Capítulo 9
— ¡Otra vez! — Gritó el rey Min haciendo que su voz resonara por todo el lugar. Sus soldados y algunos empleados que en los alrededores se encontraron pudieron escucharlo pero absolutamente nadie se atrevía a dar un paso hacia aquel sitio. — ¡Arriba!
— E-Espera... — Logró musitar Jimin pero antes de poder decirlo, su cuerpo estaba siendo golpeado por algo que no podía ver. Era frío y dolía como le demonio así que seguramente era algo con forma de hielo que su ahora prometido le había lanzado. — Y-Yoongi.
— Los enemigos y el peligro carecen de consideraciones, no tienen lazos, no te conocen. — Espetó antes de tomarlo entre sus manos y lanzarlo muy lejos.
Llevaban casi dos semanas de entrenamientos. Cuando Yoongi le pidió matrimonio y dijo que sería entrenado. Una inocente parte de él creyó que se trataría de famoso arte de la cama o algo diferente que no incluyera su triste y olvidado trasero humano cubriéndose de polvo luniano, quejándose por los golpes fuera de una cama que le eran ofrecido. No le dolería tanto si se lo hubieran cogido al crudo y sin vaselina.
Sus entrenamientos se dividían en diferentes sectores como ahí le denominaban. La enseñanzas teóricas del idioma, cultura, geografía y demás cosas del mundo donde se encontraba. Entrenamientos físicos que tenía diferentes modalidades, control y adaptación de cuerpo a ese sitio y todo lo que podría enfrentar en un futuro allí, incluyendo el arte de la cama.
¿Preparación para tener sexo?
Más allá de la típicas prácticas sobre las enfermedades de transmisión sexual y el uso de condones, no recordaba que en la tierra prepararan mucho para esos temas. Sí, estaba lo típico que se aprendía en cívica y biología pero los lunianos estaban en otro nivel cuando de su arte de la cama se trataba.
Le habían explicado que era algo iba más allá del coito, estimulaciones, placer y procreación, podía matar o salvar a un ser vivo porque literalmente, esa era una fuente de vida y energía para todos allí. Según avanzaba el tiempo comprendía muchas cosas pero desconocía si en algún momento se adaptaría realmente.
La adaptación física también estaba costando, de hecho, sus "amados" suegros, cual de los dos más intimidante pero en especial, el mafa de Yoongi, estaba empeñado en adaptar su cuerpo para el momento de la procreación. Esa parte tampoco la entendía del todo, ya sabía que dos hombres podrían salir ahí embarazados si realmente se amaban pero no se veía en esa situación. Debido a algunos exámenes que exigió Atamin, verificaron que él no tenía mucha potencia para en un futuro hacer que Yoongi concibiera.
Ya lo sabían, estaban al tanto de que la especie humano contaba con una genética muy débil que no les permitía fecundar a los lunianos masculinos. No obstante, el mafa de su ahora prometido no se daba por vencido. ¿La verdad? Lo saturaba. Dos semanas desde que verdaderamente interactuó con él por primera vez y las ganas de mandarlo derechito a lo lejos no desaparecía, al contrario, cada día se enraizaba más en su interior.
Eran muchos los equipos y artefactos de alta tecnología que probaban para ayudarlo a adaptarse completamente a la atmósfera luniana pero hasta el momento, poco habían avanzado.
Sin embargo, el entrenamiento más fuerte, era el de lucha y supervivencia que el propio Yoongi se encargaba de brindarle. Si bien a veces apenas lo veía por sus obligaciones y él entrenaba junto a otros designados por el rey para que le enseñaran el uso de trajes de guerra o defensa, estrategias, lectura de ciertos aparatos de batalla y demás, nadie tenía permitido entrenar con él en un combate cuerpo a cuerpo.
Dos semanas atrás, abrió los ojos al sentirse ahogar, se descubrió a si mismo en una piscina de algo parecido a agua púrpura. Rápidamente buscó la superficie y una vez secado sus ojos, se encontró con un arrogante rey sentado de piernas cruzadas. En su mano, una copa de algún tipo de vino se agitaba mientras miraba a su dirección con una sonrisa ladeada.
Recordaba lo mucho que lo maldijo, tanto como lo hacía en ese preciso instante pero nada lo perturbó. Cuando se trataba de sus entrenamientos, Min Yoongi era un ser totalmente diferente. Implacable, inquebrantable, intransigente.. Tres íes que lo hacían querer envenenarlo en cuanto tuviera la oportunidad pero, no podía hacerlo. No solo debido a su protección, sino que una vez que el entrenamiento acababa y volvía a estar quien lo miraba con amor, toda su molestia se disipaba como polvo en el viento.
— ¡Min Yoongi! — Gritó Jimin molesto cuando logró levantarse e ir hacia él, siendo una vez más degradado al polvoriento suelo sin contemplación. — Te juro que...
— No te tocaré. Lo sé, no lo haré pero eso no es importante en estos momentos, tu entrenamiento lo es. Si no logras pasarme en los próximo cinco minutos, llegando a la línea que limita este centro de entrenamiento para los dos y el resto del campo de entrenamiento para mis soldados, te quedarás entrenando dos horas más.
— N-No puedo más, luniano hijo de...
— El tiempo continúa avanzando en este mundo y todos los demás, Park Jimin, residente de Busan. — Dejó escapar con ironía ignorando la mueca del terrestre.
Tal cual ocurrió días atrás, ese entrenamiento se extendió no por dos horas, sino por mucho más dado que, cuando le volvió a indicar que pasara de él y llegara a la famosa línea que nunca alcanzaba, todo fue un fiasco gigantesco.
— ¡No te lo volveré a repetir, humano, levántate! — Exigió Yoongi quitándose sus guantes para ir por él.
El cuerpo de Jimin estaba evidentemente debilitado, habían heridas que resaltaban más que otra en los pequeños lugares donde su piel era visible. El regente lo notaba pero no se medía en los entrenamientos, sabía que en un campo de batalla todo sería mucho más sangriento, doloroso y despiadado.
Él apenas se movía o accionaba contra Jimin, si realmente luchara contra él, las consecuencias serían muy severas. Lo único que olvidaba, es que eso que para él resultaba inofensivo, para el terrícola era muy distinto.
— ¡En tus pies ahora, terrícola!
— Detengámonos por hoy. —Pidió arrodillado en el suelo. — Detengámonos por hoy, Yoongi...
— En la vida no decidimos cuándo es que lo que nos afecta puede terminar, al menos no con solo palabras y desearlo sin acciones. Si quieres detener tus pesares, tu sufrimiento, dolor y todo aquello que cargas y destruye, tienes que levantarte sobre tus pies y combatirlo con todo aquello que yace en ti. Peleas o mueres consumido por todo, son esas la únicas opciones. Aún si eliges ignorarlo y vivir en silencio, sigues muriendo internamente, consumiéndote de apoco y eso... No es una opción para el hombrecito terrestre que amo. ¡Levántate!
Jimin se levantó, intentando con toda su fuerza llegar a la línea pero una vez más, fue lanzado lejos. No podía levantarse, su labio ardía, podía sentir que estaba herido notando incluso sangre en el pavimento, todo su cuerpo le dolía y su vista comenzaba a fallar. Aún así, tras casi quince minutos logró levantarse nuevamente e ir hacia el hombre de ahora cabellos negros.
¿El resultado de esto?
Su cuerpo una vez más siendo lanzado por el aire pero sin caer al suelo, ya que unos brazos lo sostuvieron impidiendo lo que él ya creía una eminente colisión. Escuchó las botas de su salvador entrar en contacto con aquella arcilla distante del pavimentado suelo.
— ¿Qué demonios crees que estás haciendo? — Cuestionó el rey entrando en cólera al ver como su prometido era sostenido por los brazos de Esir, su caballero negro. — ¡Bájalo en este instante! ¿Cómo te atreves a interrumpirnos e incluso interponerte en nuestro entrenamiento?
— Mi rey, el Ato ya no puede más. Deberían detenerse o podría ser realmente herido de gravedad. — Sus palabras se emitieron y antes de poder captar algo más, los ojos de Jimin se cerraron ante la debilidad perdiendo acto y seguido el conocimiento.
Yoongi recogió su capa mientras se dirigía a ellos velozmente, extendió sus manos sin media otra palabra y el caballero entendió pues colocó con sutileza el cuerpo del Ato en ellos. Esir bajó su mirada notando que la molestia solo incrementaba, viendo al regente de ese mundo desaparecer de su vista atesorando contra su pecho a su alma gemela.
Después de colocar a Jimin en la máquina que curaría sus heridas y lo limpiaría en su totalidad, se encargó de vestirlo con sumo cuidado. Su pecho se sintió pesado creyendo que efectivamente su entrenamiento ese día fue más severo que los anteriores pero después de ver a Hedas, pensar en él y todos aquellos que seguro intentarían llegar a Jimin para poder dañarlo a él, no se podía permitir el hecho de que su alma gemela no supiera defenderse como era debido.
Siempre estaría ahí para él pero... ¿Y si un día no estaba o tardaba más de lo debido?
— Lamento si a veces soy demasiado inexorable contigo, mi hombrecito terrestre. — Susurró en su oído mientras acariciaba su cabello. — De verdad, lo siento mucho, mi Ato.
— Lo sé.— Le sorprendió la voz del terrestre. — Sé que no quieres ser tan riguroso conmigo pero debes serlo, te entiendo. — Musitó adormilado, aferrándose a su brazo para tirarlo hacia él y volverse a dormir.
Sin que nadie sirviera de testigo, una amplia sonrisa se adueñó del rostro del luniano que se acomodó en el espacio libre de aquella cama para abrazarlo. Su aroma era un sedante, lo relajaba como nada más lo hacía.Lo abrazó con fuerza durante un buen tiempo, sintiendo aquel deseo de cerrar sus ojos y dormir como quería desde que lo conoció.
No necesitaba conciliar el sueño como los humanos, al menos no tan seguido, unas pocas horas entre ocho y diecisiete días serían suficientes para él. No obstante, cada vez que observaba a Jimin dormir, quería acostarse a su lado y acompañarlo. No podía, pero lo deseaba. Se levantó procurando no despertarlo, besando con suavidad su frente antes de salir de aquella habitación.
La velocidad de sus pasos por aquellos pasillos fue extraordinariamente novedosa. Nadie lo vio o sintió hasta que entró a la habitación en donde su caballero lo esperaba. Esir se levantó para hacerle reverencia pero antes de poder moverse apropiadamente, su espalda chocaba contra una pared mientras su cuello estaba congelado y pegado a esta. A su vez, podía notar el incesante cambio en el color de las iris de su rey.
— La próxima vez que sin mi autorización le pongas un solo dedo encima a tu ato y futuro atemin, te desapareceré de la faz de este universo. ¿Quién demonios te permitió interferir de esa manera? — Esir bajó su mirada por respeto, comprendiendo la molestia del Minrey. — ¡No lo vuelvas a hacer!
— ¡Sí, Su Ateza! — Logró decir con dificultad mientras el rey descongelaba su cuello. — ¡N-No volverá a ocurrir siempre que vea que nuestro futuro atemin no corre peligro. Es mi deber defenderlo del mismo modo que lo defiendo a usted, hice un juramente. — Agregó haciendo a Yoongi fruncir su ceño con molestia por varios segundos, preparándose para esa descabellada reacción que no llegó.
El regente desactivó su traje mientras se dirigía a una enorme poltrona en la que se sentó comenzando a ver los informes frente a sus ojos.
— ¿Entonces la venta de lo que ellos llaman tierras y minerales raros llevados desde aquí a Tellus han dado estos números? — Preguntó viendo a través de los números flotantes, recibiendo un asentimiento de parte de su mano derecha. — ¿El instituto aeroespacial que abrí dos años atrás cuando estaba en busca de Kores, sigue abierto?
— Así es, por ello también hemos recibido ganancias ya que por "sus nuevos" descubrimientos, organizaciones gubernamentales de varios países telluanos han hecho pagos. Al parecer, Kore tampoco se encuentra en ese planeta, Su Alteza.
— Eso ya lo sabíamos. — Espetó eliminando todos los números e informaciones frente a él. —¿Qué sucedió con Dru?
— Tal cual me ordenó, lo he dejado temporalmente en Tellus con una familia adecuada y responsable. Dado a que los tiempos transcurren diferentes en ambos mundos, podrá permanecer refugiado por varios años lunianos y seguir siendo un niño debido a que está en Tellus. Eso espero que nos brinde un margen suficiente para tratar con Hedas y otros pendientes.
Ambos discutieron por un buen tiempo sobre diferentes asuntos hasta que Yoongi sintió la presencia de su mafa. Suspiró cansado, sabía a lo que venía una vez más pero no le podía simplemente prohibir la entrada al palacio por mucho que se hubiera visto tentado. Esperó paciente hasta que el resonar de sus pasos se hicieron audibles.
— ¡Zeimin! — Exclamó logrando que Esir ensanchara sus ojos con preocupación pero una mirada de Yoongi bastó para salir y dejarlos solos.— Me puedes explicar qué es eso de...
— ¿Zeimin? — Cuestionó como si hubiese escuchado mal con sus dientes apretados. Su mafa calló humectando con cierto nerviosismo sus labios, dando un paso atrás. — Creía que habíamos acordado que ese nombre murió junto con mi hermano y no existe más. Por respeto y muchas cosas más, Zeimin murió junto a Teimin. Mi nombre es Minrey, rey Min, Augustus Min Yoongi, porque ahora también llevo nombres telluanos.
— Es que no puedes simplemente desaparecer los rangos que por milenios han existido. Zeimin es más que un nombre que todos los príncipes herederos llevan, es un cargo, un regalo.
— ¿No puedo? Claro que puedo, mafa. Por eso lo hice, Zeimin, Teimin, Keimin y así sucesivamente, no existirán más. Primer, segundo, tercer, cuarto heredero... Eso creó tanta discrepancia entre la realeza por años, mire a Hedas, anhelando ser llamado Zeimin. Una palabra estúpida que desde niño hizo que su odio se desencadenara.
— Augustus...
— Le prohibo de ahora en más volver a utilizar esa palabra como su rey. Si un pedido de hijo no fue suficiente, espero que una orden lo sea. Supongo que sabe cuán adusto soy en mi cotidianidad, con todo lo que decreto soy peor. — Su mafa empuñó sus manos pero asintió — Bien, ahora dígame que le trae por aquí.
— Tu ato. No me obedece, le he dicho que hoy iríamos juntos a recorrer diferentes lugares que como futuro Atemin debe conocer pero, me ha dejado plantado.
— No lo hizo, fui yo quien canceló todo porque tuve tiempo para entrenarlo y quise aprovecharlo. Además, él le debe respeto pero no obediencia, espero que lo tenga siempre presente, mafa. — Hizo un llamado silencioso a su caballero viéndolo aparecer pocos segundos después. — ¿Algo más?
— Organiza un encuentro con tu ato.
— Eso será cuando él tenga tiempo y deseo. No lo podemos abrumar, mafa. Recuerde que Jimin es un ser humano que recién se está adaptando a nuestras costumbres, nuestro mundo. No lo agobie, por favor.
— ¿Sabes qué? ¡Haz lo que desees! Yo daré un paso atrás hasta que la nueva pareja real decida que soy necesario. — Decretó dando la puerta para alejarse sin volver a decir palabra.
El lugar se mantuvo en un intenso silencio quebrado únicamente por un bostezo de Esir que ninguno esperó. Era demasiado extraño ver a un luniano bostezar por lo que Yoongi rápidamente lo dispensó para que fuera a descansar.
— Rey Min...
— ¿Qué sucede, Esir?
— He escuchado que la boda real se hará en tres meses. — Yoongi asintió con sus ojos cerrado, estaba conectado a la habitación de Jimin, escuchándolo respirar con tranquilidad mientras este dormía plácidamente. — S-Sobre el entrenamiento en el arte de la cama... Debería hacerlo antes de que se casen, de lo contrario, podría no sobrevivir a la noche de bodas.
Ante sus palabras, el regente abrió sus ojos, dejando de escuchar el respirar de su hombrecito terrestre.
— Eso no es asunto tuyo pero, dado a que puedo notar tu preocupación te lo diré para que ni siquiera vuelvas pensar en ello. Mi ato tendrá su entrenamiento pero eso será junto a mí. — Habló con tranquilidad exagerada.
— ¿Para cuándo estaría listo? Debo escoger a aquellos que participarán en su ceremonia de graduación.
— No habrá tal ceremonia.
— E-Es la tradición, Su Alteza... — Musitó con preocupación, todo heredero y ato había pasado por esa ceremonia.
— ¿Una tradición?
— Debe conocer también los secretos, se trata de la energía o poderes transferidos. La enseñanza de las técnicas para el disfrute del rey y la fecundidad...
— Es una tradición de este mundo y seres descendientes del mismo. La técnica no lo es todo y cada ser la perfecciona a su manera si desea. Si va a ser mía, yo sabré qué y cómo enseñarle. No habrá ceremonia convencional para Park Jimin, él no es un luniano que pueda absorber los poderes mediante esa ceremonia. Solo yo una vez unidos puedo pasarle poderes así que la veo innecesaria. Asunto cerrado, no pienso volver a hablar del tema. ¡Retírate!
A diferencia de la Tierra, Jimin siempre lograba dormir plácidamente en Luna Dorada. Sin embargo, desde que sus entrenamientos con Yoongi comenzaron, dormía casi con un ojo cerrado y el otro abierto. Sus despertares podían ser en el espacio, bajo una nube de regolito o minería. En un pozo de hidrógeno o una piscina de mercurio líquido. Una vez incluso despertó en el medio de la nada a la espalda de un animal totalmente desconocido para él.
Por eso, cuando abrió sus ojos y notó a Yoongi, lo primero que hizo fue patearlo e intentar inmovilizarlo con sus piernas tomándolo por sorpresa. Se incorporó con dificultad al sentir sus piernas enfriarse, totalmente a la defensiva pero al mirar a su alrededor, constató que se encontraba aún en su habitación.
— ¿Por qué te ríes? — Preguntó notando la amplia sonrisa del luniano.
— Porque estoy orgulloso de ver el progresar de mi futuro esposo. — Jimin perdió el balance por si solo, parpadeando sin descanso algo tímido, sonrojado. — Sin embargo, golpeó sus piernas haciéndolo caer del todo sobre el suelo. — ¡Nunca bajes la guardia! — Estiró su mano para ayudarlo a levantarse.
Jimin intentó aplicarle lo mismo para que cayera en su cama sin lograrlo, siendo él quien quedase entre el cuerpo luniano y su cama. Sus ojos entraron en un electrizante contacto visual que no se rompió cuando Yoongi acarició su cabello con delicadeza o cuando él envolvió el cuello del mayor con sus brazos. Solo cuando sus labios se rozaron, cuando la lengua del rey recorrió los suyos y los apresó fundiéndolo en un beso lánguido y profundo, sus párpados se cerraron.
— ¿Debería decir buenos día como dicen en Tellus aún cuando aquí no tenemos día y noche de forma tan marcada como lo tienen ustedes? — Preguntó ciñendo sus manos a la cintura del terrestre.
— Estoy más que dispuesto a despertar cada día así. — Besó nuevamente al rey, solo que esta vez algo más breve. — ¿Vamos a entrenar?
— Sí, hoy comenzaremos los entrenamientos en el arte de la cama.
💜💜💜
Atamin: Antiguo Atemin. Título que ganan aquellos casado con los antiguos reyes cuando ya no están rigiendo.
Regolito: Capa de materiales no consolidados, alterados como fragmentos de rocas, granos minerales y todos los otros depósitos superficiales que descansan sobre roca sólida inalterada.
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