto, y en Zaun, eso no era algo que se lograra fácilmente.
━ Darius. ━ La voz de Vander sonó grave y directa. ━ ¿Y tú debes ser Marietta?
Marietta asintió, sin pronunciar palabra. No sabía si hablar, si esperar, si moverse o quedarse quieta. Algo en su interior le decía que cada palabra que saliera de su boca podría cambiar algo.
━ Bienvenida. ━ Vander hizo un gesto con la mano hacia el interior de la sala, donde una mesa estaba ya dispuesta con papeles, cuentas y algunos objetos que parecían parte de un negocio poco convencional. ━ Toma asiento.
Marietta se sentó con una leve tensión en su cuerpo, su espalda recta como si cada músculo estuviera alerta, pero sus pensamientos no podían dejar de vagar hacia el hombre que se encontraba frente a ella. Vander, el antiguo líder de la rebelión, el hombre cuya sombra había oscurecido gran parte de su vida, incluso más allá de la muerte de sus padres. No sabía cómo sentirse al respecto, si su presencia aquí era una oportunidad o una trampa en la que podría caer.
Marietta se sentó con una leve tensión en su cuerpo, su espalda recta como si cada músculo estuviera alerta, pero sus pensamientos no podían dejar de vagar hacia el hombre que se encontraba frente a ella. Vander, líder de la rebelión, el hombre cuya sombra había oscurecido gran parte de su vida, incluso más allá de la muerte de sus padres. No sabía cómo sentirse al respecto, si su presencia aquí era una oportunidad o una trampa en la que podría caer.
Aquel hombre había sido parte de algo mucho más grande, un movimiento que había golpeado a Piltover con una furia que había dejado huellas profundas, huellas que no solo se reflejaban en la historia, sino en la vida de Marietta. La rebelión había costado muchas vidas, y sus padres, aunque ellos no fueron los más involucrados, no pudieron evitar verse arrastrados por el caos. Marietta sabía que no era culpa de Vander directamente, pero en su interior, la espina de su existencia seguía clavada. Esa sensación que le decía que, de alguna manera, él había sido responsable, o al menos, su visión había desencadenado algo que nadie pudo detener.
La sala se sentía más pequeña de lo que realmente era, y a pesar de la calma que emanaba de la figura de Darius y el aire profesional que Vander había creado en el lugar, Marietta no podía sacudirse esa sensación incómoda. La verdad, aún no sabía cómo se sentía respecto a todo esto. Estaba aquí, en una situación que jamás imaginó, pero algo en su interior le decía que esta era una oportunidad, una de esas que cambiaban el curso de la vida.
━ ¿Todo bien? ━ La voz grave de Vander la sacó de sus pensamientos. Su mirada seguía fija en ella, como si estuviera evaluándola, buscando entender cómo funcionaba.
Marietta se tomó un momento para respirar, para ordenar sus pensamientos. El resentimiento estaba ahí, como una sombra persistente, pero debía de controlarlo. No estaba aquí para revivir viejos rencores, sino para hacer negocios, para cumplir con una tarea que Darius le había confiado.
━ Sí, estoy bien. ━ respondió, con una calma que no sentía por completo, pero que necesitaba proyectar.
Vander la observó durante un largo instante, evaluando su reacción, antes de inclinarse ligeramente hacia adelante. Había algo en su rostro que parecía suavizarse, como si por un momento dejara caer su fachada de líder, y mostrara algo más humano.
━ Si te interesa... ━ dijo Vander, con una suavidad que contrastaba con su tono usualmente firme. ━ Tengo una hija que, quizás, podría ser de tu edad. Están en la parte de atrás, con los demás. Quizás podrías conocerla, hablar un poco. Ellos son buenos chicos, y tal vez... ━ hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas ━ ...tal vez podrías llevarte bien con ellos.
Marietta dudó. La invitación la tomó por sorpresa, y un sentimiento de incomodidad la invadió. Nunca había considerado la idea de relacionarse con los hijos de Vander. Mucho menos con aquellos que parecían ser producto de una vida diferente a la suya, de un entorno que, aunque similar en algunos aspectos, estaba marcado por su lucha, su visión. La rebelión, su familia, todo lo que representaba el pasado de ese hombre, parecía estar presente de alguna forma.
Miró de reojo a Darius, buscando algo que la anclara a la realidad. A pesar de la desconcierto que le causaba la propuesta, la mirada de Darius fue todo lo que necesitaba. En sus ojos había confianza, una silenciosa promesa de que no estaba sola en este lugar. Él creía en ella, creía en su capacidad para manejar cualquier situación que se presentara, y a pesar de la tensión que se arremolinaba dentro de ella, esa mirada le dio un pequeño empujón hacia la decisión que debería tomar.
Marietta volvió a mirar a Vander, quien había permanecido en silencio, observando la interacción entre ellos. Parecía paciente, como si hubiera anticipado la duda de Marietta.
━ Está bien... ━ Finalmente dijo ella, con un suspiro, aunque su voz no sonaba completamente convencida. ━ Me gustaría conocerlos.
Vander sonrió con una leve satisfacción.
━ Perfecto. ━ Dijo mientras se levantaba de su silla y hacía un gesto hacia el pasillo que conducía a la parte trasera del bar. ━ Te llevaré hasta ellos.
Marietta siguió a Vander por el pasillo del bar, el olor a licor y humo de tabaco flotando en el aire pesado mientras se alejaban del bullicio de la parte delantera. A medida que avanzaban hacia la parte trasera, el ruido disminuyó, dando paso a una calma incómoda que Marietta no pudo evitar sentir. Cuando llegaron a una puerta que daba al patio trasero, Vander la abrió de golpe.
La poca luz que se filtraba entre los tejados parecía hacer que todo fuera un poco más cálido.
Un grupo de niños, jugaban a lo lejos en una especie de lucha improvisada, con risas y gritos en el aire.
Marietta observó en silencio desde la esquina del patio trasero del bar, donde Vander la había llevado para que conociera a sus "hijos". No era lo que había imaginado; no esperaba que fueran niños tan pequeños, tan vibrantes, como si el caos de Zaun no hubiera tocado aún sus vidas de la misma manera que lo había hecho con la suya. Estaban inmersos en su propia burbuja, jugando a lo que parecía ser una lucha improvisada, con risas y gritos llenos de una energía pura y desbordante que la dejó un poco sorprendida.
Marietta observó con atención cómo una chica de cabellos rojizos, peinados hasta atrás, enfrentaba a un chico un poco más pequeño que ella. La escena frente a sus ojos parecía un juego de niños, pero la intensidad con la que ambos se movían y la determinación en sus rostros sugerían que, al menos para ellos, aquello era mucho más que una simple distracción.
La niña, con una postura firme y mirada desafiante, parecía dominar cada movimiento. Su rapidez era evidente, y cada golpe que lanzaba se veía calculado, como si tuviera experiencia en enfrentamientos similares. Por el contrario, el chico, algo más menudo y menos ágil, trataba de mantenerse a la altura, aunque con dificultad.
Marietta se fijó en cómo la niña esquivaba los golpes con una soltura impresionante, moviéndose de un lado a otro con la confianza de alguien que sabía exactamente lo que hacía.
━ ¿Eso es todo, Mylo? ━ dijo la chica, sonriendo con un aire burlón mientras retrocedía un par de pasos, dejando que el chico se reorganizara.
━ ¡Ni en tus sueños! ━ respondió él, apretando los puños con una expresión de frustración, aunque en sus ojos había algo de diversión.
El chico, que tenía el cabello despeinado y unos ojos vivaces, intentó lanzar un golpe directo al rostro de la niña, pero esta lo esquivó con facilidad. Aprovechando su fallo, la niña contraatacó con un rápido empujón en el hombro que lo hizo tambalearse y casi caer al suelo.
━ Te lo dije, tienes que pensar antes de actuar. ━ agregó la niña mientras cruzaba los brazos, mirándolo con una mezcla de paciencia y desafío.
━ ¡Solo me dejé llevar esta vez! ━ se defendió el chico, aunque no parecía estar del todo convencido de sus palabras.
Marietta no pudo evitar sonreír ligeramente al ver aquella interacción. Había algo fascinante en cómo aquellos niños parecían tan cómodos en un entorno que otros considerarían hostil.
Pero la incomodidad no tardó en instalarse cuando Vander, tras presentarla brevemente, la dejó allí con un gesto amable y unas palabras que parecían buscar calmarla, aunque el efecto fue el contrario.
Marietta, aún con la chaqueta de su padre cubriéndola, sintió cómo todas las miradas de los niños se dirigían hacia ella. No eran miradas que juzgaran, pero tampoco eran cálidas o indiferentes; simplemente la observaban, como si intentaran descifrar quién era aquella desconocida que había aparecido de repente en su pequeño mundo.
━ ¿Y tú quién eres? ━ habló la chica de cabellos rojizos, cruzándose de brazos mientras la miraba de arriba abajo.
Marietta se quedó paralizada por un instante. No era que fuera tímida, eso jamás, pero odiaba profundamente que la pusieran en estas situaciones, aquellas en las que tenía que socializar, más aún cuando no había sido su decisión. Aquella sensación de estar bajo un reflector invisible siempre la ponía a la defensiva.
Tomó aire, intentando controlar la incomodidad que comenzaba a crecer en su pecho.
━ Marietta, ━ respondió finalmente, en un tono bajo pero firme. Sus ojos, sin embargo, evitaban los de la chica, fijándose en el suelo de adoquines desgastados del patio.
━ ¿Eso es todo? ━ insistió la chica de cabellos rojizos, frunciendo el ceño como si esperara más de ella. ━ ¿Eres muda o qué?
Marietta apretó los dientes, sintiendo que algo en su interior comenzaba a arder. No era timidez lo que la retenía, sino la absoluta falta de interés en dar explicaciones a alguien que no conocía. Aun así, no podía simplemente quedarse callada, no con todos esos ojos clavados en ella.
━ No soy muda, sólo no me gusta hablar cuando no es necesario, ━ dijo al fin, levantando la mirada para encontrarse con los ojos de la chica. Su tono era cortante, lo suficientemente claro como para dejar en evidencia que no estaba allí para recibir órdenes.
La chica levantó una ceja, claramente sorprendida por la respuesta. Por un momento, pareció evaluarla, como si intentara decidir si debía tomárselo a mal o no.
━ Bien, lo que sea, ━ murmuró, como si aquello no valiera la pena.
Marietta sintió que podía respirar un poco más tranquila, aunque todavía estaba lejos de sentirse cómoda. Apenas estaba comenzando a acostumbrarse al ambiente cuando la voz de otro chico, el más escuálido del grupo, rompió el silencio.
━ Entonces, ¿qué haces aquí? ━ preguntó con una mezcla de curiosidad y desdén. Su tono era un tanto más agresivo como el de Vi.
Marietta se cruzó de brazos, resistiendo la tentación de lanzarle una respuesta sarcástica.
━ Vander me dejó aquí mientras hablaba con mi tío, Darius. Eso es todo, ━ contestó con un aire de indiferencia que esperaba sirviera para cerrar la conversación.
━ ¿Darius? ━ preguntó una niña de cabello azul, que hasta ahora había permanecido en silencio. Sus ojos, enormes y brillantes, reflejaban una mezcla de curiosidad y asombro. ━ ¿El grandote de cara seria?
Marietta no pudo evitar una leve sonrisa.
━ Sí, ese mismo.
La pequeña de cabellos azules río ligeramente por su comentario.
Marietta permaneció en silencio, observando cómo el grupo volvía a su bullicio habitual. La chica de cabello rojizo parecía encantada de estar en el centro de la acción, lanzando golpes juguetones al chico flacucho que intentaba, sin éxito, esquivarlos. Mientras tanto, los otros reían y lanzaban comentarios, haciendo que el lugar se sintiera aún más ruidoso y ajeno para Marietta.
Desvió la mirada, buscando algo menos intenso a lo que prestar atención, y entonces la vio. Sentada en un barril cercano, la pequeña de cabello azul estaba concentrada en un curioso artefacto que mantenía entre sus manos. Marietta se acercó lentamente, más por curiosidad que por ganas de socializar.
A medida que se aproximaba, pudo distinguir el objeto. Parecía un pequeño hámster mecánico, construido con piezas sueltas que no terminaban de encajar del todo. Su cuerpo estaba formado por engranajes y placas de metal, mientras que sus patas eran pequeñas ruedas. Aunque el diseño era algo torpe, había una funcionalidad evidente en la estructura.
━ ¿Qué es eso? ━ preguntó finalmente Marietta, deteniéndose a unos pasos del barril.
La niña levantó la vista rápidamente, como si no hubiera notado su presencia hasta ese momento. Su mirada era curiosa, pero algo tímida, y sostuvo el artefacto un poco más alto para mostrárselo.
━ Es... un ayudante, ━ respondió con voz suave, pero su entusiasmo era evidente. ━ Está hecho para mezclar cosas.
━ ¿Mezclar cosas?
La niña asintió con un brillo en los ojos, girando una pequeña perilla en el costado del artefacto. De repente, el pequeño hámster mecánico cobró vida. Sus ruedas comenzaron a moverse, y las patas delanteras, en lugar de simples adornos, empezaron a girar en círculos, como si estuviera batiendo algo invisible en el aire.
━ Lo hice para Vander. ━ explicó ella, mirando con orgullo su creación. ━ Ayuda a mezclar bebidas cuando las manos están ocupadas.
Marietta parpadeó, impresionada a pesar de sí misma. Había visto a su padre trabajar con mecanismos en el pasado, y sabía lo complicado que era lograr que algo tan pequeño funcionara de manera práctica.
━ No está mal, ━ comentó Marietta, intentando no sonar demasiado interesada. Pero sus ojos traicionaban su curiosidad mientras observaba cómo el pequeño hámster se movía y batía con sorprendente precisión. ━ ¿Y funciona bien?
La niña asintió con entusiasmo, colocando al pequeño artefacto sobre el barril. Giró otra perilla y colocó un vaso vacío frente a él. El hámster rodó hacia el borde del barril y detuvo sus movimientos justo antes de caer. Entonces, sus patas delanteras comenzaron a girar con rapidez, simulando un movimiento de mezcla.
━ Mira, lo probé con jugo y funciona, ━ explicó ella, con un destello de orgullo en su voz. ━ Aunque a veces... ━ se detuvo un momento, encogiéndose de hombros, ━... derrama un poco.
Marietta observó con interés. Se notaba que la niña había puesto esfuerzo y creatividad en el diseño, aunque todavía tenía margen para mejorar.
━ ¿Lo armaste tú sola? ━ preguntó finalmente, señalando los pequeños engranajes y el metal pulido.
━ Sí. Bueno, con algunas piezas que encontré. ━ La niña apartó un mechón de cabello azul de su rostro, mirando de reojo a Marietta. ━ Vander siempre tiene cosas tiradas por ahí, así que pensé que podía hacer algo útil.
━ ¿Y por qué un hámster? ━ Marietta inclinó ligeramente la cabeza, alzando una ceja.
La pequeña se encogió de hombros, con una leve sonrisa.
━ Me gustan los hámsters. Son pequeños y rápidos. Como yo, ━ dijo con una risa breve, pero sincera.
Marietta soltó una pequeña sonrisa antes de darse cuenta. Había algo en la ingenuidad de la niña que le resultaba extrañamente reconfortante.
━ Tienes talento, ━ admitió Marietta, cruzándose de brazos. ━ Si lo pules un poco, podrías hacerlo mucho mejor. Quizás hasta podrías añadirle algo que controle las cantidades o lo haga más estable.
Los ojos de la niña se iluminaron ante la sugerencia. ━ ¿De verdad? ¿Tú crees?
━ Lo sé. ━ Marietta dijo con seguridad. ━ Sé reconocer un buen diseño cuando lo veo.
La niña pareció emocionarse aún más, pero antes de que pudiera responder, una voz fuerte interrumpió la conversación.
━ ¡Powder! ¡Ven aquí! ━ gritó la chica de cabello rojizo, levantando un brazo para llamarla desde el otro lado del patio.
