Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Un hombre bueno.

Asombrado porque funcionó, pero atemorizado porque recordó el dolor de su mordida, se quedó estático observándola.

—¿Qué hace aquí?

—No sé, usted me llamó.

Su atuendo era informal, negro de pies a cabeza. Llevaba botas negras de trabajo y el cabello recogido en una cola de caballo. Y aun así, era impresionante.

—No, yo... ¿Cómo entra usted a todos lados?

—Tengo mis trucos ¿Necesita ayuda, John?

—No, no, gracias. Hablando de eso, le agradezco lo que hizo por mí.

—¿Qué hice? —miró arriba tratando de recordar.

-Cuando me llevó a su hotel y me rescató de mi... borrachera —terminó la frase apenado.

—¡Ah, eso! No hay de qué.

—¿Me va a morder? —preguntó, aunque no sabía si quería que le dijera que no o qué sí.

—¿Quiere que lo haga?

—No —respondió rápidamente, pero no muy convencido.

—Qué lástima, tiene usted un hermoso cuello. Y sus ojos también —lo observó más que intentar hipnotizarlo—. Me encantan. Y su mirada. Es tan limpia cómo su historial delictivo. Aunque sé que fue un chico rebelde por algún tiempo, ha sido un buen hombre y eso me agrada —tocó la punta de la nariz de John con el índice.

John se alejó un poco y ella de él para darle su espacio. Sabía que cuando se emocionaba con alguien, podía resultar un tanto invasiva.

—¿Ya se va? —preguntó John al notarlo.

—Estaré cerca por si me necesita —le guiña un ojo y desaparece frente a sus ojos, dejándolo con la duda acerca de si realmente había hablado con ella.

—¿John? —el aludido se sobresaltó al escuchar la voz de su compañero tan de repente—. ¿Qué haces aquí hablando solo? —cuestionó Harry.

—No estaba hablando solo. ¡¿Qué te pasó en el cuello?! —cambió abruptamente de tema, al notar dos grandes agujeros enrojecidos en el cuello de Harry.

Creo que algo me picó hace rato.

—Deberías ir al médico.

—Lo haré, de hecho, ya me iba cuando te vi aquí parado, haciendo cosas...

John se puso pálido primero y luego rojo cuando se dio cuenta de que tenía la mano derecha adentro del bolsillo del pantalón y una erección evidente, misma que trató de disimular con una caja vacía de cartón.

—Entonces vete, no te demores más, podría ser algo de cuidado —le sugirió aún con los colores en el rostro.

-Nos vemos —dijo Harry y le dio una palmada en el hombro antes de irse.

Era la hora de salida y luego de dejar todo en orden, fue por su chaqueta. En el camino a la puerta, vio a varios de sus compañeros con las mismas feas marcas en sus cuellos y entonces le dio un inexplicable ataque de celos.

Le enfureció que hubiera mordido a todos y a él no.

🌟🌟🌟🌟🌟

Antes de volver a casa, pasó por una tienda de ropa y compro algunas prendas para su huésped. Tenía días con la misma ropa. Esperaba ir sus cálculos fueran correctos en cuanto a la medida de la joven.

Pero Belél ya estaba haciendo algo al respecto hurgando en el armario de John.

—Es demasiado delgado, me quedan hasta el diafragma y luego no cierran más -le comento a Edward, pero Will escuchó y le recriminó.

—¡¿Qué está haciendo, mujer?!

—Necesito ropa —respondió sin dejar de buscar.

—A John no va a gustarle lo que está haciendo.

—¡Solo necesito un cambio!

—¿Acaso no dice ser bruja? ¿Por qué no aparece algo de ropa en lugar de robarse la de mi hijo?

—No funciona así, Will. Además, no es un robo, es un préstamo.

La puerta de la entrada rechinó anunciando la llegada del mencionado.

Will la miró con desprecio y bajo para asegurarse que no se tratara de la escalofriante mujer de la vez anterior. Bonita cosa, ahora el maligno rondaba su casa en forma de dos mujeres, una demonia y una bruja. Seguramente era por lo sucedido con John, pero permitiría que esos entes oscuros se apoderan de su hijo.

Al llegar a la sala, observó que había sobre la mesa de centro al menos cinco bolsas.

—¿Y eso?

—Le compré algunas cosas a Belél.

—¡¿Y tú por qué?! —reclamó su padre totalmente indignado.

Ella escuchó eso y bajo a toda prisa por la escalera.

—¿Es para mí? —miró a John, quien le sonrió tímido.

—Espero haber acertado, si no, puedes cambiarlas, los tickets están adentro.

—¡Qué amable, muchas gracias! -Le dio un efusivo abrazo para registrar las bolsas.

Belél sacó algunas prendas de una de las bolsas para medirla por encima de la que traía puesta.

—¿Es mi camisa?—notó John al verla.

—Sí, perdón. Estaba desesperada por cambiarme.

—¿Por qué compraste todo eso? ¿Y con qué? —insistió Will.

—Creí que lo necesitaría.

—¡Ese no es tu problema, John! Bastante hacemos con dejarla vivir aquí ¿No crees? ¿O hay algo que no me hayas dicho todavía?

—Claro que no, papá. Solo quise ser amable con ella. No tiene nada y hasta hace poco, tampoco un cuerpo.

—¿Ya viste que estuvo hurgando en tus cosas? Ten cuidado con ella, no seas tan... Inocente, hijo.

—¡Sigo aquí, Will! —Le recordó la bruja, cansada de su mala actitud—. Le aseguro que su amabilidad será recompensada.

—¿Por la demonia rubia? ¡Sí, sí, ya me sé ese cuento, pero no veo nada! ¡Aquí vive, aquí come y ahora hasta aquí viste y no la veo que haga nada por ganarse lo que recibe de nosotros! Yo puedo hacer poco y él vuelve cansado del trabajo. Haría bien en ayudar un poco ¿No cree?

—¡Papá...!

—¡Papá nada, John! ¡Es lo justo!

El cuerpo de John sufrió un espasmo repentino y emitió un quejido, después se acercó a su padre para hablar con él.

—Por favor, Will, tienes que confiar en nosotros, no queremos hacerles daño. Les aseguro que apenas pueda disponer de mi dinero, tendrán lo prometido. .

—¿Edward?

—Así es. Tienen mi palabra que cumpliré con la mía.

—Esa mujer no me inspira confianza -murmuró en su oído.

—¿Y yo? ¿Confías en mí, Will?

Para el anciano era difícil procesar toda esa extraña situación. Ya había olvidado lo que era hablar con ese ente que se apoderan de su hijo.

Después de la merienda, Brenda volvió a casa. No dejaba de pensar en Gil. No estaba tranquila, pero menos tranquila estaría sabiendo que ese loco estaba en su casa, tomándose atribuciones que no le correspondían.

Quería matarlo, lo merecía, se habría librado de un estorbo, pero no podía. Tal vez había encontrado la manera de protegerse con algún hechizo. Si, eso debía ser. Prefería creer eso, a suponer que su instinto asesino estaba disminuyendo junto con el resto de cosas que la hacían ser quien era. O quién solía ser.

¿Acaso se estaba volviendo buena? ¡Qué horror! —pensó, analizándose frente al espejo. ¡No podía volverse buena, eso interfería con su trabajo!

Bajó a la sala y ahí estaba Wilson, sentado en la sala.

—Creí que era Jean Philip. Qué raro que no haya llegado ¿No? ¿Ya saliste a buscarlo? —sonrió burlón.

—Yo sé en dónde está Jean Philip. Al que no he logrado encontrar, es al Wilson que conocí. Al que dejé vivir porque creí que era un hombre bueno.

Frederick se levantó y se paró frente a ella.

—Usted quería un asesino, señora. ¡Aquí lo tiene!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro