— ¿La cabaña cerca del arroyo? — JiMin miró a la omega frente a él, quien asintió y decidió continuar con la mención de aquel lugar.

— Sí, es la cabaña de alguien que es de la manada pero no vive en el pueblo en sí. Es un alfa — JiMin asintió, pero no mostraba ninguna reacción más que solo aquel asentimiento.

— Vive como a unos 10 kilómetros del límite del pueblo, pasando el viejo roble de camino al arroyo que divide nuestra manada con la manada de los lobos dorados — El alfa mencionó aquel recorrido que lo llevaría justo a la cabaña de aquel lobo que nunca había visto.

— ¿Por qué vive a las afueras? — no pudo evitar hacer esa pregunta.

— Es algo que no nos toca explicar, seguramente en algún momento lo tengas que saber — la omega le acaricio sus plateados cabellos.

Terminando su taza se despidió de ambos lobos y salió de la casa para dirigirse a la suya. Ahora ya no podía ir a visitar a aquel alfa, la noche había caído y se sentía muy cansado como para poder seguir con su búsqueda.

Al llegar a casa encontró a sus dos padres en el sofá, justo como los había encontrado hace dos meses atrás.

— ¿Qué sucede? La última vez que los encontré de esta forma me llevé una no tan grata sorpresa — se acercó y el alfa solo bajó su rostro al ser consciente de lo que su primogénito decía.

— No sucede nada, cachorro — el omega se levantó y tomó de los hombros al más joven — Solo hablaba con tu padre, arreglando nuestras diferencias.

— Así es — el alfa se puso de pie y abrazó a JiMin, dejando que el platinado aspirará el aroma a café y canela de su padre alfa — ¿cómo te fue hoy con las invitaciones? 

— Bien, Tae encontró a su destinado — les sonrió a ambos, viendo como ambos lo miraban expectantes a algo que él no tenía respuesta — No, no lo encontré.

— Es imposible, tu pareja tiene que estar en esta manada — el alfa se alejó y jalo de sus cabellos — Joder, tiene que aparecer.

Ambos omegas miraron al alfa enarcando una de sus cejas. Ambos teniendo la incredulidad de lo que acababa de decir el mayor.

— ¿Papá? 

— Algo que no les dije cuando les mencioné sobre el tratado, es que solo lo acepté para que la familia Moon dejara de insistir, porque, así como EunSang tiene la certeza de que ese alfa está aquí, yo también la tengo.

JiMin sonrió y se abrazó nuevamente al cuerpo de su padre, el alfa les ha mentido, él realmente quiere que el omega platinado encuentre a su pareja destinada.

— ¿Será que estás diciendo la verdad? — El omega no podía confiar en él, después de todo, la decepción aún estaba en él y era lo que el alfa podía sentir todavía.

— He plantado la desconfianza en ti, ¿no es así? — el omega asintió — Lo que digo es verdad, ¿o es que acaso ves a alguien de esa familia de nuevo por aquí, queriendo hablar contigo sobre cómo sería si las familias se unieran? 

— Pero les diste lo que querían — el omega mayor se encontraba consternado, no sabía si confiar en lo que decía, o si lo que estaba diciendo el alfa realmente lo lograría apaciguar.

— Tuve que, sí no Taeil seguirá molestando a JiMin — el mencionado entonces recordó que todas las veces que salía siempre ese alfa lo trataba de tocar o acercarse más a él sin su consentimiento, pero, todo cambió cuando su padre hizo ese acuerdo.

Decidió que era mejor dejar a ambos hablar, de igual forma su cuerpo y su lobo pedía un descanso.

《Mañana lo encontraremos, lo presiento, así que, no te deprimas》

Escuchó aquella voz interna que siempre lo ha acompañado, visualizo a su lobo y sonrió, dejando que su cuerpo se relajará y por fin cayera a los brazos de morfeo.

En la cabaña cerca del arroyo un alfa se encontraba preparando la piel de sus presas de ese día, había cazado a un ciervo y a una ardilla, tenía carne para una o dos semanas. Luego de haberla preparado la dejo secando en el pórtico y regreso dentro, donde se preparó su bebida favorita mientras comía un dulce de leche artesanal que vio en el pueblo en su última visita. 

《Pronto, tendremos lo que tal vez no hemos estado buscando, pero sabemos que necesitamos》

Escuchó la voz de su lobo, pero no le tomó la importancia necesaria, pues su lobo a veces decía cosas que no entendía.

Agarró su taza y subió a su cuarto, listo para caer cual piedra.

A la mañana siguiente, JiMin se preparó con un cárdigan rosa y un pantalón negro, junto con sus botas negras. Bajo y agarró solo una manzana, despidiéndose de sus padres, quienes estaban mucho más alegres que el día anterior. 

Salió y como todos los días, cada persona del pueblo lo saludaba con una sonrisa y él les correspondía. Llevaba en un pequeño bolso, que colgaba de su hombro, aquella última invitación.

Justo llegó hasta el límite del pueblo, suspiro y a paso decidido ingresar al bosque para seguir las indicaciones del señor Hong.

Caminando por los arbustos ya se había encontrado con varias ardillas y ciervos, como también con una que otra ave que estaban en su nido.

Escuchó a lo lejos el correr del agua del arroyo, ya estaba cerca y sentía como su corazón comenzaba a sentirse ansioso y muy asustado.

Suspiro y apartó unas cuantas ramas que se interponen en su camino, y justo en frente estaba lo que venía buscando. Una cabaña de madera de roble grueso, de dos pisos, con un pórtico pequeño en el frente y un huerto que lo rodeaba al lado izquierdo, el arroyo justo al lado derecho. 

Sonrió y se acercó más, a unos pasos logró percibir un aroma, un aroma que le revoloteo en el estómago y ocasionó que sus manos comenzarán a sudar.

Dentro de la cabaña la situación no era diferente, un chico de cabellos azabaches frunció su sien ante el aroma que provenía detrás de la puerta. Un aroma que ya había percibido en la plaza del pueblo hace unos meses.

La situación en ese lugar, ambos corazones ansiando la cercanía del aroma contrario, del aroma que era separado por la puerta de la cabaña. Ambos lobos ya conocían lo que sus humanos estaban sintiendo, porque ellos solo confirmaban que por fin se habían encontrado.

《¡Alfa, alfa, alfa. Es nuestro alfa, es nuestro alfa!》

Un lobito corría en círculos y gritaba de entusiasmo al sentir el fresco aroma de chocolate recién hecho y el aroma del fruto del coco. El de piel lechosa sonrió grandemente. 

《¿Omega? ¡Es nuestro omega, abre la puerta, abre la puerta, ya, ya!》

El lobo del azabache movía su rabo de un lado a otro, esperando a que su humano acatará su orden. Pero este solo se quedó en su lugar sin entender del todo el actuar de su animal interior, como también aquel aroma que sentía cerca de su puerta.

Un omega de cabellos platinados soltó un poco de aire al estar parado frente a la madera de la puerta, dispuesto a tocar. Pero, simplemente no pudo realizar tal acción, llevó su mano derecha a su pecho y dio unos pequeños brincos en su lugar.

— Vamos, JiMin, tu puedes, toca la puerta y comprobemos que es él — se estaba alentando a sí mismo. Asiente para si y permite que sus nudillos golpeen suavemente la puerta.

JungKook se levantó de su sofá sintiendo el aroma de dulce de leche más intenso. Toco la cerradura de la puerta y abrió está, dando paso a que su vista se encontrará con el ser más hermoso que haya visto, aquellos cabellos plateados que no eran comunes y los ojos avellana que lo observaban con un brillo muy hermoso en ellos.

Mientras que JiMin sonrió, por fin lo había logrado.

"Te Encontré".

El alfa quedó mudo en su lugar, ni siquiera podía articular alguna pregunta por la visita del omega.

— Hola, soy JiMin, hijo del líder de la manada y vengo a invitarte a la festividad de nuestra manada, la luna de plata — Entonces salió de su trance ante esas palabras.

¡Y el tan ansiado encuentro de estos dos ya llegó! 🎉🥰

Espero que haya sido como lo esperaban, me esforce para hacerlo bonito y que se pudiera sentir lo que ellos sienten en ese momento. Espero haberlo logrado 🥺

¿Qué opinan? Quiero saber lo que pensaron con este capítulo.

Bueno, nos leemos la proxima semana.

I Purple U 💜

🦋🖤💙