Capítulo 32
—Entonces, veamos si entendí. —dijo mientras bostezaba un poco, ante la sensación pesada de mucha información adquirida.
Elisey la mira divertido, mientras en su mano hay un papel y a su lado otro montón de papeles. Mientras que con su mano izquierda se rasca la barbilla, a modo de ser gesto de interés.
—Ahora estamos en la planta baja, donde se encuentra solo tu despacho de Alfa, la sala común que es afuera y detrás de la otra puerta está la cocina. ¿de acuerdo?—pregunta mirándolo fijamente aunque de los nervios termina por rascarse los codos.
—Exacto. Aquí recibo a mi gente, mi escuadrón o quién necesite reunirse de manera formal. —aclara Elisey con voz clara y detallada de lo dicho.
—Bien, en el siguiente piso, primer piso está tu oficina empresarial, una sala de reunión... Uhmm no me acuerdo para que lo habías dicho, pero recuerdo que arriba hay acceso de cuatro pequeñas habitaciones para visitas. —vuelve a decir Bruna, pensativa como si lo viera frente a sus narices, imaginandose un mapa mental.
—Esa sala de reunión lo utilizo para cuando el consejo de ancianos necesita tener una reunión urgente y privada conmigo. —aclara Elisey nuevamente comprensivo— Cada habitación cuenta con baño incluido.
—Uhm, ¿En estos días has tenido una?—preguntó curiosa. Ya que al ser la primera vez que los menciona le causa una inmensa curiosidad.
—Ayer. Tuve que dejarte un momento y hacer acto de presencia en una reunión. Hablamos de ti —confiesa Elisey, logrando ver como las mejillas de su Luna se volvían rojizas.
—Oh... Me imagino que te he causado muchos problemas, más con mi delicada salud, seguramente te habrán dicho que soy ideal para ser tu Luna... Como tu padre —susurra con tristeza, jugando con sus manos avergonzada.
—No. Los ancianos son un conjunto de Alfa, Betas, Deltas y Omegas ancestrales, por lo que cada generación recordamos nuestros principios básicos hasta nuevos ajustes, cada Alfa fuimos criados para tener una mente abierta, saludable y correcta; por correcto me refiero a que valoramos cada tipo de criatura sea pura o mestiza, los cuidamos como un igual así que en esta Manada nunca tendrás muy marcada esos rasgos toxicos de purismo, y si lo hubiera serían destinados a una capacitación psicológica para tratar el problema dependiendo de la gravedad que realice quién piense de esa forma —aclara levantandose del escritorio para dirigir hacia ella, acuclillarse y tomando las manos delicadas de su Luna entre las suyas— Aquí puedes ser tu misma, lo dije ya antes, me paso la vida haciendo de esta manada un mejor mundo, no somos como los humanos con los que has cruzado durante tu corta existencia, preciosa Luna.
Ella siente calor en sus mejillas hasta las orejas por la vergüenza de haber dado por sentado de que ellos fueran tóxicos, y la menospreciaban como siempre había lugar donde ella fuera.
—Perdón... No quise decir...
—Tranquila, no sabías. Has leído y hecho historias donde somos primitivos y reacios ante la adaptabilidad, no sabías que tus sueños eran parte de nuestra realidad —sugiere Elisey tranquilamente, mientras con su mano derecha le acaricia suavemente con el pulgar la mejilla de piel suave color crema, casi como si fuera una vainilla.
—Yo no escribo historias que sean tóxicas, pero entiendo el punto, ¿Entonces que pasó en esa reunión?—preguntó cohibida por la calidez que asalta su corazón por el amor incondicional que le ofrece Elisey.
—Hablamos de tu linaje, acerca de tus recaídas, tu relación con Seelie, entre otras cosas...—dice pensativo, como si estuviera haciendo memoria.
—¿Cómo que entre otras cosas?—preguntó ceñuda. No entendiendo.
—Quieren que seas presentada pronto como mi Luna, probablemente marcada, y también seas entrenada como se debe para que tu habilidad elemental no sea desgarrador para ti ni para mi, eres mi vida, es obvio que se preocupan por la estabilidad de la manada —comenta Elisey lentamente pero sus ojos brillan tenuemente en un color rojizo al igual que una sonrisa de dicha, al notarla tragar saliva.
