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Lia.
Me despierto tras una llamada, mis padres acaban de llamarme para contarme que ya han llegado a su destino, a Barcelona, están allí para hacer cosas laborales y ya que están allí pues aprovecharán un poco para hacer un poco de turisteo. Y yo pues mientras, estoy aquí en casa.
Dos meses, dos jodidos meses han pasado desde que Javi me escribió por un mensaje de WhatsApp que lo que teníamos se acababa. Sin saber ni lo que teníamos.
Leí el mensaje en mi habitación, justo acababa de llegar de baile, y la noticia me sentó como una patada en el estómago.
Estaba incrédula, no daba crédito, no me lo creía.
Las lágrimas no tardaron mucho en brotar de mis ojos, estuve un rato llorando, dándole vueltas al tema hasta que me harte y decidí que lo mejor era no llorar, que él se lo perdía.
Esos dos meses fueron terribles, me los pasaba continuamente preguntándome ¿por qué?, por qué él no había tenido aunque sea el gesto de llamarme, por qué fue así.
Rayadas de cabeza, me preguntaba si yo había hecho algo mal, si él me estaba mintiendo y me engaño. Por mi cabeza pasaron miles de cosas.
Él me bloqueó de todos lados, redes sociales, WhatsApp. Ósea que no había sitio por donde contactar con él, aunque tampoco lo iba a hacer.
En estos meses no he sabido mucho de él, solo que está lesionado por varias semanas e incluso meses y lo sé porque salió en la televisión, que sino todavía sabría menos aún.
Nuestros amigos tratan de que hablemos pero no, ninguno da su brazo a torcer. Si él no lo da, no lo voy a dar yo, faltaría más. Encima que él es el que ha hecho todo esto, no voy a ser yo quien le hable por toda la cara, como si no hubiese pasado nada. Lo siento pero no.
Dentro de dos días me voy a Madrid al campeonato de España de baile, donde estaré compitiendo junto a mis compañeros y amigos.
La verdad es que tengo muchísimas ganas y estoy deseando de que llegue ya. Mi equipo y yo hemos estado trabajando duro y constantemente para ganar la final.
Sabemos la importancia de ganar, seríamos campeones de España, que se dice muy pronto. Es algo único y especial, por suerte yo ya he tenido la oportunidad de ganar este trofeo varias veces. La última vez que gane este trofeo, fue hace dos años, el año pasado no pude venir ni disputarla, ya que me lesione y tuve que hacer una pequeña pausa durante un par de meses.
Meses que fueron un tormento para mí. Estar sin poder bailar durante meses fue muy duro, ya que el baile para mí es mi vida.
Pero ahora me veo con mucha más fuerza que nunca y vamos a luchar por traernos ese trofeo a Cádiz.
Llaman al timbre de casa y me extraño un poco, no espero ninguna visita, y mis padres están de viaje por trabajo en Barcelona.
Antes de abrir miro por la mirilla de la puerta, vaya ser que no conozca a quien esté llamando y sea para algo raro, si soy muy desconfiada con esto la verdad. Pero para mi sorpresa me encuentro a mi mejor amiga, Lidia.
Abro la puerta a una velocidad increíble y en menos de treinta segundos estamos pegadas como una lapa, abrazadas y saltando de alegría.
- Lidia - digo y está se ríe, mientras me sigue abrazando fuerte.
- Lia - dice y reímos.
Dejó que entre en casa y nos sentamos en el sofá.
- ¿qué haces aquí? - pregunto con una sonrisa.
- me quedo aquí contigo estos días antes del torneo y voy a acompañarte al torneo de baile.
- ¿de verdad? - pregunto con la boca abierta.
- claro que si.
Aplaudo emocionada y ella ríe.
- vamos a poner la tele - me dice y coge el mando mientras que yo asiento con la cabeza.
Buscamos algo que poner en la televisión hasta que al final nos decidimos por ver nuestra película favorita, Mamma Mia.
- ¿aún no sabes nada de Javi? - me pregunta Lidia y yo niego con la cabeza, mientras suspiro.
- no sé nada, solo se que está lesionado - digo y ella asiente.
- eso es verdad, y no lo está pasando muy bien - dice y yo elevó los hombros.
- solo espero que se recupere lo antes posible - digo y ella sonríe.
Nos cambiamos ambas de ropa, porque yo sigo con el pijama y ella viene en chándal.
Y una vez que ya estamos cambiadas salimos a la calle.
Nos vamos al centro de la ciudad y nos sentamos en una terraza a comer tortillitas de camarones.
Después de comer nos vamos a la playa a dar un paseo, ya no hace tiempo de meterse en el mar en pleno octubre, pero pasear por la arena cálida es de las mejores cosas que se puede hacer. Sentir la arena mientras escuchas las olas romper en la orilla es una sensación especial, todos los días son buenos para dar un paseo por aquí y más si puedes disfrutar de esta maravilla.
Disfrutamos del atardecer, Cádiz tiene unos atardeceres que valen oro, es una cosa mágica lo que se produce en el cielo de mi tierra.
@liamartinez
Después de pasear por la playa y que la noche empiece a caer, volvemos a mi casa. Nos duchamos, nos cambiamos de ropa y salimos a un pub nocturno, a tomar unos refrescos y a comer algo.
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