Capítulo 8 Gente ordinaria.
- Y si llamamos a Ric - propuse.
- A lo mejor él sabe qué es - añadí.
- Vale pero ahora vuelve conmigo - me pidió preocupado por mí.
- Vale - contesté volviendo con él.
Llamó a Ric y nos sentamos en el suelo a esperarle.
- Sabes, he estado pensando en tener otro hijo con Stefan - solté de repente.
- Para ya sabes, que pase como nosotros - añadí.
Hizo que me acercara a él y me cogió la mano para decir.
- Me alegro. Aunque con todo lo que está pasando es mejor tomarse estas cosas con calma - dijo acariciándome haciendo que me acordara de que tenía que decirles a los dos que había besado a mi padre divino y luego él me había correspondido.
Tenía miedo de hacerles daño, pero tampoco quería engañarles. No sabía qué hacer.
Iba a ponerme a llorar por el miedo cuando de pronto llegó Ric.
- ¡Por fin! - exclamó mi hermano mientras me ayudaba a levantarme del suelo.
Ric y yo entramos y mi hermano se quedó esperando.
- ¿Qué es todo esto? - le pregunté.
- Por lo que estoy viendo es una historia. En términos arqueológicos simples, una historia muy y muy antigua - contestó.
- Eso de ahí, es un ciclo lunar - dijo señalando un dibujo.
- Un hombre. Y un lobo - añadió señalando los dibujos.
- Un hombre lobo - comprendí.
- Sí, es el diario de los Lockwood versión Pictionary - comentó mi hermano haciéndome sonreír. Damon y sus bromas. Me encantaba cuando hacía eso, sabía que lo hacía para verme sonreír porque amaba mis sonrisas.
- No lo entiendo, creía que los Lockwood vinieron con los fundadores en 1860 - dije sonriendo por la bromita de Damon.
- Tal vez los Lockwood sí, pero según esta pared estos hombres lobo estuvieron aquí mucho antes - explicó mirando los dibujos.
- ¿Esto son nombres? - pregunté al fijarme en unas inscripciones que parecía rúnico.
- Sí, no son nativos, están en rúnico. Escritura vikinga - contestó.
- ¿Vikingos? - pregunté haciendo que Ric tradujera un nombre.
- Y este nombre traducido es Niklaus - dijo haciendo que recordara que una vez me habló Elijah de que ellos formaban parte de un pueblo vikingo cuando eran humanos.
- Este último nombre es Mikael - añadió señalando el nombre de Mikael en rúnico.
- Son los nombres de la familia original - entendí.
- Grabados en una cueva - añadió Ric.
- Llevan aquí desde mucho antes de la fundación de Mystic Falls - explicó.
- O puede que antes, incluso del nuevo mundo - añadió.
- Entonces si todos estos nombres son de la familia Original, Mikael es el padre de los originales - entendí.
- Sí. Y prefiero llamarle papá original - dijo mi hermano con una sonrisita tierna que me encantó.
- Mejor será que vaya a mi apartamento a por una cámara - dijo Ric saliendo de la cueva.
Yo decidí seguirle.
- Damon, deberíamos decírselo a Stefan - le dije mirándole a sus ojitos azules de gatito. Era super adorable.
- Cómo quieras - contestó.
Nos cogimos de la mano y fuimos a casa.
Stefan estaba cuidando de Emma y de Nathan. Estaba dándole de beber sangre a Emma que en cuanto me vio empezó a llamarme.
- Mami. Mami - me llamó.
- Hola - les saludé soltando la mano de Damon.
- Hola - contestó Stefan.
- Nathan está durmiendo - nos explicó.
- Voy a darle de beber sangre. Te dejo para que os pongáis al día - dijo Damon.
Damon se fue y Stefan me preguntó.
- ¿Estás bien? - me preguntó.
- Sí, tranquilo, es solo que debería hablar con mi padre de una cosa - contesté acariciando la mejilla de nuestra hija.
- Tranquila, ahora nos vemos - dijo haciendo que le besara.
Subí a la habitación de mis padres pero no debería haberlo hecho. Se estaban acostando.
- Lo siento - me disculpé tapándome los ojos.
- Luna, ¿qué haces aquí? - me preguntó mi madre bajándose de mi padre.
- Quería hablar con papá sobre una cosa - contesté algo roja y con la cabeza agachada por la vergüenza.
- Vale, danos un segundo para que podamos vestirnos - contestó mi padre.