—Ay mamá querida...—susurró Bruna por reflejo ante lo escuchado.— ¿Tanto así luego? Dios, sabía nio que iba a ser tan complejo como lo dices, pero... Lo dices como si se debiera hacer dentro de unas semanas.
Elisey logra escuchar como el corazón de su Luna humana, se acelera con nerviosismo. Por lo que toma ese rostro bello entre sus manos, acunando y atrayendola hacia sus ojos:
—No te preocupes, suena difícil pero no es imposible.
—Pero no se haaablar Alemán —susurró con la palabra alargada, entrando en crisis con sus ojitos marrones desamparados reflejados en los ojos color azul celeste.
—Estás aprendiendo sobre la marcha, y tampoco creo que Seelie te deje a tu suerte. —susurra Elisey mientras le acaricia sus labios, tratando de distraerla.
—Pero tampoco sé defenderme como ustedes, solo sé tener mal carácter, agarrar golpes al aire o mandar, guiar, dirigir, y muchas cosas mas humanas pero... No lo que una Luna debe ser. Nunca me consideré una persona que fuera ideal para un puesto así —jadeó nerviosa, tanto por las caricias y por su propia crisis de pánico.
—Bruna, eres más capaz de lo que crees. Además, no estarás encerrada en esta casa, ni todo el tiempo conmigo, para nuestra mala fortuna —admite Elisey resignado, casi depresivo— Tal vez como Alfa te necesito más que el pueblo mismo como mi Luna, el pueblo necesita que su Luna sea segura y lista para manejar al Alfa... Y hay que ser sinceros, soy... ¿Cómo se decía? Ah, si, un grano en el culo, lo sé... —dice aceptando sin reproche ante lo que muchas veces escucha de sus amigos, o la manada misma— En cambio, contigo soy lo que todos desean tener, un poco de compasión y calidez, eres mi calma y mi refugio, mi momento de tranquilidad donde olvidarme de ser Alfa y ser solamente un humano que te de refugio... Amor, y felicidad.
Bruna se relame los labios, sintiendo seca la garganta ante esa confesión.
—¿Y porqué dices que no estaré encerrada? ¿confinada? ¿O siquiera detrás de tus andanzas? —pregunta nerviosa y temerosa.
—Porque tu destino es viajar. No serás una viajera pero debes cumplir tu destino como Domadora de criaturas elementales y mágicas —confiesa con pesar, pero trata de ser optimista— Podrás salir y regresar las veces que quieras, pero... Te extrañaré un montón, ya no se ver mi casa sin tu presencia o salir sin ti...
El corazón se le encogió con ternura.
—Oye... Tranquilo, tampoco es que debas depender de mi y aprecio que me quieras tan hermoso... —susurra conmovida— Bien, ser nómada no es algo de otro mundo, durante una gran temporada lo fui antes... Aunque lo que suponen que debo hacer no es fácil... Yo soy una humana, que no conoce nada de estos territorios, ni siquiera sé si hay alguna pista de como ser domadora.
—Tienes a muchos a tu disposición con el deseo de intentarlo sin saberlo.
—¿Y si no soy perfecta con esto que se supone que debo ser?
Elisey respira profundo. —Sé lo que eres, tómalo como una pasión a desbloquear, solo inténtalo—le aconseja persistente y mirándola con cariño a su Luna.
Bruna cede al peso de la gravedad de los asuntos que ahoga a su cabeza, y deja caer suavemente su frente con la de Elisey, mirándolo tan tímidamente.
—Lo intentaré fuertemente.
La mirada azul celeste de Elisey se ilumina y la besa emocionado.
—Sin embargo, no se si estoy segura de sentir el dolor de la marca, mi piel es muy sensible y no soporto el dolor si es extremo —lo admite nerviosa.
—¿En serio me vas a decir que te preocupa más mi mordida, que la consumación de nuestro lazo?—preguntó incrédulo Elisey.
