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Capítulo 14 Alianzas peligrosas.

Dedicado a: IvettCastilloCuadros  por su interés por la saga 🤗

En ese momento la vi super nerviosa así que decidí volver a casa para hablar con más tranquilidad. Entre Stefan y yo llevamos a Bonnie y su madre para dejarlas en su casa y nos fuimos a casa de su padre.

- Hola - les saludamos los tres.

Luna cogió a Nathan y sorprendentemente dijo sus primeras palabras.

- Mami y papi - dijo sonriéndole a Luna.

En ese momento me sentí orgulloso de él y de Luna por la buena madre que era. Ella se cogió de mi brazo y me miró con su peculiar brillo en sus ojos de cuando estaba super enternecida.

- Ohhh..., es super tierno - me dijo.

Yo solo supe sonreír en aquel momento.

- ¿Estáis bien? - nos preguntó la buenorra de su madre.

- Se me había olvidado - contestó nuestra hermana preocupada.

- No, para nada, Esther ha vuelto - explicó.

- La madre de los originales y por lo visto la de Leah - añadió.

- Es ella la que estaba todo este tiempo en el ataúd - siguió explicando.

- ¿Cómo puede estar viva? - le pregunté.

- No lo sé. Supongo que tiene contactos en la comunidad de brujos - supuso.

De pronto alguien llamó y fui a abrir. Al abrir no me encontré con nadie, lo único con lo que me encontré fue una especie de carta que tenía el nombre de mi hermana. Volví adentro y les enseñé la carta.

- ¿Qué es eso? - me preguntó mientras Stefan cogía a Emma.

- Lleva tu nombre - contesté cogiendo a Nathan en mis brazos para dársela.

La abrió y comentó.

- Es una invitación - comentó sorprendida.

- La familia Mikaelson os invita esta noche, a las 7:00. Habrá baile cócteles y festejos - leyó para nosotros.

- Encima que se mudan aquí, quieren un regalo de bienvenida - comenté molesto.

- Esperad, hay una nota detrás - nos dijo al mismo tiempo que yo le daba de beber sangre a nuestro hijo.

- Luna, creo que ya es hora de que nos conozcamos, Esther - leyó.

- No - le dije seriamente.

- Ya lo sé pero ella quiere verme y tengo que averiguar por qué - nos dijo.

- Además seguro que también querrá a ver a Leah y en ese caso podré averiguar el sentido de todo esto, de por qué Esther estuvo con padre y demás - nos dijo ansiosa de encontrar respuestas.

- Yo creo que Luna tiene razón - le apoyó Stefan.

Eso me enfadó.

- No vamos a ponerte en peligro para una estúpida misión de reconocimiento, no puedes defenderte sola - le dije preocupado por ella. Obviamente sabía que se podría defender ella sola pero me aterraba la idea de dejarla sola con Esther.

- Venga, Damon estaréis los dos por si pasa algo - nos dijo.

- Vale - accedí a regañadientes.

Después de alimentar a nuestros hijos nos fuimos a arreglarnos y Luna se quedó con Stefan para no pasar tanto rato conmigo.

Luna P.O.V

Los dos subimos a la habitación y allí me preguntó por el embarazo.

- ¿Cómo vas con nuestro pequeño o pequeña? - me preguntó poniendo una mano en mi barriga.

- Es niño - le dije sonriendo.

- Mmmmm..., ¿cómo quieres que le llamemos? - me preguntó.

- No sé - contesté encogiéndome de hombros.

- ¿Ethan? - sugirió.

- Vale - contesté acariciándole la mano con una sonrisa tierna.

- ¿Qué tal has estado con Damon? - me preguntó.

- Genial, me dio una pequeña sorpresa mientras estábamos en la cama, cogió una botella de champán y me la echó un poco por encima y luego yo se la eché a él, estaba muy rico - le conté relamiéndome los labios al recordar su sabor.

- Yo no soy como Damon así que te puedes vestir como quieras - dijo sonriendo por mi felicidad.

- Me encanta como eres conmigo - le dije agradeciéndole todo lo que hacía por mí.

- ¿Qué te vas a poner? - me preguntó para ayudarme en lo que necesitara.

- No sé - contesté encogiéndome de hombros.

