Mentiría si dijera que no duele.
Tenía quince cuando llegó con el sudor cayendo frente, su ceño estaba levemente fruncido y de su garganta salían leves gruñidos y gemidos lobunos causando conmoción en los presentes, su madre, quien estaba al borde del colapso trato de acercarse tratando de consolar a su hija, mas fue detenida por su esposo quien negó cuando sus mirada se toparon al, él, haber tomado su muñeca con fuerza, por otro lado Leath, su dama ayudante, se encontraba a unos cuantos metros de lejanía.
- Eun Ji - aquel susurro hizo preocupar a todos – Eun Ji - removió su cuerpo al tiempo que ladeaba la cabeza - no - la doctora pidió a los padres retirarse e insistió en que Leath se acercarse
- Es necesario que dejes emanar feromonas - aconsejó la mujer con preocupación - es más probable que ataque a su hermano que a ti - la chica se acercó temerosa al lado de Anne, la doctora, las imágenes de hacía unas horas atrás le hicieron dudar un poco.
TaeMoon se encontraba en una situación crítica, observó morir a dos de sus mejores amigos frente a sus ojos, miró con detenimiento la manera en la que ellos fueron torturados por horas hasta morir a causa del dolor y debilidad, para ese punto, la alfa se había vuelto en aquel espíritu sediento de sangre, había perdido la conciencia y en esos momento no era Min TaeMoon, la princesa seria, tranquila, fría y reservada que todos conocían, en esos momentos, nadie logró reconocerla, sus ojos se habían tornado de un negro intenso, los gruñidos guturales se propagaron por todo el gran salón real del castillo, y sus pupilas estaban notoriamente dilatadas, como si su parte licántropo hubiese tomado poder y control aquel cuerpo delgado y fuerte.
Mientras esta era arrastrada por su padre y ambos hermanos, su omega amiga trataba de acercarse con cautela, sin embargo, nadie estaba al tanto de las consecuencias de tener a un omega y un alfa en la misma habitación a escasos metros de cercanía, Leath había sido atacada y casi masacrada por aquella bestia salvaje que llevaba por nombre TaeMoon, en un momento de distracción la chica logró zafarse de los fuertes brazos y jaloneos de sus familiares cuando se lanzó sobre la omega, ambos pares de ojos fueron encontrados y el alfa, al no reconocer a la omega frente a ella creyó que sería aquel enemigo.
Sin embargo, la doctora llegó a tiempo y Leath, que había recibido uno que otro rasguño y mordida por parte de la alfa, su padre y hermano lograron separar a las chicas a tiempo antes de que acabase matando a la menor quien fue sacada del lugar. Ahora ambas se encontraban en una habitación de seis metros por ocho, bastante grande, pero igual de riesgosa para una omega cerca del celo y un alfa en crisis.
- Es ahora o nunca - la omega cerró los ojos sintiendo su aroma llenar la habitación de su aroma, no era del todo empalagoso, pero si algo dulce, entre gimoteos y sollozos Tae al fin logró calmarse y caer dormida a los brazos de un Morfeo dulce y extraño.
La mañana llegó justo después de una fría y colorida alba naranja, abrió los ojos a duras penas gracias a la respiración tranquila que chocaba contra su cuello, se removió debido al calor de su cuerpo apegado a otro más pequeña y delgado a su lado, trató de alejarse pero se vio aprisionada del brazo derecho al sentirlo entumido y aplastado por el cuerpo a su lado, frunció el ceño al sentir el dulce olor a fresas con chocolate y ahogó un quejido al sentir un fuerte dolor de cabeza seguido de agudo pinchazo en todo su cuerpo, la sangre regresó a sus pies, las sensaciones golpearon su memoria con manchones y borrones mientras los sonidos agónicos perturban su oídos silenciosos, lágrimas tibias mojaron en poco tiempo su mejillas blancas y prontamente un mareo le hiso soltar un quejido.
- ¿Tae? - la nombrada bajo la mirada hacia la persona que se encontraba apresada entre sus brazos, su rostros se encontraban centímetros, Leath tenía las brazos alrededor de su cuello mientras que TaeMoon la rodeaba de la cintura - Dios - la omega se liberó del abrazos y soltó su agarre a percatarse de la situación y posición, la chica cayó al suelo lastimándose un poco.
- Vete - pidió la alfa incorporándose.
- Tae yo... - a pesar de ser unidas, la omega aun no podía identificar las reacciones de la alfa.
- Leath sal de aquí - pidió o más bien rogó la mayor.
- No escucha, no es lo que parece esto... - sus palabras fueron cortadas nuevamente.
- Sin explicar, solo sal - la omega asintió desconcertada, la alfa por su lado miró su habitación, repasó lo sucedido las últimas horas, de sus ojos otras lágrimas cayeron sin aviso, nuevas cascadas se formaron bajo sus párpados rasgados - Maldición - se levantó de la cama a duras penas y corrió a la puerta la cual se encontraba cerrada - ¿qué? - trató de abrirla empujando y jalando obteniendo moretones y rasguños debido a la desgastada madera - Déjame salir - pidió desesperada - Eun Ji me espera y Rioma ellos... - empujaba sin éxito alguno cuando nuevamente entró en catarsis, sus gritos y gruñidos resonaban al igual que las ventanas ser rotas, los muebles ser destruidos, entre otras cosas colapsar, había entrado en aquello que todos temían, todos esperaron unos momentos hasta que la ataraxia invadiera a la fiera enjaulada en aquel lugar de cuatro paredes.
La primera en ingresar fue su madre seguida de su padre, hermana mayor y otras personas para asearla y cambiarle las ropas, no pasó mucho cuando salió de su habitación, caminó a duras penas hasta el comedor, el silencio reinaba con una tensión palpable.
- Y bien ¿no dirás nada? - la voz de su hermano fue la primera en romper el silencio sepulcral en el cual, la familia Min se había sometido, Tae por su lado alzó la mirada desconcertada - O vamos hermanita ¿acaso la frialdad ya te consumió? - la chica no comprendía lo que pasaba a su alrededor cuando el golpe del puño de Seok impactó contra la mesa - ¡Te hice una maldita pregunta Min! - exclamo el chico con lágrimas en los ojos.
- No entiendo - contestó intimidada por su hermano, todos se sumieron en una extrañeza interna, la alfa nunca se había visto en esa sumisión causada por un omega, incluso su madre se sintió algo ofendida por no ser ella quien cause la sumisión de su hija, pero claro era su orgullo lobuno que sentía aquello ya que la mujer lamió sus labios armonizando su parte lobuna y humana causando preguntas mentales que luego respondería, su padre tuvo una lucha interna entre calmar a su hijo y aclarar las ojos o dejar que ambos se despejaran a su modo, HyeMoon en otra postura se sintió mal al no poder decir nada mientras que TaeWook se recriminaba en culpa.
- Vamos, algo de culpa o remordimiento debe de existir en ti - se quejó el omega hermano con lágrimas en los ojos.
- Seok yo no sé... - cortó sus palabras al ver que los ojos de su hermano se tornaban morados y un gruñido algo grave sucumbía desde su pecho - No fui yo la causante de que atrapasen a tu novio - espetó reprimiendo su molestia y dolor.
- Vuelves a decir eso y... - la alfa menor se levantó de la mesa desafiante mientras que su hermano, cegado en dolor y enojo hacía lo mismo.
- ¿Y qué Seok? ¿y qué? - gruñó aguantado lágrimas - ¿Me entregaras como traicionera? - sus padres la miraron asombrados - ¿dirás que todo fue mi culpa? - preguntó frunciendo el ceño - ¿me odiaras hasta la muerte? - su voz se quebró - ¿Qué harás Seok? - Grito hacia su hermano quien al no relajarse le aventó los palillos de comer.
- Te despojo de todo hasta que lo encuentres - sentenció el omega rencoroso, con lagrimas en los ojos, el dolor visible en esa mirada, en su voz ronca; el dolor y la confusión acerca de lo ocurrido reinó en un silencio incomodad.
- No fue culpa de Moon - dijo TaeWook en voz baja - Ben ni siquiera estaba con ella esa noche - el menor de los Min mordió su labio inferior - Ben se quedó con nosotros mientras ella, EunJi y Rioma se acercaban como marcaba el plan - su voz se había vuelto aguda - Sam y yo escapamos para seguirlas, queríamos ayudar cuando Ben nos encontró cerca del perímetro, yo trate de hacerme el alfa que soy pero... - bajó la voz callando su relato.
- Los humanos nos tenían vigilados, fue un ataque sorpresa - dijo Hye Moon después un corto silencio - las primeras fueron Tae y EunJi, Rioma venía atrás de ellos cuidando su espalda, pero al no estar preparados para el ataque..
- Rioma fue el primero en ser atrapado, siguieron con EunJi, ella y yo luchamos pero fue inútil, poco después llegó Ben con Hye, a pesar de ser muchos alfas y betas, los humanos conocían nuestras debilidades, omegas en celo, Wook estaba lo suficientemente lejos para no sufrir los efectos de un o una omega recién entrado en celo, pero nosotros no pudimos con la tentación y sucumbimos a los deseos sexuales, no duramos muchos, Hye logró escapar con algunos pero nosotros - TaeMoon negro con la mirada gacha - nos tuvieron cautivos por horas, nos torturaron hasta caer rendidos, la mayoría murió en combate, los demás morían tras la tortura, logre salir gracias a EunJi, logro distraerlos y como pude salí con otros, ellos murieron después de eso...
El silencio se volvió sofocante, la culpa carcomía a Moon, el dolor el su pecho le hizo tener nauseas, por lo que corrió lejos, en ese momento nadie sabía, pero esa fue la primera vez que la familia Min se fragmentó.
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