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28. Luna Menguante: Corazón gitano.


La mirada de Alana era realmente lo que reconfortaba a esos dos; eran una familia ya constituida, sin hijos. Todavía era muy pronto para afirmar algo, pero ya lo eran y lo más importante era que se amaban como ni siquiera sus familias los amaban, era extraño decir que una mujer sola, logro que dos personas que se odiaban con todo por ella se amaran, ahora no permitían que nadie hablara mal de algunos de los dos, las situaciones eran de verdad clara... Se querían y ayudaban en todo lo que se referían con ella.

(La verdad es que la única familia medianamente funcional era la de Alana, y era mucho decir, para esta historia de locos, pero esto es otra historia)

—Dan, no tienes nada que agradecer —dijo la joven, hablando con la misma sabiduría de sus abuelas —. Lo que vamos a hacer, es amarnos mucho y buscar la salida de esto. No voy a permitir que tu padre te vea mal, al dañarte tanto, ese señor no sabe que ya no está solo.

Derek se acercaba también a darles ánimo.

—Déjanos cuidarte, ángel —dijo Derek, mirando a los dos con definitivo amor. A Derek no le gustaban los hombres y, al fin y al cabo, tampoco las mujeres. Solamente le gustaban, Alana y Daniel.

Y de esta manera se prometieron esperar a qué sucediera lo correcto, lo más importante para la chica era que su familia la entendiera y la apoyaré más allá de con quién se hubiese quedado, ella lo que querían en sus momentos era descansar por fin además a quien le importaba lo que pasara después, pues nadie comprendería que era ser familia, para Alana, una familia era un grupo de personas que se cuidaban y amaban, sin juzgar a nadie por consiguiente después de todo ellos habían sido parte de unas familias disfuncionales, mal logradas, y dañadas... Tanto que Francisco Hoyos, deseaba matar a su hijo sin importar lo que causara al terminar, para quedarse con todo.

Por ende, no se podía esperar inocencia, ni gentileza, ni tratos de paz. Eran tres personas dañadas, tratando de formar una familia funcional, curando las heridas y siendo la oportunidad para las personas para crear algo más bonito y natural.

Las abuelas entendieron esto y lo veían como una cura hasta para sus propios pecados, que sí eran bastantes. Y aunque muchas veces no se trataban bien, se podía notar cómo se trataban entre ellos siendo una dulzura, empatía con una sinergia nada indiferente, los 3 eran polos opuestos, porque para qué negarlo ya era bonito imaginarse una vida en que Alana estaba cuidada por ambos y era querida por ambos y era igual de bonito saber y entender que el corazón de la chica Marco, estaba dividido por esos dos locos, que le habían enseñado a pintar y tocar su alma con suavidad sin tantas púas como ya lo habían hecho antes anteriores amores y más uno de ellos, el cual estaba presente sin más y al que su primer dueño, debía también ser último.

— Ali, vamos a buscar la forma de que ustedes no se mueran en el intento —dijo Marcia con un poco de fuerza en la voz y a punto de sacar una escopeta.

—Doña Marcia, usted no tiene que hacerlo —habló Daniel tratando de persuadir a la mujer. De inmediato, la mujer más joven trató de entrar a escena.

—Mita, júreme que no va a hacer alguna locura... Yo la necesito bien para que vea a los libros que voy a publicar, y a los hijos que vamos a adoptar.

Los dos hombres se sorprendieron al escuchar lo de los hijos, pero era impactante y era encantador al mismo tiempo.

— Alana, usted cree que yo lo voy a dejar sola después de todo, usted es prácticamente mi hijo, o sea, todo lo que usted haga, me importa, me preocupa por qué es la niña de mis ojos y la hija de los ojos de su abuelito, que en paz descanse.

«Siento que la vida se me va a ir, cuando más la había comenzado a vivir y es por eso que vuelvo a decirle a Alana, que siga construyendo sus sueños y que la verdad no importa cuánto se demore en hacerlos»

—Mi abue, también dice eso mismo —habló Daniel, antes de preguntar —. ¿Cuánto te falta, mi cielo verde?—besó la frente de la joven tan tiernamente que solo dejó a la escritora con encantador sonrojo.

—Una hoja y ya... —contestó ella, tratando de verse normal, pues ya suponía que era lo que su abuelo quería decirle, sus últimas palabras, después del testamento y después de leer su historia—. Y parece otra carta.

—Dale, te escuchamos, cierto Borges —los dos jóvenes sonrieron dejando leer a la mujer sentada en el medio de ambos.