Marietta notó cómo la pequeña se tensaba un poco, pero rápidamente guardó al hámster mecánico en una bolsa de tela y le dedicó una última mirada a Marietta.
━ Gracias... por lo que dijiste, ━ murmuró, antes de echar a correr hacia donde estaban los demás.
Marietta se quedó un momento sola junto al barril, con una sensación extraña. A pesar de todo, había algo en esa niña que le recordaba un poco a sí misma. Tal vez no en personalidad, pero sí en esa chispa de creatividad que buscaba florecer incluso en el ambiente más inhóspito.
Antes de volver a distraerse, escuchó el familiar ruido de las botas de Darius acercándose desde la entrada trasera del bar.
━ ¿Qué tal? ━ preguntó él, cruzándose de brazos mientras observaba a Marietta.
━ Fue... interesante, ━ respondió ella, mirando hacia donde los niños seguían jugando.
━ Vander quería que conocieras a sus pequeños. Pensó que te haría bien.
Marietta no respondió de inmediato. En lugar de eso, miró hacia el cielo grisáceo de Zaun y se encogió de hombros.
━ Supongo que no estuvo tan mal, ━ murmuró finalmente.
Darius dejó escapar una risa breve.
━ Sabía que lo dirías.
Y con eso, ambos comenzaron a caminar hacia la entrada principal del bar, dejando atrás el bullicio de la parte trasera y el eco de las risas infantiles que todavía resonaban en el aire.
Mientras Marietta y Darius se alejaban del bullicio del patio trasero, algo en su interior la obligó a voltear la cabeza por última vez. Allí estaba Powder, con esa mezcla de fragilidad y entusiasmo que había percibido durante su breve conversación. La niña se inclinaba sobre una caja rota mientras sus pequeños dedos ajustaban algo en el hámster mecánico que acababa de guardar.
Marietta sintió un leve nudo en el pecho, una sensación que no lograba identificar con claridad. Había algo en esa niña que resonaba profundamente dentro de ella, como si compartieran un vínculo invisible más allá del gusto por construir artefactos. Tal vez era esa chispa de creatividad que la niña poseía, o quizás la forma en que sus ojos brillaban con un fervor que Marietta reconocía como propio.
Por un instante, recordó los días de su infancia, cuando también buscaba refugio en piezas rotas y engranajes oxidados, tratando de darles vida con sus propias manos.
━ ¿Qué piensas? ━ preguntó Darius, sacándola de sus pensamientos.
━ Nada importante. ━ respondió ella, aunque su tono la traicionó.
Darius la observó de reojo pero decidió no insistir. Conocía bien a Marietta y sabía que cuando estaba lista, ella misma sacaría lo que tuviera en mente.
Finalmente, llegaron a la entrada principal del bar, donde Vander los esperaba con una expresión tranquila, apoyado contra la pared de madera.
━ ¿Qué tal fue? ━ preguntó Vander, mirando a Marietta con un leve interés.
━ Bien. Tus... niños parecen fuertes. ━ comentó Marietta, escogiendo sus palabras con cuidado.
Vander asintió con una sonrisa suave, pero sus ojos mostraban una pizca de orgullo.
━ Lo son. Cada uno a su manera.
Darius cruzó los brazos y se giró hacia Marietta.
━ ¿Lista para terminar el asunto de las cuentas?
Marietta asintió, pero mientras se adentraban en el bar, la sensación no la abandonó. Había algo especial en Powder. Algo que no entendía completamente, pero que sabía que no olvidaría. Y aunque el bullicio del bar pronto se apoderó de su atención, esa conexión, por leve que fuera, permaneció latente, como un hilo invisible que la ataba a algo más grande de lo que podía imaginar.
Sonrió al pensar que había conocido a una niña que fuera igual de innovadora, incluso más que ella.
¡Hola bebés! ¿Cómo están? 💕
¿Que les pareció el capítulo de hoy?
¿Se esperaban la aparición de mi pequeña Powder?
Jeje, yo se que se esperaban a Viktor devuelta, yo también sinceramente. Pero no tarda nada para ya volver a ver a nuestro bonito <3.
Que tengan muy bonita noche 💖, tomen agua y no se desvelen.
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