único
Solía pensar que la felicidad no había sido otorgada a su vida, desde pequeño solo había tragado sufrimiento y oscuridad. Cada parte de sus 17 años tenia un sabor amargo, tan intenso y tan presente, que lo volvían nada.
Estaba perdido, sin un rumbo fijo, con un arma en la mano y cadenas en el cuerpo, ojos cansados y labios que pocas veces habían dado una sonrisa sincera. Aslan sabia que su vida era un asco, probablemente el mejor regalo que Dios podría darle seria una melancólica y pronta muerte.
Las estrellas lloraban con el, su luz reflejaba un gris y envolvía cada centímetro de su aura. Cada grito cantado por su garganta quemaba más que el sol en el verano, deseaba tener algo que le diera calor, un calor que no doliera al sentir.
Sin planearlo Eiji se lo daba, cada vez que sonreía, cada vez que lo saludaba en la mañana, cada vez que le preparaba su ensalada favorita de camarón, o lo observaba leer en la gran biblioteca. Cada noche que limpiaba sus heridas y le daba un suave beso en la frente con cautela. Eiji estaba ahí, incluso si no lo merecía, por que para Ash el ya no era digno de toda muestra de afección.
Nadie lo había amado, no sabia como funcionaba ese sentimiento, pero estaba seguro que de alguna forma, amaba a Eiji.
✈︎
Una fría brisa impactaba sus parpados, sentado en el balcón con una tasa de te, la noche avanzaba mas no su sueño. Una hora pasó intentando dormir mientras los recuerdos lóbregos le comían la cabeza. Incluso cansado no bajaba la guardia. Tanto silencio en la ciudad le dejaba la oportunidad de escuchar a los insectos.
Unos pasos lo alertaron abriendo sus ojos, Eiji se encontraba justo al frente tallándose la cara, recién despertado.
-¿No puedes conciliar el sueño?-preguntó el mayor susurrando.
-No...lamento si te desperté.
-Esta bien, me levanté por mi cuenta al no notarte en la cama...-podía ver la preocupación de Eiji en sus oscuros ojos.-¿Te encuentras bien?
-Si, solo estaba vigilando- contestó el rubio con una débil sonrisa.
-No tienes que mentirme sabes...
-No lo hago.- Aslan deseaba todo menos hablar en ese momento.
-Ash...-Eiji tomó asiento a su lado mientras conectaba sus miradas, podía jurar que sintió sus mejillas calientes-Habla conmigo...
-Yo...-lo dudó, dudó en derramar sus pensamientos, incluso si confiaba su vida a Eiji, hablar sobre lo que sentía era recóndito.-No es nada, vuelve a dormir.
Eiji no respondió, se acostó en el friolento piso viendo la estrellada noche. Ash entendió que lo esperaría hasta que estuviera listo y lo agradeció profundamente.
✈︎
Las nubes seguían el compás del viento, parecía una carrera en el cielo. Eiji dormía plácidamente con su cabeza en el regazo del rubio, podía sentir como como su cuerpo temblaba y su nariz se congelaba, no quería cambiar su posición sin embargo, unos sonidos de respiración agitada lo hicieron abrir sus ojos y voltear hacia arriba.
Ash lloraba, desconsoladamente, con su mirada vacía y sin punto fijo, el japonés juro jamás haber visto algo que le rompiera el corazón tan profundamente como lo hizo esa imagen.
-Ash...-susurró el pelinegro.
-Mierda.-exclamó el menor al ver que había sido descubierto.- Vuelve a dormir Eiji.
El mencionado se enderezó y dio una vuelta quedando frente a frente.
-Dime que es lo que te pasa, dímelo por favor.- en su voz se distinguía la angustia.
-...Eiji, yo no-
-Ash, por favor, ya no quiero tener este sentimiento de no saber que hacer. Me preocupas, hace días que no duermes bien.- las ojeras de Aslan eran prueba suficiente de eso.-Yo cuido lo que amo.., así que déjame cuidarte.- las manos de Eiji regalaron un cálido tacto, el tacto que tanto tranquilizaba al menor, había una seguridad.
Sus miradas conectaron al igual que el ritmo del corazón, el cielo oscuro con el ambiente silencioso; Ash tenia miedo, temía que el mayor se alejara, que le diese asco. Tenia miedo de quedar solo, pero de pronto, todo aquello que llevaba guardado en su alma, pedía a gritos salir sin permiso.
-¿Podemos ir adentro?- preguntó casi rogando el menor de ojos verdes.
-Por supuesto.
Una vez en la habitación, se sentaron en la cama, cubriendo la mitad de sus cuerpos con una suave cobija.
Y entonces, como si de la única oportunidad de abrir su corazón y mente se tratase, Ash se lanzó al vacío, decidiendo confiar el peso de sus malditas pesadillas.
-No puedo dejar de verlos...-dijo con la voz temblorosa.
-¿A quienes?
-A todos.-Eiji temió hacia donde se dirigía el tema.- Siempre he manejado mis recuerdos, pero últimamente cuando cierro mis ojos e intento dormir, los veo, a cada uno.- La mente Ash repetía y repetía, cada toque, cada lagrima. Una y otra vez como si de una tortura divertida y perversa se tratase.- Veo sus sonrisas asquerosas, siento sus manos en mi espalda, su aliento y el dolor en mis muñecas, es como una película que se repite sin falta.
Sus ojos esmeralda empezaron a humedecer.
-Me dan nauseas de solo recordarlo y no puedo evitar sentirme tan humillado.-
Para el ojiverde esos seres humanos le habían quitado, irónicamente, toda su humanidad, le arrebataron su vida y el corazón que alguna vez le latió de felicidad.
Eiji notó como un hueco se le hacia en el estómago, quería llorar.
-Me siento sucio. Yo era solo una maquina sexual, era su juguete y cada noche me atormenta. Es por eso que no soporto que me toquen. -Ash ya no lo pudo contener y dejo ir su frustración y pesar como agua por sus mejillas.-Se supone que las personas deberían temerme, pero un solo toque me hace tan...débil.
Sus manos fueron tomadas por Eiji, este con cuidado limpió sus lagrimas y se dispuso a hablar.
-Incluso si no soy tu, me duele tu dolor, es...realmente indignante que existan tantas personas que solo quieren hacer daño. Pero Ash, incluso si piensas que solo te rebajas a eso, es erróneo, tu eres mucho más.
Con cuidado el pelinegro tomó al rubio de los costados de su cabeza y lo recostó en su pecho.
-Eres un rebelde adolescente lleno de carácter, que ama la ensalada de camarón y odia el natto. Te aterran las calabazas y si no duermes al menos dos horas te pones de mal humor. Intentas esconderlo pero se que te preocupas y quieres mucho a tus amigos.- Eiji siguió haciéndole masajes en el cabello- Te gusta mucho leer y la música pop aunque lo niegues. Eres...solo un chico el cual ha tenido que pasar por cosas horribles. Pero eso nunca te hará menos Ash, tal vez tu corazón esta roto pero vale todo el amor del mundo.
El ojiverde aun emitía suaves sollozos en el pecho del contrario, su respiración comenzaba a volver a la normalidad.
-Eiji, ¿podrías quedarte conmigo? aunque sea solo por ahora.
El chico japonés tomó el rostro del menor, buscando su mirada para sentir las palabras.
-Me quedaría contigo hasta mi último latido.- Junto a una sincera y hermosa sonrisa, Eiji se acomodó bien en la cama para así rodear con sus brazos al rubio, transmitiendo todo su cariño.
-Gracias Eiji.
-Esta bien, siempre estaré para escucharte.
-No, yo.., me refiero por todo. Creí que serías como cualquier otra persona nueva a la que he conocido, que te alejarías al saber a detalle lo que soy. Pero sigues aquí. Y eso me hace feliz, así que gracias.
-Siempre estaré contigo, sin importar que.
