3
Mientras Mew lo ayudaba a sentarse sobre unas cajas, en un rincón, la mente de Gulf no pudo evitar dejarse llevar un poco. Y sin esfuerzo alguno, comenzó a imaginar la escena que vendría a continuación:
– Esto parece cosa del Destino...– le susurró Mew mientras lo abrazaba con timidez.
Gulf, dejándose abrazar, aceptaba para sus adentros lo que nunca se hubiera atrevido a aceptar en voz alta: Mew era condenadamente hermoso.
– O tal vez sea cosa de...la Luna Rosa...– siguió diciendo Mew, mientras clavaba sus bellos ojos en los de Gulf, que lo miraba en absoluto éxtasis– ¿Sabes lo que dicen de la Luna Rosa?– Mew señaló la pequeña ventana.
Gulf quedó maravillado. A través del cristal, se podía ver con total claridad, una imponente y redonda Luna Llena, cubierta por una mágica coloración rosada.
– Dicen que la Luna Rosa tiene el poder de hechizar y unir a los corazones. Y no es una Luna ordinaria. Sólo hay Luna Rosa, una vez cada cien años...
Mew acercó más a Gulf a su pecho, y apenas en susurros, prosiguió:
– Cuenta la leyenda que si dos personas hacen el Amor la noche de Luna Rosa, sus vidas quedarán para siempre entrelazadas...
Gulf sintió que su corazón se saltaba un latido cuando los tentadores labios de Mew comenzaron lentamente a acercarse a los suyos. Su respiración estaba agitada y su boca, deseosa y preparada para ser besada por primera vez. Ya no pudo soportarlo más y en un susurro desesperado, suplicó:
– ¡Tómame!
– ¿Qué has dicho, marica?
Marica...
Aquella palabra hiriente y malintencionada lo trajo de un golpe a la realidad. Mew estaba parado, escaleras arriba y forcejeaba con la puerta, sin éxito.
– ¿Que tome...qué?– le preguntó con violencia.
– ...que tomes...algo para...hacer palanca...– Gulf apenas podía pronunciar palabra.
– ¡Muy bien, marica, entonces sí sabes usar el cerebro! Y yo que pensaba que ustedes los maricas sólo usaban...
Gulf se tapó los oídos. Ya podía imaginar cómo acabaría aquella frase. No quería escucharlo más. Y por primera vez, además de dolor, sintió rabia. Y deseó con todo su corazón que fuera Mew quien terminara inconsciente aquel atardecer...y así la vida, por una vez, sería un poco más justa...
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