Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

20: Chico mágico

No pasaron ni cinco minutos cuando Paulino regresó con más de treinta velas de todo tipo: misioneras, de cera, aromáticas y esotéricas que utilizó para decorar la zona cerca al jardín, donde se encuentran esperando. Pues según la información de los vecinos, parece que un poste eléctrico ha tenido un inconveniente y tardarán casi dos horas en repararlo para que vuelva la luz en todos los hogares del vecindario.

—En verdad no quería asustarte, nunca pensé que te pondrías tan intenso —comenta entre risas, mientras enciende la última vela. «Ahora parece que estuviéramos rodeados de pequeñas farolas que nos regalan un momento romántico solo para los dos», suspira ante ese pensamiento.

—En serio eres un tarado —el rubio se muestra enfadado—. Dejare una carta diciendo que si algún día me encuentran infartado, tú y solo tú serás el único culpable —dándole un suave golpe en el hombro.

—¡Vamos mi pequeño!, si algún día te diera un infarto, sería de tanta pasión que compartas conmigo, porque aunque te resistas no pararé —responde pellizcando las mejillas ajenas que han empezado a teñirse de rojo.

—¡Calla idiota! —intenta alejarse para calmar esas sensaciones que siempre terminan disparándose por su cuerpo y provocando que sus expresiones sean evidentes.

Alberto intenta ignorar las carcajadas de su acompañante que siempre busca una forma de meterlo en aprietos, es como si disfrutara tentarlo y dejarlo con todas emociones revueltas, que está seguro un día rebalsaran y no sabrá cómo comportarse. Solo espera que cuando llegue ese momento, todo marche a la perfección como hasta ahora, porque es consciente que desde la primera declaración al día de hoy, sus sentimientos han crecido y se han ido afianzando hasta volverse más fuertes.

Aunque acaba de recordar un detalle que estaba pasando por alto, pues Paulino aun no le ha explicado quien es la persona que encontraron en su viaje y que parece no ser de su agrado. Se acuerda de esa expresión desencajada, como si algo realmente malo estuviera frente a él. A pesar que intentó preguntar en varias ocasiones sobre la identidad del sujeto, las respuestas siempre fueron las mismas, nadie importante.

—¡Oye Paulino! —con esas palabras capta la atención del moreno—. ¿Puedo hacerte una pregunta? —intenta sonar desinteresado y no ser evidente en su curiosidad, escuchando una afirmación que lo anima a continuar—. ¿Quién era el muchacho que encontramos cuando estábamos saliendo del parque del amor?, ¿algún conocido o amigo? —pregunta buscando la mirada ajena.

Alberto se percata que esa pregunta no parece agradarle a Paulino, o al menos eso demuestran sus expresiones, porque puede descifrar una mezcla de incomodidad y tristeza. Esa situación no solo le preocupa, sino que también le desagrada por pensar que aún no confía del todo en él; aunque tampoco puede pedir mucho. ¿Qué tiempo están saliendo?, van a cumplirse seis meses desde que se conocieron. Pero, ¿no se supone que están saliendo?; entonces... ¿por qué ese temor?

—No quiero que pienses de más, no es desconfianza hacia ti, más bien es miedo a perderte —Paulino parece como si leyera los pensamientos ajenos, volteando y conectando sus miradas—. Esa persona está ligada al muchacho que te conté robó mi corazón y por el cual aún no me atrevo a dar el siguiente paso —con esa respuesta entiende que la verdad escapa de su imaginación y que quizás fue imprudencia preguntar.

—¡Lo siento!, no quería preguntar algo innecesario —entiende que ese pasado aun es doloroso para su acompañante y que no debe intervenir en una situación que sigue lastimándolo.

—¡No te disculpes! —pero el trigueño se acerca y lo toma de las manos, profundizando el contacto de sus miradas—. Puede ser difícil para mí, aunque seguir ocultándolo es mucho más doloroso; además, interviene en lo que ambos queremos construir. Solo prométeme que me vas a escuchar y que no me odiaras, ¡por favor! —expresa en un tono suplicante.

—Yo nunca ha... —intenta hablar cuando los largos dedos ajenos callan sus palabras.

—Nunca digas nunca si no has escuchado una verdad, primero déjame hablar y luego me darás tu respuesta —asevera soltando un suspiro, como si estuviese reuniendo valor para soltar todos esos recuerdos.

Paulino toma cierta distancia de su acompañante mientras observa el cielo, resplandeciente por una luna creciente que está en su terminar para iniciar una luna llena. —Recuerdo que a Miguel también le encantaba la luna, así se llamaba mi primer amor —esas palabras retumban dentro de Alberto, provocándole una punzada en el pecho.

—Nunca mentí cuando te dije que tú tienes un ligero parecido con él, puede que solo sea coincidencia —comenta conectando sus miradas, reconociendo cierta melancolía en el otro—. Ambos poseen unos hermosos ojos color ámbar que muestran la inocencia de sus almas, sinceros y realmente amables —prosigue soltando ligeros suspiros como si le costara continuar.

El pasado de Paulino esconde un amor no realizado con un trágico desenlace que hasta ahora le generan culpas innecesarias, pues todo fue parte de circunstancias que a nadie se puede culpar; o al menos, no a este muchacho.

—Cuando conocí a Miguel, ambos estábamos a mitad de segundo de secundaria, estudiábamos en distintos grados. Nunca antes nos habíamos visto, al menos no tan detalladamente; pero en ese primer encuentro, fue como si algo nos atrajera uno al otro —ambos..., dos púberes inexpertos en el amor, que desconocían ese sentimiento que iba creciendo en ellos y que no supieron manejar de forma adecuada, dejándose manipular por esos impulsos de la primera ilusión.

Sus primeros encuentros, estaban destinados a conocerse y a profundizar en la vida del otro, con el objetivo de volverse inseparables. Dos muchachos con personalidades distintas, por su parte estaba Paulino que se caracteriza por su impulsividad, su rápida empatía con los demás y esa picardía descontrolada que no tiene vergüenza demostrar. Todo lo contrario a Miguel, un chico más retraído y poco sociable, llegando a mostrarse tímido con personas que no conoce.

En poco tiempo llegaron a volverse demasiado unidos, sorprendiendo a sus amigos más cercanos por haber agarrado tanta confianza en poco tiempo, pues a ambos nunca antes los habían visto socializar. —Pero eso a nosotros no nos importaba, solo queríamos seguir estando juntos y esa necesidad de cercanía iba creciendo con cada día —se juntaban en los recesos y se esperaban a la salida para acompañarse camino a casa.

Con cada interacción, con cada palabra, con cada avance y con cada roce, los sentimientos hacia el otro también iban creciendo. Ambos eran conscientes que esa relación no se trataba de simple amistad, porque iba más allá de esos sentimientos; sin embargo, ninguno se atrevía a confesarlo por temor a ser rechazado.

—Nuestros amigos nos molestaban como si fuésemos una pareja y nos comportábamos como una, pero no nos importaba. Para nosotros eran simples bromas de chibolos —hasta que llegó el momento que por casualidad del destino, terminaron en una situación que desbordó todas esas confusiones.

—Cuando estábamos en clase de educación física, por accidente caí sobre él, fue la primera vez que nuestras miradas se conectaron tan profundamente y que pudimos sentir tan cerca la respiración del otro. Nuestras mejillas demostraban la vergüenza que teníamos en ese momentos y cada uno era consciente del revoltijo de emociones que estabamos experimentando —revelándoles la verdad de sus sentimientos.

Fue entonces, cuando un fin de semana que se reunieron para ayudarse con unos trabajos, Paulino se atrevió a confesarse y a demostrar sus verdaderos sentimientos.

—Estaba muy confundido, esperaba su rechazo y que se distanciara de mí; pero sucedió todo lo contrario, con lágrimas en los ojos me respondió que sentía lo mismo y que no quería perderme —momento en que ambos decidieron iniciar a escondidas su verdadera relación.

Ante sus compañeros de escuela y sus familias, los dos simplemente eran mejores amigos que guardaban un cariño especial por el otro, nada mal visto para la sociedad que siempre está dispuesta a criticar sin importarles las consecuencias. Aunque es cierto cuando mencionan que el amor no se puede ocultar por siempre, sobre todo cuando eres un púber inexperto que está creciendo y aprendiendo de la experiencia.

—Una noche cuando estábamos terminando un trabajo, cometimos el más grave error de todos. Nos olvidamos que su familia estaba en casa y "aprovechamos nuestra privacidad" para regalarnos un beso de amor —descuido que los llevó a descubrirse ante el hermano mayor de Miguel—. El muchacho que encontramos en esa ocasión, es el hermano de Miguel, quien nos empujó a conocer el infierno —momento donde empezaron los problemas.

Porque para este chico era inconcebible que su hermanito anduviera con otro muchacho, porque eso automáticamente lo convertiría en gay y era imposible. Por eso, se propuso a buscar la forma de separarlos, amenazando a un joven Paulino con delatarlo con su familia; además de golpearlo hasta la muerte de ser necesario.

—Dudé mucho en contarle o no a Miguel, pero a las finales terminé narrándole las amenazas de su hermano. Momento que cometimos nuestro segundo error, besarnos en la escuela para esta vez descubrirnos frente a un grupo de homofóbicos —incrementándose los problemas para la reciente pareja.

En poco tiempo, los rumores se esparcieron por la escuela, donde ambos muchachos terminaron siendo acosados, amenazados y hasta golpeados. Pero para Paulino eso no importaba, enfrentaría a su propia familia de ser necesario para defender sus sentimientos por Miguel; aunque su pareja no compartiera esa opinión. Pues su hermano terminó delatándolo con la familia y los problemas terminaron agobiándolo y separándolos.

Sin embargo, nuestro trigueño no pensaba desistir y continuaba buscándolo, quería demostrarle cuanto lo quería y todo lo que estaba dispuesto hacer por él; situación que terminó por llevarlo al borde de la muerte. Pues el hermano de Miguel cansado de su insistencia, lo buscó para ayudarse de sus amigotes y propinarle una paliza que terminó llevándolo al hospital por más de tres meses, como consecuencia de los fuertes golpes que recibió su cuerpo. Aunque lo más doloroso vino después, porque se extendió la noticia que Miguel se había suicidado por no tener el suficiente valor para soportar la decepción de su familia y el rechazo de sus amigos.

—Cuando me enteré de la noticia, seguía internado. Quería salir para correr a verlo, para constatar que todo era parte de una vil mentira para separarnos y que cuando lo encontrara, él saltaría a mis brazos diciéndome que seguía amándome —Alberto observa como Paulino deja escapar sus lágrimas, demostrando todo el dolor que está sintiendo; sus manos están cerradas en puños y su respiración es demasiado agitada.

—Sin embargo, la realidad fue cruel y terminé encontrándolo dos metros bajo de tierra. Pensé en tomar la misma decisión, pero fui demasiado cobarde como para marcharme y unirme con él —comentando que sus padres tuvieron que cambiarlo de escuela, porque el hermano de Miguel seguía amenazándolo, esta vez con matarlo por considerar el principal culpable.

Paulino explica como desde esa triste experiencia decidió cerrar su corazón hacia el amor, no volver a creer en ese sentimiento que tanto lo había lastimado y no exponerse al mismo dolor de perder a alguien, porque no lo soportaría. Por eso, se prometió serle fiel a la única persona que amo.

—Aunque todo cambió cuando te conocí, pensé eras él y que habías venido para salvarme de ese tormentoso recuerdo. Pero resultó lo contrario, porque tu imagen poco a poco se fue instalando en mi corazón y esos recuerdos pasaron al olvido cuando estaba a tu lado—explicando que en el tiempo que llevan de conocerse, se ha convertido en alguien especial.

