"Si tan solo...
Pudiera recordar..."

Mis ojos observaban el techo de la habitación, siempre pasaba por mi cabeza aquel pensamiento; "Recordar" «¿Recordar, que?» me reincorpore pase mis manos por mi rostro, ¿Cuando saldré de aquí?

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—¿Crees que esté lista para el mundo humano, Kaname?—le habló el director, extrañamente serio

Kaname miro la copa, parecía verla a través de la misma.

—. No es un vampiro, claro está, director.—contestó el purasangre—. Tampoco es que sea del todo humana, ¿No lo cree?—Kaname bajo la copa y miro a Kaien

—¿Sera peligroso?—los lentes del director soltaron cierto brillo de recelo

—. Estará bajo mi cuidado...—contesto suavemente Kaname

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Hanabusa Aidou

Miro a la pelinegra parada, recta frente al ventanal la luna proyectaba su sombra y dibujaba perfectamente su silueta, la piel palida le resplandecía bajo la misma y su vista estaba perdida.

—. Que solitaria...—habló por fin la chica

—¿S-si?—reaccionó Aidou

La joven desprendía un aroma hipnotizante, era humana, claro estaba incluso escuchaba los latidos de la chica hasta donde el se encontraba, en otras ocasiones ya se habría hartado de escuchar latido tras latido, sin embargo, aquello era tan calmado y tan... Sonoro que simplemente prefería mil veces eso que las mañanas llenas de gritos de las chicas de la clase diurna.

—. La luna...—aclaró la pelinegra y miro sobre su hombro a Aidou—. Jamás te había visto...

«Jamas pensé que existiera una humana aquí, en el dormitorio de la clase mocturna» pensó

—¿Estás perdida?—inquirió incómodo el rubio

—. __________.—susurró la chica—. Eso es lo único que recuerdo—lq chica se cubrió la mitad de la cara—. Me llamo __________.

Aidou se estremeció, tenía un montón de preguntas, la chica parecía más o menos de su edad, ¿Cómo es que solo recordaba su nombre? El solo buscaba un lugar tranquilo, siempre lo hacía enfadar Zero y siempre se metía en problemas con el presidente de la clase, jamás prestaba atención a las indicaciones del vicepresidente, pero ahora entendía porque el paso a esa habitación era prohibido.

Una simple humana te hipnotizaba, apenas con una mirada.

—¿Quieres salir?—preguntó Aidou—. El presidente Kuran está con el director si nos apuramos...

—. Quiero ir.—musitó la chica