La brisa de la mañana me ahogó, sabía que el lugar era frío, pero justo ahora me estaba congelando hasta los huesos. Mi vahó hizo una pequeña nube que desapareció a los pocos segundos de salir de mi boca; alcé la vista hacia el gran edificio donde tomaría clases.

—¿Debería de acompañarte?—escuche, voltee, era un chico de cabello rubio y ojos verdes—¿Humm?—insistio, dulcemente

—. Ichijou-senpai...—susurre, negué suavemente—. No. Pasaré a la oficina del director, todo estará bien.

—. Era de esperarse de ti.—dijo como si me conociera de años, cuando lo conocí hace unas horas atrás

—. Pero... —baje la voz—¿Estás bien aquí a fuera? ¿No...?

—¡Sssssh!—exclamo—. No digas nada de nosotros, aqui no me conoces y tampoco a Kaname, ¿De acuerdo?

Extrañada ante sus indicaciones, asentí; parecía que las reglas habían cambiado rotundamente. «Segun, lo que me ordenó Kaname» pensé.

Unas horas atrás...

Me había terminado de abrochar la camisa, a diferencia del uniforme de Kaname, el mío era azul marino. Los oídos me zumbaron, era... Sentía que me faltaba algo... ¿Pero que?

Parecía que miraba mi reflejo, pero en realidad, no estaba viendo nada. Fue entonces que en los bolsillos sentí una hoja crujir.

—¿Que es...?—me cuestioné en un murmullo

Pero antes de que leyera lo que decía la nota; la puerta de mi habitación vibró ante tres discretos golpes, sin guardar la nota, camine hacia la ya mencionada puerta y la abrí.

—. Kaname—me sorprendí del tono en el que le llamé

Era asombro y quizá, algo de alivio, el me miró de pies a cabeza; mis mejillas ardieron ante su mirada tan profunda.

—¿Cómo te sientes?—musitó pasando me un mechón de cabello detrás de la oreja

—... Nerviosa.—confesé

El entro y cerró la puerta, seguido de ello dijo «Lo sé» después de abrazarme.

—. Kaname, ¿Ocurre algo?—inquirí

El negó y se alejó, posando sus manos en mis hombros.

—. Solo vine a decirte un par de cosas, además de que...—el se acercó hasta la curva de mi oído y mi hombro—... Quería ser el primero en verte estrenar tu nuevo uniforme.

El corazón se me disparó ante sus palabras; sabía casi nada de el, pero me sentía unida a Kaname, era como un lazo o un tipo de magnetismo que me aferraba a el, escucharle me traía calma y deseo, cariño e incluso, quizá, tal vez, amor. No lo sé ciertamente, debido a que no sé cuál es mi relación exacta con el. Pero no me negaría en absoluto a ser su amante*.

Amante*: Que siente una intensa atracción emocional y sexual hacia una persona y desea compartir una vida en común con ella.

—. No puedes mencionar nada de los vampiros...—empezó—. eso te pondría en peligro, a ti. Siempre que termine la clase espera media hora y reunete con Ichijou, el te custodiará hasta acá. Asiste con los guardias nocturnos en caso de mi ausencia o de la de Ichijou si te encuentras en problemas...

Mientras hablaba, me percate de algo en su mirada... Me ví a mi misma, realmente estaba preocupado... Me pareció dos veces más vulnerable.

—...¿Entendido?—cuestiono, asenti con la cabeza.

Ambos miramos por la ventana, sentados, el alba nos iba a dar el primer saludo

«Despierta...»

Sentí una ligera punzada en mi pecho, apenas notoria, ¿Que fue esa voz? Mire a Kaname, en busca de una respuesta, el no había hablado en absoluto.

—¿Estás preocupado?—susurre instintivamente le acaricie la mejilla

El se sorprendió ligeramente, recargó un poco su rostro en mi mano.

—. Un poco. Desconfío de... Todos, menos de ti.—sus ojos me consumieron—. Nunca lo olvides.

«Me tienes»

Y posó un beso en la palma de mi mano.

*.        *.       *. 

No me había percatado de que ya me encontraba frente a la puerta de la oficina del director, estaba a punto de tocar cuando escuché unos gritos optimistas y llenos de energía.

—¡Cuento con mis dos hijos...!—exclamo la voz de un hombre y seguido de ello el fuerte estruendo de algo, di medio paso atrás

De un momento alegre, paso a uno tenso cuando un chico habló.

—. Recuerdo que tú me criaste pero no eres mi padre...—dijo entre dientes el joven

Entonces, la puerta se abrió de golpe, dando a conocer al dueño de dicha voz; blanco, de ojos lila y cabellos plata... Ahí, conocí a Zero Kiryuu.