El silencio reinó en aquella habitación, sin embargo era cómodo, ambos chicos disfrutaban la compañía del otro.
-Ash.., ¿sería extraño si te digo que te quiero?-
...
...
¿Sería posible para Ash el querer tanto a un chico que había conocido en un bar? A ese chico de ojos rasgados, con voz tranquila y mirada libre. ¿Sabría Ash como querer? Prefirió suponer que si.
-Yo también te quiero Eiji.
Aceptar eso para Aslan había sido toda una odisea, puesto que el pensar que podía querer a alguien lo llenaba de temor, perder al mayor no era una opción, y su amor podría condenarlo.
Sin embargo, Eiji valía el intento.
El mencionado sonrió, le hacia feliz ser alguien especial para el rubio, y desde esa noche iba a prometer que nunca nadie tocaría a Ash sin salir ileso, aun así el no tuviera destreza para usar un arma, protegería a Ash, aunque le costara la vida.
-¿Me dejarías intentar algo?-preguntó el pelinegro nerviosamente.
-¿Algo como que?
Lentamente y con cuidado como si de una perla se tratase, Eiji acercó sus labios hacia la mejilla de Ash, cortando la distancia y llegando al tan esperado contacto. Probablemente aquel beso haya durado dos segundos, pero se sintió como dos milenios.
Los ojos verdes e intensos voltearon a ver el rostro del mayor, y con la mayor seguridad que alguna vez pudo sentir, el joven Lynx se dejó llevar entre las nubes del amor al que tanto le temía.
-Creo que mis labios no están ahí.
Eiji, sorprendido por el comentario, dejó salir una risa como un susurro.
-Tienes razón.- Y con eso, el japonés finalmente unió sus labios en un abrasador y nervioso beso.
Ambos chicos tan vulnerables y pequeños, besándose en aquel cuarto, solos. Uniendo sus almas que alguna vez lloraban, pero que en aquella luz de luna vehemente se limpiaban el dolor mutuamente.
No necesitaban demasiado, solo ese sentimiento de afección tan fuerte que quemaba cada mancha del recuerdo.
Al separarse ambos rieron mirándose a los ojos. Ash pensó por un segundo que probablemente podría acostumbrarse a sentir los labios de Eiji de esa forma hasta que la muerte le llegara de regalo, y así, con ese deseo, rodeo igualmente sus brazos por el cuerpo del mayor, para luego caer finalmente dormidos.
El dolor de Aslan seguiría ahí, probablemente para siempre. Pero en aquella noche se dio la oportunidad de tener un lugar de resguardo al cual siempre regresar.
O más bien.
Una persona.
So..., volví a escribir algo jiji, esta vez no sobre Given (shocking).
He tenido este borrador por muuucho tiempo en mi biblioteca y cada vez que lo editaba no me convencía demasiado pero creo que esta versión final me gusta mucho, entonces decidí al fin publicarla. 🫶🏻
Banana Fish es un anime que cambió mi vida verdaderamente, nunca dejo de sentirme triste cada vez que pienso en el, e independientemente de que me haya destruido la estabilidad emocional, disfruté mucho verlo y se convirtió de mis favoritos. Han pasado años desde que lo vi por primera vez y nunca cambia el sentimiento.
Ash Lynx es de mis más grandes protegidos, siempre me dolerá su historia de personaje y me encantó escribirlo (espero haberlo hecho decentemente jiji). Eiji, my beloved, los amo tantos a estos dos, si por mi fuera, se quedaron viviendo en Japón y envejecieron juntos y felices.
Pero en fin, espero les haya gustado este pequeño fic que hice hace ya un tiempo, platíquenme de su escena favorita, me encantaría leerlos!
Ya saben que toda crítica constructiva es bien recibida. No se olviden de votar y comentar si les gustó! eso ayuda muchísimo. 😽
Les quiero, y vivan los banana pescado. (TU NO DINO GOLZINE, TE ODIO)
Nos vemos en las tiras cómicas. 🚀🩷
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