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Especial/La Desaparición

Max
Me encontraba sentado en aquel banco bajo la sombra de un árbol que con la suave brisa recorriendo entre sus hojas, armonizaban una hermosa música, se sentía tanta paz que mi mente divagaba al recordar la primera vez que ella estuvo aquí conmigo. Eliana lo era todo para mí, era como si retrocediese el tiempo siete años atrás y la volviese a ver sonriendo a mi lado mientras se acomodaba su hermoso cabello blanco detrás de su oreja. Me dolía tanto el que ella no me viese como yo lo hacía, en verdad la amaba, no quería perderla pero las cosas simplemente no pasan como uno desea. Sin embargo no me rendiría, buscaría la manera de conquistarla y compartiríamos una vida juntos, ese era mi mayor anhelo.
-¡Max! ¡Max! ¡Max!- la voz de los gemelos interrumpió mis pensamientos. Suspiré pesadamente, eso solo significaba una cosa.
-¿Cuál es la disputa de hoy?- hablé sin ningún interés en sus problemas.
Mis hermanos menores discutían por todo, ya estaba acostumbrado a escuchar sus disputas por tonterías como quién se quedaba con el balón de basquet, de quién era el turno para tal cosa o quién comería el postre primero. Era un fastidio entrometerme a cada segundo en sus peleas pero era mi deber.
-Max, Mathias dice que Eliana no va a venir porque yo la molesto y eso no es cierto- habló furioso uno de ellos mientras se cruzaba de brazos
-Pero es verdad- respondió Mathias -Si Mateo no le hubiese dicho que ella era su novia, seguramente ya estuviese aquí- continuó
-¡Eso no es cierto!- le reprochó Mateo
-Ella no te quiere-
-¡Claro que sí!-
-¡Que no!-
-¡Que sí!-
-¡No!-
-¡Si!-
-¡Silencio los dos!- interrumpí harto de la discusión que tenían por la chica de mis sueños -Eliana si va a llegar- los miré a ambos. Solo esperaba que así fuese, no quería que nuestra conversación de la noche anterior la haya incomodado a tal grado de no venir a acompañarnos.
-Te lo dije. Ella nunca a faltado, así que vendrá- le dijo Mateo a su gemelo mientras le sacaba la lengua para luego acomodar su pose a una picara -Mi novia nunca me desepcionaría- concluyó para que su gemelo le golpeara la cabeza por detrás
-Un niño de nueve nunca en la vida será novio de una chica como Eliana- se burló Mathias para dar inicio a otra pelea.
La tarde pasó y ella nunca llegó, era la primera vez en siete años que Eliana faltaba, ella podía estar muy furiosa conmigo pero nunca se ausentaba y menos cuando se trataba de los gemelos. Me preocupé, por lo que llevé a mis hermanos a casa con sus rostros tristes mientras trataba de comunicarme con Eliana o Milexy pero ninguna respondía.
-¿Crees que le haya pasado algo?- me preguntó Mateo preocupado
-No lo sé- respondí con cierta duda para mirar como ambos temían gracias a mi respuesta. Me acerqué a ambos para abrazarlos -Descuiden, ella estará bien- les sonreí
-¿tú crees?- preguntó Mathias
-Si, ya lo verán. Cuando llegue a casa ella seguramente estará allí, comiendo helado en el sofá viendo su serie favorita y yo los llamaré para que hablen con ella por no haber ido al parque ¿está bien?- traté de calmarlos para que ambos asintiesen con la cabeza
Me despedí de ellos para dejarlos con mis padres. Mi preocupación era notable, Eliana no respondía y Milexy tampoco, ya estaba cansado de enviarle audios por whatsapp y que ni siquiera los oyera, llevaba más de treinta llamadas perdidas a ambas y ninguna respondía, puesto que el celular de Eliana todo el tiempo marcaba sin señal ¿Dónde estaba? Marqué un último intento mientras me dirigía a casa, como siempre el celular repicaba, ya estaba dándome por vencido cuando escuché su voz del otro lado del celular
-Max tenemos un problema- su voz era alarmante, mi corazón se aceleró -Es Eliana- Me detuve en el instante, no pude articular palabras, mi respiración se cortó de golpe
Pensé lo peor pero en el instante sacudí mi cabeza para borrar la sola idea de que le hubiese sucedido algo y apresuré mi paso para llegar a casa y encontrarme con dos patrullas de la policía local, algunas personas fuera mientras los cuerpos de seguridad inspeccionaban el lugar. Corrí lo más que pude para acercarme, abriendo paso entre las personas y ver como un policía me detenía.
-Espere. Vivo aquí- le comenté mientras mostraba mi identificación y él me dejáse pasar
Pude ver como Milexy hablaba llena de preocupación con un detective para que yo entrara y la saludara con un abrazo que pareció más un consuelo. Le dediqué un beso en su cabello mientras le frotaba su brazo derecho sin soltarla para que ella dejara correr algunas lágrimas en silencio, eso solo me empeoraba, quería saber que había pasado, estaba desesperado por dentro, me moría por saber que había sucedido
-¿Quién es usted?- preguntó el detective -¿cómo entró?- parecía amargado por mi presencia
-Él es de quien le hablaba. El otro residente- le comentó Milexy rápidamente para que yo extendiese mi mano para estrechársela
-Un gusto. Soy Max- hablé educadamente
-Detective Lee. A su servicio- respondió sin quitar esa expresión de desconfianza en su rostro
-Ahora ¿podrían explicarme que sucedió? ¿Dónde está Eliana? ¿Por qué ella no está aquí?- mi desesperación salió a flote. Estaba demasiado asustado de lo que podrían decirme
-Max. Eliana desapareció- Milexy me interrumpió rápidamente casi en un grito lleno de dolor y miedo.
Sentí como todo el mundo se me vino abajo, la respiración se cortó, una presión horrible se apoderó de mi pecho, mis piernas se debilitaron al instante, un nudo se creó en mi garganta y lo único que podía hacer era negar con la cabeza una y otra vez.
-Cuándo escuché tus mensaje de buzón la llamé, pero su celular sonó fuera de servicio. Me cansé de llamarla pero no hubo resultado- a medida que iba hablando sus lágrimas se hacían más frecuentes -Llamé a sus padres pero tampoco estaba con ellos, fui a la cabaña y ni rastros de ella. Caminé hacia el parque y muchos dijeron que la habían visto caminar en esa dirección pero nunca la vieron llegar o a dónde se fue- ella lloraba con gran desconsuelo mientras yo me dejaba caer en el sofá con mis manos en la cabeza mientras mis lágrimas salían solas. No podía respirar, solo podía sollozar con dolor, mientras negaba una y otra vez.
-Descuiden. Trabajaremos en el caso y los mantendremos al tanto- intervino el detective Lee en un intento fallido por calmarnos.
Los días se hicieron semanas y las semanas se hicieron meses, no teníamos ninguna noticia de Eliana o de su paradero, la casa se hizo más sombría y sola con el pasar del tiempo. La investigación se había vuelto más compleja al no encontrar pistas. Cada semana el detective Lee nos visitaba para interrogarnos y contarle toda la vida de Eliana y lo que compartimos con ella. Recordar con detalle cada momento provocaba que mi corazón se rompiese en mil pedazos y siempre terminaba llorando por ella.
Una mañana me levanté más tarde de lo normal, despertar cada mañana y saber que ella no estaba era una tortura que perduraba en mi. Salí de la habitación pasándo mi mano derecha por mi cabello mientras mis pies descalsos sentían el frío suelo de la casa.
-¡Pero ¿qué está diciendo?!- la voz furiosa de Milexy era notable
-Lo lamento señorita pero ya no podemos seguir con este caso y menos sin alguna evidencia de lo sucedido- esa era la voz del detective Lee -Tenemos más casos por resolver, de los cuales si tenemos evidencia-
Me enojé rápidamente y me dirijí a la puerta de entrada donde estaba la disputa. No podía creer que fueran abandonar el caso
-¡Oiga!- intervine -Usted no puede abandonar este caso. Se trata de una persona desaparecida, de mi mejor amiga, mi familia. Solo porque ella no corresponde a su entorno social no significa que lo va abandonar ¿Qué hubiese pasado si de su esposa se tratáse? Seguramente haría hasta lo imposible por encontrarla- le hablé furioso
-Disculpe jóven pero no cuestione a la autoridad. Le he dicho que no hay evidencia alguna de que su amiga haya desaparecido o al menos algo que indique su paradero- me refutó molesto
-Entonces les pagaré lo que sea pero no abandonen el caso de Eliana. Usted no tiene idea de lo que significa ella para nosotros- le respondí un poco más calmado pero lleno de desesperación. Solo quería encontrarla, no podía perderla y si para ello tendría que darlo todo lo haría -Le pagaré lo que sea. Por favor no abandone el caso- volví a repetir mientras me revolvía el cabello. Era mi última opción para encontrarla.
-Dos meses y no más- respondió para retirarse
Milexy me abrazó al instante mientras dejaba correr sus lágrimas sobre mí
-Gracias. Gracias Max- sollozó para que yo le correspondiera
Teníamos que trabajar duramente para encontrarla en esos dos meses, lo cual sería un poco imposible, ya que todo este tiempo estuvimos luchando pero no encontramos nada, aún así no perdía la esperanza de hayarla.
Esa noche contacté con el helicóptero privado de mi padre, no me importaba si teníamos permiso o no para investigar por los aires pero lo haría, necesitaba encontrarla. Me costó trabajo convencer a los pilotos del helicóptero en especial a mi padre pero después de una hora lo logré, gracias a que los gemelos hablaron con él.
-Max- la voz apagada de Milexy salía de la puerta de mi habitación
Me encontraba sentado en mi cama con el celular en mano y la cabeza agachas. Me sentía un poco aliviado de que me permitieran usar el helicóptero pero otra parte de mí tenía miedo de despertar en la realidad.
Milexy entró con cuidado en la habitación, se sentó a mi lado colocando sobre la mesa de noche los panqueques y el jugo de naranja que había preparado, ya se le había hecho costumbre el traerme la comida a mi habitación, puesto que muy rara vez yo salía a diferencia de ella, quien tenía a su novio que la sacaba cada semana, fuese de día o de noche. Ella se acomodó en mi cama, posicionándose detrás de mi para abrazarme por la espalda, dedicar un corto beso en mi cuello y recostar su cabeza en la curvatura del mismo. Por instante sentí que algo se encendió dentro de mí y sin querer me tensé. Ella separó sus brazos de mi cintura descubierta y comenzó a frotar mis brazos. Por un monento sentí como mi corazón se aceleró y mi cuerpo entraba en calor. Sus piernas descubiertas e incadas rodeaban mi cadera y sin darme cuenta aparté un poco mi cabeza para que ella se acomodara mientras frotaba con delicadeza sus piernas. Ella abrazó mi pecho mientras lo acariciaba con cuidado para yo girarme y quedar frente a ella, sus labios estaban solo milimetros del mío, frotamos nuestras frentes, la respiración era pesada. La imagen de Eliana sonreía en mi mente mientras se daba vuelta. Me separé rápidamente de Milexy, quien también hizo lo mismo levantándose a gran velocidad de mi cama. Nuestras miradas eran de pánico ¿qué estabamos haciendo?
-Max-Mile- dijimos al unisono. Ella se acomodó su camisón blanco que usaba para dormir y luego me miró con terror, su respiración era completamente agitada.
-Contacté al helicóptero de mi padre. Salimos mañana temprano- comenté rápidamente y agitado para evitar comentarios incómodos, mientras me colocaba una camisa y los zapatos deportivos gran velocidad.
-¿A dónde vas?- me preguntó aun agitada al verme salir por la puerta
-Necesito aire fresco- respondí sin pensar para insultarme mentalmente por eso.
Sin esperar una respuesta o una reacción salí de la casa y empecé a correr sin dirección alguna, solo corrí, necesitaba aclarar mi mente y analizar lo que había pasado. Recapitulé todo de principio a fin, no podía empezar a sentir algo por Milexy, ella era como mi hermaba, tenía novio, ella siempre estaba para mí, aún cuando las cosas estaban más difíciles ella me apoyó, incluso ahora que yo no había sido de mucha ayuda, ella había corrido con todo y trataba de animarme o al menos de sacarme de la habitación. Realmente era una gran chica, una excelente amiga, una mujer increíble.
Me detuve en seco ¿Por qué estaba pensando en ella de esta manera? No podía sentir esto por ella, se supone que yo amaba a Eliana con mi alma, pero ella ya no estaba. No, Eliana iba a volver, la encontraríamos y regresaría con nosotros, no me atrevería tan siquiera a perder la esperanza en encontrarla hasta no haber gastado el último recurso existente.
Regresé a casa corriendo, Milexy estaba en el sofá hablando por el celular, al parecer con los padres de Eliana. Se veía linda con esa pose relajada, por lo que inconscientemente sonreí. Ella sintió mi mirada y volteó a verme, su rostro se alivió al instante y me sonrió para continuar hablando. Me adentré para darme una ducha y relajar mi cuerpo entero.
Duramos una semana entera buscando por los aires al menos algo que nos indicara del paradero de Eliana, pero no encontramos nada y faltamos a nuestro acto de graduación.
No nos rendiríamos, a pesar de nuestro agotamiento seguiríamos en pie.
Un mes después el piloto del helicóptero nos informó que ya no podríamos volar y ese sería el ultimo vuelo para esta misión, por lo que lo aprovecharíamos al máximo.
Milexy y yo subimos al helicóptero, nos aseguramos y protejimos nuestros oídos. Noté que ella estaba más decaída de lo normal, no había hablado en todo el camino y parecía que no pensaba hacerlo. Ese día recorrimos toda la ciudad y por desgracia no encontramos nada, por lo que nos devolvimos. Yo miraba con añoranza cada sitio que pasabamos, mientras mis ojos se llenaban de lágrimas que luchaban por salir al saber que toda esperanza de encontrarla se esfumaba con el tiempo. Sentí como algo suave se posó en mi hombro y pude darme cuenta de lo agotada que estaba Milexy y seguramente ella se había percatado de lo mismo que yo. Besé su frente y tomé sus manos mientras ella descansaba en mi hombro. No quería hacerme la idea de que Eliana nunca volvería, pero al paso que ibamos, esto era la cruda realidad.
La semana siguiente fue simplemente soledad y silencio, Milexy solo se encerraba en la habitación y la podía escuchar llorando cada día. No pude soportárlo más, así que entré en su habitación y para mi sorpresa la encontré en el suelo abrazada a una foto de Eliana y ella, a su espalda su celular apagado. Ella lloraba con gran desconsuelo, estaba sucia, desalineada, apenas si tenía su camisón que alguna vez era blanco pero ahora estaba curtido ¿cómo pude permitir que esto pasara?
-¡Milexy!- la llamé preocupado por su estado pero ella no respondía, era como si estuviese hipnotizada por su propio llanto. La tomé en mis brazos y estaba demasiado caliente -¡Milexy! ¡Levántate!- no me escuchaba -Vamos, nena. Levántate- seguía sin obtener resultados, mis lágrimas se hicieron presentes, mi preocupación aumentó, por lo que la abracé para acobijarla esperando que bajara la fiebre -Mile, por favor dime lo que sucede. Hablame- dije casi en un ruego
-Ella...- tosió en medio de sus sollozos -Ella sabría que hacer- dejé que hablara -Él me dejó porque cree que estoy loca. Que ella se fue y nunca volverá- a medida que hablaba su llanto era más fuerte -No me importa el que me haya dejádo. Pero no le pérdono el que haya dicho que ella nunca existió, que nos abandonó porque no significabamos nada para ella- volvió a llorar y empezó a gritar -¿Si él tiene razón por qué puedo verla aquí? ¿por qué? ¿por qué?- presionó la foto con fuerzas contra su pecho, la fiebre aumentó y en medio del llanto perdió el conocimiento.
Me asusté aun más, la toné en mis brazos y corrí con ella hasta el hospital más cercano. Me culpaba una y otra vez por ello ¿cómo pude ser tan descuidado? ¿cómo permití que pasara algo como esto?
-¡Auxilio!- grité apenas entré para que una docena de enfermeros salieran a mi encuentro junto a un médico
-¿Es su esposo?- me preguntó el médico miéntras la colocaban sobre la camilla y los enfermeros se encargaban de pasarle suero y rápidamente llevarla a la sala de emergencias.
-Vivo con ella- respondí apresuradamente mientras los seguía
-¿Hace cuánto tiempo lleva inconsciente?-
-Quince minutos apróximadamente-
-¿Cuánto lleva con fiebre?-
-No le sé decir-
-¿Ha comido algo?-
-Esta semana solo ha comido la mitad de los alimentos y a veces pasa el día sin comer. Se ha encerrado en la habitación y muy poco sale, por las noches se despierta llorando. Nuestra mejor amiga ha desaparecido hace uno meses y apesar de todo el esfuerzo que se ha hechono la hemos podido encontrar. Ella no sufre de ninguna enfermedad en particular pero la perdida le ha pegado un poco más fuerte que ha mi. Admito que esto ha sido mi culpa, no debí dejarla sola en ningún momento. Por favor doctor haga algo- le conté todo y entré en pánico, no quería perderla, ya había sufrido mucho con la desaparición de Eliana y me negaba a perderla a ella también.
Me sacáron del área y me llevaron a la sala de espera, me comentaron que le harían algunos exámenes para diagnósticar lo que tenía. Pasaron dos horas y nadie me decía nada, estaba demasiado asustado, todos me veían con algo de pena y eso provocaba que me llenara de temor. Vi salir al médico y rápidamente me le acerqué.
-¿Cómo está ella?- pregunté sin pensar
-Le limpiámos el estómago, puesto que tenía una pequeña bacteria que se había producido por el polvo absorvido por cierto tiempo, pero va ha estar bien. De resto le recomiendo llevarla a un psicólogo que se encargue de tratárla, puesto que una pérdida como esa no es fácilnde superar. Puede entrar a verla si quiere- me habló con cuidado para indicarme el lugar dónde la tenían.
Cuándo entré se veía serena, en paz, ella abrió sus ojos al verme y me sonrió para yo corresponderle.
-No sabes el susto que me hiciste pasar- le dije para acercarme y abrazarla con cuidado.
-Disculpa. No pensé que te preocuparía tanto- me respondió con culpabilidad
-¿Cómo pudiste pensar eso? Sabes lo mucho que te quiero, me preocupo por tu bienestar- le respondí rápidamente a lo que ella sonrió y lentamente la disminuyó.
-Ella no volverá ¿verdad?- su comentario me tomó por sorpresa por lo que quedé en silencio, no quería pensar en ello pero parecía una cruda realidad.
Al mes, el detective Lee apareció nuevamente en casa y como era de esperarse no encontró nada que lo lleváse a algún lugar, es como si ella hubiese desaparecido sin dejar rastro alguno. Milexy se derrumbó en llanto y yobla abracé para llorar con ella. Esa era la única verdad que todos conocíamos pero que nadie quería aceptar.
Preparámos un funeral digno apesar de ser solo un cajón vacío, queríamos hacernos la idea de que ella siempre estuvo aquí, aunque muy dentro de mí sabía que ella seguía viva en algún lugar y dónde estuviese, ella estaba bien, con la vida que siempre anheló tener.
La amaba, pero gracias a ella, descubrí que mi verdadero amor siempre estuvo a mi lado.

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