Me salí de la habitación y al cabo de un rato salió mi padre vestido.
- Vamos a afuera a hablar - le dije mirándole con algo de vergüenza.
Él hizo que me cogiera de su brazo y salimos afuera para evitar que mis hermanos me escucharan.
Tomé una bocanada de aire y comencé a hablar.
- ¿Qué se supone que tendría que hacer? - le pregunté.
- Nos hemos besado y estoy casada con mis hermanos - añadí alterada.
No quería hacer daño a mis hermanos pero no sabía qué hacer.
- ¿Qué hago? ¿Se lo digo y les hago daño? ¿o les miento y les traiciono? - le pregunté.
Él me miró a los ojos, suspiró y contestó tranquilamente.
- Se lo diré yo - contestó tranquilamente.
Me abrazó y entramos de vuelta a casa.
Damon y Stefan estaban en el sofá cuidando de Emma y de Nathan. Entramos y nos pusimos en frente de ellos.
- Os tengo que decir una cosa sobre vuestra hermana y yo - empezó a hablar mi padre haciendo que mis hermanos nos prestaran atención.
- Nos hemos besado. La obligué yo - añadió haciendo que me sintiera mal por él.
- ¿Qué haces? Eso no fue así - contesté empezando a derramar lágrimas.
- Tal vez me odiareis por esto pero... - empecé a decir derramando lágrimas.
El corazón me iba a más no poder, en ese momento mi padre me interrumpió y dijo.
- En realidad le obligó Hades. Tenía que besarme si no quería morir - dijo explicándoselo a mis hermanos.
No lo pude soportar y acabé desmayándome.
Stefan P.O.V
Rápidamente la cogí y la dejé a nuestro lado en el sofá. Cuando despertó nos miró a Damon y a mí entre lágrimas.
- Yo no quería, de verdad - dijo arrepentida mientras la acariciaba tratando de tranquilizarla.
- Me voy para que podáis hablar con ella - dijo Apolo empezando a irse del salón.
Damon estaba furioso, pensaba que le había hecho daño o algo porque fue a por él para agarrarlo del cuello y estamparlo contra la pared en cuanto dejó a Nathan en el sofá.
- Damon, no, por favor - le pidió Luna entre lágrimas cogiendo a Nathan.
- Damon, suéltalo - le pedí intentando que hiciera caso a Luna.
Damon miró a Luna que estaba entre lágrimas y nos hizo caso. Soltó a su padre y fue a abrazarla.
- No sabía cómo decíroslo - dijo dejando a Nathan en los brazos de Damon que estaba enfadado por ver que estaba triste nuestra hermana.
- Tranquila, no pasa nada - le dije con una sonrisa agradable que hizo que se calmara un poco.
- Vamos a casa de Ric - habló enfadado.
Luna creyó que estaba enfadado con ella por lo que se puso seria y bajó la mirada.
- Damon - le llamé indicándole que no estuviera serio.
- Voy a dejar a Nathan arriba - avisó.
Se fue y yo me quedé con ella.
Cuando volvió de dejar a Nathan me fui a dejar a Emma en la cuna de la habitación de Damon. La dejé al lado de Nathan y volví abajo.
- Lo siento - se disculpó con él.
Él la miró a los ojos y la abrazó.
- Te quiero - le dijo besándola mientras volvía con ellos.
Ella le abrazó entre lágrimas y se pegó a él.
Me acerqué a ellos y le di mi mano para ayudarla a levantarse del sofá.
Antes de que se levantara Damon le empezó a hacer cosquillas para que se riera y dejara de estar triste.
- Vamos - dijo cuando paró de hacerle cosquillas.
Se levantó del sofá y fuimos los tres juntos a casa de Ric.
- Debería aprender a comer directamente de humanos - empezó a decir al cabo de un rato Damon.
- Damon - le llamé.
- No pasa nada, le puedo enseñar - me explicó.
- Es vampira, Stefan - añadió.
- Ya bastante que se alimenta de bolsas de sangre y puede medio controlarse - le expliqué preocupado.
- Ehh..., venga no os peleéis - dijo Luna rodeándonos a los dos con su brazo mientras subíamos las escaleras para llegar al piso de Ric.
Entramos y Luna soltó a Damon para estar conmigo.
Ric estaba intentando averiguar qué significaban unos símbolos que había fotografiado. Estaban desparramados encima de una mesa.
Damon se acercó a ayudarle mientras yo enseñaba a Luna a defenderse.
- Las imágenes cuentan una historia. Y para entenderla, tendremos que descifrarla - le explicó a Damon.
Entre tanto, Luna hizo que viniera con su mente una de las armas que tenía Ric y intentó venir hacia mí aunque yo no le dejé y se la quité. Entonces Damon quiso venir a enseñarle.
- Déjame a mí - me pidió.
- Vale - contesté apartándome.
- El fantasma de la navidad, Mason Lockwood dijo que la cueva nos llevaría al arma que mata a Klaus - comentó evitando sin problema un intento de Luna por pegarle una patada.
- ¿Entonces Mikael tiene un arma? - preguntó Luna intentando acercarse a Damon con el arma.
- Sí, lo que significa que la pared nos llevará a Mikael, al que ya hemos encontrado y perdido - dijo quitándole la arma y haciendo que se pegara a él para inmovilizarle.
- Pum. Estás muerta - le susurró al oído haciendo como si le mordiese el cuello provocando que se riera tiernamente.
- Estás imágenes nos dirán al menos de qué arma se trata - supuso Ric mirando las imágenes.
- Pues solo hay que conseguir descifrarlas - dije.
- Para, me estás haciendo cosquillas - se quejó Luna entre risas.
- Vale, Vale. Siento no ser tan supermegaoptimista como vosotros... pero ¿cómo lo haremos? - preguntó Damon acercándose a nosotros en cuanto soltó a Luna.
- Bueno... Si la historia trata de la familia original... preguntemos a la fuente - contestó ella.
- Iré yo. Vosotras no os lleváis muy bien así que... - empecé a decir siendo interrumpido por ella.
- Lo haré yo, no os preocupéis. La conozco y sé cuáles son sus puntos fuertes y débiles - me interrumpió.
- Luego nos vemos - se despidió con una sonrisa para después irse.
Cuando se fue Damon me sugirió.
- Nos vendría bien un trago. ¿Qué me dices, hermanito? - me sugirió.
- Me parece bien - contesté.
- Adiós - se despidió Ric.
- Adiós - contestamos los dos.
Al llegar a un bar Damon decidió llamar a nuestra hermana para ver si estaba bien.
- Hola - le contestó Luna.
- Hey... - dijo Damon.
- Damon, ¿dónde estáis? - preguntó al escuchar el ruido que había en el bar.
- Ni idea. Pero vamos demasiado elegantes para el garito - le respondió.
- ¿Aún sigues viva? - preguntó.
- Sí, estoy bien. Pero ahora no puedo hablar - respondió.
- Te quiero - le dijo Damon.
- Y yo a vosotros - contestó para cortar la llamada.
- ¿Qué te apetece? - me preguntó.
- Lo de siempre - contesté haciendo que sonriera con una sonrisa que seguramente si Luna hubiera estado aquí se habría muerto de ternura.
Nos acercamos a la barra y en cuestión de segundos se acercó una camarera que según su placa de identificación se llamaba Callie.
- Hola - le saludó a Damon.
- Hola - contestó Damon para obligarla.
- A mi hermanito y a mí nos apetece un trago de tu mejor whisky - le dijo obligándola.
Cuando nos trajo las bebidas nos sentamos en una mesa a jugar.
- Bebes tú, hermano - le dije cuando encesté en un vaso una moneda.
Él cogió el vaso y bebió.
- Deberíamos enseñarle a Luna a beber sangre de humanos, no de bolsa ni de animales - sugirió volviendo a dejar su vaso en la mesa.
- ¿Crees que lo soportaría si se volviera destripadora y matara a alguien? - le pregunté molesto por su sugerencia.
- Ya no es nuestra pequeña y débil hermanita. Es mayor, es diosa y es vampira. Tiene que aprender a comportarse como tal - argumentó.
- Ya, pero aún así... - empecé a decir.
- Prometimos que le protegeríamos pasara lo que pasara - añadí.
- La mejor manera de protegerla es enseñándole a beber de humanos y a reprimir la sed - dijo.
- Vale, hora de confesar - dije cambiando de tema.
- ¿Por qué hemos venido aquí? - pregunté.
- Pensé que te vendría bien un abrazo - contestó.
- Venga, Damon - le dije.
- Bueno, vale, quería que hablásemos de lo de Luna - confesó a regañadientes.
- Estoy preocupado con todo esto que ha pasado con Klaus - siguió diciendo.
- Pero estoy preocupado por ella - añadió.
- Deberíamos matarlo - comenté sintiéndome impotente.
- La cosa es que es inmortal y no podemos - dijo recordándomelo.
- Quizá yo pueda ayudaros - dijo acercándose adonde estábamos nosotros un hombre de traje y corbata.
- Los hermanos Salvatore, supongo - supuso.
- Falta nuestra hermana, pero sí, somos nosotros - contestó Damon sin más.
- Mikael - supuse.
Se sentó a nuestro lado y preguntó.
- ¿Está Klaus fuera del país? - preguntó.
- No lo sé, ya no me controla - contesté suponiendo que me lo estaba preguntando a mí.
- Espero que el juego de las veinte preguntas no sea tu arma secreta. Porque nuestra hermana anuló la orden que le puso Klaus - soltó Damon.
- Verás, Damon... llevo cazando vampiros más de lo que tú llevas vivo - le dijo poniendo su mano encima de su hombro.
- Por eso os he encontrado. Y por eso encontraré a Niklaus - añadió.
- Pues Klaus lleva huyendo unos mil años. Si crees que con venir aquí ya está vas listo - dijo provocando que Mikael metiera su mano en su corazón para arrancárselo. Menos mal que Luna no estaba aquí.
En ese momento me puse nervioso.
- Quieto, Stefan, un movimiento y se queda sin corazón - me amenazó.
- Bien, ¿dónde está Klaus? - me preguntó.
Damon y yo nos miramos. Yo estaba nervioso y él se estaba quejando por el dolor.
- Ya he dicho que no sé nada de él. Lo único que sé es que se fue con Leah del pueblo hace días y no sabemos nada - le expliqué logrando que soltara a Damon y se cayera al suelo.
- Mejor aún, dos pájaros de un tiro - comentó sacándose un pañuelo para limpiarse la mano que estaba llena de la sangre de Damon.
- Tráeme a Klaus y a Leah a Mystic Falls y les clavaré una estaca en el corazón. Pero si fallas te la clavaré a ti - me dijo para después irse mientras yo ayudaba a Damon a levantarse.
Cuando se fue decidimos volver a casa.
Luna P.O.V
Al terminar de hablar con Rebekah fui a cuidar un rato de nuestros hijos, les di de beber mi sangre y los volví a dejar durmiendo. Entonces me fui arriba para darme una ducha relajante y acostarme.
En cuanto terminé de ducharme escuché como entraban mis hermanos y decidí bajar a saludarlos. Me puse un vestido fino que utilizaba como pijama las noches que hacía algo de calor y bajé a saludarlos. No me gustaba hacer que cambiase el tiempo solo porque tenía calor o frío.
Por el camino cogí una bolsa de sangre y me la bebí.
- Tenemos a Mikael - me dijo Stefan abrazándome a la misma vez que me terminaba la bolsa de sangre.
Miré a Damon y noté que tenía su camisa manchada de sangre. Me acerqué a él con una sonrisa y le pregunté de broma.
- ¿A quién te has zampado hoy? - le pregunté acariciándolo hasta que noté que estaba agujereada.
- ¿Qué ha pasado? - pregunté alterada mirándolos a los dos.
- Casi me arrancan el corazón pero por suerte estaba nuestro hermano - contestó haciendo que me pegara a él.
- Me tenías muy preocupada - le dije haciendo que Stefan se uniera a nuestro abrazo.
Sin embargo me tuve que separar porque me dieron ganas de vomitar.
- Algo no va bien - comenté vomitando toda la sangre que había bebido.
- No me encuentro bien - añadí de rodillas desde el suelo. No entendía nada.
Los dos se preocuparon bastante y me ayudaron a levantarme.
- ¿Cómo te encuentras? - me preguntaron los dos cuando me llevaron a la cama de arriba. Se les notaba muy preocupados.
- Un poco cansada y mareada pero estaré bien - contesté con una sonrisita.
- ¿Qué te pasa con la sangre? - me preguntó Stefan preocupado.
- No quiero preocuparos pero creo que soy incapaz de retener la sangre en mi organismo - contesté.
- ¿Lo podemos hablar mañana? Ahora estoy cansada - les pedí bostezando.
- Claro - contestaron los dos.
Damon ayudó a Stefan a correr las sábanas y me tumbé la primera en la cama. Al momento me quedé dormida.
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Perdonad el retraso pero aquí os traigo un nuevo capítulo del fanfic.
Con mucho amor 🔸みか🔸
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