- Mmm..., seguro que te queda bien este vestido - dijo sacándome un vestido azul de nuestro armario.

- Es verdad - contesté reflexionando.

Me lo puse con su ayuda y esperé a que se vistiera él también. Bajamos los dos y por el camino nos encontramos con que Damon también había terminado así que acabamos bajando los tres.

Los tres que ya estábamos perfectamente arreglados fuimos a la casa de los Mikaelson. Antes de entrar a la casa ambos me dijeron.

- No te separes de nosotros, a menos que sea estrictamente necesario - me dijo Damon.

- Vale - contesté a regañadientes.

- Estás muy guapa - comentó mi hermano mayor.

- Gracias, tú también - le dije sonrojada.

- Bonito esmoquin, hermanito - dijo para Stefan.

- Igualmente - le respondió él.

- ¿Entramos? - les pregunté a los dos.

Ellos me ofrecieron su brazo y me cogí gustosamente de ellos. Cuando entramos vimos bajando por las escaleras a la familia original, salvo Leah.

- Acercaos todos, por favor - dijo Elijah.

- Bienvenidos. Gracias por venir - nos dijo mientras bajaba Esther.

- Veréis, cada vez que mi madre consigue reunir a la familia es tradición comenzar la velada con un baile - explicó.

- ¿Veis a quien yo veo? - nos preguntó Damon.

- Sí - contestamos ambos suponiendo que se refería a Esther.

- Para está noche hemos elegido un vals centenario, así que elegid todos a vuestra pareja y acompañadnos al salón de baile - dijo.

- Ah, se me olvidó deciros que Ric lo sabe y va a intentar descubrir la verdad tras el asesinato, dice que es imposible que haya sido yo - comenté.

- Pues, claro que es imposible, tú no eres capaz de dañar ni una sola mosca - me dijo Damon abrazándome. Supuse que era para tranquilizarme así que yo también lo abracé.

Elijah estaba bajando al mismo tiempo que Esther subía las escaleras con Leah así que decidí subir también aunque Damon me paró y me dijo.

- Ni te lo plantees - dijo.

- Me quiere ver a solas, Damon - le expliqué.

- Pues que se aguante, ¿no te lo he dejado claro antes de entrar? - me dijo molesto con mi actitud.

- Me ha invitado a mí - le dije intentando mantener la calma.

- Venga, te prometo que no me pasará nada - le pedí.

Él acabó desistiendo y contestó a muy regañadientes.

- Vale, pero como te pase algo está será tu última misión en solitario y con nosotros. Te quedarás en casa y no podrás salir - dijo enfadado.

- No me puedes encerrar - le dije ya molesta. Sabía que únicamente quería protegerme pero aún así me molestaba su actitud.

Me despedí de él con un abrazo y él me susurró al oído.

- Por favor ten cuidado, sabes que en el fondo te quiero y si soy así es porque no quiero que te pase nada - me susurró algo más tranquilo, yo diría que hasta apenado.

- Lo sé - contesté abrazándolo.

Nos besamos y me fui arriba. Por los pasillos me encontré con Elijah que me dijo.

- Tengo entendido que mi madre ha pedido verte - comentó.

- Sí. ¿Por qué? ¿Pasa algo? - pregunté.

- Bueno, el que haya perdonado a mi hermano después de todo lo que ha hecho para romper esta familia me parece, cuanto menos, muy extraño - me explicó.

- ¿Crees que finge? - le pregunté preocupada.

- Digamos que me genera ciertas dudas. Confío en que me contarás lo que te diga - contestó.

- Pues claro. Te veo luego, ¿vale? - dije algo nerviosa.

Llamé a la puerta y esperé a que me abrieran. Resultó que quien me abrió la puerta no era otra que Leah.

- Hola, hermanita - me saludó con una sonrisita coqueta para indicarme que pasara.

- Vienes sola, sabia elección - dijo Finn ayudando a Esther.

- Solo es salvia - dijo reconfortándome.

- La he hechizado para poder hablar sin que nos oigan, aún así vosotras podéis escuchar, porque  sois las réplica divinas, tú eres la réplica original divina y tú, hija mía, eres la réplica oscura - explicó.