—Elisey... —lo nombró con una sonrisa risueña al verlo así, conmovida y sincera dijo:— Eso es lo que menos me preocupa, amo el sexo... soy muy pasional, y más si sé que lo voy a disfrutar al máximo, con decirte que al momento que lo iniciemos caeré en sueño profundo será lo de menos, sino que bien tú, eres tú quién debería ser el preocupado, precioso.
El rubio cohibido por la forma tan transparente y firme de la lasciva claridad, tragó saliva su seguridad juguetona y cariñosa. Sintiéndose por primera vez tímido e inexperto, intentó bromear para calmarse; no podía permitirse serlo, teniendo la edad que tenía, unos años más de lo que le dijo en un principio a ella.
—¿Preocupado yo...? ¿Por qué?
—Ya lo descubrirás, si te lo digo, no salgo de este despacho intacta.
Elisey gruñó por lo bajo, por frustración.
—No eres justa.
—Oh, cariño mío, estoy siendo justa, tu más que nadie estarías en problemas si te sugiero el problema que tendrás que asumir para satisfacerme —admite misteriosamente con su actitud altiva, segura y risueña.
«¡Nos tiene comiendo de sus manos!»gruñó Björn, ansioso.
«Y ella pronto lo estará por nosotros, solo debo tocar el punto perfecto en ella, esa abstinencia es como nuestro autocontrol, es inaudito»pensó decidido, aunque se frustra al verla tomarlo entre sus manos delicadas.
—¿Me quieres matar con esta abstinencia?—pregunta Elisey frustrado a su Luna.
—Elisey, recién cumplimos tres días de mi recuperación. Cuando sean siete, prometo ceder a calmar un poco las flamas de nuestra pasión—comenta ella con una mirada juguetona.
—Bien, tienes razón. —acepta mientras se relame los labios, por el apetito sexual y sedienta necesidad latente entre ambos—. Prosigamos con tu reconocimiento. —sugiere una vez que le roba un beso.
Ese beso la deja un poco atontada, pero decidida en mantenerse cuerda y sana como una lechuga, sin ceder a la tentación, sigue con su reconocimiento de esta cabaña donde es su residencia actual, La torre Alfa.
—En el segundo piso está nuestra habitación, el baño, el gym y... Uhmm, ¿Que más podría haber?—dice dubitativa, mientras se rasca una ceja con nerviosismo.
—En ese piso, está tu rincón que bien puedes convertirlo en tu despacho, salor creativo o lo que quisieras —lo aclara Elisey, ante esa duda.
—Pero a la larga, esa habitación se convertirá en el de un cachorro, ¿No?—ella le pregunta por intuición.
—Puede ser, en el caso que falte espacio, mandaría ampliar la torre —Elisey admitió orgulloso ante la mención, sin embargo, no la fuerza a decir mas detalles debido a que no la quiere poner ansiosa o meter presión.
—Aprovecharé al máximo ese rincón para mi trabajo. Gracias, por darme el espacio que siempre necesité —le dice con una expresión optimista.
—Todo lo que haga feliz, lo haría sin dudar, preciosa.
Bruna con las mejillas sonrojadas, ríe nerviosa ante la calidez romántica que la invade a través de esa frase. Sin saber que decir al respecto, decide decir: —ujum... En el tercer y cuarto piso, ¿Qué hay, Elisey?
—En el tercero, la biblioteca privada donde solo los "Alfa y Luna" de cada generación han podido acceder a dicha información. Y el cuarto piso, solo hay una sala de reunión general en el punto céntrico de la torre, conectan los puentes de las otras torres: Alba, Beta, Delta y Omega con la nuestra.—aclara Elisey ante la ternura que le causa la inexperiencia de su Luna.
—¿Alba? ¿Qué hay en esa torre? Nunca escuché de ese rango en toda mi vida escribiendo acerca de hombres lobos. —dijo extrañada ante la mención.
—La torre Alba, es una residencia donde se alojan a los guerreros encargados de la vigilancia y protección en las torres Marítimas de acceso a la manada, donde realizan sus relevos, en cuando debamos salir fuera del territorio te mostraré —respondió Elisey ante la mirada curiosa de Luna.
