La (¿santísima?) trinidad vampirica:

Delicia turca.

Delicias británicas.

Aquí no hacemos eso (de despedirlo) y respetamos su contrato.

Actuación especial:

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1. SENTIMIENTOS ENCONTRADOS.

La vida de Gil no había sido fácil. Por muchos años estuvo llena de carencias económicas y aunque no le faltó qué comer o vestir, todo lo que tenían su madre y él, le había costado mucho trabajo y sacrificios.

Sin embargo, aquello no era obra de la casualidad. Había sido dispuesto así por su fallecido padre, como un esfuerzo por educarlo de una manera correcta y congruente con los valores que siempre trató de inculcarle y que eran además, parte de su formación como miembro de las honorables familias a las que pertenecía: Los Green y los Morgan.

Aunque Cordelia —su madre—, guardaba aún un enorme rencor hacia su padre, estuvo de acuerdo en el tipo de educación que quería darle y en los valores que necesitaría, cosas que siempre admiró en Edward Green.

Trece años habían transcurrido desde la última vez que supo algo de su padre. Muchas cosas habían sucedido desde entonces, pero Gilberto nunca dejó de extrañarlo, ni de esperar su regreso; ni siquiera el día que recibió la notificación de su muerte, pues sabía quien era y no lo creyó.

Era un vampiro ¿Cómo era posible que muriera? No lo entendía, no quería entenderlo y mucho menos aceptarlo. Así como tampoco, sus misterios y explicaciones ambiguas de siempre.

Para él, su padre se había huído para vivir su amor con esa mujer,  la tal Emily Rose, aunque dijera lo contrario. Los había abandonado a su madre que tanto lo adoraba y a él, para ser ser feliz con ella en Estados Unidos.