Dedicado a: CarlotaSnchez6
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Hoy me quedé a dormir con Stefan que sabía que había alguien que me gustaba pero no sabía que a mí me gustaba él y Damon.

Cuando nos despertamos me abrazó e hizo que me riera para preguntarme.

- ¿Quién te gusta? - preguntó.

- No, no te lo diré - contesté entre risas.

- Al menos deja que vea su foto para ver si te conviene o no - me pidió.

- Hermanita, nunca lo has hecho con nadie y la primera vez que lo haces con alguien si ese alguien no es cuidadoso contigo y no te trata bien te puede hacer mucho daño - me explicó mi hermano sabiendo que nunca me había acostado con nadie.

- Solo quiero lo mejor para ti - añadió cogiéndome la mano.

- No es malo, es solo que no puedo decirte como se llama - contesté negándome.

- ¿Por qué? - preguntó dejándome besos por mis manos para ir lentamente bajando hasta barriga lentamente provocando que me pusiera caliente.

- Para - le pedí poniéndome seria. Estaba nerviosa además de caliente.

- ¿Estás bien? - preguntó.

- Sí, es solo que estoy algo cansada - contesté convirtiéndome en una zorra de pelaje naranja provocando que se cayera mi ropa interior.

- Stef, tengo un problema, y es que no me puedo controlar cuando estoy con alguien en una misma cama - le expliqué.

- Y ese alguien eres tú - añadí algo roja aunque el pelaje naranja lo cubría a la perfección.

Él me miró divertido y siguió con las cosquillas provocando que cayera al suelo convertida en humana desnuda pero con las sábanas tapándome.

Lamentablemente se me vio una pequeña parte de mi pecho y eso hizo que me pusiera roja. Stefan lo miró pero reaccionó y me miró a la cara.

- Lo siento - se disculpó algo rojo.

Entonces hice algo de lo que no me arrepiento. Me puse de pie y solté las sábanas poco a poco para ir hacia él lentamente contoneando mis caderas. Me mordí el labio y me acosté nuevamente a su lado provocando él que perdiera los nervios y me pegara a él. Estaba abrazada a él notando cada facción de su cuerpo y sus músculos. Noté como le caía una gota de sudor, estaba nervioso.

- Yo tampoco - dijo algo rojo haciéndome reaccionar.

- Lo siento - me disculpé haciendo que viniera mi ropa interior con mi mente hasta mí para volver a ponérmela pero él no me dejó.

Tiró de mi brazo para atraerme hasta él y se subió encima de mí.

- Me vuelves loca, hermanita - me dijo depositándome un dulce beso sobre mis labios.

Cerré mis ojos y lo sentí. Sentí que era el momento para confesarle mis sentimientos por él.

- Te... - intenté decir.

- No puedo - dije prensándomelo mejor.

- No puedo - seguí diciendo entre lágrimas.

- ¿El qué no puedes? - me preguntó preocupado por mí a la misma vez que se bajaba de mí.

- Soy una cobarde - contesté levantándome de la cama.

Hice que viniera una toalla con mi mente, me la puse y bajé a desahogarme en la habitación de mi otro hermano mayor.

- ¡Damon! - le llamé entre lágrimas entrando a su habitación.

Tenía miedo de lo que le fuese a decir fuera un error.

- Tengo miedo - confesé.

- Stefan me ha besado y no sé si decirle que le quiero o callarme - le expliqué preocupada, no quería hacerle daño.

- No quiero estropearlo todo ni tampoco quiero hacerle daño - añadí.

Damon se bajó de su cama y me abrazó.

- Es obvio, díselo - contestó dejándome un beso en mi mejilla.

- Aunque en realidad ya se lo has dicho - añadió reflexionando.

- Somos vampiros, ¿recuerdas? - me dijo.

- Es verdad. Soy idiota - dije dándome cuenta.

- Por cierto, ¿estás desnuda? - preguntó mirándome divertido.

- Sí - contesté agarrando con más fuerza la toalla.

Me cogió en brazos y me llevó de vuelta con Stefan.

- Lo siento - me disculpé bajando mi cabeza aunque él estaba feliz.

Damon me soltó en el suelo y se fue de nuevo a su habitación.

- Me he puesto muy nerviosa y no sabía cómo reaccionar - expliqué derramando unas pocas lágrimas.

- No te preocupes - contestó dulcemente.

- Ven - añadió.

Stefan P.O.V

Mi hermana permanecía inmóvil en su sitio. Estaba muy preocupada porque no quería hacerme daño.

Al final decidí salir de la cama para ir hacia ella. Con un abrazo seguro que la calmaría.

- Ven aquí - le dije dulcemente calmándola con un abrazo.

- No sabía como decírtelo. No quería hacerte daño. Lo siento - siguió disculpándose mientras lloraba.

La besé y nos volvimos a la cama.

- Te quiero - me dijo al fin mientras la acariciaba.

- Y yo también te quiero - le contesté felizmente.