—Tengo tanta curiosas de saber como estas distribuidos los rangos de guerrero, pero tengo hambre —admite avergonzada, aún acalorada por la idea tentativa de ceder a la tensión palpable de su química sexual, pero no. Debía ser fuerte y fingir demencia.
—Hay que alimentarte entonces, aquí he terminado por ahora el papeleo. Aunque pensé que podría distraerme con tu belleza, ha sido un efecto contrario es como si el trabajo no pesara ni fuera tedioso, sino que tenerte es tener equilibrio aquí —dice Elisey, el Alfa, mientras se palpa el corazón y muestra el entorno de su despacho con una mirada plena de felicidad.
—¿Ese efecto solo pasa cada mil años, aquí?—pregunta ella bromeando.
—Cuando estoy de buen humor todo es más accesible y rápido, cuando no, todo es tan frustrante. —acierta a decirle el Alfa, risueño a medias.
—Uhm... Ya veo, por cierto, ¿Porque cada torre tiene tanta tecnología como para tener ascensores? —pregunta en cuanto se levanta del sofa de una plaza que estaba ubicado en diagonal al escritorio, habiendo previamente descrizado sus piernas que estaban cruzadas en modo indio. Una costumbre muy común en ella al sentarse sobre una superficie cómoda—Es raro ver tanta tecnología sin perder el equilibrio natural, ¿Lo sabes, no?
—Lo sé, pero nadie en la manada es inmortal como para soportar todos los pisos hasta su último aliento. Así que, accedimos a este acceso tecnológico para evitar recaídas entre ancestros, aunque los sucesores como yo, mi beta, delta u omega, evitamos depender de eso y usamos las escaleras para mantenernos en forma—le dice con una sonrisa galante, guiñandole un ojo a su dama, su Luna.
—Estoy contenta de que lo hayan adquirido por la salud de sus ancestros, pero es raro que duren mucho tiempo vivos. ¿Cuánto es vuestra calidad de vida en años?—preguntó curiosa caminando hacia el marco abierto del despacho, esta habitación no tenía puerta pero si el marco que protegía con runas la intimidad de los temas dentro del despacho del Alfa, prácticamente las runas servían como cortinas invisibles para la privacidad del Alfa.
—Una estimación plena de seiscientos años, es mucho pero eso se debe a que el linaje fue mejorando en cuánto a su cuidado y alimentación. —cuenta Elisey con cautela. Esperando que la noticia no escandalice a su Luna.
Mientras que Bruna, lo escuchaba venir detras suyo, al ambos dirigirse a la cocina. Sin embargo, algo en su cabeza empezó a unir cabos en sus pocos pasos dados hasta esa zona de la casa.
—Cuando nos conocimos me dijiste que tenías 38 años, pero no soy ingenua, si me has dicho la estimación aproximada, quiere decir que no estás ejerciendo el cargo durante el tiempo de vida humana, sino en el tiempo de tu especie... —empezó ella a pensar en voz alta, parando su caminar a cinco pasos de llegar a la puerta de la cocina.
Elisey espera que siga pensando. Aunque su Luna lo estaba digiriendo bien, sin embargo, su propio corazón y Björn(lobo interior) temblaron de susto al verla voltear rápidamente a verlo.
—¿Cuántos años tienes realmente, Elisey?—le pregunta ella, sin demostrar ninguna emoción en el rostro.
Elisey y Björn tragan saliva nerviosos. Esa cara no era buen signo, no cuando ella pensaba mucho y no había emoción por la qué guiarse.
—Nací en 1641. Asumí el cargo a mis dieciocho años... —respondió Elisey tratando de mantener la calma.
—¿Y tu fecha de cumpleaños? —preguntó Bruna sin siquiera cambiar su expresión neutral.
«Esto no se siente bien. ¡Responde pronto!»ordenó Björn alterado.
—15 de octubre de 1641 —respondió Elisey recto como un guerrero. Nervioso. «Da pavor verla tan seria cuando risueña es un encanto»pensó.
—Cumples años antes que yo, eso es injusto —se queja infantilmente— ni aunque quisiera podría llegar a alcanzar tu edad... Estas muy maduro para mi, ¿Eres consciente de ello, no?—pregunta ella mirándolo— Me imagino que me dijiste que tenías 38 años porque pareces de esa edad, cuando en realidad no tienes esa edad lobuna.
