Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16: Recuerdos del pasado

Luego del fin de semana que Alberto puede considerar como el mejor, no solo por la compañía, sino también por la diversión; ha llegado una nueva semana con mucho estrés de por medio. Pues con el lanzamiento oficial de su nuevo disco, los seis muchachos han estado sumergidos en diferentes proyectos de promoción; desde apariciones en medios de comunicación hasta una actividad constante en sus redes sociales. Porque Edward ha sugerido que no hay mejor publicidad que aquella realizada por los mismos involucrados, como tienen una cantidad de seguidores que están al pendiente de cada uno de sus movimientos, es una buena estrategia para incentivarlos a comprar su reciente producto.

Y tal como ellos mismos lo sugirieron, en el día oficial los seis se encuentran dentro del local principal de la empresa terminando de ordenar el material que esperan se agote al acabar el día y los ayude a cumplir la meta que se han trazado.

—Hay demasiadas personas esperando —comenta Benjamín terminando de colocarse un mandil—. Los chicos que han estado ordenando en estos días, dicen que desde antes de ayer están acampando para mantener su lugar en la fila —sorprendiendo a los demás que observan como por las afueras tratan de ordenar a los asistentes.

—¿Y no es peligroso? —pregunta Jun desconcertado, pues ellos siempre se han preocupado por sus admiradores, pidiéndoles que busquen la manera de cuidarse y no actuar de forma descuidada.

—¡Sí! —responde Benjamín sonriéndose al espejo al colocarse la gorra—. Edward estuvo por aquí ayer en la mañana, por eso pusieron seguridad para que los cuidaran; pues les pidieron marcharse a casa pero se negaron —agrega mientras se coloca al lado de Dustin.

—Es mejor que se apresuren y terminen de colocarse en sus lugares, en cinco minutos abriremos las puertas y todo debe estar preparado —Edward camina por los alrededores repitiendo el mismo mensaje que alerta a muchos que empiezan en las típicas correteadas.

—Y hablando del rey del Roma, parece que está por empezar nuestro más cansado día —suelta Diego en un suspiro para colocarse en su respectivo espacio.

Y es que los muchachos han sido distribuidos para captar la atención de las personas que vayan llegando, con la consigna de cero poses para fotografías. Se les permite hablar y saludar, pero debiendo priorizar la atención rápida. Además que de todos los discos vendidos, solo cien han sido premiados con un ticket de cortesía para un evento privado, donde estará permitido desde una conversación personal, junto a toma de fotografías o realizar vivos para redes sociales.

Soltando un pesado suspiro porque no tendrán tiempo ni para coger el celular, cada quien se marcha a su respectivo lugar; donde Dustin con Benjamín estarán a cargo de caja, cobrando toda compra que se realicen de los productos del local, pues para esta ocasión han lanzado algunos artículos especiales que podrían ser del interés del público. Alberto junto a Leonardo ayudarán a embalar toda compra para entregársela directo a sus clientes, mientras que Diego con Jun se encargarán de mantener el orden y animar para que se compre la mayor cantidad de mercancía.

Con las puertas abiertas y con una gran cantidad de alborotadas personas ingresando, los muchachos muestran sus mejores sonrisas mientras saludan enérgicos, invitando a que adquieran el nuevo disco de su más reciente éxito. Que superando sus propias expectativas, en solo una mañana han logrado vender el triple de lo proyectado, teniendo que recurrir a la empresa para traer mercadería adicional.

Pues los clientes que llegan, son en su mayoría jóvenes que parece han ahorrado para ese momento, aprovechando la oportunidad para conversar brevemente con sus ídolos, rozarles la mano o tomarles alguna que otra fotografía que atesoraran por algunos años.

Además que estar recordando sobre el evento privado para los cien elegidos, ha hecho que muchos lleven discos en cantidad, siendo el mayor récord una persona que ha comprado casi quinientos discos para asegurarse con al menos un pase privilegiado.

El resto del día transcurre con total normalidad, con mucha agitación y cansancio para los seis integrantes; aunque dejando mucha satisfacción por haber sobrepasado el número de ventas. Pues lo planificado para semana lo han realizado en ese mismo día de lanzamiento oficial, superando su propio récord y consolidándose nuevamente como el mejor grupo a nivel nacional.

Las siguientes semanas fueron iguales o mucho peores de movidas, pues no solo tenían que aparecer por televisión en algunos concursos donde agradecían a su fiel público por el apoyo, también pasaron algunos días en la tienda para seguir superando su propia meta y preparando el material de su nueva canción, donde Alberto ha vuelto a destacar como compositor.

Y tal como Edward le advirtió, ha tenido que lidiar con la histeria de Felipe al enterarse que sería él mismo quien elegirá la distribución de las interpretaciones. Al inicio se mostraba temeroso al sentirse intimidado por su entrenador, pues cuando se trata de trabajo, ese hombre puede llegar a ser una completa fiera para sus pupilos.

Pero con mucho apoyo y decidiendo que debe cumplir con su trabajo a la perfección, porque detrás de cada decisión está su propio futuro y el de muchas personas, enfrentó sus miedos dando a conocer su punto de vista; complaciendo a todos al lograr encajar a la perfección la combinación de cada chico, creando con esto una espectacular canción que muestra el estilo que los distingue, un arduo y limpio trabajo. Aunque aún está pendiente la canción que será el tema principal.

Lo único malo de esas semanas ha sido que no ha podido encontrarse con Paulino, sus tiempos han sido muy limitados, conformándose solo con mensajes en cada momento que ambos tenían libres. Aunque por las noches era usual comunicarse por video-chat para conversar sobre su día, diciéndose también lo mucho que se extrañan y terminar molestándose por las reacciones del otro.


PAULINO _ 23:45

Es mejor que descanses lindura, mañana tendrás un día cansado. ¡Buenas noches corazón de melón! :P

ALBERTICO _ 23:47

¡Cállate!, mejor anda duerme que el sueño te está volviendo cursi. ¡Buenas noches! xD


Sin embargo, todo esfuerzo tiene su recompensa, porque después de tres cansadas semanas, por fin tienen su primer día de descanso que algunos aprovecharan para dormir y relajarse, mientras que los afortunados emparejados utilizaran para recuperar el tiempo perdido. Situación que Alberto ha usado a su favor para pactar una cita con Paulino y poder pasar un momento juntos. Por eso ahora se encuentran viajando en el carro del trigueño hacia una ciudad cercana, al ritmo de algunas canciones que los ayudan a liberar su desafinación entre gritos y muchas risas.

Luego de un agradable almuerzo en un restaurante poco concurrido de la zona y de recorrer los lugares más conocidas en esa ciudad, ahora con la puesta del sol se encuentran buscando una zona tranquila donde puedan descansar un momento antes de regresar a casa. Aunque no lo expresan, ambos desean que las horas se alarguen para que puedan seguir compartiendo alegrías y buenos recuerdos; pues su necesidad de pertenencia va creciendo al igual que sus sentimientos.

—Quería que conozcas este lugar que es mi preferido, es conocido como el parque de los enamorados —comenta Paulino sorprendiendo a su acompañante al tomarlo de la mano, pero logra calmarlo al mostrarle que nadie está cerca, a excepción de unas parejas que caminan a lo lejos y es imposible que puedan distinguirlos—. Existe una leyenda que cuenta que todos aquellos enamorados que vienen hasta aquí para confesar su amor, el hada que lo habita escuchará sus plegarias para cumplirles ese deseo.

El moreno conduce al rubio hasta una zona desolada, donde ambos toman asientos sin separar sus manos que han terminado enlazadas; con sus corazones acelerados a mil, aunque solo ellos puedan escucharlo.

—¿Crees en esos mitos que cuentan en las ciudades o pueblos? —pregunta Alberto soltando una divertida risa al imaginarse a Paulino como esa clase de persona, pues por su apariencia proyecta más una personalidad desinteresada en historias sobre sentimientos.

—Creo que mantener las creencias de tu pueblo es preservar la cultura que nos identifica —responde con una sonrisa como si estuviese recordando algo importante—. Una persona me dijo una vez, "quiero convertirme en alguien que pueda llegar al corazón de muchos, influir para que puedan ser ellos mismos sin arrepentimientos" —comenta dejando caer la cabeza sobre el árbol que los sostiene mientras cierra los ojos.

—Esa persona tiene razón, ser uno mismo es mejor que intentar convertirse en alguien que solo sea del agrado de los demás —expresa haciendo una presión en sus manos enlazadas, intentando transmitirle calma. Pues la expresión del trigueño es de aflicción, como si de repente hubiese recordado algo no tan grato.

—Por eso cuando te conocí, cuando conocí a los chicos, me gustaron bastante —con esas palabras capta la atención del rubio—. Ustedes transmiten en sus canciones la aceptación y el valor de seguir tus ideales, puede existir miedo pero huir no es siempre la solución —agrega con una sonrisa conectando sus miradas, perdiéndose en la profundidad del otro.

Esa sensación dispararse por sus cuerpos, ambos la extrañaban en los días que no se han frecuentado. Tenerse tan cerca el uno del otro, sentir la calidez que le transmite el tacto ajeno e ir entendiendo poco a poco sus sentimientos; son memorias que atesoran y que esperan puedan construir su futuro.

—¿Te he dicho cuánto te he extrañado? —Paulino se acerca su rostro acortando la distancia entre sus labios—. ¿Te he dicho cuán importante te has vuelto en estos últimos meses? —pregunta con cierto tono de preocupación.

—Y-yo..., también te he extrañado bastante —responde Alberto con los mofletes colorados, sintiendo como un calor se alberga en su pecho y recorre por cada parte de su cuerpo.

Con muchas emociones descontroladas que nublan sus pensamientos, ambos se van acercando para acortar la distancia de sus rostros, sintiendo el aliento ajeno golpear sus labios mientras sus cuerpos parecen palpitar al sentirse cerca otra vez.

—Aún no he podido olvidar tu expresión cuando te emborrachaste con un solo trago —esta vez el rubio siente que sus mejillas toman más color, pero por la vergüenza al recordar ese patético momento que su acompañante acaba de mencionar, matando todas las bonitas emociones que estaba sintiendo—. Te juro que no he conocido a alguien más pollo que tú —agrega entre risas aumentando su incomodidad.

—¡Cállate!, eres un idiota que siempre termina arruinándola —suelta Alberto intentado ocultar su rostro, mientras sacude la cabeza para despejarse de esos pensamientos.

—¿Qué sucede?, ¿esperabas otra cosa? —pregunta en tono sarcástico, alzando una ceja en un intento de provocación—. ¡Vaya!, me saliste todo un pervertido —basta ese comentario para ponerlo como un arcoíris.

—¡Tonto!, ¡te odio! —aunque el rubio no está dispuesto a escuchar sus burlas, dándole la espalda mostrando su molestia.

—En cambio yo te quiero —susurra Paulino muy cerca de su oído, depositando un cálido beso en su mejilla que le provoca un ardor peor que afiebrado.

Nuestro muchacho intenta detener a su acompañante que lo ha tumbado contra el césped depositando varios besos alrededor de su rostro, mientras sus manos recorren su cintura provocándole muchas cosquillas que no puede contener. —¡Ya cálmate!, te perdono si es lo que quieres —suelta Alberto en un intento por detenerlo, no consiguiéndolo por largos minutos.

La picardía y ese don innato que posee Paulino para conseguir una sonrisa, junto a la inocencia que muestra Alberto, son una combinación perfecta para crear momentos agradables que los hace disfrutar de la compañía ajena. Despertando en cada instante nuevas sensaciones que los ayudan a acercarse, aunque también mueve un miedo a terminar lastimados por pensar que no pueden ser correspondidos o que quizá exista un impedimento para estar juntos.

Ese mismo miedo no les permite sincerarse, justificándose en la idea de no es el momento adecuado. Pero, ¿cómo saber cuándo es la oportunidad perfecta?

A veces arriesgarse es la mejor decisión cuando estás seguro de tus sentimientos, pues dejar pasar las oportunidades puede terminar en una tontería, porque estas no regresan; y en el futuro, no pueden existir los arrepentimientos porque estos no cambiaran tu pasado. Ambos comprenden a la perfección aquello, si no se arriesgan podrían perder a quien tal vez es su personal ideal, puesto que nunca lo sabrán si no lo intentan.

—Me contaron mis amigos que Diego y Dustin cayeron en la misma trampa que tú —Paulino ríe a carcajadas al contar la situación, mientras abraza fuertemente a su acompañante como si temiera perderle—. Dicen que se pusieron a bailar desinhibidos intentado provocar a sus novios, pues las muchachas que vimos seguían detrás de ese par.

Comentando como Damián junto a Osmar sacaron a sus parejas a un parque cercano para que lograran tranquilizarse, grave error porque ambos terminaron en un descontrolado llanto mientras les llamaban infieles. —Siempre voy a decir que ese par me parece sumamente gracioso, no sé de dónde sacan tantas ocurrencias —expresa señalando que la reconciliación tuvo que estar buena para ambas parejas, pues existe la creencia que el alcohol ayuda a resolver los problemas terminando en intensidad; ganándose un pervertido como respuesta a esa expresión picarona que está mostrando.

—Es mejor marcharnos, se nos está haciendo tarde —Alberto observa su reloj que marcan pasada las siete, aunque en realidad desea quedarse más tiempo.

—No me hagas ese puchero —Paulino le hinca suavemente la mejilla—. Prometo que regresaremos pronto y será para una ocasión especial —agrega con una sonrisa, levantándose ambos para tomarse de las manos e ir en busca del auto.

Con una alegría descontrolada, caminan entre risas saliendo de aquel parque para enrumbarse por las oscuras calles de la ciudad donde pocas personas transitan, permitiéndoles caminar y disfrutar gustosamente de la cercanía del otro.

Sus pasos son lentos y cortos demostrando las pocas ganas de separarse, pero entienden que al día siguiente tienen actividades que realizar. O al menos Alberto no puede darse ese lujo de estar faltando, porque está seguro que Felipe entraría en un colapso nervioso, enviándolo a buscar por todo el país de ser necesario.

—¡Vaya!, pensé que me estaba equivocando, aunque parece que el destino está a mi favor —una voz detiene los pasos de nuestra pareja, observando Alberto como un muchacho mucho mayor que ellos, de unos veintiocho aproximadamente con una contextura más gruesa, se acerca hacia el moreno—. Miren a quien tenemos aquí, a mi querido Paulino que por fin se acuerda de los amigos —con esos comentarios siente como su acompañante empieza a tensarse, rompiendo de forma brusca el agarre de sus manos.

—¡Ja-James!, ¿qué haces aquí? —la voz del moreno sale casi en un susurro, denotando asombro y también cierto miedo.

—Pensé que no volvería a verte después de nuestro incidente, pero mira que el mundo es pequeño —agrega el muchacho acercándose con los brazos extendidos, como si buscara un abrazo—. Veo que has cambiado de gustos y que ahora estás volando demasiado alto —suelta en una divertida mueca, escondiendo las manos en los bolsillos y observando con detenimiento al rubio, incomodándolo.

Nuestro chico reacciona al escuchar su nombre, presentándose y aceptando el saludo que le propone el muchacho. Aunque debe admitir que el apretón en su mano derecha, más que una cortesía parece una demostración de enfado; pero tiene cierto miedo que no comprende, evitando soltar un quejido de dolor.

—Déjame contarte que soy un leal admirador de tu grupo, me gusta bastante el tipo de mensajitos que dan —el sujeto utiliza un tono desagradable en las últimas palabras, llegando a sonar sarcástico—. Sería interesante si tenemos oportunidad de reunirnos y salir en grupo, tus amigos me parecen muy lindos —expresa acercándose al rubio, acortando la distancia entre sus rostros.

Una repulsiva sensación invade el cuerpo de Alberto, esa cercanía le causa mucho desagrado que se expresa en pequeños temblores que no puede controlar. Pues el miedo que siente es mayor a su autocontrol.

—Nosotros debemos marcharnos, se nos está haciendo tarde —pero de repente, Paulino interviene colocándose entre ambos, para con un brazo rodear a su acompañante pegándolo a él.

—No seas tan tímido y llámame para encontrarnos, ¿o ya olvidaste tu promesa? —comenta el regordete para acercarse al moreno, rodeándolo en un abrazo mientras le susurra unas palabras al oído, tan bajo que Alberto no logra escuchar; aunque entiende lo han incomodado. Porque su rostro ha palidecido y el fuerte apretón entre sus manos, le indica que está molesto.

—¡Nos vamos! —dice Paulino de forma tajante, para empezar a alejarse del desconocido y de un tirón obligarlo a caminar, alejándose de esa extraña escena.

Sin entender qué ha sucedido para que su acompañante esté evidentemente nervioso y molesto, Alberto camina de forma rápida sintiendo como es prácticamente arrastrado por las calles. Ha intentado detener al moreno, pues el apretón en sus manos está llegando a ser lastimero; pero este parece no entender razones, como si sus pensamientos estuviesen perdidos en otra situación.

En cuestión de segundos, llegan al estacionamiento donde por fin se han soltado de ese agarre, dirigiéndose ambos a sus respectivas puertas.

—¡Paulino!, ¿te encuentras bien? — Alberto se atreve a preguntar después de un largo tiempo en un incómodo silencio.

Sin embargo, el pelinegro no responde ni reacciona a la mirada del otro, solo se limita a darle unas indicaciones con la cabeza mientras quita los seguros del auto. Soltando un pesado suspiro, decide obedecer aunque aún mantiene muchas incógnitas.

—¡Paulino!, ¿quién era ese muchacho? —utiliza un tono de voz suave para atreverse a volver a preguntar, notando como la expresión del otro se torna en una mueca de fastidio—. ¡Paulino! —vuelve a llamarlo colocándole una mano sobre el hombro, haciendo por primera vez que sus miradas se conecten.

—¡Lo siento!, me perdí en unas ideas —responde el moreno mostrándose todavía aturdido.

—¿Te encuentras bien? —vuelve a preguntar para esta vez solo recibir un asentir.

—¡No es nada!, solo recordé algo que me incomodó —responde mostrando un intento de sonrisa que entiende es para tranquilizarlo, aunque solo consigue el efecto contrario. Pero también es consciente que no es momento para seguir atormentándolo con preguntas.

—¡Está bien!, ¡me alegra saberlo! —muestra su mejor sonrisa mientras se abrocha el cinturón de seguridad, al menos quiere transmitirle apoyo y tranquilidad.

—Es mejor que regresemos a casa, está anocheciendo y la carretera puede ser peligrosa —Paulino enciende el automóvil y emprende el viaje de regreso.

Alberto se siente intranquilo, pues el ambiente es incómodo entre ambos. Su acompañante conduce concentrado en la carretera, y a la vez parece como si estuviera dándole vueltas a algún complicado asunto. No quiere pecar de indiscreto, por eso ha decidido optar por la indiferencia, dejando escapar algunos suspiros porque están regresando de su espléndido viaje en un completo y fastidioso silencio.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro