Capítulo 6: No me interesa
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— Hola, soy JiMin, hijo del líder de la manada y vengo a invitarte a la festividad de nuestra manada, la luna de plata — Entonces salió de su trance ante esas palabras.
Una invitación al festival de la luna de plata, aquel festival que su manada realizaba cada año en octubre en honor a la diosa Luna que los había creado.
El alfa formó una mueca ante las palabras del pequeño omega que tenía enfrente, su ensoñación hacia la belleza de este quedó en segundo plano.
— No estoy interesado, así que regresa por donde viniste — le respondió de la forma más tosca que existe. No pensaba regresar al pueblo, ni siquiera por un omega que se tomó el atrevimiento de llegar a su hogar.
Con intención de cerrar la puerta se apartó un poco de la entrada, pero una mano que había interrumpido su acción hizo que abriera sus ojos como platos.
— ¿Pero, por qué? — el pequeño omega de nombre desconocido se interpuso a que cerrara su puerta. La mirada del de cabellos de plata era de desconcierto y desesperación, expresión que no entendía el más alto.
— Escucha, ¿JiMin? — el omega asintió y él solo continuó — Simplemente no me interesa, así que vete y déjame.
Esta vez si logró cerrar la puerta, dejando al omega tras la puerta con tristeza y un cierto enojo.
— Grosero — Se dijo a sí mismo aún parado frente a la puerta, se restregó su rostro con frustración. Antes de irse se dio la vuelta y dejó sobre la mesa del pórtico la invitación que tenía para el alfa.
Se retiró regresando por donde había llegado, cumpliendo con el deseo de su destinado.
El alfa se asomó por la puerta luego de ya no sentir el aroma del omega, suspiro y salió al pórtico de su casa viendo en la dirección donde había desaparecido JiMin.
— Así que eres tú — dejó que sus labios se estiraran en una sonrisa pequeña. Giro su rostro hacia el pequeño comedor que tenía en el pórtico, viendo que sobre el estaba la invitación del festival, la primera invitación que tenía de la manada a dicha festividad.
La sujeto y regresó adentro para prepararse y comenzar a realizar sus deberes del día.
JiMin regresó a la aldea, encontrándose justo en la plaza a la omega que le había hablado de la cabaña del alfa. La omega al ver como el de cabellos platinados había regresado del bosque, supuso que Jeon se había negado a la invitación.
— No la acepto ¿cierto? — el omega asintió y miró hacia el frente encontrando a Taeil, quien lo miraba con lujuria, el alfa le lanzó un beso y se relamió los labios. JiMin sintió asco ante tal imagen.
— Estoy desesperado, necesito acercarme a él, ese alfa es mi destinado y es quien me salvará de esto.
— Sabes, conozco tanto a tu alfa que te puedo decir que le gustan los dulces de leche artesanales, ¿por qué no intentas en hacer unos dulces de leche para él?
JiMin sonrió ante la idea de la omega, asintió y le pidió que le ayudará a realizar el caramelo. Ambos omegas caminaron por el mercado en busca de los ingredientes.
JiMin regresó con los ingredientes a su casa, encontrando a su padre omega en la cocina preparando la comida para esa noche.
— ¿Cómo te fue?
— No muy bien, para ser sincero — se acercó dejando las bolsas con lo necesario sobre la isleta de la cocina. Su padre se giró para verlo, pero sus palabras quedaron en su garganta al ver lo que su primogénito tenía.
— ¿Y eso? — se acercó revisando lo que estaba en ellas — ¿Harás dulce de leche?
— Encontré al alfa que me salvara del acuerdo, pero, él no quiere asistir al festival.
— Espera, ¿Cómo que lo encontraste? — el omega asintió y sonrió tímidamente ante la imagen que llegó a su cabeza del pelinegro.
— Los señores Hong me ayudaron, me hablaron de un alfa que residía a las afueras del pueblo en una pequeña cabaña cerca del arroyo, hoy fui y me acerque a ese lugar, encontrándome con el aroma que tanto me gusta, el chocolate lo pude sentir en mi boca junto con el coco. Me sentí en paz pero también nervioso al sentirlo. Mi lobo corría como loco y movía su cola con mucha emoción. Papá, es tan bello, es el alfa más guapo que haya visto.
El omega mayor se reclinó sobre el mesón y posó su rostro en una de sus manos, deleitándose en ver cómo su hijo narra el encuentro con su pareja destinada.
— ~ Todo iba bien, te puedo asegurar que hasta el sintió algo cuando me vio porque por un momento lo vi perdido en mi rostro, pero, solo solté las palabras invitación y festival de la luna para que me mirará con su semblante serio y me dijera que no le interesaba y que regresara por donde había venido, me cerró la puerta en la cara el muy idiota.
Y río ante el cambio de narración, pues su hijo empezó a narrar con tanto cariño e ilusión y terminó con su voz molesta y casi sonaba como si quisiera arrancarle un pedazo de piel al alfa.
— ¿Y entonces?
— Entonces la señora Hong me dijo que le gustan los dulces de leche y que podría llevarle un poco hechos por mí, tal vez acepté de esa forma — el omega mayor asintió y sacó la leche que sobresalía de una bolsa.
— ¿Y si no acepta?
— Lo seguiré intentando, el que persevera alcanza, tengo que esforzarme para que ese alfa acepte asistir al festival, y lo lograré, me conozco lo suficiente para saberlo.
El señor Park asintió y con determinación, la cual su hijo también poseía, ambos comenzaron a preparar los dulces para el azabache.
JungKook se encontraba afuera, supervisando su cosecha, la cual se encontraba brotando, dentro de poco tendrá que sembrar más semillas para poder agrandar más.
Se acercó al grifo cerca del pórtico y lavó sus manos antes de entrar a su casa. Se la había pasado regando y cortando la hierba mala que brotaba de su huerto, pero a veces se daba el lujo de recordar el rostro del omega que había visto esa mañana.
Aún recordaba el brillo de sus hebras plateadas, que ante la luz del sol lograban verse incluso más brillantes, dando a estar de un color blanco.
Sonrió sentándose en su sofá y suspirando, su lobo lo estaba volviendo loco de igual forma, después de todo le reclamaba el haber sido tan grosero con el omega. Y si, Kook se sentía un poco mal por haber sido así con el pequeño omega. Cerró sus ojos con la imagen del platinado en su cabeza, permitiéndo caer ante los brazos de morfeo con esa imagen.
A la mañana siguiente despertó sobre el sofá, le dolía el cuerpo, nunca había dormido en el sofá de su casa, pero ahora solo con aquella imagen concilió un sueño profundo.
Se puso de pie y subió para darse una ducha y prepararse para comenzar con su rutina de todos los días.
JiMin caminó entre los árboles, sonriendo le a los animales que se encontraba y tarareando una melodía. En su hombro llevaba su bolso, donde tenía en pequeñas bolsas y frascos desde conservas hasta dulce de leche condensada.
Llegó al frente de la cabaña y sonrió, pues ahora tenía una nueva meta, tenía que convencer al joven alfa, pero también, tenía que enamorarlo.
Se preparó mentalmente para tocar la puerta, pero antes de que pudiera hacerlo esta fue abierta, dejando ver a un azabache con el cabello húmedo, una camisa básica de color gris y unos pantalones cortos azules, mostrando sus piernas fuertes y bien tonificadas.
JiMin se quedó en shock al ver la musculatura del alfa, pues aunque ayer lo haya visto no le prestó atención más allá de su rostro.
JungKook vio al platinado parado frente suyo, mirando fascinado sus brazos y piernas. Sonrió en sus adentros, no pensó que alguien lo vería ahora, pero no se arrepentía de haber escogido esa ropa. Después de todo el calor ese día estaba insoportable.
— ¿Tú otra vez? — JiMin sacudió su cabeza y miró hacia los ojos cafés del alfa.
— Hola de nuevo — le regaló una sonrisa, sonrisa que hizo al alfa sentirse muy pleno con ella — Así es, vine a verte.
— ¿Cómo para qué viniste a verme? Ni siquiera nos conocemos, es más de seguro ni sabes mi nombre — el alfa se recargo en el umbral de la puerta con sus brazos sobre su pecho, resaltando más estos y dejando a la vista sus pectorales marcados sobre la camiseta.
— Bueno, por qué no me lo dices entonces — el omega ladeo su cabeza y lo observó en espera. El alfa se sintió atacado con esa expresión tierna, relamió sus labios y se aclaró su garganta para recomponerse en su lugar.
— No es necesario, después de todo no vendrás más.
El más alto salió y cerró la puerta tras de sí para poder dirigirse a sus herramientas de cosecha. JiMin lo siguió de cerca, viendo como este sujetaba sus tijeras grandes y se acerca a su huerto, poniéndose de cuclillas para seguir cortando la hierba mala.
— No estés tan seguro con eso, verás me tendrás aquí hasta que aceptes la invitación del festival y yo pueda estar seguro de que si irás.
Jeon sonrió y bufó, siendo lo suficientemente alto para que el contrario lo escuchara.
— ¿Qué es tan gracioso? — JiMin llevó sus manos hacia el frente para tomar sus dedos entre sí y hacer un puchero, pues sentía que el azabache lo estaba atacando.
— No me interesa — se encogió de hombros sin darle el rostro al platinado — Y seguiré con mi respuesta, así que solo perderás tu tiempo.
JiMin se quedó callado, le dolió que el alfa no hiciera ni siquiera el amago de darle una esperanza, aún cuán pequeña sea, pero con eso, tal vez él no se sintiera tan angustiado. Su lobo lloriqueo en sus adentros, soltando unos pequeños lamentos, que solo hicieron que el más bajo bajara su rostro.
JiMin se apartó del huerto y caminó hacia la mesa del pórtico donde había dejado la tarjeta. Saco con cuidado sus dulces que con tanto cariño y paciencia había preparado la tarde anterior.
Bajo las gradas y sin despedirse se retiró, con la mirada oscura del alfa sobre él. Kook solo pudo observar su postura decaída y como se retiraba con la cabeza abajo, como si le acabaran de dar la peor noticia de su vida.
Jeon no logra entender la insistencia del bonito omega.
Aguardenme unos minutos, ya les publico el otro capitulo. Sí, este dia les traigo dos capitulos, luego veo como me organizo para el proximo mes.
I Purple U 💜 Aguarden.
💙🖤🦋
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