***

«Bueno, Ali.

Estas son mis últimas palabras, tal parece que la maldición persigue con uñas y dientes a los que tienen que ver conmigo y a las mujeres que más ame. Ali, mi princesa, aunque a veces no he sido el mejor hombre de la vida y de eso sé que depende muchas cosas para usted, solo espero que tenga una vida tranquila y feliz y que sueñe en ser libre, ya que a nosotros los mayores nos quedó grande esa tarea. Mi querida nieta solo esperó que, si se va a enamorar, lo de todo y que la persona que la ame también le dé su lugar... Y no me venga a decir que usted no se lo merece, porque usted es la mujer que se merece todo esto y más... Recuerde que usted es una Abadía y ustedes son mujeres que arrasan con su belleza e inteligencia. Usted sabe, los hombres, también podemos ser malos y no quiero decir que no ame, pero hágalo con cuidado.»

De pronto Daniel y Derek, comenzaron a llorar y ella tenía un gran nudo en la garganta, nudo llamado "la ausencia de esas palabras hacen mella en la vida"

—No lloren que mi esposo, le dio inteligencia a la niña... —Marcia, le dijo a los tres más jóvenes —saben qué es lo que tienen que hacer.

«Sí, mita, lo sabemos... fingir que Derek odia a Dan y que no quiere estar con él...»

—Es que lo sentimos tanto —habló Derek, tratando de calmarse. —Sentimos con el corazón haberle hecho daño a su nieta—. La mujer joven miraba sin reproche esto, sintiendo un gran amor por esos dos.

—Mejor, termine ahí, para que vuelva a su casa y que puedan descansar —dijo Inés, dándole otro cuaderno, pero este tenía la pasta azul y era mejor cuidado—. Creo que también es hora de que usted conozca la parte de su papá.

La chica no podía creerlo, había otro cuaderno que leer otra historia, que aprender y entender y darse pañitos de agua tibia para mejorar... pues la verdad esa era situación, en una complejidad bastante eterna, se diría y quería realmente saber quién había escrito ese cuaderno si había sido como sus abuelos maternos que bien ha sido entre los dos o qué pasaba ahí

—Mita, gracias y no se preocupe, lo leeré al fin, tendré un panorama más completo para entender a mi papá —dijo limpiando los ojos de Dan. —Pienso que es hora de irnos.

Dan y Derek tomaron los cuadernos, además de las manos de Alana, para después despedirse de lejos. Alana se sentó, detrás, necesitaba reflexionar tranquila y en paz, no quería seguir dando vueltas al asunto, y entendió bastante bien cuál era el proceso de todo.

Sus abuelos habían cambiado el paradigma y ella lo continuaba cambiando sin ni siquiera darse cuenta; era tan natural como comer.

—¿Te pasa algo? —preguntó Derek tiene hoy iba a manejar

—Realmente no me pasa nada solamente, que estoy procesando todo lo que pasó —Ella hablaba mientras se pone el cinturón y colocaban las cosas en su lugar — ya que no sé hasta qué punto quiera seguir engañando a la gente, ustedes son mi vida, mi existencia, —esa voz era cantarina — lo que quiero con ustedes no lo quiero con nadie más—sonrió como boba a los chicos—estoy haciendo esto tan complicado y tan bonito de entender, que no sé qué vamos a hacer. Cuando nos toque separarnos, no quiero imaginarme todo lo que vamos a sufrir los tres.

—No vamos a sufrir—habló Dan —. Creo que amarte es todo lo contrario.

La tarde noche, después de aquella conversación de los chicos con las abuelas de Alana, les habían dejado una sensación gratificante, aunque probablemente un enredo bastante interesante, nunca pensó que hacerse la interesante y la fuerte y la poderosa y la valiente. Darían tantos frutos, además de grandes frutos. Ahora bien, ¿qué iba a pasar, entonces? Ya que por lo menos tenían un plan o medianamente un plan para que todo saliera bien, tendrían que exigirse un poco más de lo que ya se exigían ... No lo podía ni pensarlo, al haber sacrificado tanto por nada lastimosamente para ellos, sus familias estaban conectadas por extrañas razones.

La escritora, ya más tranquila, suspiró diciendo: —La gitana tenía razón, — mientras Daniel, le cargaba y Derek iba manejando, no querían dejarla sola y que creyese cosas innecesarias—, mi hilo rojo siempre me traerá a ustedes, sin importar qué pase, siempre vuelvo a ustedes.

Daniel recordaba ese día con cariño; no obstante, le recorría de malas ganas el hecho que tenía con Moisés y Drew. La espalda de la chica tenía esas cicatrices, por ese par. "Par de pendejos" —pensó el joven pianista. Para contestar.

—Mi amada, lo dices, ¿por la cercanía de tus abuelas en toda locura o por la amistad que hubo entre tu abuelo y mi tío Aurelio? —, preguntó el joven pianista sobando los brazos con sus manos.

—Tal vez por ambas— se quedó mirando la luna menguante, tranquila y en paz, porque también era un reflejo de ella.

***

Derek reconoció esa voz de tranquilidad en ella, esa misma que tenía cada vez que estaba en paz o había avanzado en algunos de sus escritos. Al fin habían estado tranquilos, al fin se podía decir que se amaban y que ya nadie los podía separar o dañar. Él tenía claro conocimiento de la conversación, y tan pronto llegase a casa con su hermano mayor, debía de fingir que su hermosa novia ya tenía otro...

Ahora comprendía por qué Cruz no, no lo toleraba, y claro que era de su comprensión total, pero él, como sus amantes, ese instante era parte de decisiones egoístas por parte de otros. Hacía ya muchos años atrás, la situación ahora era la que iban a hacer con esa información. Pero una buena idea cruzó por su cabeza. Iba a hablar con su abuelo después de todo, él conocía bastante bien a las mujeres de la familia Casanova Abadía y tal parece que también sabía cosas de la familia paterna de su "bonita", Pues lo supo en el momento Doña Inés, lo había sacado y hablo un poco con él, le contó tanto como pudo y que había cosas en el cuaderno que les había pasado que podrían aclarar más de lo que podían hablar en ese instante.

—Amores míos—, Alana los llamó, los conocía mejor que nadie en el mundo y podría jurar que se sentían culpables de cosas que a la final no eran culpa de ellos—. Los amo mucho y por eso necesito que entiendan esto, lo siguiente.

Ella, siempre tenía ese don para hablar y para que dos hombres de más 1 de 70 la escucharan como borregos a su pastora. Pero ellos dos no eran borregos, eran como perros gigantes que eran felices, viéndola feliz a ella, viéndola ser ella misma.

Inmediatamente, le prestaron atención, deteniendo el caminar del auto.

—Miren amados míos —era la única que podría sonreír de verdad—, todo lo que hicieron ellos, en este caso Mi abuelo y el tío de Dani fue para darnos la libertad que ahora estamos tratando de cuidar.—Alana no podía negarlo, que su generación, era diferente en cada de uno de los aspectos dados —aquella sin límite y conocimientos inhumanos, nosotros tres como: David Cruz, Alma Jaramillo, Josmer Santana y Rubiela Manzano, somos como una antología echa por dos generaciones atrás; es lo único en lo que podemos pensar que es cierto. Aquel compasivo libro, que tendría varias historias: de libertad y erotismo, además de una fuerza sobrehumana, que nos amarrará entre nosotros de una forma sexy y dada al dar y al recibir —la risa no se pudo hacer esperar, una profunda de verdad —. Les amo, mucho a todos dos, par de bobos —se acercó a Derek y le besó en los labios.

—¡Ay, Ali!, entiende, somos tuyos. Amor de mi vida. —susurró Dan entre beso y beso.

—Lo sé, hoy lo aprendí, — justo después de subirse encima del de ojos claros y el apretarle en la espalda para apegarla más a él.

—Daniel, te esperas a que lleguemos a casa, no van a ensuciar el carro—, dijo Derek de manera de amenaza, aunque era más:

"Hey no te la comas, sin mí".

Entonces ella se giró, e hizo señas para que pasara al lado atrás y comenzaran la bonita faena que necesitaban los dos. —Saben, me gusta que amen así a lo salvaje.

La chica sabía, que debía pedir perdón y disculpas, pero después se preocuparía por ello, ahora lo importante era continua lo que había dejado esta mañana tirado, porque, aunque increíblemente siempre deseaba saciar esas ganas en ese corazón de cristal se estaba blindar a cualquier tempestad de que muy prontamente iban a tener los tres

Comprendiendo qué ella era un regalo de la vida que en cualquier ocasión se podía esfumar como la propia vida y luz para siempre, Daniel perdió mucho en esos años, no era alguien al que le gustaba perder, por eso tal vez prefirió esté enredado antes de perderla, ella que de alguna manera también amaba.

Fin

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