El dolor es una sensación peculiar. A veces quema, a veces hormiguea. Otras veces lo hace reír, como cuando se entume y no puede caminar. Otras, lo hace llorar, como cuando cae y se lastima la piel. No es una experiencia agradable, pero Jimin se siente fascinado cada vez que su cuerpo reacciona. Está agradecido con la vida por poder sentirlo ya que, de otra forma, no aprendería a no meterse en situaciones riesgosas.

Taehyung les ha explicado esta mañana (a él y a los niños que enseña) que existen muchos tipos de dolores. Que no sólo existe el físico, sino que hay otros como el emocional. Para Jimin no es un concepto muy complicado porque ha visto a los humanos por bastantes siglos. Ha descubierto que ellos sienten profundamente.

Por supuesto, no ha vivido en carne propia esa gama de emociones y sensaciones, pero ahora que está en la tierra, se permite experimentar cada nueva enseñanza que le manda el destino. Así que no reniega del dolor, por mucho que en ocasiones no pueda evitar quejarse.

Como en ese momento, que lloriquea nervioso mientras intenta tomar una porción considerable de nieve entre sus manos ya enrojecidas.

—Jimin, Jimin, Jimin, ya basta. Te estás lastimando.

Taehyung aparece repentinamente a su lado. Se ve un poco irritado, sucio de toda la ropa y con el cabello desordenado, aparentemente por haber jugado con los niños que todavía se encuentran dentro.

Lo mira con el ceño levantado y tiene una mano sobre su cadera, regañándolo en silencio. Cómo lleva días yendo a visitarlo para aprender a leer, Jimin ha comenzado a conocer cada uno de sus gestos. Taehyung no es un hombre precisamente paciente, así que le sonríe con tranquilidad.

—Estás enojado. ¿Por qué estás enojado? —pregunta con suavidad.

—No estoy enojado—Taehyung se acerca cautelosamente y se agacha hasta su altura, atreviéndose a sacudir los copos que tiene sobre la ropa—. Estoy preocupado.

— ¿Sobre qué? ¿Pasó algo?

—No ha pasado nada todavía, pero temo por mi vida si sigues descuidándote así. La nieve lastima, ¿ya te diste cuenta?

—Sí—Jimin se hace pequeño y lleva un poco de nieve hacia su pecho—. Me gusta sentirla entre mis dedos. De donde vengo, no hay algo así de divertido.

Taehyung lo mira perplejamente un par de segundos, pensando teorías sobre Jimin y su posible familia abusiva. Piensa que de donde sea que venga el sujeto, debe de ser un lugar horrible y oscuro.

—De todas maneras, niño. No quiero que te lastimes. Nuestro alfa es un poco... Temperamental. Como todos los alfas. Y no quiero que piense que no sé cuidarte.

—Yoongi no es así—Jimin finalmente se levanta y niega, seguro de sus palabras—. Es un humano tosco, pero sigue siendo blando por dentro.

—Estoy seguro de eso, espera... ¿Dijiste humano?

—Es lo que somos, sí.

Jimin camina de regreso a la casa de Taehyung, ignorando su pequeño error verbal. Por suerte, el hombre sólo reniega para sus adentros y comienza a contarle sobre otras sensaciones buenas que también debe de experimentar.

El omega le da la razón porque ahora que es humano piensa vivir y sentir cualquier emoción que tenga a la mano. Especialmente esas que Taehyung está mencionando y que Yoongi puede proporcionarle.

🌖🌖🌖

Ya que el sol ha estado relativamente agradable a pesar de la estación, Yoongi sale muy temprano por la mañana para intentar cazar o, por lo menos, encontrar alguna raíz comestible. Los animales han comenzado a refugiarse del cruel invierno, pero él tiene la esperanza de encontrar algunas liebres despistadas que sigan rondando por la nieve. Sabe que entre más comida haya en la aldea, más posibilidades tienen de sobrevivir de cualquier ataque.

Han pasado por una temporada verdaderamente tranquila, sin incidentes que lamentar, pero Yoongi es consciente de que las desgracias pueden ocurrir en cualquier momento. Además, el gitano ha estado rodeándolos, por lo que no puede permitirse bajar la guardia.

Ya una vez confió en él. Ya una vez perdió al amor de su vida por no notar las señales. Ya una vez perdió a Jimin.

Ese Jimin del que nadie habla en la aldea, pero que es recordado por todos. El hombre con el que pretendía pasar el resto de su vida, pero que murió demasiado pronto y de una forma cruel. Yoongi sigue sin poder olvidarlo y mucho menos ahora que alguien llegó a su vida con el mismo nombre.

Mientras camina por el espeso bosque, no puede evitar que los tantos recuerdos a su lado le carcoman la mente. Especialmente, la manera en la que habían comenzado su romance. Por aquel entonces, ambos habían estado conscientes de que su relación era considerada prácticamente imposible: Él, siendo el líder de la manada y Jimin, un joven alfa menor que él.

No habían sido precisamente la pareja más esperada en la aldea y, sin embargo, todos en el pueblo los respetaban. Así como Hoseok, Jimin había sido un pequeño sol que iluminaba la vida de todos sus allegados. Trabajaba como asistente del curandero, pues desde muy pequeño había demostrado ser bueno con remedios caseros e infusiones curativas, por lo que se había hecho respetar en la manada.

Yoongi, como mejor amigo de Hoseok (su hermano mayor), había pasado bastante tiempo con Jimin e irremediablemente había terminado enamorándose de él e iniciando un cortejo torpe que el chico pronto aceptó.

Una relación entre dos hombres no era exactamente mal vista entre los suyos, pero al tratarse de alfas, ambos habían estado conscientes de que tarde o temprano tendría que terminar para que los dos pudieran formar sus propias familias y seguir conservando la sangre de lobo que poco a poco se perdía en la manada.

Yoongi recuerda haber rezado tanto para que en la aldea naciera un omega que le quitara el peso de la responsabilidad de tener un hijo, pero jamás imaginó que llegaría más tarde que temprano y de una forma insospechada. Sobre todo que tuviera el mismo nombre y que se viera también interesado por él.

Jimin.

¿Cuál era la probabilidad de que dos personas que compartían nombre se interesaran en él? Al menos, podía decir que el primer Jimin sí lo había amado. Este otro nuevo es... Extraño.

Días atrás lo llevó a dar una vuelta para tratar de conocerlo mejor pero, una vez más, el chico sólo lo dejó confundido y lleno de recuerdos tristes. Lo peor es que nadie en el pueblo parece notar lo raro que es que un desconocido que no habla de sí mismo esté entre ellos. De hecho, poco a poco ha comenzado a ganarse a los demás miembros de la manada.

El primero en caer fue Jungkook. El niño se ha vuelto tan apegado al foráneo que insiste en dormir con él por las noches: "Tengo miedo de que se vaya" le dice, pero ¿no es eso lo mejor? De esa manera, no tendría que estar alerta hasta en su propia casa.

Luego está Hoseok, su beta y mejor amigo. El hombre brilla radiante cada que Jimin está en la misma habitación. "Me recuerda a mi hermano menor" y sí, maldita sea, Yoongi sabe que es inevitable no pensar en su adorado viejo amor, pero no sabe cómo recordarle que no son la misma persona.

Incluso Taehyung parece a gusto con la idea de tenerlo en el pueblo: "Él dice que me ayudará con los niños, déjalo en paz". ¿La excesiva amabilidad no debería de darle alertas rojas?

Pero ¿a quién quiere engañar? En primer lugar, Yoongi fue quien lo llevó con los suyos, fue él quien le tendió una mano de ayuda y es su lobo interior quien constantemente lo busca.

Tal vez se deba a una broma del destino o de la madre luna porque, de otra forma, Yoongi no lo entiende.

Aceptar el cortejo de un chico guapo sólo porque le parece "agradable" no debería ni de ser una opción, pero luego está ese otro lado de la moneda que le dice que tiene que hacerlo. Si lo piensa bien, Jimin es el único omega en la aldea. El único que puede recuperar el linaje y regresarle toda su gloria a la manada.

Entonces... ¿Qué debe de hacer?

Finalmente, termina su cacería tres horas después. Como pensó, lo único que pudo encontrar fue un par de ardillas que hibernaban en un viejo árbol y algunos nabos silvestres que espera poder cocinar esa misma noche. Como Jimin parece no comer nada de carne, ha decidido quedarse con la vegetación comestible para alimentarlo como se debe. Que desconfíe de él, no significa que quiera matarlo de hambre.

Cuando llega por fin a su casa, el primero en salir a recibirlo es el dueño de sus pensamientos: Jimin. Quien luce completamente rojo de las mejillas por aparentemente haber pasado mucho tiempo afuera.

— ¡Yoongi! ¡Estoy tan feliz de verte! —el chico prácticamente se abalanza hacia él, jalándolo de la ropa y llevándolo consigo al piso. El golpe es un poco fuerte, pero por suerte la nieve suaviza la caída

—Jimin, ¿qué ocurre? ¿A qué se debe tanta efusividad? —a excepción de Jungkook, nadie parece así de feliz de verlo, por lo que se siente un poco intimidado y desvía la mirada hacia cualquier otro punto que no sea la deslumbrante sonrisa de Jimin.

—He descubierto que tengo mucho frío—le responde con alegría, señalándose su ropa nada apta para la temporada—. Taehyung me dijo que el dolor en mi rostro y el entumecimiento de mis dedos es por culpa del frío. Me mandó a decirte que debes de ser más responsable con tus invitados. 

Yoongi gruñe irremediablemente llevado por su lobo, quien ha sentido como una ofensa aquel comentario.

—Vaya, no sabía que Taehyung podía hacer mejor mi trabajo como alfa—se queja, pero trata de calmarse y apacigua su voz—.  Y usted, ¿nunca antes había sentido el invierno?

—Uh, sí, claro. Mi... ¿Ciudad? Mi ciudad natal es muy fría.

Otra vez ahí está. Jimin luce intimidado, como si temiera que algún secreto se le escapara de los labios. Yoongi piensa que su rostro inocente debe de formar parte de un truco excesivamente bueno porque por más que lo intenta no puede desconfiar de él.

—Tal vez te parezca raro, pero antes no podía disfrutarlo como ahora—Jimin vuelve a hablar—. Se siente tan bien, Yoongi. Quisiera poder sentir mucho más. Taehyung dice que existen otras sensaciones más buenas que el frío. Él dice que el calor es un ejemplo.

— ¿De verdad? ¿El calor? Creo que no estoy de acuerdo con eso. No me gusta sudar.

—Él me recomendó el calor humano.

Yoongi se levanta de golpe y se sacude la nieve. Es imposible que Jimin no entienda la clara referencia de Taehyung. Más tarde, hablará con él y lo reprenderá por su insolencia.

—El calor humano no siempre es bueno. Te hace sudar.

—Él dijo que sudar es un resultado agradable de realizar actividad física—Jimin se sienta abrazando sus piernas y vuelve a sonreírle cariñosamente —. Hasta se ofreció a ayudarme con eso.

— ¿Qué él qué? —Yoongi se eriza internamente y dirige su mirada en dirección al hogar de su amigo, entrecerrando los ojos y gruñendo suavemente—. Usted pasa mucho tiempo con Taehyung, por lo que veo.

—Casi nunca te veo en el día—Jimin comienza a dibujar sobre la nieve y se encoge de hombros, como un niño haciendo rabietas—. Acompaño a Jungkook a sus clases y es inevitable que pase tiempo con él. Me alimenta y nos cuenta cuentos. También estoy aprendiendo a escribir.

— ¿Tan rápido?

Yoongi se pasa una mano por el cabello y suspira. Tal vez sí pase mucho tiempo fuera, lo acepta, pero no cree que sea tanto como para que Jimin busque prospectos en otros lados.

—Parece que tampoco confías en mi inteligencia—el peliplateado no luce ofendido. Por el contrario, se ve tranquilo y divertido haciendo bolitas de nieve—. Escuché a uno de los padres sorprenderse por mis avances. Pero no es tan difícil, soy un ser muy inteligente. Te sorprendería. Y Taehyung tiene fé en mí.

Yoongi abre y cierra la boca y trata de tocar al omega del hombro, pero se detiene antes de hacerlo.

—Jimin, no es que yo no tenga fé en usted...

—No confías en mí. Lo sé.

El omega se levanta y comienza a recoger los bultos que Yoongi dejó caer por su efusiva bienvenida; después le hace señas de que ingresen a casa y el alfa lo sigue en silencio, viéndose nuevamente incómodo. Como luna, jamás imaginó que los humanos también podían ser verdaderos necios. Poco a poco comienza a entender que conquistar a Yoongi tal vez no sea una tarea fácil.

—Jimin, soy el líder de la manada, mi trabajo es desconfiar—Yoongi dice apenas ingresa a su hogar. Una a una comienza a quitarse las capas de ropa y observa por todos lados en búsqueda de su hermano menor—. ¿Y Jungkook?

—Está con Seokjin. Dijo que lo ayudaría en alguna labor que ya olvidé—Jimin camina hacia la barra de cocina y señala un trasto cubierto por servilletas de tela—. Hoy intenté hacer de comer, pero todos dijeron que sabía horrible, así que Hoseok trajo algo más para ti.

Yoongi suspira profundo y trata de ignorar la pérdida de recursos que el vago intento de Jimin por aprender a cocinar debió de haber dejado en la despensa. Por lo menos le concede el hecho de querer aportar a la casa.

—Estoy seguro de que lo hará mejor la siguiente vez, Jimin.

—Estoy seguro de que estás molesto—Jimin hace un ademán para restarle importancia al hecho y recarga su mentón sobre una de sus manos—. Taehyung dice que no te preocupes, que él me ayudará en la siguiente ocasión.

—Taehyung, Taehyung, Taehyung—gruñe, pero inhala profundo tratando de encontrar su paz interior. A veces realmente odia su naturaleza de lobo imbécil—. No se preocupe, Jimin. Usted puede cocinar lo que quiera aquí en su casa.

El chico se relame los labios y asiente.

—Taehyung dijo que eso mismo me dirías... Pero puedes estar tranquilo, yo te estoy cortejando a ti, no a él.

Yoongi se pasa una mano por el rostro y, sin más, se echa a reír. La simpleza de Jimin es demasiado para su pobre corazón.

—Le agradezco la consideración—dice cuando logra calmarse—. Pero no me parece correcto que usted haga todo el trabajo—Jimin ladea el rostro sin entender, pero por primera vez no pregunta—. Venga, lo invito a una cita.

Aquello parece sonar como el mejor de los regalos porque Jimin casi brilla de la felicidad y se mueve hacia él para abrazarlo fuertemente. 

Yoongi sigue muy confundido, pero, bueno, a veces está bien dejarse llevar solo un poco sin pensar en las consecuencias. 

Ya tendrá tiempo de pensarlo en el futuro. 

🌖🌖🌖

Ay lmaooo, ¿alguien sigue aquí? ;u; 

Perdón... 🙇🙇

Espero no tener errores porque este estilo ya me está costando de escribir xD