
7 ~Libertad~
~La libertad comienza cuando te desprendes de todo aquello y todos aquellos que no te dejan ser libre~
El inquebrantable compromiso con Ismael estaba enfermando a Gaby; se sentía agobiada, cansada, tanto física como mentalmente y lo peor de todo era que estaba perdiendo peso que no necesitaba perder.
Estaba decidido, Gaby se iría a su anhelado viaje a Italia, sola. La ilusión de visitar todos esos lugares que con tanto esmero planeó,la mantenía de pie y le daba las fuerza para soportar la presión que sentía en ese momento. A pesar de que Ismael parecía ser otro y ser más cortes y respetuoso, ella simplemente no le creía; no confiaba en él porque no sentía un genuino arrepentimiento. Él podría engatusar a todos, pero por más que se esforzara no podía embaucarla a ella, ya no. Su intuición no se lo permitía, porque podría percibir las malas vibras e intenciones de él.
Había ocasiones en las que Gaby se sentía mal por estar planeando irse sin decirle nada a nadie. La única persona que sabía de sus planes porque era su cómplice, era su amiga Oly. Ese sentimiento de remordimiento que la hacía sentirse la peor hija del mundo, cambio el día que por accidente escucho una conversación entre su mamá y su "supuesta, futura suegra", quienes no se percataron de que ella estaba en su recamara.
−Marina, como madre te felicito, has hecho un buen papel inculcándole valores a Gaby. Ambas sabemos la importancia que tiene llegar virgen al matrimonio. −comentó la madre de Ismael.
−Sin embargo, entre nos, de mujer a mujer; no podemos negar la importancia de que un hombre sepa como complacer a su esposa para tenerla feliz.
−¿A dónde quieres llegar con esta conversación?... ¿por qué estamos hablando de temas tan personales? −preguntó Marina.
−Tú y yo sabemos que el sexo es fundamental en un matrimonio, si esa parte está bien, todo lo demás se puede superar.
−Ese podrá ser cierto en algunos caso, pero no cuando el hombre es un manipular y poco hombre que abusa tanto física como verbalmente. −aseguró Marina, sin dejarle claro si lo dijo por experiencia propia o por Ismael.
−Por suerte ese no va a ser el caso de nuestro hijos.
−Esperemos que no lo sea, porque si Ismael se atrevió a faltarle el respeto a Gaby de esa manera antes de casarse, no quiero ni imaginar lo que puede llegar hacer ya que sea su esposa. No quiero que se vaya a repetir la historia con mi hija, porqué eso no lo voy a tolerar ni permitir.
−Eso no a pasar, nos apena muchísimo lo sucedido y no quiero que suene como una excusa, pero creo que Ismael va a ser como su papá. Tú entiendes...tiene necesidades y que mejor que lo haga con alguien que no significa nada para él, para mantener la pureza de su futura esposa.
−Por favor, no justifiques la falta de respeto de tu hijo hacia su persona y hacia mi hija con esas excusas. Ambas sabemos que la abstinencia antes del matrimonio es para ambos.
−Tienes razón. En fin, a lo que voy es a la importancia de saber complacer a un marido para tenerlo comiendo de tu mano.
−¿A qué viene toda esta platica? ¿Por qué estas tocando este tema?
−Creó que..., así como hiciste un buen trabajo inculcándole a tu hija la importancia de la pureza, ahora que se va a casar debes de tener una plática con ella de mujer a mujer. Debes de darle consejos de como complacer y mantener a mi hijo feliz.
−Creo que los que deberían de tener una plática con su hijo, son ustedes. Asegúrense de que sepa ganarse con delicadeza y paciencia el cariño y el respeto de Gaby, los cuales los perdió cuando supo que le era infiel.
−Por eso estoy aquí. Porque me preocupa que cada día los veo más distantes e indiferentes. −reconoció la madre de Ismael.
−Disculpa que te lo diga, pero tu hijo se ganó a pulso el desprecio y desinterés de mi hija. Si de verdad quiere ganarse a Gaby, tiene que volver a conquistarla y mostrar un poco de interés.
−Dejando a un lado los errores de Ismael y la actitud de Gaby, a ambas nos conviene que nuestros hijos arreglen sus diferencias y que se casen, porque todos vamos a salir beneficiados de esa unión.
−Espero que así sea y espero que Gaby e Ismael logren limar esas asperezas.
"Limar asperezas, si cómo no!" −pensó Gaby molesta− , ¿Cómo si sólo se tratara de un mal entendido? –verbalizo molesta. Sin poder creer lo escucho porque estaba más que claro que a todos ellos les valía un comino la felicidad y tranquilidad de ella. Ahora más que nunca estaba segura de que necesitaba poner tierra de distancia y tomarse unas merecidas vacaciones. Necesitaba decidir cuál sería el siguiente paso para hacerlos entender que no habría boda, y para alejarlos de sus vidas, o al menos de la de ella.
Con la ayuda de Oly, idearon un plan para poder irse a "trabajar" como de costumbre, sin levantar sospechas.
Lo primero que hizo fue que la ropa que compró para su luna de miel comenzó a llevarse una pieza a la vez a su trabajo, en su bolso para que Marina no se diera cuenta, sobre todo ahora que ella se iba al trabajo después de su hija. Esto con la finalidad de que Oly las fuera guardando en la maleta que compraron para el viaje, junto con la ropa que compró cuando salía con ella.
Por fortuna, únicamente Gaby y Oly sabían el destino de su supuesta luna de miel, y cuando repentinamente Ismael y los padres de él comenzaron a hacerles preguntas, no fue difícil hacerlos creer que irían a Hawái.
−¿Ya tienes visto en que hotel o hoteles se van a hospedar? −preguntó muy interesada la madre de Ismael en una comida familiar.
−Si, ya tengo todo eso visto. −respondió sin darle importancia, para cambiar de tema.
−¿Me puedes dar el nombre? nos gustaría mucho hacernos cargo de los gastos de la luna de miel, como regalo de bodas.
−No es necesario hacerlo, ustedes ya han hecho mucho.
−Vamos hija, no nos quites la ilusión de hacerles ese regalo. Me imaginó que todavía no lo has pagado .
−Así es, después de lo sucedido en su casa, cancelé el viaje. Hace apenas un par de días volví a empezar a buscar −remarcó Gaby, con toda la intención de incomodarlos y obligarlos a cambiar de tema.
−¿Qué me dices de los boletos de avión?
−Mamá esos se tienen que pagar de inmediato. No son como el hotel que se puede reservar y pagar cuando uno llegue. −respondió malhumorado Ismael.
−Hija, no olvides pasarme la información de los hoteles en cuanto tengas una oportunidad, para liquidarlo cuanto antes. −pidió la madre de Ismael, antes despedirse.
−Insisto en que no es necesario.
−Y yo insisto en que para nosotros será un placer.
−De acuerdo, yo se la envió más tarde.
Después de esa conversación con sus supuestos suegros, Gaby hizo una búsqueda breve sobre paquetes de viaje en Hawái ideales para luna de miel e hizo la reservación a nombre de Ismael, para después pasarle la información a los padres de él. También imprimió el itinerario del vuelo, el cual cancelo después de imprimirlos. Lo hizo porque tenía temor de que fueran a sospechar algo, por eso decidió dejar la información del hotel, las actividades a las que supuestamente asistirían, y la información del vuelo en el primer cajón del pequeño escritorio que tenía en su recamara. Junto con el pasaporte adicional que tenía, por si sospechaban algo descartaran la posibilidad de que se fuera a ir.
Como precaución extra, cambio su vuelo. En vez de salir de Los Ángeles como originalmente lo planeo, salió del aeropuerto de Ontario y llegaría unas horas antes a Nueva York, en donde el vuelo original haría la escala y de donde saldría el vuelo directo a Italia. De esa manera, si llegaban a intentar sabotear sus planes, irían al aeropuerto de Los Ángeles y no tendrían registros de que abordo ningún avión.
Oly además de tener en su casa el equipaje de Gaby, también tenía el pasaporte reciente y una identificación extra, para evitar que misteriosamente se fueran a desaparecer antes de irse. Afortunadamente Gaby tenía una cuenta de ahorros con la dirección de Oly, cuenta de la cual su mamá no estaba enterada, en la cual tenía años depositando los bonos y un porcentaje que de depositaba cada quincena. Esa era la tarjeta que usaría para sus gastos, la cual no podría ser rastreada, porque no tenían conocimiento de ella.
La noche anterior del vuelo, casi no durmió, por la emoción y ansiedad ya que sería la primera que vez que viajaría sola y en avión; además Marina estaba muy inquieta, por lo cual tenía miedo de que fuera a descubrir su plan. Varios escenarios de cosas malas que le podrían suceder vinieron a su mente, pero tuvo que tranquilizarse pensando en que todo estaría bien y que su ángel de la guarda estaría con ella en todo momento.
A pesar de que tenía casi dos horas despierta, se reúso a levantarse para no despertar sospechas. Ese día tendría que ser como cualquier otro día: levantarse, bañarse, arreglarse, desayunar con su mamá, despedirse de ella e irse únicamente con su bolso de mano y de lonche.
−Mami, ya me voy. Te quiero mucho. – mencionó mientras le dio un abrazo más prolongado que lo usual.
−Gaby, ¿estás bien? −preguntó Marina con una extraña expresión.
−Sí mami, ¿por qué lo preguntas? −inquirió temiendo haber sido descubierta.
−Por nada, simplemente tengo un extraño presentimiento. No me hagas caso, maneja con cuidado.
−Así lo hare. No tienes nada de qué preocuparte, es un día como cualquier otro; voy a estar bien. Te quiero mucho.
−Yo también, te veo en la tarde.
−Sí mami, nos vemos. −dijo antes de cerrar la puerta, pensando en que, si ella la hubiera apoyado, posiblemente estarían haciendo ese viaje juntas. Pero no fue así.
Ese día llego al trabajo como de costumbre, estaciono su coche y se dirigió al de Oly. Ambas se saludaron y se subieron al asiento trasero ya que Fernando las iba a llevar al aeropuerto y después iba regresar a Oly al trabajo. Antes de salir del estacionamiento, ambas se agacharon y Fernando las cubrió con una sábana negra, para que se disimulara con el color de los asientos.
−¿En realidad era necesario hacer todo esto? −preguntó Fernando riendo, después de manejar un rato y las dos se enderezaron y comenzaron a reír.
−Mejor prevenir que lamentar, tienen mucho interés en que se realice esa boda y no dudo que hagan lo que sea para evitar que sus planes se saboteen.
−Pero lo que no saben, es que tú y yo somos más listas que ellos. −dijo Oly sonriendo.
Al llegar al aeropuerto, Gaby y Oly tuvieron una emotiva despedida.
−Gracias por todo Oly, gracias por traernos Fernando. Les debo una.
−Yo diría que van a ser dos porque también vamos a venir cuando regreses. −mencionó Fernando bromeando.
Gaby no estuvo tranquila hasta el momento que comenzó a abordar el avión. Al tomar su asiento junto a la ventana y ver el otro vacío, fue inevitable no pensar en Ismael y recordar todas las cosas que sucedieron entre ellos los últimos meses. Negándose a permitirle que le robara su paz, y decida a comenzar a disfrutar de su libertad, mejor decidió observar hacia afuera o los demás pasajeros.
Esa era la primera vez que volaba y la sensación al despagar, aterrizar y el movimiento del avión al pasar turbulencias, no le gusto; lo que si le gusto fue ver como la ciudad desaparecía ante sus ojos, cuando volaba entre las nubes, y al comenzar a descender ver desde los aires la impresionante ciudad de Nueva York. Cuando descendió del avión, se sentía orgullosa de sí misma, a pesar de que aún le temblaban un poco las piernas al caminar.
Sabía que el aeropuerto de Nueva York era grande pero no se imago la dimensión, ni el mar de gente por todos lados. Al ver personas corriendo, arrastrando maletas para evitar perder el vuelo, se alegró de haber llegado con suficiente tiempo para encontrar la sala y la puerta por la que debería de abordar el avión que la llevaría finalmente a Italia.
Mientras esperaba a que fuera el turno de abordar su avión y para calmar un poco los nervios, compro una bebida y aprovecho para también ordenar algo para comer. Después de abordar el avión, decidió cerrar sus ojos por un momento mientras los demás pasajeros terminaban de abordar el avión. Debido a lo cansada y desvelada que estaba, termino quedándose dormida. No se dio cuenta hasta que el avión comenzó a ascender, en ese momento al sentir la sensación de vacío al despagar el avión, asustada abrió los ojos y apretó los puños.
−Las despegadas siempre son lo más difícil. – dijo una voz a su lado, al mismo tiempo que fue envuelta por una exquisita fragancia masculina y alguien sostuvo su mano.
Gaby volteó a ver al dueño de esa voz y se quedó prendida de esos ojos azueles que la miraban tierna y compasivamente. La hermosa sonrisa de aquel extraño la hizo darse cuenta de que se había quedado mirándolo más de lo normal.
−Gracias. –fue todo lo que pudo decir al sentirse reconfortada por ese apuesto desconocido.
−¿Primera vez volando? –preguntó con una voz profunda.
−Segundo avión, por primera vez.
−Antes que nada. Soy Lorenzo Di Santi, Enzo para los amigos y para ti. Va a ser un placer viajar a tu lado, espero que también lo sea para ti.
−Mucho gusto Lorenzo, soy Gabriela Vargas, Gaby para los amigos y para ti. −respondió con una sonrisa. Segura de que ese sería sin duda el mejor vuelo de su vida y dándole gracias a Dios por el monumento de hombre que le puso al lado.
Gracias por continuar leyendo.
Comienza la historia de amor Lorenzo y Gabriela.
Espero que les haya gustado.
Los quiero,
Lynn Baez
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