⚠️Capítulo 17 Sage.⚠️
A la mañana siguiente Ric le mandó un mensaje a Damon diciéndole que estaba en el hospital y fue a verle. Nosotros nos quedamos preparándonos para ir con Damon, Ric y la doctora a la restauración del puente.
- Hola - les saludé cuando llegamos.
- Hermanita, hoy estás muy guapa - me dijo rodeándome con su brazo.
- Bueno, en realidad siempre estás muy guapa - añadió abrazándome.
- Hemos dejado a los niños con Elemental - comenté.
Stefan se presentó y yo comenté.
- Rebekah tiene algo entre manos - comenté molesta.
- Ha estado metiendo las narices donde no debía - agregó Damon.
De pronto se acercó la alcaldesa y preguntó.
- ¡Alaric! ¡Gracias por venir! ¿Has traído la placa? - preguntó.
Al darse cuenta de que no lo entendió le explicó.
- La placa restaurada del puente. El departamento histórico me dijo que la tendrías hoy - le explicó.
- Pues lo siento, pero no la tengo. Perdón. Se me ha pasado. He estado muy liado - contestó.
- Bueno, no es tan urgente. Queremos descubrirla cuando el puente esté acabado - dijo para después irse.
- Sácame de aquí - le pidió a la doctora.
- Será un placer - le contestó ella.
- Nosotros nos quedamos a picar algo - dijo Damon por los tres.
Cuando se fueron una chica pelirroja se acercó a nosotros y comentó.
- Damon Salvatore. Mi alumno favorito - comentó.
- Sage, mi profe más buenorra. ¿Qué haces aquí? - le preguntó.
- ¿Eres Sage? - le pregunté sorprendida.
- Sí - contestó.
- Solo estoy de paso - respondió para Damon.
- Nadie está de paso en Mystic Falls - intervino Stefan.
- ¡Mira quién está aquí! - comentó Rebekah.
- No te pases, Rebekah. Sage tumbaba a hombres por afición - le dijo Damon.
- Siempre fue muy vulgar - comentó ella.
- Rebekah. Qué no tan agradable sorpresa - comenté molesta.
- Lo mismo digo, Luna - contestó mirándome con algo de celos.
- ¿Qué haces aquí, Sage? - le preguntó Rebekah.
- He oído que han liberado a Finn del ataúd donde lo encerró el rencoroso de tu hermano Klaus - contestó Sage.
- ¡Ay Finn! Llegas tarde. Se marchó y no le dijo a nadie adónde iba - le dijo Rebekah.
- Supongo que a buscarme a mí - contestó ella.
- Veo más probable que te haya olvidado - dijo Rebekah con orgullo.
- Lo dudo - le respondió Sage.
- ¿En serio? Pues nunca te mencionaba. Siento que hayas venido para nada. Que te vaya bien - dijo yéndose sin más.
- Por fin, es insoportable - me quejé.
- Lo sé - respondió Stefan apoyándome.
- Odio a esa estirada, es una víbora - añadió Sage dándome la razón.
- ¿Quién eres tú? - me preguntó Sage.
Antes de que pudiera responder Damon contestó por mí.
- Es mi hermana pequeña - contestó rodeándome con su brazo.
- Me llamo Luna - me presenté.
- Yo Sage - respondió ella.
- Dime que no sois amigos - le pidió a mi hermano.
- No, solo está interesada en mí porque quiere algo de nosotros - contestó mi hermano.
- Aunque seguimos sin saber qué es - añadió Stefan.
- ¿Por qué nunca me dijiste que tenías una hermana pequeña? - le preguntó provocando que se pusiera algo triste.
- Creía que había muerto - respondió aferrándose a mí.
- Para lo de Rebekah hay una solución: entrad en su mente y averiguadlo - comentó algo arrepentida de haberle preguntado eso.
- Es imposible. Es demasiado fuerte y Luna todavía no sabe entrar en la mente de otras personas - respondió Damon.
- ¿Cuando te convirtieron? - me preguntó extrañada.
- Hace como 5 años aproximadamente - respondí.
- Damon, ¿cuando dices que Luna es vuestra hermana pequeña te refieres a que es vuestra hermanastra? - le preguntó extrañada buscando la razón más lógica por la que haya podido vivir tanto tiempo sin ser vampira.
- No, es mi hermana - contestó.
- Nací en 1849 - añadí.
- ¿Cómo es posible que hayas vivido tanto tiempo? - preguntó atónita.
- Soy una diosa - respondí.
- ¿Los dioses existen? - preguntó.
- Sí - respondieron mis hermanos orgullosos de mí.
- Pues entonces apuesto a que yo puedo - dijo cambiando de tema con una sonrisa.
- Es una original. No vas a poder - contestó Damon.
- ¿Has olvidado todo lo que te enseñé? Puede que sea una Original, pero es una chica. Tú explota su punto débil y entraré en su mente - le dijo a Damon.
- Si es que quieres que te ayude - añadió Sage.
- Estoy comprometido - dijo cogiéndome la mano para enseñarle mi anillo.
- Es tu hermana pequeña - dijo confundida.
- Damon, liga con Rebekah y averigua lo que quiere - le dije abrazándolo para convencerle de que no me importaba.
- Vale - accedió a regañadientes.
- ¿Volvemos a casa? - le pregunté a Stefan.
- Vale - contestó cogiéndose de mi brazo.
Al llegar a casa fuimos a darle de beber sangre a Ethan y a ver cómo estaban los niños.
- Mami - dijo Nathan corriendo hacia mí.
- Hola, ¿cómo estás? - le pregunté abrazándolo.
- Tengo hambre - contestó.
- Toma - dije mordiéndome la muñeca para darle de beber mi sangre.
Cuando terminó de beber nos encontramos con Elemental.
- Hola - nos saludó.
Se quitó el collar y me lo dio antes de transformarse de nuevo en Emma.
- Mami, papi, os quiero - dijo abrazándonos.
- Nosotros también - le dijimos abrazándola.
- Bueno, vuestra madre y yo vamos a ducharnos - dijo rodeándome con su brazo.
Yo sonreí y les dije.
- Id a jugar al salón o donde queráis, si pasa algo llamadnos - les dije con una sonrisa.
Cuando se fueron Stefan me cogió en brazos y fuimos a la ducha de nuestra habitación.
- No podemos hacer mucho ruido - dije besándole.
Él me quitó la blusa y yo su camisa.
- Estáis tan buenos cuando vais en traje - comenté mordiéndome el labio.
Él sonrió por mi comentario y decidí echar el agua con mi mente.
- ¿Crees que algún día volveremos a encontrar a madre? - le pregunté con algo de miedo por si le podía doler la pregunta.
- Seguro que sí - contestó abrazándome.
Acabó cogiéndome en brazos para ponerme contra la pared.
- ¡Ah! - gemí.
- Hacía tiempo que no lo hacíamos - le dije algo avergonzada por no pasar también tiempo con él.
- No importa - contestó besándome.
Me abracé a él y lo apreté contra mí para que entrara sin más.
- ¡Ahhh! - gemí besándolo para atenuar mi gemido y que no lo escuchasen los niños.
- ¿Te ha dolido? - me preguntó casi gimiendo. Estaba más o menos como yo, ambos estábamos jadeando.
- No te creas - contesté sonriendo mientras intentaba normalizar mi respiración.
- No deberíamos de hacerlo con tanta rapidez, puedo hacerte daño si no vamos con cuidado - me explicó.
- Sí, tienes razón, es la costumbre con Damon - contesté disculpándome con una sonrisa.
- Mmmm... ¿y te gusta cuando lo haces con él? - me preguntó divertido.
- Pues claro, aunque su manera de hacerlo es muy diferente a la tuya: él lo hace todo más a lo loco y rápido, pero tú lo haces todo con más pasión y lentitud, las dos formas me gustan igual que os quiero a ambos - le expliqué besándole.
- Vamos a la ducha - me dijo empezando a notar el calorcito agradable que salía de la ducha.
Se bajó de mí y fuimos a la ducha cogidos de la mano. De pronto me empecé a sentir mal y le dije.
- Me encuentro mal - le dije entre lágrimas.
Desde que había probado la sangre directamente de esa chica me encontraba rara.
- ¿Qué te ocurre? - me preguntó parando de acariciarme.
- Damon no debió de darme de beber sangre de esa chica - contesté entre lágrimas dolida por decir eso de nuestro hermano mayor.
- Hades me obligó a matar a una persona humana alimentándome de ella y tengo miedo de no poder controlarme y acabar matando a alguien de verdad - añadí temerosa.
Él me abrazó y me dijo.
- Vale, esto es lo que haremos: se lo diremos o se lo dirás o se lo diré a Damon, como tú prefieras y no volverás a alimentarte de nadie solamente de nosotros o de una bolsa de sangre o de sangre de animal - me dijo logrando que me calmara.
Nos besamos y decidí tumbarme en el suelo. Él se sentó encima de mí y empezó lentamente a hacerlo.
- ¡Ah! - gemí cuando de pronto escuchamos a Damon de fiesta con Rebekah y Sage.
Al cabo de un rato paró la música y se fueron a la habitación de Damon donde empezaron los gemidos por parte de las chicas y jadeos por parte de nuestro hermano mayor.
- ¿No te enfada que Damon lo esté haciendo con otras chicas? - me preguntó volviendo a entrar en mí.
- No, confío en él - contesté sonriendo y rodeándolo con mis brazos para atraerlo más a mí.
- ¡Ah! - gemí por el dolor.
- Luna, no, tenemos que hacerlo más despacio - me explicó acariciando mis sudorosas mejillas.
- Vale - contesté dejándome llevar por él.
- Ven aquí - dijo saliendo de mí para cogerme en brazos y dejarme sentada con delicadeza en su regazo.
Lo abracé y nos besamos cuando de pronto Nathan dijo desde la puerta de nuestra habitación.
- A papi le pasa algo - dijo preocupado.
En cuanto escuchamos eso nos preocupamos y decidimos salir rápidamente de la ducha para vestirnos y ir a ver qué le ocurría a Damon.
Después de vestirnos bajamos y nos lo encontramos tirado en el suelo muy enfadado. En ese momento se estaba levantando.
Ambos nos preocupamos al ver su estado.
- ¿Estás bien? - le pregunté súper preocupada dándole mi mano.
- Es Sage, nos la ha jugado - contestó malhumorado.
- Papi - dijo Nathan preocupado por él.
- Estoy bien, tranquilos - dijo abrazándome.
- Tenemos que irnos ya - añadió separándose de mí.
Stefan fue a coger a Ethan y yo me encargué de dejar a Emma, Nathan y Ethan en casa de mi madre. Luego nos montamos en el coche de Damon y fuimos lo más rápido que pudimos hasta el puente. Al llegar nos encontramos con Rebekah que había hecho una hoguera para quemar unos tablones de madera. Nos bajamos los tres rápidamente del coche y ella comentó.
- Vuestros grandes planes siempre salen mal, ¿no? - comentó con una sonrisa.
- Siento decepcionarte. Otra vez - añadió para Damon.
- Puedo intentar apagar el fuego - comenté apagándolo.
- Ya es tarde, ya está muy quemada la madera - contestó Damon dándose la vuelta para mirar con furia a Sage.
- Me la has jugado - añadió entre dientes.
- No. Solo he pensado en mí misma - le contestó ella.
- ¡Te he dicho que salvaría al rarito de tu novio! - le gritó.
- ¡Y me has mentido, Damon! Los Originales están unidos. Si uno muere, mueren todos - se defendió consiguiendo calmarlo un poco.
- Puedo entrar en su mente, ¿crees que no puedo entrar en la tuya? - añadió.
- Debería acabar contigo - le amenazó cogiéndole del cuello de la camisa.
- Tengo 900 años, Damon. No puedes acabar conmigo - dijo soltándolo con fuerza en el coche.
- Pero yo sí - dije poniéndome delante de nuestro hermano mayor.
- ¿Crees que arriesgaría la vida de Finn por una de tus fantasías de venganza? - le dijo molesta.
- No te quiere. Y por si no lo sabes, tu amorcito perdido tiene tendencias suicidas - le explicó.
- Cuando mamá los unió con un hechizo, fue él quién se ofreció a morir - añadió.
- No quiere vivir - intervine.
- Ni por ti, ni por nadie - añadió Stefan.
- No te quiere, Sage. Y cuando encontremos otra forma de matar a los Originales, empezaré por Finn - agregó Damon cogiéndome la mano para que nos fuéramos los tres a casa.
Al llegar a casa decidimos dejar que se quedaran a dormir con mis padres los niños y nos acostamos.
Damon se subió encima de mí y gemí.
- ¡Ahh! - gemí besando a Stefan.
Se bajó de mí y me subí encima de Stefan para hacerlo con él y poner a Damon un poco celoso de broma.
Él me abrazó y nos movimos lentamente cada vez yendo más rápido.
- ¡Ah! - gemí.
- ¡Ahhh! - seguí gimiendo consiguiendo que Damon me separase de Stefan cogiéndome en brazos.
- A dormir - me dijo dejándome entre los dos.
- Damon, nos habíamos quedado en la mejor parte, estaba a punto de venirme - le expliqué besando a Stefan.
- ¿Estabas a punto de venirte? - me preguntó sonriendo traviesamente.
- ¡Sí! - gemí como respuesta mirándolo con deseo.
Sin previo aviso se subió encima de mí para besarme y hacérmelo con fuerza.
- ¡Ahh! - gemí.
- Damon, ten cuidado - le pidió Stefan acariciándome mi mejilla que estaba llena de sudor.
- Stef, yo la cuido muy bien - dijo saliendo de mi para meter un dedo en aquel lugar.
- Déjame hacerlo con Stefan - le pedí entre gemidos.
- No - contestó cerrando su mano después de sacar su dedo.
- ¡Ahhhh! - gemí.
- Por favor - le supliqué moviéndome en su mano.
- Acéptalo, ni tú quieres - dijo moviendo su mano.
- No, Damon, yo le amo - dije separándome de él algo molesta por lo que había dicho.
Así que Stefan y yo terminamos lo que habíamos empezado para después quedarnos dormidos los tres.
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