—Por eso, tu canción no era de mi agrado, porque demostraba la misma fascinación a la luna y algunos párrafos me hacían recordar la cobardía que tuve, para no proteger a la persona que amé —es la primera vez que Paulino se quiebra de esa forma, donde las lágrimas brotan como intensa lluvia que no quiere detenerse, sumergiendo todo ese dolor que no es de su agrado.
—Si tan solo hubiese guardado mis sentimientos, él ahora estaría lejos de mí; pero sabría que está viviendo para cumplir sus sueños —demuestra como ese recuerdo sigue pesando a pesar del tiempo.

Alberto siente una punzada en el pecho, nunca pensó ver a su chico de hermosos orbes grises derrumbarse de ese modo, nunca imagino la cruel historia de su pasado. Por eso, dejándose dominar por sus impulsos, se aferra a él en un brazo; uno tan fuerte, donde demuestra sus sentimientos y la protección que le quiere brindar.

—Discúlpame si te hice recordar algo tan doloroso, discúlpame por ser egoísta y dejarme dominar por mi curiosidad —utiliza su mano izquierda para acariciar esos cabellos, peinándolos delicadamente—. Pero al mismo tiempo, quiero agradecerte por la confianza de abrirme tu corazón —agrega buscando la mirada ajena.

—¿No me odias? —es la primera pregunta que aparece en los pensamientos del moreno.

—¡No seas tonto!, nunca te odiaría —responde mostrándole una dulce sonrisa—. Nadie podría culparte por lo sucedido, pensarlo es simplemente descabellado. Son situaciones realmente tristes, pero que tú y Miguel no tienen culpa de nada —intenta buscar las palabras adecuadas, pues tanta información lo ha dejado con un miedo de soltar incoherencias que puedan terminar lastimando a su persona especial.

Lo único que desea Alberto en estos momentos, es encontrar el mensaje adecuado para que su chico comprenda que el pasado es una experiencia que por más dolorosa que haya sido, debe soltarla para seguir adelante, aprender para ser más fuerte y encontrar la felicidad.

—Decirte que olvides a Miguel y su historia de amor, sería ridículo de mi parte. Pero creo que sí puedo pedirte, seguir adelante por él; porque estoy seguro que desde el cielo, te está sonriendo y pidiéndote que seas feliz por él —utiliza sus manos para acunar el rostro ajeno, logrando que sus miradas se encuentren—. Si te cierras al amor, nunca encontraras a tu persona especial, ni siquiera si esta delante de ti —no sabe si sus palabras son correctas, aunque puede asegurar que salen desde lo profundo de su corazón.

—El amor no es un sentimiento que te va a regalar solo alegrías, en el paquete también viene incluida la tristeza, quizá situaciones demasiado dolorosas. Puede haber traición, hasta rupturas que puedes creer son insuperables —expresa resaltando que ante todo, esas experiencias te ayudan a convertirte en alguien mejor cada día—. No siempre la primera persona de quien te enamoras será la especial, puede que solo este en tu camino para enseñarte a ser mejor.

—¿No lo estaré traicionando? —pregunta con una voz quebrada, demostrando que es su mayor temor.

Alberto niega rápidamente, dándole un pequeño golpe en la frente mientras lo llama tonto, situación que le ha devuelto a Paulino una ligera sonrisa, una de esas que tanto ama contemplar.

—Como te dije, estoy seguro que Miguel espera que encuentres a tu persona ideal, para que seas feliz a su lado. Se enojara mucho si le haces pensar que por su culpa no te volverás a enamorar —el moreno se apresura a contradecir, cuando su acompañante lo detiene porque no está dispuesto a dejarlo hablar hasta que exprese sus verdaderos sentimientos—. ¿Alguna vez has escuchado la leyenda de los chicos mágicos? —pregunta con evidente curiosidad.

—¡No! —responde un confundido trigueño.

Nuestro protagonista sonríe inocente, comentando que Edward les contaba esa historia a él y sus amigos en las noches que no podían dormir, cuando se encontraban confundidos porque estaban auto-descubriéndose y porque iban revelando sentimientos que por años les hicieron creer eran incorrectos.

—Hay una leyenda que habla de la existencia de chicos mágicos, muchachos que son bendecidos con un poder para proteger el mundo donde nacen —extiende su sonrisa como si creyera en esa fábula para muchos—. Ellos utilizan sus energías para cuidar nuestro planeta y a sus seres queridos, en especial a su persona destinada; porque sus poderes se fortalecen con el amor que se tienen, volviéndose realmente invencibles —añadiendo que esa es la verdadera fuerza del amor.

—Déjame convertirme en tu chico mágico, protegerte de aquí en adelante y construir una historia de amor que sea bendecida por Miguel. No lo olvides, no me uses como un reemplazo, solo supera esa experiencia y empieza de nuevo —son sus palabras finales para regalarle un casto beso en la frente, uno que demuestra su verdadera preocupación.

Paulino entiende el mensaje de su acompañante, pues en su corazón ya no existe el dolor, ahora ha sido reemplazado por la esperanza y el deseo de creer nuevamente en ese sentimiento que estaba olvidando.

—Si tengo que iniciar una nueva historia de amor, si me dieran a elegir para volver a enamorarme; no dudaría y te elegiría a ti. Contigo quiero intentarlo y descubrir que es la felicidad —el trigueño se anima a hablar después de un largo tiempo—. Me prometes que si te entrego mi corazón, ¿vas a cuidarlo y nunca lo lastimaras? —suelta esa pregunta que desde hace meses ha querido hacerla.

—No te promete que nunca te lastimare —responde provocando una expresión de tristeza en el otro—. Pero si te prometo cuidarlo, esforzarme cada día para verte feliz y para demostrarle al destino que soy tu persona especial —agrega devolviéndole la calma y esa sonrisa que pensó perdería.

—Eso quiere decir... ¿qué aceptas ser mi novio? —pregunta con una emoción incontrolable, mostrando una angustia en la mirada.

Alberto siente como los sentimientos han cambiado, de estar tristes y melancólicos, han pasado a convertirse en alegres y románticos; situación que evidentemente provoca que todo el calor se acumula en sus mofletes, su corazón se ha descontrolado y esas sensaciones están más intensas. Pero ahora entiende su significado, está enamorado.

—¡Sí!, sabes que he estado esperando por esa pregunta —suelta con cierta vergüenza, volteando la mirada para que su acompañante no vea sus expresiones.

Sin embargo, sucede que Paulino no puede controlarse, empezando a gritar como loco lo feliz que se encuentra, sin importarle que los vecinos puedan escucharlo.

—¡Bien!, Alberto ha aceptado ser mi novio, es el chico más genial de todos —grita con todas sus fuerzas provocándole más vergüenza que intenta callarlo, porque alguien puede escucharlo—. ¡No me interesa!, quiero que todos conozcan lo maravilloso que es mi novio —expresa en el mismo elevado tono de voz, haciendo que nuestro chico se ponga de mil colores.

—¡Gracias!, ahora sé que eres el indicado —y sin poder contenerse por más tiempo, Paulino busca esos labios que tanto ha deseado, para unirlos en un casto beso que es correspondido, transmitiéndose más de un sentimiento y esa necesidad de pertenencia que ahora es pequeña, llegando a ser insignificante. Ambos comparten el verdadero amor que nunca pensaron conocer.

----- *** -----

Nota de autor:

Mis corazones, me disculpo seriamente por estar desaparecido por más de 15 días, estuve una semana de viaje y la otra decansando por tantos desarreglos. Por eso, es que hoy les he traído tres capítulos de corrido de esta novela, para compensarlos y me perdonen por tal abandono.

Puedo asegurar que de aquí en adelante actualizaré semanal, siempre y cuando no se me presente ningún contratiempo; estoy rogando por eso.

Gracias por su paciencia y sigan dándole amor a esta historia que en menos de quince capítulos llega a su final. Sus votos y comentarios me motivan a seguir continuando.

Quiero hacerles una pequeña pregunta, ¿les gustaría conocer la historia de los otros chicos?; porque ahora estoy escribiendo la historia de Diego, pero estoy dudando en publicarla. Espero sus respuestas.

Un beso con amor y un abrazo de oso.

Rei Tamakawa

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro