Asintomático
Esa confesión no solo sorprendió a todos los presentes, sino que concluyeron que se trataba de una broma del chico.
—Ay, Gil, no inventes, esto es serio.
—¡Fui yo!
—Déjenos solos —ordenó Brenda y todos obedecieron de inmediato.
—A ver, explícame...
—A-anoche tuve que ir un lugar que queda del otro lado del campus. Un lugar muy mal iluminado, por cierto, y escuché que alguien me siguió. Y sentí miedo.
—¿Y lo mordiste?
—Primero le pegué, le estrellé la cabeza contra un árbol.
—¿Y luego?
—Luego...cuando empezó a sangrar...Me gusta la sangre y no me pude resistir.
—Pero tú sigues siendo humano.
—¡Sí! Pero no sé que me está pasando últimamente. No es la primera vez, ya había sucedido cuando era niño. Yo solía quedarme con mi papá en su depa y entonces tenía el refrigerador lleno de jarras con sangre, igual que aquí. Y a veces bebía una poca, pero no me gustaba. Sin embargo, entre más lo hacía, más me empezaba a agradar el sabor. Pero me volvía muy agresivo y peleaba con los compañeros por cualquier motivo. A veces me ponían mis revolcadas y las maestras estaban hartas de mí. Pero no decían nada porque le tenían miedo a mi papá. Tal vez él se negaba a verlo, pero yo nunca fui un niño como todos y de alguna manera todos lo sabían.
—Ay Gil...
—La maestra que mató, ella tenía razón, Brenda. Yo provoqué todos esos pleitos, por eso ella dejó que me pegaran.
—No hay justificación, Gil. Eras un niño —Brenda se levantó y le dio un abrazo—. Por supuesto que tu nunca has sido un niño normal. Eres hijo de un vampiro, cariño y de alguna forma tenía que afectarte ese hecho. Pero no te preocupes, déjame ver que podemos hacer.
—No creo que podamos hacer ninguna maldita cosa. Estoy en medio de la nada. No soy un vampiro todavía, pero creo que estoy dejando de ser humano. Pero tengo mucho miedo de no ser como ustedes.
—¿Cómo nosotros?
—Cómo tú y mi padre.
—¿Y por qué no lo serías? Tienes los genes, tienes el ejemplo, y si tú decides ser una buena persona, lo serás. Aunque...
—¿Qué'
—Tal vez deberías tomar esa decisión.
—¿Convertirme?
—Tal vez así estarías seguro. Siendo humano eres frágil, Gil. No quiero ni pensar en que ese tonto te hubiera hecho algo —lo abraza de nuevo.
Le gustaba tener su cariño, pero no esa clase de cariño y tuvo que separarse de ella debido a las sensaciones que le despertaba. Sonrió nervioso y regresó a su habitación.
Sin duda su reacción había sido mucho mejor de lo que pensaba y confesarle todo eso lo hacía sentir mejor. Jean Philip había dejado el regalo que su padre le había pedido que le diera. Al entrar no advirtió que estaba sobra la cama, pero al recostarse sintió que algo le molestaba en la espalda y sacó lo que estaba debajo.
No tenía un título como tal, a pesar de que estaba bellamente encuadernado en una pasta dura azul con dorado. En la cubierta decía:
"Para mi pequeño Edward Anthony, con amor, de su padre" .
Abrió el libro y empezó a hojearlo con cuidado. Era un tomo de unas quinientas páginas con bordes dorados. Una verdadera joya para ser solo un manual de introducción a la vida como vampiro.
Sonrió al darse cuenta de lo puntilloso y maniático que podía llegar a ser su padre.
Brenda mandó llamar a Wilson y Jean Philip al despacho.
—Chicos, necesito de su ayuda más que nunca. Gil se encuentra en medio de una crisis. Edward me advirtió que tal vez esto podría pasarle. Su parte vampiro está dominando y dentro de poco, no podrá controlarlo más.
—¿Pero quién lo ha convertido?
—Ese es el problema, Wilson, que no ha sucedido aún. Como él mismo se dio cuenta, está en un peligroso medio camino. Es algo así como un vampiro mortal. Es como un perrito con rabia, o algo así.
Wilson no pudo evitar soltar una risilla a causa de la comparación.
—Pues en mi pueblo a los perros con rabia les daban un tiro en la cabeza.
—Lo tendré en cuenta cuando vea a cualquiera de su familia, señor Wilson.
La sonrisa se le borró de inmediato.
—Dígame si puedo contar con usted o no, señor Wilson...
Obviamente, el comentario no había sido bien recibido por ninguno de los dos.
—Disculpe, señora.
—Requiero de alguien dispuesto a proteger a mi hijo y ya no estoy segura de poder confiar en usted.
—Era una broma, señora, no me lo tome a mal.
—¿Seguro, Frederick?
Los ojos de la rubia lo taladraban, pero aún así levantó la mirada para enfrentarla.
—También admita que su comentario fue cruel, señora.
—Necesito poder confiar en usted. Entienda que Gilberto es lo más valioso que tengo ¡Si no se considera capaz o si su rencor no le permite cumplir con lo que le estoy pidiendo, dígamelo de una vez y lo envío de regreso a su casa en medio de ese asqueroso pantano!
—Madame...
—¿Usted como sabe que yo?
—Yo se lo dije. Recuerda que te investigué muy bien antes de dejarte llegar hasta aquí —Intervino Jean Philip al ver como todo estaba a punto de salirse de control todavía más.
—Señora, me han hecho cosas peores que por amor he perdonado. Le aseguro que solo fue una broma estúpida y puede contar conmigo para cuidar al crío.
—No quiero que lo cuiden, quiero que lo obliguen a tomar una decisión.
—¿Quiere que lo convierta?
Brenda señaló a Wilson.
—Usted, Wilson, usted tendrá el honor. Pero asegúrese que haya bebido sangre de vampiro primero.
—Madame...¿No es algo muy arriesgado?
—Es la única forma de terminar con la incertidumbre —miró a Frederick a los ojos— Es su oportunidad, Frederick, aproveche. Haga lo que quiera, excepto decapitarlo o mutilarlo.
—Usted está loca...
—Las leyes que nos rigen las hacemos y las rompemos nosotros. No cuestione mis ordenes, cúmplalas y si no puede, me avisa, es todo.
Gilberto no escuchó nada de lo hablado en ese despacho, estaba demasiado fascinado con el libro que su padre había escrito para él.
"No existe diferencia nutricional entre la sangre fresca y la almacenada, pero el sabor es mejor cuando la extraes directo de la vena y que el envase se encuentre estresado y agitado a causa del miedo, no le da el gran sabor del que todos los demás hablan. Para mí, solo la hacía más burbujeante, pero no más deliciosa".
"La sangre de animal solo es recomendable en el remoto caso de que tengas cierta afección, como la que tiene Stefan Salvatore. El tipo se vuelve loco cuando consume sangre humana.
Esa es la leyenda. En realidad, solo muestra lo que es, un vampiro y nada más. Uno clásico, como en las películas, siempre hambriento, malvado y depredador. Solo que el príncipe no tolera que los demás lo vean como en realidad es y se escuda tras su supuesta enfermedad. No vayan a pensar en su pueblito de un dólar, que no es tan heroico como quiere hacerle creer a todos que es. Patrañas, no es más que un llorón, pero eso debería juzgarlo un profesional. Claro, en caso de que no termine tragándoselo por estarse aguantando las ganas. Como siempre he pensado, es mejor sacrificar unos cuantos, que unos miles. Recuerda eso, no te contengas, no permitas que el hambre se acumule o terminarás bebiendo la reserva de un año en una sola noche".
Gil no podía parar de reír. No sabía que su padre fuera tan sarcástico. Siempre lo veía tan serio y tan paternal con él, pero le encantó esa parte de su personalidad.
Continuó leyendo páginas más adelante para ver que más descubría y encontró una especie de árbol genealógico de los Green y los Morgan, aunque estaba incompleto, faltaban muchos familiares, sobre todo, los anteriores a Andrew Green y Brenda Walters, desde donde empezaba, pero era porque Edward no alcanzó a averiguar nada más antes de que la muerte en vida que llevaba, lo sorprendiera.
Wilson, aunque no lo admitiera, extrañaba a Edward, tenía muchos días sin saber nada de él. Incluso, llegó a llamar a Belél, a quien nunca había visto y aunque se sentía tonto, necesitaba saber que había sido de su...¿amigo?
—Hey, bruja...¿Estás ahí? ¿Sabes algo de Green? ¿Le ha pasado algo a ese fantasma? Vamos, tía, di algo...
Aunque ella le respondiera, Wilson no podría escucharlo. Edward era el puente de comunicación entre ambos mundos, pues su herencia mágica por parte de los Morgan, había sido activada hasta después de su muerte física.
Pero no había nada de qué preocuparse, Edward continuaba castigado en su celda de siempre, aburriéndose miserablemente y pensando en si ya conocía el secreto de la posesión, tendría que encontrar alguien para entrar y cuidar él mismo de su familia.
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