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Capitulo 3; Genio, osadia y mal humor

Toda la mañana comprando ropa, bueno en mayor parte bañadores  después de todo pensaba pasar el mayor tiempo posible en la playa.   Se paro ante un restaurante japonés y le agrado la idea de entrar.  Cristian odiaba la comida japonesa, pero ella nunca la había probado.  Entro y tomo asiento en la primera mesa que encontró y sin duda la comida no la decepciono, le encanto.   O quizás fuera las ganas que tenia de llevar la contraria a ese hombre que no podía sacar de su cabeza.

Regreso al hotel y coloco minuciosamente la ropa en el vestidor, si su madre la viera estaba segura de que se sorprendería.  Incluso ella se asombraba de ser capaz de ponerse ropa tan atrevida.  No es que normalmente fuera antigua, pero si trataba de mostrar lo menos posible.  Eso ahora había cambiado, seria atrevida, se divertiría ¿y por que no? Podría ligar si le apetecía, después de todo no era tan mala idea pagarle con la misma moneda.  Entregarse a otro hombre, su primera vez.

Se cambio y se puso uno de los vestidos blancos que se había comprado, se recogió el pelo en una alta coleta y se coloco unos tacones blancos.  Hoy se dedicaría a conocer a fondo el hotel y los alrededores, saber bien donde estaba y que era lo que tenia para divertirse.

Tras un pequeño recorrido por el exterior del hotel observo un pequeño chiringuito en la arena, en el había una fiesta.  Y la idea de mezclarse entre la gente, beber y bailar la sedujo, así que no tardo en quitarse los tacones y entrar a la arena.   Desde fuera no parecía tan lleno, pero no le importo, se acerco a la barra y un chico rubio le sonrió y le guiño un ojo.

-¿Qué te pongo guapa? –La miraba de arriba abajo

-Sorpréndeme –era la primera vez que se le ocurría tomar algo sin saber que llevaba, bueno normalmente no tomaba mucho –Me pongo en tus manos

-Si no estuviera trabajando me tomaría eso como una proposición –el sonrió y comenzó a mover botellas rápidamente, en cuestión de segundos tenia una copa de color rosa y con una sombrillita  -Aquí tienes preciosa

-Gracias –ella tomo su copa y le sonrió -¿Qué te debo?

-Invita la casa –le guiño un ojo divertido –Con la condición de que regreses

-Será un placer –con total seguridad y confianza se giro y en ese momento choco con algo ¿o con alguien?  Alguien, un hombre que la había arrollado como si no existiera y para colmo su copa se había tumbado y le mancho el vestido –Mierda

-Lo siento –esa voz le sonó ¿Por qué?

-¿Qué paso? –otro chico se paro junto al que la había empujado

-¿No puedes mirar por donde vas? –Aurora levanto el rostro para mirar al chico que aun permanecía ante ella y sus ojos se entornaron –Tu. Tu me robaste el taxi

-¿Qué?-se rasco la cabeza y entonces sonrió –Así que eras tu , lo siento

-Eso ya lo has dicho –Aurora dejo su copa sobre la barra –Aunque no se puede esperar mas.  Me robas el taxi, me tiras la copa encima.

-Lo de la copa ha sido un accidente –el se puso a la defensiva –Y lo del taxi, ya te dije que tenia prisa

-Claro, prisa –Aurora rodó los ojos –La caballerosidad a muerto

-¿Me estas llamando mal educado? –frunció el ceño frustrado –Ya me disculpe ¿Qué mas quieres?

-¿De ti? Nada gracias –Giro dándole la espalda para marcharse pero el otro chico se interpuso en su camino

-Oh vamos preciosa no te marches así –La miro sonriente –Mi amigo se disculpara de nuevo

-¿Disculparme de nuevo? –la voz de el sonó molesta y Aurora volvió a darse la vuelta para mirarle –No vale la pena disculparse con una amargada

-¿A quien llamas amargada? –apretó los puños furiosa

-Oh, no –el otro chico miro a ambos –Halla paz

-¿A quien crees? ¿Ves a alguien mas molesto por aquí? –señalo todo el lugar y le sonrió irónicamente –No es culpa mía que estés cabreada con el mundo, yo te pedí disculpas.  Pero esta visto que no merece la pena, al menos el taxista se libro de tu mal humor

-¿Mal humor? Tu no conoces mi mal humor –Aurora cogio su copa de nuevo y levantándola le derramo por encima la poca bebida que le quedaba –Y esto no es nada, solo has empezado a cabrearme.

-JO –el amigo lo miraba riendo –Vale, la fiera saca las garras

-¿Fiera? –Ella si le iba a enseñar una fiera, cogio el chupito que una chica estaba a punto de tomarse y se lo lanzo fuertemente a la cara  -Mira, ahora si he dejado a un lado la educación   Pero cuando se esta con animales, todo se pega.

Y con una sonrisa de satisfacción giro sobre sus talones y dejo a ambos chicos observando como se marchaba.  Paro antes de salir del chiringuito y les miro por ultima vez haciendo un gesto con la mano para despedirse.

-¿En serio esto ha pasado? –Darío miro de reojo a su amigo -¿De que la conoces? ¿Le robaste un taxi?

-Tenia prisa –Mario negó con la cabeza –Es la chica mas mal humorada, desagradable y cabezota que he conocido

-¿Conocido? –Darío comenzó a reír –Solo has cruzado con ella unas pocas palabras y para colmo te ha tirado su bebida por encima

-Ey ¿Qué os ha pasado? –Clauss, el camarero del chiringuito les miro divertido

-Un huracán –Darío se marcho riendo

-¿Un huracán moreno con un precioso vestido blanco? -Clauss le guiño un ojo –Me la pedí primero

-Toda tuya –Mario levanto las manos –Pero yo que tu mantenía las bebidas lejos

Aurora regreso al hotel de mal humor ¿Por qué todos los imbeciles tenían que atravesarse en su camino?  quizás ella fuera un imán para los hombres con poco seso

Cerro la puerta de la habitación y dejo los tacones al otro lado, estaba a punto de quitarse su vestido cuando llamaron a la puerta.

-¿Si? –abrió rápidamente y frunció el ceño al encontrarse a la recepcionista

-Disculpe las molestias –La chica la miro nerviosa -¿Me permite pasar un momento?

-Bueno –se hizo a un lado y después de que entrara cerro la puerta a su espalda

-¿Qué le ha pasado al vestido? –la chica miro la mancha horrorizada -¿Quiere mandarlo a la tintorería?

-Lo que quiero es que me digas que quieres –sonó mas borde de lo que quería, pero hoy no era un buen día para ella

-Si, llamaron al hotel preguntando por usted –parecía nerviosa –El señor Cristian Montiel

Aurora permaneció en silencio observándola, ¿Qué se supone que debía decir? Era normal que llamara preguntando si estaba allí

-Yo, le dije que no se encontraba en nuestro hotel –esperaba una respuesta por parte de ella, pero al ver silencio siguió hablando –Dejo dicho que si venia le avisaran

-¿Por qué? –Aurora frunció el ceño -¿Por qué mentiste?

-Siempre hay una razón para huir –se encogió de hombros –La mía fueron mis padres, por eso acabe aquí, trabajando en el hotel 

-La mía es mi marido –era su marido, ante Dios y la ley.  Aunque no lo sintiera en su corazón –El hombre con el que me case y que se estaba acostando con mi hermana

-¿Con tu hermana? –pareció bastante impresionada

-Con mi hermana –Suspiro y se sentó en la cama –Con la única persona en la que podía confiar plenamente.   Aquella a quien confiaría mi propia vida y que me traiciono de la peor manera.

-Por cierto, soy Abi –sonrió –Abigail

-Yo soy Aurora –la miro a la cara y no pudo evitar sonreír

-Pues Aurora, espero que el paraíso te ayude a afrontar tu nueva vida –Abi camino hacia la puerta y la abrió –Y a tomar tus decisiones 

Afrontar su nueva vida y tomar sus decisiones.  Eso era lo que había ido ha hacer allí, pero aun no sabia como.   Solo que necesitaba tiempo para superar su dolor, aunque nunca desapareciera pero al menos pudiera esconderlo en lo profundo de su alma.  Necesitaba calmar su odio, su sed de venganza, ver la vida como un nuevo día y descubrir así que era lo que necesitaba, que era lo que quería.

Porque hasta hace tan solo unos días había querido con todo su alma a Cristian Montiel, el hombre del que había estado enamorada, el hombre que la había hecho feliz durante muchos años.  El hombre con el que ahora estaba casada y que para su desgracia le había causado el mayor y mas profundo dolor en su corazón, en su alma, en su ser.

¿podía dejar de quererle en unos días? ¿podía odiarle? ¿Le odiaba realmente? Estaba resentida, pero la sed de venganza no le dejaba ver mas  Quería olvidarle pero la pregunta era ¿podía?

Una vez su abuela, antes de morir, le había dado un consejo, el mas importante según ella; El amor es hermoso, gratificante pero tambien doloroso  No existe felicidad sin tristeza.  La cuestión es saber donde esta el limite de tu dolor para que ese amor no te consuma hasta destruir tu corazón.

 

Su corazón, ¿estaba ya destruido?

 Y ¿EXPLOTO? ¿QUIEN SABE? QUIZAS USO A ESE POBRE CHICO PARA SACAR PARTE DE SU RABIA; BUENO; NO LE VOLVERA A VER ¿O SI?

SI SE ENCUENTRAN DE NUEVO; POBRE DE EL JEJEJEJE   ESPERO QUE OS VAYA GUSTANDO LA HISTORIA   OS DEJO UNA FOTO DE ABI

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