—Así es, siempre se debe aparentar y tener un gran autocontrol si se quiere coexistir en el mundo humano, o siquiera tratar temas empresariales para generar ingresos —contesta Elisey, aun sintiendo nervios, ella no estaba explotando en angustia como cualquier chica humana.
«Esto me tiene en cuerda tensa, Björn »pensó Elisey, nervioso.
«Ella no lo sabe, pero da miedo el rechazo que nos pueda dar»pensó Björn igual de nervioso.
—Entiendo. —se da la vuelta, sin siquiera decir algo más, caminando hasta la puerta de la cocina. La abre y camina dentro, encontrándose con la parejita de siempre.
—¿Solo así reaccionarás?—pregunta el Alfa incrédulo, pasando sus manos por su cabello rubio. Mostrándose descolocado en toda la palabra.
Bruna parecía estar ignorandolo. Porque pidió permiso a la pareja de omegas que solían cocinarles, para acceder sin molestarlos a la comida con gestos hacia la heladera, ambos le cedieron sin reproche, curiosos por la forma en que estaba el Alfa, y la Luna nisiquiera se daba cuenta de ello.
—¿Alfa, desea que le prepare algo?—preguntó la señora Melanie, respetuosa.
—Un jugo de uvas, con sándwiches estaría bien, por favor —pidió a la omega Melanie, con la mirada fija en su Luna el Alfa.
Mientras la castaña de cabello corto, miraba qué comer dentro de la heladera, sacando de ésta su taza vacía de Nutkao y leche, luego azúcar, para ponerlos sobre la encimera.
—Luna... —pidió que lo mire con esa mención, se sentía muy tenso ante el silencio de su compañera humana.
Melanie la cocinera, le pasó a la luna por intuición una cuchara y el café. Como cada mañana, Jhon y Melanie sabían que si la Luna no tomaba café con leche, no se mostraría muy risueña, más que nada por su hambre. Parecía que el Alfa aún no lo había entendido.
—Danke schön, Melanie. —Bruna le agradeció con tanta amabilidad y atención. Al punto de escuchar un gruñido detrás de su espalda.
—No me gusta que me ignores. Háblame, háblanos.
—Elisey, por favor, no seas un niño. —se quejó Bruna, mientras se preparaba su cafecito en su taza favorita. Poniendo la mitad de la cuchara sopera la pizca del café, con una cucharada y media de azúcar.
Inmediatamente Jhon el mate de Melanie, le había ofrecido agua caliente para su café, sirviéndole hasta la mitad del vaso. Ganándose una mirada de gratitud de parte de la Luna.
Causando mas celos en el rubio Alfa.
—Danke, John.
En cuánto ella terminó de colocarle la leche, lo revolvió con la cuchara y se lo bebió gustamente. Melanie con una sonrisa cariñosa y comprensiva le había ofrecido a la Luna unos mixtos calientes, consiguiendo una emoción positiva y risueña en ella, mientras se sentaba sobre el taburete de la encimera principal que contaba como mesa en la cocina. Al aceptarlo, y darle un mordisco que necesitaba.
Elisey como niño regañado, se había abstenido a decirle algo. Estaba claro que la comida era más importante que él en estos momentos, aunque su ceño fruncido y mirada seria, expresaba sus celos y necesidad de atención por parte de su Luna.
«¿Quién iba a creer que estamos tan celosos de su atención?»pensó Björn.
—Melanie, Jhon, gracias. Podrían darnos privacidad, necesito hablar con la Luna —pide Elisey, modo posesivo.
La parejita de omegas, asienten y sonríen divertidos. Dejándolos solos.
—Uhm, ¿Por qué tan posesivo?—ella preguntó con una voz inocente.
Elisey la miró incrédulo.
—Me roban la atención que merezco.
Ella sonríe divertida mientras le da otro mordisco al mixto delicioso de queso derretido con jamón.
—¡Qué posesivo! Che Dio' santo. —exclamó con cierta diversión en su voz.
—Bruna... Es lo que causas en mí.
—Mmm... Que rico saber que tengo la magia de causarte emociones fuertes —comentó con ironía. Aunque muy en el fondo eso la hacía sentir complacida. «soy posesiva de naturaleza con lo que es mío, por eso no le reprocho nada»pensó para sí misma.
Elisey bufó ante el humor sarcástico de su Luna, enfrascándose también a comer algo, viendo como su fiel y querida omega, le había colocado su bebida de uva con sus cuatro pedazos de sándwiches en la mesada.
—Bien, ahora que al fin estás comiendo, y yo estoy más normal, alimentada... Te puedo contestar como corresponde —empieza a decirle. Mientras se toma el café, entre cada mordida del mixto hasta acabar y rejuvenecida, voltea su cuerpo en el taburete para mantener toda su atención enfocada al Alfa— Cuando tengo mucha hambre y tengo mucha información que digerir, lo mejor es que coma algo o terminaré desmayándome. Hace rato sentía que me iba a desmayar por lo que preferí enfocarme en mantener una respiración calmada y mis sentimientos neutrales, no quiero convertirme en una damisela en apuros.
—¿Entonces no me estabas ignorando a propósito?—preguntó ingenuo el Alfa.
—No. Quería responderte, pero preferí mi salud por encima de tu dependencia, es lo que hace una persona cuando se siente muy mal, ¿Sabes? —sugiera ella con ironía.— Al menos eso dice mucho de mi, que no estoy tan mal psicológicamente
Elisey incrédulo la vio reír tras decir aquello, como si supiera lo que iba a decir, por lo que se mantuvo comiendo. Dándole espacio a explicarse.
—Bien, ahora que tengo la cabeza más ligera y el malestar lejos, con el estómago lleno te puedo hablar como te mereces —le dice, mientras se aventura a llevar su mano delicada a acariciar ese cabello rubio que tanto le gusta, cedoso y rebelde— No me molesta que seas mayor que yo, si me da cierto nervios al saber que puedes morir pronto, estás a la mitad de la vida lupina, 383 años no es igual a 38 años humanos...
—Pero estoy sano. No debes temer...
—Pero aún así, eres un Alfa mayor a mí, y sé que nuestra diferencia de edad podría causar revuelo pero debes saber que no me disgustas, la edad es un número y yo aún te veo como un hombre guapo de 38 años. Eso es lo que me importa, aunque yo no sé cuanto vaya a vivir, pero de eso no me preocupo. —aclara despreocupada, mientras le acaricia mimosamente el cabello a su Alfa.
Aquel gesto y aclaración habían eliminado toda tensión que Björn y Elisey pudieran tener. Aliviados la miraban aún embelesados.
—¿Porqué hablas de la muerte con tanta despreocupación?—le pregunta.
—Por qué, la muerte es lo único que los humanos no podemos decidir. Es algo que tarde o temprano pasa, es tan impredecible y tan pesado de sobrellevar, que prefiero tratarlo como un amigo confidente pero despreocupada, que viviendo en ansiedad por ello. —admite Bruna.
—Suena como si tuvieras una batalla personal, ¿Qué tienes?
—En marzo falleció papá. Ya hace un año de eso, te diría que no estoy afectada como lo quiero hacer parecer, pero vivir con el luto ha sido tan extraño para mi como para ti te está pareciendo mi actitud con el tema de la muerte. —se sincera con su rostro triste tratando de mostrar una sonrisa pero no sale— Mis padres siempre me prepararon para perderlos pronto, diciéndome que: si se morían, yo debía seguir adelante y seguir mi camino, ellos ya vivieron todo lo que debían vivir, y lo que no pudieron... lo vivieron detrás de mis andanzas.
Elisey vio esa tristeza resignada en ella, que su estomago ya no pudo terminar el último bocadillo.
—¿Y porqué lo hicieron así?—preguntó entristecido como ella.
—Porque mi madre me tuvo a los 41 años. Fueron papás por tercera vez ya muy viejos —susurra con una nostalgia que le permite sentir un dolor atizarlo.
Elisey hace una mueca. Por eso, la edad lo recalcó profundamente.
«Ella teme sentir lo mismo. Morir y causarle ese dolor a nuestros cachorros»percibe Björn.
—No seremos así, podrás cumplir las nuevas metas y tal vez no nos demoremos mucho en hacer una familia, preciosa —persiste optimista, tratando de animarla.
—Ahorita no me preocupo por eso, contigo en mi vida, tengo claro que no llegaré a mis treinta sin haber parido a un bebé mínimamente —río plenamemte ante la posibilidad clara.— Antes era deprimente pensarlo, pero sé que si no lo tenemos dentro de seis años o antes, Björn será el lobo más descontrolado de la manada, buscan cachorros siempre y soy consciente de ello, solo... Solo quiero disfrutar de esta paz antes de tener que aprender a ser madre por mi cuenta.
Elisey se sintió nuevamente conmovido y cohibido. Las actitudes de su Luna eran muy diferentes a lo que había podido ver en la adaptación de otras humanas en la manada.
—¿Entonces qué quieres hacer?
—Hoy quiero acostarme un poco más. Disfrutar de tus caricias para dormir y si me siento mejor, mañana quiero conocer las otras torres. —admite empezando a sentirse adormilada con el estómago lleno y con el tema del luto a su padre, sus ojos estaban rojos y cristalizados pero ella no lloraba.
—Entiendo. Terminaré el papeleo luego de hacerte dormir, para mañana salir juntos a esa aventura —acepta Elisey preocupado por ella, mientras le dedica una suave sonrisa.
—Gracias. Limpiamos esto y...
—Que lo hagan Melanie y Jhon, es su trabajo cariño.
Elisey le ofreció su espalda para subir en upa, lo cuál hizo soltar un sonido infantil de felicidad en Bruna, subiéndose encaprichandose en esta costumbre con su Alfa.
—Cosas como estás no podría hacer si estuvieramos embarazados.
—Creo que ya estoy entendiéndote —contesta Elisey.
Siendo así como ambos se dirigieron a su habitación en el segundo piso.
[...]
Bruna antes de quedar totalmente dormida había empezado a hablar un detalle específico. Los ascensores.
—Estoy feliz que contemos con ascensor, me encantan—alaga Bruna ante los detalles mínimos que recuerda.
—¿Y si no lo tuviera..? Digo por el ascensor, ¿qué harías?—se aventura a preguntar Elisey.
—Me llevarías upa a todos lados. No tengo ni un ápice de ganas en subir cada escalera de la torre. Alta flojera —se queja tras un suspiro.
—Eres una floja.
—Así es cuando no tengo una meta por la cual luchar contra infernarles escaleras —admite ella encogiendo los hombres con despreocupación y sinceridad trasparente.
—¿Y quién podría ser esa meta?—pregunta curioso Elisey.
—Tú.
—¿Por qué?
—Porque actualmente tienes todo mi interés fijado en ti, aún no conozco mucho sobre ti como Alfa, ni de tus gustos, ni comidas favoritas... Ni siquiera como hiciste que le llegara pronto el regalo a Barbie. —contesta ella con simpleza.
—Se siente bien el reconocimiento. —admite Elisey ronco, con un brillo especial en sus ojos— Y eso es simple, mediante la teletransportación.
—Pero, ¿quién lo hizo?
—El Beta Müller.
—¿Pero cómo? Los lobos no hacen eso —pregunta más perdida.
—Leonardo es mitad licántropo y mitad fénix, por lo que puede usar una pluma con una intención clara dónde transportar un objeto, cartas o lo que necesite transportar urgentemente —aclara Elisey.
—Vaya, que bonito que tengas un fénix a tu disposición, yo también lo quisiera tener, siempre he soñado con que me lo encuentro o lo tengo—bromea inocentemente, mientras bosteza y sus ojos sueltam lagrimas por el sueño.
—Sigue soñando con ello, probablemente en el viaje como domadora consigas conocer uno. —dice Elisey, dandole un beso en la frente, al comprobar que ella ya se había quedado dormida tras sus caricias.
«Se recuperará pronto.»pensó feliz Björn.
«Así como duerme, espero que su energía sea por mil para todo lo que le espera al estar recuperada»pensó admirando esa belleza dormilona que era su Luna.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro