03: Confusiones
A pesar de la radiante mañana, Alberto se encuentra desganado, dejándose caerse por completo sobre la mesa de reuniones al igual que sus cinco amigos, todo por culpa del sueño y la pereza. Porque cuando se suponía que tendrían un día adicional de descanso, los seis han sido llamados desde temprano a una reunión de urgencia, donde con todo el dolor de su corazón han tenido que abandonar sus preciadas camas antes de las siete de la madrugada.
—En realidad son unos pesados, ¿a quién se le ocurre hacer una reunión tan temprano? —Diego manteniendo los ojos cerrados infla sus mejillas en un puchero, quejándose por semejante atrevimiento.
—A ustedes al menos los han despertado a las seis, a mí no me han dejado dormir más de las cinco —comenta Dustin lamentándose por vivir en la misma vivienda que su jefe—. Esto es una explotación, creo que pondré una denuncia en el ministerio.
Pero un fuerte y repentino pam termina por arrebatarles todo el cansancio que no querían dejar de escapar, irguiéndose en sus asientos para ver entrar a su peor pesadilla.
—Si tienen alguna queja pueden hacérsela directamente a su jefe —la sobria voz que escuchan termina por quitarles el color del rostro—. Si desean denunciarnos también pueden hacerlo, pero vayan olvidándose de todos los beneficios que tienen por ser el grupo representativo de la empresa. Nada de enamorados, nada de escapadas para ir a divertirse o cosas que se le asemejan —termina por decir, haciendo que los chicos dejen de quejarse mientras intentan ponerse serios.
—¡Vamos Edward!, no seas tan renegón por una broma, porque así te quedaras viejo y soltero. Recuerda que por eso Dustin no te hizo caso y terminó aceptando a Osmar —como siempre Diego suelta las palabras sin antes pensar, causando un fuerte sonrojo en los mencionados.
—A mí no me metas en tus líos, no tengo nada que ver —Dustin enfrenta al menor que se muestra avergonzado por su comentario, sonriendo tímidamente intentando arreglar el inconveniente.
Como muchos han de saber, para conocer un poco más sobre la agrupación. El primo de Dustin es el manager del BL801, creador y principal compositor de cada uno de sus éxitos; mientras que Edward es su asistente personal que está al pendiente del cuidado de cada integrante, velando por su seguridad y porque cada uno cumpla a cabalidad con sus funciones.
Sobre el primero no hay mucha información que se pueda brindar, pero el segundo es un muchacho realmente joven para el puesto que ocupa. De unos veinticinco años, catalogado por los chicos como alguien realmente serio, que es difícil distinguir que está sintiendo y que se muestra como un profesional comprometido con su trabajo, llegando a veces a atormentarlos al no ceder a sus caprichos.
Es un joven realmente alto para su edad y que destaca por sus vestimentas formales que resaltan su elegante aspecto. De cabellos lacios color negro como la oscuridad, dueño de una mirada celeste como las aguas del profundo mar y que combinan con su tersa piel blanca. Desde adolescente se crio con la familia de Dustin, llegando a cuidar del menor desde que era muy pequeño, motivo que le creó falsos rumores sobre un amor no correspondido. Por eso los demás suelen fastidiarlo, aunque eso no les causa mucha gracia a ninguno de los implicados.
—Dejémonos de tonterías y empecemos por lo serio —el mayor carraspea intentando cambiar de conversación y calmar las alborotadas hormonas que sus acompañantes muestran desde temprano, resaltando que esa misma energía deben tener todas las mañanas—. Tenemos que hablar sobre el último lanzamiento del grupo —dice entregándoles unos documentos, señalando hacia una pizarra donde ha empezado a proyectarse un video.
Edward felicita a los muchachos por su esfuerzo con el single lanzando hace seis meses, sonríele al cielo, que a pesar del tiempo se mantiene entre los veinte primeros puestos, ayudando esto a que se mantenga la venta de discos y merchandising que sus admiradores siguen adquiriendo dentro y fuera del país. Asimismo, resalta la buena recepción que ha tenido su reciente lanzamiento, luna llena, compuesta por Alberto y que siendo liberada solo una parte de la canción, ha causado furor y muchas expectativas entre su público.
—No podemos confiarnos, porque recuerden que otras agrupaciones están lanzando sus recientes temas y están colocándose entre las primeras posiciones —señalando algunas bandas que son competencia directa para el grupo—. Todo va a depender del día del lanzamiento oficial, donde liberaremos el videoclip y la coreografía —pidiéndoles su compromiso en los agitados meses que tendrán.
Pues en su opinión, deben tener una buena crítica por parte de la prensa y eso requiere de un arduo entrenamiento para evitar los más mínimos errores que puedan traer abajo todo el esfuerzo realizado. Regañándolos por mostrar ese exceso de confianza, que puede terminar siendo un arma de doble filo si no saben manejarlo adecuadamente.
—Ustedes terminan por hacer escándalos que sus admiradores toman como una actuación improvisada, pero los reporteros no son tontos, ellos buscarán el más mínimo error para hacerlos caer —comenta con seriedad al escuchar las seguras palabras de Diego.
—Pero lo importante es que nuestro público este con nosotros, ¿o me equivoco? —pregunta Benjamín resaltando que lo sustancial es mantener a sus admiradores.
—Se nota que no han aprendido nada en todos estos años —el muchacho se frota la sien para evitar perder la paciencia—. No es solo contribuir al amor de sus admiradores, deben mantener también una buena imagen con los medios. Recuerden que siempre habrá algún paparazzi que va a estar detrás de ustedes pisándoles los tobillos, van a querer destruirlos —agrega señalando a algunas agrupaciones que terminaron con su brillante carrera por escándalos.
—Por eso ni te preocupes, nosotros sabemos cuidarnos y nada nos va a pasar, de eso debes estar seguro —comenta Dustin recibiendo el apoyo de sus amigos, restándole importancia al asunto.
Edward suspira resignado ante la terquedad de los muchachos, aunque en realidad tampoco es un asunto que le quite el sueño. Pues en los casi cuatro años que lleva de existencia el BL801, los seis han sabido mantenerse lejos de escándalos y problemas que puedan afectar la buena reputación de la agrupación. Se han esforzado por retribuir la confianza que les han brindado no solo sus fans, también en la empresa; aunque nunca está de más recalcarlo para que no vayan a olvidarlo.
—Bueno, dejando eso de lado debemos tocar otro asunto que es igual de importante —indica proyectando unas imágenes—. Nuestro jefe está complacido con la composición de Alberto, por eso pide que alguno de ustedes también cree una canción para lanzarla como título principal del álbum que lanzaran este año —explicándoles el concepto que están pensando en mostrar.
Pero esa noticia no ha causado la emoción esperada en los chicos, pues han empezado a quejarse sobre la responsabilidad que implica involucrarse en un proyecto de esa magnitud. Sorprendiéndose, al saber que prefieren disfrutar de sus vacaciones que andar pensando en componer una canción, lo cual considera una buena oportunidad y un reto para demostrar sus habilidades, como ha hecho Alberto.
—Es muy tedioso buscar un profundo mensaje con tan pocas palabras —comenta Diego señalando la dificultad que tuvo el rubio, tomándose tres meses para componer su actual éxito—. Pensar en el concepto que quieren darle, escuchar tus antiguas canciones para evitar caer en la repetitividad y encontrar la composición exacta; eso sin sumarle que tendrás más responsabilidad porque también te volverás el vocalista principal —argumenta en su defensa para quitarse esa presión de encima.
—Yo tampoco quiere meterme en ese asunto, prefiero leer o cantar las creaciones de mi primo, lo mío no es componer —Dustin se sonríe con el anterior, mostrando su complicidad.
Edward piensa que esa es una oportunidad para quien decida aceptar ese reto, porque no solo se volverá el vocalista principal, también la imagen más destacada del grupo. Pero parece que ninguno de los presentes piensa de esa manera. Al menos Dustin y Diego, parece que encuentran más entretenido pasar tiempo con sus novios que esforzarse en su trabajo.
—Pensar en tanto trabajo te resta vida social, ya tenemos mucho con los ensayos y las lecciones de canto como para querer meternos en otro ajetreo —Benjamín apoya la rebeldía de sus dos amigos.
—Yo este año me he propuesto a tomar un pequeño descanso, tal vez buscar enamorarme o quien sabe —Jun sorprende con sus palabras, ganándose la atención de los demás.
—Conmigo no cuenten, no es de mi interés —y con esas palabras Leonardo da por finalizada la sesión, haciendo que el mayor pierda las esperanzas de convencerlos de lo contrario. Además, que la reunión ha perdido sentido porque los muchachos se han centrado en temas que no estaban agendados.
Liberando un suspiro, se percata que ha vuelto a caer en la misma trampa. Así que con todo el dolor de su corazón, da por finalizada la reunión, liberando al sexteto de chiquillos que salen disparados al escuchar esa noticia, enrumbándose cada uno hacia sus propios asuntos.
—Aun no puedo creer que haya terminado aceptando nuevamente esa responsabilidad —Alberto camina decaído al recordar como Edward ha logrado convencerlo de volver a componer una canción—. De verdad necesito más valentía para negarme cuando no quiero hacer algo —suelta entre suspiros caminando detrás de Diego.
—Espero que esta vez lo hagas en menos de tres meses —su acompañante camina sonriente, buscando echarse aire con unas hojas para calmar el calor que siente—. En verdad esta ciudad ha perdido el título de la eterna primavera, me estoy sancochando más que un carbón al fuego —deteniéndose repentinamente frente a un local.
Alberto sin percatarse de ese movimiento, golpea contra el cuerpo ajeno, sintiendo como un profundo dolor le invade el rostro.
—Debes tener más cuidado cuando te detienes, al menos deberías avisar —comenta sobándose la nariz y viendo la heladería que su acompañante observa con una destellante mirada, siendo forzado a ingresar para comprar unos helados. Aunque con este calor, no es tan mala idea.
Desde que ingresan al local, pueden percibir el reciente aroma de los waffles que despiertan su dulce apetito, maravillándose con todos los sabores que se exhiben en las vitrinas. Diego se forma en la extensa cola que se alza frente a él, emocionándose al señalar todos los sabores que piensa combinar en un solo postre. Alberto no es la excepción, pues debe admitir que los chocolates y las fresas en todas sus presentaciones, son su mayor obsesión.
Pero mientras revisa el lugar con la mirada, un detalle capta rápidamente su atención, encontrándose con una escena que lo sorprende y extrañamente le provoca un malestar en el pecho, como una repentina tristeza. Y todo porque en una de las mesas frente a la ventana, ha reconocido a Paulino pensando en saludarlo; aunque esa emoción a desaparecido al observar como una muchacha se ha acercado hasta atraparlo en un beso.
Con la intención de no ser indiscreto, se voltea mientras busca calmarse de esas sensaciones, no entendiendo porqué está afectándole ese hecho o porque su traicionera mente está evocando el recuerdo de ese beso que ambos compartieron en su primer encuentro.
«Yo..., yo..., creo estar malinterpretando la situación», se dice a sí mismo, sacudiendo la cabeza para despejar toda tonta idea que ha estado incomodándolo en estos días.
—¡Oye Alberto!, ¿por qué no estás prestándome atención —Diego lo despierta de su ensoñación, poniéndose nervioso al escucharlo quejarse.
—¡Sí!, ¡sí!, solo me perdí un rato al estar indeciso por los sabores —responde intentando disiular su molestia y concentrar su mente, evitando voltear para encontrarse con otra escena desagradable.
Diego mostrando el carisma descontrolado que lo caracteriza, hace el pedido de ambos resaltando que necesitan un extra de cada producto que pidieron. Luego de pagar la cuenta, corren hacia una mesa a esperar un enorme tazón de helado, waffles y muchas golosinas que decidieron añadirle; que en opinión de Alberto no podrá acabarlo, aunque está seguro que a su acompañante le quedara corto.
A solo unos pocos minutos, una servicial muchacha con el uniforme que distingue al local, se acerca más que emocionada mostrando una extensa sonrisa mientras entrega lo solicitado. Pidiendo avisarle si algo adicional se les ofreciera, ocultando una evidente emoción por solicitarles un autógrafo o alguna fotografía. Detalle que los muchachos pasan por alto al haber quedado hipnotizados por sus pedidos.
—¡Gracias por el helado! —mencionan ambos para iniciar una dura batalla contra un postre frío, que rápido se les sube a la cabeza por comer apresurados, provocándoles más de una rara mueca que causa la risa del otro. Entrando en un combate de apodos buscando un ganador, pero que termina con el repentino hola proveniente de aquella gruesa y sensual voz, dejando a Alberto con la cuchara a medio camino, sintiendo una avalancha de emociones que se expresan en nerviosismo.
Pensando que solo es una confusión por la escena que observó hace un momento, intenta animarse para buscar al dueño de esa voz. Pero la alegría de Diego junto a su atrevimiento en invitarlo a sentarse, hace que aparezca frente a él, la imagen de esa persona que esperaba no encontrar. Nuestro protagonista siente como un ligero calentamiento llega hasta sus mofletes, al mismo tiempo que su corazón extrañamente se ha acelerado y su mente no para de recordarle ese beso que empieza a incomodarlo.
Su mente parece estar jugándole sucio al confundirlo con ideas que entiende son incorrectas, pues es imposible que con solo haber visto a una persona en dos ocasiones y un beso del que terminó huyendo, esté experimentando una mezcla de emociones que comprende suceden por primera vez.
Porque es diferente a esa calidez que te brindan tus amigos cuando estás riendo y compartiendo locuras, además que su cercanía no provoca que tu piel se erice y sientas como una cosquillea sensación recorre cada parte de tu cuerpo. Ni que decir de tu familia, ni tampoco nada comparado con esa alegría de gustarte alguien que sabes nunca te corresponderá; es algo distinto, totalmente diferente y no quiere perturbarse con eso.
Pero evitarlo no ha provocado los resultados esperados; todo lo contrario, es como si con cada minuto, con cada encuentro fuese creciendo más y más en su interior, llenándolo de preocupación y al mismo tiempo de una desbordante felicidad a la que teme. Pero la voz de Diego termina por cachetearlo mentalmente, devolviéndolo a la realidad.
—¡Vamos Alberto!, parece que este día tu mente está perdida en fantasías —el menor intenta controlar su risa, causándole un sonrojo más evidente.
—¿Qué decían? —pregunta Alberto disculpándose e intentando concentrarse en el momento.
—Le decía a Paulino que sería interesante intercambiar números y redes —comenta su amigo provocándole una repentina preocupación—. Ya sabes, es bueno para mantener el contacto y hablar más privado —agrega con una traviesa sonrisa junto a un guiño que le envía un miedo por toda su espina dorsal, sospechando de sus intenciones.
Alberto se prepara para negarse, pues no quiere que Paulino piense que están acosándolo o incomodarlo por considerarlos atrevidos, pues... ¿qué muchacho pide el número del otro en un segundo encuentro? Piensa detener a su amigo cuando lo observa sacar el móvil, pero su salvación es el ring ring del celular que le devuelve la tranquilidad, porque en un rápido intercambio de palabras, el menor de levanta como si hubiese recibido una orden, despidiéndose con una extensa sonrisa y disculpándose por tener que marcharse de improviso.
—Damián me está esperando, así que hablamos más tarde —se despide con efusividad, mientras sale corriendo bajo la atenta mirada de muchos comensales.
El rubio deja escapar inconscientemente un suspiro al sentir como toda la calma regresa a su cuerpo, aunque la constante mirada de su nuevo acompañante está logrando incomodarlo.
—Siento mucho la insistente presión de Diego, puede ser algo terco en ocasiones —se anima a hablar rompiendo el incómodo silencio que estaba generándose.
—¡No te preocupes!, a mí me cae muy bien, me parece un chico encantador —responde el moreno mostrando unos encantadores hoyuelos que vuelven a hipnotizarlo—. Y no me parece mala la idea que tuvo —añade con un coqueto guiño que logra desencajar todos sus sentidos.
Abre y cierra la boca intentando emitir alguna palabra que calmen la risa del otro al verlo ajetrearse en tremenda situación embarazosa, con una expresión y un color rojizo que ha llegado hasta sus orejas, haciéndole quedar en ridículo ante la atención ajena.
—¿Y tu novia?, ¿dónde está? —pregunta recordando la escena de hace un momento, sintiendo una punzada en el pecho que lo hace sentir idiota por soltar ese comentario sin pensar, provocando una expresión desencajada en su acompañante.
Pero su repentino sonrojo y la forma como utiliza su mano para tapar sus labios terminan eliminando todo entusiasmo que mantenía, entrándole un repentino decaimiento. —No quería incomodar —comenta mientras lleva un poco de helado derretido a su boca, aunque el sabor se ha perdido al igual que su apetito.
—¡Oh!, no es mi novia, siento que hayas visto eso —responde el trigueño mostrando una extraña expresión que Alberto no sabe cómo interpretar—. Esa chica trabaja conmigo y con el tiempo nos hemos hecho muy amigos, pero nunca me di cuenta que ella estaba sintiéndose de otra manera —menciona explicando como la joven terminó invitándolo para "conversar", momento que terminó convirtiéndose en una declaración—. No sabía cómo responderle porque no siento lo mismo por ella, tampoco quería lastimarla —agregando que en ese momento, la joven tomo ventaja para robarle un beso.
Sin saber por qué, nuestro chico está sintiendo una agradable emoción, su cuerpo vuelve a recuperar energías y su motivación regresa. «No entiendo qué me sucede, esto es algo nuevo y estoy muy contrariado; pero..., pero me siento más tranquilo y eso me hace feliz», se dice a sí mismo entregando una extensa sonrisa que complace al otro.
Sin embargo, su conversación se ve interrumpida por el sonido del televisor, donde se muestra un video recién lanzado por la empresa del rubio, apareciendo imágenes del próximo videoclip que el grupo lanzara junto a la canción que están promocionando. Algo corto de no mayor a un minuto, pero que provoca una fuerte ovación y muchos suspiros de personas que se encuentran en el local, quienes parecen ser seguidores de la agrupación.
—Es bueno que no hayan colocado el videoclip completo, sino ahora estaría muriéndome de la vergüenza —comenta Alberto dejándose caer en el asiento, pues la vergüenza está invadiéndolo.
—Te ves muy lindo en esas imágenes, estoy ansioso por verlo completo —agrega el pelinegro con una coqueta sonrisa que provoca más de un sonrojo en el rubio.
Sin embargo, ambos jóvenes se percatan que algo ha cambiado, pues tienen una extraña sensación, una muy similar a cuando una persona está viéndote fijamente; aunque en esta ocasión, son muchas miradas que confirman están sobre ellos, incomodándolos al no darles privacidad. Paulino muestra su fastidio, aunque Alberto entiende la situación al notar como los muchachos han cambiado sus expresiones y están acercándose a ellos.
—¡Ay no!, ¡ay no!, recuerden los códigos, recuerden los códigos —repite al observar como las personas se van acercando con diferentes intenciones en sus miradas.
—¡Tranquilo!, estás conmigo y te cuidaré —pero siente una calidez sobre su mano y que va deslizando por todo su cuerpo, empeorando al cruzar miradas ese muchacho que lo enloquece y que lo transporta a un mundo de completa calma—. ¡Salgamos de aquí! —son las palabras que escucha para sentir un jalón en su brazo izquierdo, provocando que su cuerpo se levante y sus piernas empiecen a correr.
De pronto, ambos jóvenes salen corriendo del establecimiento con un grupo entre chicos y chicas detrás de ellos, gritando el nombre de nuestro muchacho pidiendo detenerse. El trigueño parece disfrutar del momento, pues una enorme extensa se refleja en su rostro, mientras que le transmite una agradable sensación que no quiere perder.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro