6 ~ Decisiones ~
~Un deseo no cambia nada. Una decisión cambia todo~
Gaby avergonzada por lo sucedido y temerosa de lo que pudiera pasar la siguiente vez que se encontrara con Ismael, decidió seguir el consejo de Omar, y junto con ellos fue a la delegación a poner un reporte por agresión e intento de violación.
−No tienes nada de qué preocuparte, voy a estar contigo en todo momento. –aseguró Oly, al verla callada y distante, mientras frotó su brazo reiterándole su apoyo. Al escuchar eso, Fernando y Omar intercambiaron miradas en los asientos delanteros.
Al llegar a la delegación, Omar se adelantó para pedir que fuera una de sus colegas la que hiciera el reporte, tomara la declaración y fotos del torso y brazos. Por suerte una de sus colegas estaba libre en ese momento y no tuvieron que esperar mucho.
−Señorita Vargas, ¿está segura de que no quiere levantar una orden de restricción? –preguntó la agente. Después de que terminaron de redactar la declaración y ella la firmo.
−No, por el momento no. Tengo la esperanza de que esto no se vuelva a suceder y poder arreglarlo sin llegar a ese extremo.
−Como guste, recuerde que en el momento en que usted lo decida, puede hacerlo.
−Gracias. −respondió Gaby aún sin poder creer que estaba ahí por lo que sucedió con Ismael.
De regreso a su casa Gaby iba absorta en sus pensamientos, sin poder creer la relación de tuvo por anos con Ismael, se desborono en tan solo unos días.
−¿Entonces que dicen, llegamos por hamburguesas o por pizza? −preguntó Fernando por segunda vez.
−Gaby, ¿tú que prefieres? −inquirió Oly al ver que su amiga no le contestaba.
−Perdón, no escuche la pregunta. −se disculpó.
−Los chicos tienen hambre, ¿quieren saber si queremos hamburguesas o pizza?
−Si no les importa, prefiero ir a al departamento. No tengo hambre, me gustaría ir a descansar.
−Como gustes, solo promete que no le vas a dar más vueltas a lo que paso. Trata de pensar en otra cosa, Gaby. −sugirió Oly.
−No entiendo por qué no pude hacer nada para defenderme, no puedo creer que me quede inmóvil.
−El miedo en ocasiones paraliza, Gaby. Es normal, no te sientas mal; quien debería de sentirse mal es otro. −aseguro Omar.
−Gaby, dudo mucho que lo que pasó valla a ser un incidente aislado, creo que deberías de portar espray de pimienta en tus llaves. −sugirió Fernando.
−O inclusive un taser, por si intenta volver hacerte daño, le electrocutes las pelotas al idiota. –sugirió Oly, ganándose una mirada reprobatoria de ambos hombres y una exclamación de dolor al imaginarse lo doloroso que sería una descarga en ese área tan sensible para ellos. A pesar de eso, estaban de acuerdo con ella.
−Hermano, yo que tú me andaba con cuidado con Oly; ya vimos que es de armas tomar.
−Menos mal que no tiene uno y que no le doy motivos, ¿verdad mi amor?
−Si amor, tú eres un buen hombre y sabes cómo tramarme; no como el idiota de Ismael.
−Si gustas, yo puedo conseguir ambas cosas por ti. Las tendría pasado mañana. −se ofreció Omar.
−Si, si las quiero, me aterra la idea de que vuelva a pasar y de que no vaya a poder hacer algo. −respondió Gaby, sin poder evitar que las lágrimas rodaran por el solo hecho de imaginar lo que hubiera sucedido si no hubiera vomitado.
Poco después cuando llegaron al departamento de Gaby, Oly y Fernando la acompañaron para estar seguros de que no fuera a estar Ismael ahí. Fernando espero afuera y únicamente entraron ellas.
−Señora buenas noches. −saludó Oly a Marina al verla en la sala esperando a Gaby.
−Buenas noches. −respondió cortante, solo por educación. No le caía bien porque era amiga del trabajo y creía que podría ser una mala influencia para su hija por ser una joven liberal, según ella.
−Pensé que habías salido con Ismael. ¿En dónde andabas?
Gaby al escuchar el nombre del él ,no supo que decir y se puso nerviosa.
−Gaby se sintió mal y aprovechado que vine a por algo, fuimos a la farmacia a comprar algo.
−¿Qué paso con Ismael, por qué no te llevo él?
−Porque tenía que irse. –volvió a responder nuevamente Oly.
−Gracias por todo. −dijo Gaby, después de un prolongado silencio.
−Ni lo menciones, ve a descansar. Si necesitas algo no dudes en marcarme.
−¡Buenas noches!
−Gracias Oly, buenas noches. −agradeció seria Mariana.
−¿A qué hora se fue Ismael? −interrogo Marina después de cerrar la puerta y al ver a Gaby dirigirse a su habitación.
−¿Qué importancia tiene eso mamá? Me voy a dormir, no me siento bien.
−¿Necesitas algo? ¿Qué medicina compraste?
−Algo para estómago, ya me lo tomé. Ahora sólo quiero descansar, buenas noches.
−Buenas noches, hija. Si ocupas algo me llamas, de cualquier manera, más tarde paso a darte una vuelta.
−No creo que sea necesario, de todas maneras, gracias mami.
Al día siguiente, cuando Mariana vio que Gaby no estaba lista para desayunar con ella antes de irse a la iglesia, fue a buscarla a su habitación.
−Se hace tarde. –dijo Marina al momento de entrar.
−Mami, no me siento bien −respondió sin ánimos−. Prefiero quedarme a descansar.
Los domingos eran el día que ambas le dedicaban a Dios, asistían a la iglesia y después del servicio convivían con los otras miembros o con el pastor y su familia; sobre todo ahora que iba a ser familia. Marina estuvo tentada a decirle a Gaby que levantara y se diera una baño para ver si se sentía mejor. Pero al verla pálida y ojerosa prefiero que dejarla descansar.
Por fortuna, la siguiente semana Ismael no la llamo, ni se presentó en su apartamento; algo que le alegró porque tenía temor de volver a verlo. El sábado paso la mayor parte del día con Oly para evitar un encuentro con Ismael, sin embargo, conforme se llegaba la hora de regresar a su casa, comenzó con un fuerte dolor de estómago.
−Tienes que tratar de tranquilizarte, estoy segura de que la ansiedad y los nervios que sientes son los causantes de ese malestar. −mencionó Oly.
−Es más fácil decirlo, que hacerlo.
−Al menos inténtalo. Piensa que lo vas a ver en un lugar público, no tienes que estar a solas con él si no quieres, además tienes el espray y el taser.
−Los cuales no puedo usar estando con mi mamá, porque va a comenzar a hacer preguntas y dudo que me permita llevarlos a la iglesia.
−Deja el taser en tu bolso y sácalo cuando salgas sola de tu casa o del trabajo. El espray es pequeño y te cabe en el puño de tu mano, o en la bolsa del pantalón, o del vestido.
−Eso voy a hacer, gracias. −comentó con una sonrisa−. Esta situación me tiene vuelta loca que no puedo ni pensar claramente.
A pesar de que Gaby estaba resignada y que tenia un plan por si lo veía, el dolor de estómago no se fue y no pudo mantener nada de lo que comió al llegar a su casa. La mañana siguiente, Marina al ver que no se levantó, entro a su habitación, esperaba encontrarla mejor que cuando se levantó para llevarle un té, pero no fue así. Estaba dormida profundamente, nuevamente pálida y con ojeras por lo que decidió dejarla descansar. Cuando regresó la encontró todavía en la cama, lo cual le preocupo.
−Gaby, casi no has comido nada de la avena con manzana que te deje, ni el té.
−No se me queda nada, además no tengo ni hambre.
−Esto ya no me está gustando, deberíamos de ir a doctor.
−Dame un par de horas más, si en una rato mas no se siento mejor, vamos.
Al llegar la noche y saber que a esa hora Ismael ya no iba ir, comenzó a tranquilizarse y finalmente pudo comer algo, por lo que no fue necesario ir al doctor.
Durante la semana, Ismael únicamente le envió un breve y seco mensaje esperando que estuviera mejor. Mensaje que no dudo en borrar ni es responder y que solo logro ponerla más nerviosa al pensar que no podría librarse una tercera vez de asistir a la iglesia, no sin tener una buena razón o una pelea con su mamá.
El malestar estomacal de Gaby comenzó a media semana y se vio forzada a ir a doctor. Tenia un cuadro de colitis con gastritis, el doctor le recomendó además del tratamiento, estar tranquila. Marina atribuyo los nervios por la próxima boda de su hija.
A pesar de que había mejorado un poco, el sábado por la noche Gaby le informo a su mamá que no pensaba regresar a la iglesia, al menos no a esa.
−No puedes dejar de ir, ya comenzaron los chismes y los rumores de que estas enojada con Ismael, inclusive se han atrevido a decir que no va a haber boda.
−La gente pude decir lo que quiera, además es verdad. Por si no lo recuerdas, Ismael me es infiel y se canceló la boda.
−Me prometiste que lo ibas a pensar.
−Y lo hice ¿y sabes que descubrí?... Que sigue con ella y que es feliz a su lado. –dijo asqueada antes de entrar al baño.
Después del servicio, los padres de Ismael junto con su hijo decidieron acompañar a Marina a su apartamento para ver a Gaby.
−Tengo días sin saber nada de Gaby, ¿te importa si voy a su recamara?
−No es correcto, espera a que ella salga. −menciono Samuel.
−Solo la quiere ver, no va a pasar nada; aquí estamos nosotros. −dijo la mama de él.
−Pasa, después de todo se van a casar en un par de semanas. −hablo Marina.
Ismael la encontró profundamente dormida, al ver las pastillas que tenía el mesa de noche vio que eran para el dolor y que daban sueño, por lo que no dudo en comenzar a acariciarla la piel que estaba descubierta.
−¡Ahhhhhh! −Se escucho el grito de Gaby−. No me toques. –grito histérica al momento que comenzó a darle de manotazos.
−¡Cálmate! −exigió Ismael, sujetándola de ambas manos y atrayendo la atención de los padres de ambos.
−¿Qué está pasando aquí? −preguntó Samuel, quien entro seguido de su esposa y de Marina.
−No pasa nada, está alterada por los medicamentos que está tomando. −dijo Ismael.
−Eres tú quien me altera. No te quiero volver a ver, quiero que me dejes en paz. −grito alterada.
−Gaby, ¿qué te pasa?... ¿por qué te estas comportando de esa manera?
−Y cómo quieres que me comporte si me despierto y él está en mi recamara.
−Hija, tenemos pendiente de ti y quisimos venir a ver como estabas. −respondió la mamá de Ismael, mientras veía como Gaby miraba con odio a Ismael mientras a él parecía no importarle.
−No creímos que te fueras a molestar tanto porque entrara a tu recamara para ver como estabas. −concluyo con un tono de indignación y reclamo la madre de Ismael.
−Ya me vieron, ahora fuera de aquí. −exigió avergonzada, cubriendo su busto con sus brazos al sentir la mirada de Ismael porque solo traía puesta su pijama.
−Hija, esa no es forma de comportarte.
−¿Y cómo quieres que me comporte? si me despierto siendo manoseada. −habló con reproche y enojada.
−Seguramente estabas soñando. −dijo Ismael.
−Encima de ser un desgraciado, eres un mentiroso.
−Ismael, ¿es cierto lo que dice Gaby? −preguntó serio y molesto Samuel.
−Claro que no. −respondió con todo el cinismo del mundo lo que hizo que Gaby se le dejara ir encima.
−No mientas, diles lo que me estabas haciendo y de paso también diles lo que intentaste hacerme la última vez que nos vimos.
−Esa vez estabas muy dispuesta, no pusiste objeción.
− ¿Qué más querías que dijera, si me tenías inmovilizada y destrozaste mi blusa?
Gaby e Ismael discutían como si sus padres no estuvieran presentes, mientras ellos no podían creer lo que estaban escuchando.
−¿Cómo pudiste faltarle al respeto así? −reclamó Samuel− ¿Qué tipo de hombre eres? Te desconozco. −dijo mientras lo agarro por la camisa.
Samuel, estamos todos muy alterados. Es mejor que nos vayamos y vengamos en otro momento.
−Mejor no venga, no los quiero aquí. Quiero que me dejen en paz. −dijo llorando, desesperada.
−Estas muy alterada, por ello no voy a darle importancia a tus palabras. Si mi hijo te falto la respeto te pido disculpas.
−Y como quiere que este, que parte de que no quiero a su hijo, y que NO. ME. VOY. A. CASAR. CON . EL. ¿no entienden?
−Como dije, estas muy alterada.
−Lo que estoy es cansada de ustedes. ¿Qué hace falta para que me dejen en paz a mí y a mi mamá? No lo quiero volver a ver aquí.
−Gaby, hija, tranquilízate.
−No puedo mamá, entiendan de una vez por todas que no va a haber boda.
−Mi hijo te quiere.
−No señora, su hijo sigue viéndose con esa mujer. Es a ella a quien quiere. Mejor cambien todo para que se case con ella.
−Entiendo que estas ofendida y.
−No estoy ofendida, lo que estoy es agradecida porque me quitó la venda de los ojos. Ya no quiero a su hijo, lo único que siento por él es asco y repulsión.
−Les voy a pedir que se vayan, hablaremos en otra ocasión. −pidió Marina, y ninguno de ellos puso objeción.
−Es lo mejor, lamento lo sucedido. –se disculpó Samuel.
Después de ese incidente, en el cual Marina dejo claro su desaprobación por las acciones de Ismael, a los pocos días trato de justificar la conducta de Ismael. Al igual que recibió disculpas del mismo Ismael y de sus padres. Quienes no se resignaban a cancelar la boda y prefirieron sólo posponerla, para darle tiempo a Gaby e Ismael de que arreglaran sus diferencias.
Gaby al ver que no los iba hacer entrar en razón, menos ahora que Marina estaba trabajando para el negocio familiar de los padres de Ismael. Decidió hacerles creer que posponer la boda era lo mejor. Mientras los padres de ellos seguían con los planes e Ismael resentido con ella, Gaby decidió poner tierra de por medio y planeó como hacerle para irse a Italia sin levantar sospechas.
¿Qué les pareció?
Espero que le haya gustado. Gracias por continuar leyendo, por sus mensajes y estrellitas.
Los quiero,
Lynn Baez
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