- Así que tú estuviste con mi padre, ¿no? - le pregunté algo dolida al desenterrar mi pasado.

- Sí - contestó.

- Y nuestro amor trajo al mundo esta criaturita - añadió acariciando la mejilla de Leah.

- Él no te quería, solo te quería utilizar después del funeral de mi madre - le dije convencida empezando a derramar unas pocas lágrimas. Esto me dolía cantidad.

- Eso es todo Finn - le dijo para que se fuera.

- Tendrás un millón de preguntas que hacerme, Luna. Por favor - dijo indicándome que me sentara.

- ¿Por qué cada día durante el siglo que estuve con los Mikaelson, por qué no me lo dijiste? - le pregunté con los ojos llenos de lágrimas.

- Porque no podía - contestó con firmeza.

- Me tuve que enterar por la madre biológica de una amiga mía - le dije furiosa.

- Es mi padre, está muerto, ¡por todos los dioses! me lo debías - me quejé entre lágrimas.

- Además mi madre está viva y cuando la encuentre le diré  lo que ha pasado entre vosotros - dije furiosa entre lágrimas.

- ¿Por qué? ¿Por qué a mí? Soy una diosa, al menos podrías habérmelo dicho, me hubieras hecho la vida más fácil - dije llorando.

- Luna, cálmate - me dijo Leah sentándose a mi lado.

- Ella ha conseguido una forma permanente de eludir a mi oscuridad, lo único es que requiere un sacrificio - añadió explicándome.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué de repente ya no eres mala? - le pregunté calmándome.

- Es otro efecto que tiene la salvia, lo único es que es temporal y es añadido por mí - explicó Esther.

Dejó la salvia en un recipiente y se sentó entre nosotras.

- Luna, mi madre no podía decirte nada porque estaba muerta - me dijo Leah.

- ¿Y cómo es que está viva? - le pregunté.

- Tras mi muerte, la bruja Ayana conservó mi cuerpo con un hechizo. Era íntima amiga mía y antepasado de tu amiga Bonnie - me explicó.

- Por eso solo Bonnie y su madre podían abrir el ataúd - entendí.

- Completan el linaje Bennet. Absorbí su poder y el de sus ancestros que estaban conmigo en el otro lado - añadió Esther.

- ¿Has estado mil años en el otro lado? - le pregunté más calmada entendiendo la situación.

- Los jueces me castigaron por convertir a mi familia en vampiros - me explicó.

- ¿Los jueces? - pregunté sin entender.

- Antes de que nacieras y actualmente existen unos entes denominados jueces de la vida y la muerte, son dos, uno es el juez de la vida y el otro es el de la muerte - explicó Leah.

- Tienen la máxima jurisdicción, están por encima de los guardianes, son lo máximo - añadió Esther.

- Sin embargo, existieron después de los guardianes - agregó Leah.

- Pero a lo que voy es que hay una forma de enmendar el mal que he creado - intervino Esther.

- ¿Vas a ayudarnos a matar a Klaus? - pregunté suponiéndolo.

- Todo a su tiempo, Luna - contestó Esther.

- Por ahora solo necesito tu ayuda - añadió.

- Madre, no, a Klaus no, es mi hermano favorito - replicó Leah.

- Están saliendo - intervine explicándoselo a Esther.

- Sé que Elijah y después Rebekah, te contaron la historia de mi familia. Cómo alteré el equilibrio  natural al convertir mis hijos en vampiros - dijo levantándose del sofá para preparar una serie de cosas.

- Rebekah dijo que fue para protegerlos de los hombres lobo, Elijah no me contó casi nada acerca de ti - le expliqué.

Leah observaba cómo su madre preparaba las cosas para el hechizo por su cara se podía apreciar que estaba haciendo un esfuerzo por retener su oscuridad.

- Es cierto. Pero al poco tiempo comenzaron a alimentarse de sangre humana - explicó echando un líquido en una copa.

- Arrasaron la ciudad sin remordimientos. Y Niklaus se volvió contra mí - añadió mientras me levantaba.

- ¿Cómo vas a matarlo? Es inmortal - le pregunté.

Ella paró de preparar las cosas para mirarme y responder.

- Necesito tiempo, magia y tu ayuda - contestó.

- ¿Qué quieres que haga? - pregunté.

- Mis hijos creen que he organizado el baile para celebrar nuestra reunión. Pero lo cierto es que los he reunido para hacer un ritual - explicó.

- El primer paso requiere sangre de la réplica divina, ósea tú, la tuya es más fuerte que la de las réplicas Petrova. Solo será una gota - agregó.

- Su esencia estará en el champán del brindis de esta noche - dijo cogiendo una daga que me debilitó.

- ¿Qué es eso? - pregunté apoyándome en el sofá.

- Es kriptonita celestial, ¿es que no lo ves? - me explicó Leah, que le estaba pasando lo mismo que a mí.

Me acerqué cómo pude hasta Esther y cogí la daga para hacerme un pequeño corte en un dedo. De inmediato una gota de sangre cayó hasta la copa donde había echado un líquido.

- Elijah es más desconfiado que el resto así que habrá que persuadirlo. Pero deben beber todos para convertirse en uno - explicó.

- Como has dicho, Klaus no puede morir. Pero el hechizo unirá a todos mis hijos, así que si uno muere, morirán todos, excepto Leah - añadió.

- ¿Qué? - pregunté.

- Adoro a mi familia, Luna, pero son una abominación, a excepción de Leah. Traicioné a la naturaleza al crearlos, además de los jueces. Y es mi deber matarlos - explicó.

Entonces Leah y yo bajamos, ella a estar con Klaus y yo con Elijah.

- ¿Qué tal con mi madre? - me preguntó cuando nos encontramos.

- Intenso - respondí recordando nuestra conversación.

- ¿Y por qué necesitaba hablar contigo en privado? - me preguntó cogiendo dos copas.

Me fijé que estaba bajando en ese momento Esther y las dos intercambiamos miradas. Yo de preocupación y ella de tranquilidad.

- Luna - me llamó Elijah provocando que nuevamente volviera mi mirada hacia él.

- ¿Deberían preocuparme las intenciones de mi madre? - me preguntó.

- Quería hablarme del romance que tuvo con mi padre - le contesté.

- ¿Entonces es cierto? ¿Ha perdonado a Klaus? - me preguntó nuevamente.

- Es cierto - respondí con una sonrisa.

De pronto Esther llamó nuestra atención haciendo sonar un cubierto con su copa.

- Buenas noches, damas y caballeros. Van a empezar a servir el champán. Os invito a acompañarme en este brindis. Nada me produce mayor alegría que ver que mi familia se ha vuelto a reunir - nos dijo.

- Gracias a todos por hacer posible esta espectacular velada - nos agradeció.

- Salud - dijo alzando su copa para que todos hiciéramos lo mismo.

Ambos bebimos y le dije.

- Voy a ver si están bien mis hermanos - le dije despidiéndome.

Él asintió y me fui. Me adentré entre la multitud y una mano me sujetó del brazo. Era Stefan que estaba algo nervioso.

- Ven, rápido - me dijo.

Fuimos a una sala y nos encontramos a Damon algo malherido.

- ¿Qué ha pasado? - les pregunté.

- Otra de las jugarretas de Klaus - contestó Damon molesto.

Me acerqué a él y le curé sus quemaduras de verbena, lo que me pasó factura por medio de un mareo.

Stefan me sostuvo y me dio de beber de su sangre.

- Vámonos, aquí estás en peligro - me dijo dándome la mano para atraerme hacia él.

- Vale - contesté mientras los tres salimos de la habitación.

Al salir nos encontramos con Caroline que estaba algo preocupada.

- ¿Habéis visto a Matt? - nos preguntó.

- No - contestamos los tres.

- Stefan, quédate con Luna - dijo Damon.

Yo resoplé e iba a replicar cuando se fue así que me callé.

Al cabo de un rato de estar hablando Stefan y yo sobre Ethan tuvimos que dejar la conversación para salir de la mansión y encontrarnos con Damon, que había matado a Kol.

- ¿Estás loco? - le preguntó Stefan, que estaba algo enfadado con lo que había hecho.

Me acerqué a Damon y le pregunté.

- ¿Qué te ocurre? - le pregunté.

Él me miró a los ojos, no me respondió y se fue. Así que decidimos volver a casa. Por el camino nos pusimos a hablar de varias cosas.

- Creo que Damon está nervioso, le estresa que pueda pasarme algo, a mí y bueno, también a Nathan - dije algo ruborizada por lo último.

Él me miró y me abrazó al ver que estaba algo nerviosa.

- Estoy preocupada por él, no quiero que sufra - le expliqué.

- Vamos a casa, seguro que se habrá ido allí - añadí.

- Vale, si quieres cuando estemos con Damon nos explicas con más tranquilidad de lo que habéis hablado Esther y tú - me dijo reconfortándome.

Nos fuimos a casa y nos lo encontramos con Nathan en su habitación.

- Hermano - le dije preocupada.

- Estoy bien, estoy bien, ha sido un ataque de ira - dijo mirándome con calma.

- Pero ya se me ha pasado, no te preocupes - me explicó al verme tensa.

- Te quiero - le dije abrazándolo entre lágrimas cuando dejó a Nathan en la cuna.

- ¿Qué le pasa? - le preguntó a Stefan al verme entre lágrimas.

Stefan se encogió de brazos y dijo.

- Os dejo un poco solos, voy a por Emma - dijo acariciándome la mejilla.

- Vale - le dije besándolo.

Cuando se fue Stefan me cogió en brazos para llevarme a la cama, a pesar de que estuviera Nathan con nosotros.

- ¡Damon, no! - dije entre gemidos.

- Está Nathan - añadí mientras él me acariciaba deseoso de hacerlo conmigo.

- Mami, ¿ben? - preguntó Nathan preocupado.

- Sí, tranquilo, estoy bien - le contesté sonriéndole.

- Pues que se quede y así aprende para cuando sea mayor - me dijo acariciándome la mejilla con una sonrisa.

- Damon, no seas tonto - le dije besándolo.

- Aprenderá cuando sea mayor, sin necesidad de que se lo expliquemos - añadí .

No pudimos llegar a más porque afortunadamente llegó Stefan con Emma.

- Hola - me saludó provocando que Damon pusiera mala cara y se separase de mí.

- Bueno, ahora que estamos todos nos puedes contar de lo que has hablado con Esther - me dijo Stefan dejando a Emma con Nathan para cogerme de la mano.

- Bueno, hemos estado hablando de que quiere matar a toda su familia, excepto Leah, y de lo que tuvo con padre - les expliqué algo triste por lo último.

- Es la madre del año - comentó Damon.

- Sí, y he tenido que mirar a Elijah a los ojos y mentirle - les dije decepcionada conmigo misma.

- Bueno dejemos el tema, vamos a dormir, ya es muy tarde - dijo Damon mirándome divertido.

- Esta noche prefiero dormir con Stefan - les dije.

- Si no te molesta - añadí preocupada por él.

- No, haz lo que quieras - respondió besándome.

Nos separamos y me fui arriba con Stefan a dormir.

Stefan P.O.V

A la mañana siguiente me desperté el primero y me quedé a su lado viendo como dormía para no despertarla, estaba agotada después del día vivido. Se acurrucó junto a mí para seguir durmiendo, pero sin embargo se despertó. De pronto abrió los ojos y me dijo sin pensárselo si quiera.

- Tengo ganas de vomitar - me dijo rápidamente mientras se levantaba para ir al baño a vomitar.

- ¿Estás bien? - le pregunté acercándome a ella con miedo de que le pasara algo.

- Creo que ya viene - me dijo quejándose por el dolor.

- Vamos con Damon - añadió a la misma vez que yo la ayudaba a levantarse.

La llevé con cuidado de la mano hasta la habitación de Damon y fuimos a avisarle.

- ¿Mami, pasa algo? - preguntó Nathan preocupado por su madre.

- Mami, fuerte - le dijo Emma abrazándolo.

Damon se acercó a Luna y la cogió en brazos.

- Sabes que puedo andar - le dijo débilmente con una sonrisa de superioridad.

- Lo sé, pequeña, pero sabes que me gusta llevarte en brazos - le contestó.

Al final decidimos llevarla con sus padres y en todo momento nos mantuvimos los dos a su lado hasta que diera alud a Ethan.

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