Capítulo XVII: Algo Más
Porque todo lo bueno siempre llega a su fin, y este fin de semana ha concluido. Jamás lo olvidaré, eso es un hecho. No solo viví de nuevo... Creo que he encontrado algo más, pero no quiero admitirlo, no quiero sentirlo... Quisiera que todo se quedara aquí, en esta cabaña, pero lo que aquí pasó ni se olvida, ni se borra ni se puede dejar atrás.
Luna no está a mi lado, pero escucho el agua del baño correr; se está dando una ducha antes de irnos. Nos vamos a eso de las ocho de la mañana de hoy lunes. Nos vamos temprano porque tenemos que pasar por su perrito en Sabana Grande y desde donde estamos, el viaje durará al menos tres horas y media.
Luna no quería que yo la llevara, pero gracias a mis insistencias y a mis encantos, pude convencerla. Digo, no es como si me fuera a presentar como su novio o algo así. Soy solo un "amigo" que la acompañará a buscar a su mascota. No entiendo porqué tanto show de parte de ella.
Me incorporo y me dirijo al baño, el cual no tiene puertas.
¡Yo soy un genio! El diseñar esta habitación sin puertas y hacer la ducha en el mismo centro del baño sin cortinas, es lo mejor que se me ha ocurrido. Gracias a ello tengo la mejor y más perfecta visión de la Luna en estos instantes.
No puedo evitar babearme con lo que mis ojos ven. Luna está de espaldas a mí, y su pelo mojado le llega hasta la punta de sus enormes glúteos... Ella tararea una canción mientras se enjabona sensualmente todo su enorme y perfecto cuerpo. Sus curvas logran ponerme a mil.
Sin poder aguantar un segundo más, me acerco y la abrazo por atrás. También estoy desnudo, por si lo preguntan.
Ella da un respingo, pero inmediatamente sonríe. Comienzo a pasear mis manos por sus curvas, esas que me llevan a la Luna en segundos.
No decimos nada, solo nos envolvemos en caricias, besos gemidos y... algo más.
Disfrutamos los últimos minutos que nos quedan en la cama. Estoy recostado en los muslos de Luna mientras ella acaricia mi cabello. ¡Se siente tan bien!
—¿Cuál es tu más grande sueño? Ese que has querido siempre, pero que no es posible debido a tus circunstancias— Me pregunta Luna.
—Me gusta la pintura y la poesía... Hubiese querido dedicarme a eso. ¿Y el tuyo?
—Quiero tener mi propio restaurante... Me gustaría que fuera diferente... Que todos se sientan a gusto... Que todos puedan ir, sin que los marginen, que no tenga etiquetas... Que cada día suene un tipo de música distinto... Ah y que en las paredes hayan diferentes fotografías tomadas por mí. Ese es mi sueño.
—Aún estás a tiempo...
—Bueno, si me pego en la lotería puede que pueda...
—Ojalá y algún día lo cumplas, hermosa Luna.
***
Nos montamos en el jeep a las nueve de la mañana. Sí lo sé, una hora más tarde de la que habíamos estipulado, pero es que despegar mis manos de las curvas de Luna es casi imposible. Esta mujer me va a gastar un día de estos, y yo lo permitiría feliz de la vida.
Luna mira con añoranza la cabaña que dejamos atrás.
—Tranquila, te aseguro no será la última vez que vendremos.
—¿Tú crees?
—¿Por qué lo dudas?— Ella se limita a encogerse de hombros.
¿Qué le pasa? Ha estado extraña desde que nos montamos en el vehículo.
—¿Qué te pasa?— Le pregunto agarrándole la mano.
—Nada...
Viro los ojos al cielo...
—Luna, sé de sobra que en el manual de mujeres locas, la palabra nada significa todo. Anda ya, dime... ¿Qué te pasa?
—¿Me estás diciendo loca, canto de idiota?
—Sí— le digo riéndome y ella me da un empujón en el brazo.
—¡Ay! Choco por culpa tuya. Ya, dime, ¿qué te pasa?
Ella solo suspira y voltea su rostro para mirarme. Sonríe, pero su sonrisa no le llega a los ojos.
—No me pasa nada... Vamos a cantar— me dice subiéndole el volumen al radio.
Se me quedó tu olor en mi ropa,
la fragancia de tu piel, tu rico sabor a miel que probé yo de tu boca...
Vamo' a repetirlo, mami una y otra vez...
— Lo de tu novio el viernes lo cancelas. Y yo me puse el vendaje.
Ella se puso salvaje
y de la película empezó el rodaje
Trépate encima; trabaje, trabaje.
Dale siga subiendo de momento baje. Llevo la desventaja,
anda con un flow nuevo sacado de la caja. Sé buena conmigo; dame tan solo una migaja. Un trago, otro trago. Nunca se raja.
Miro a Luna sorprendido porque pudo cantar esa parte igual que Wisin del dúo urbano Wisin y Yandel. Luego comienzo a carcajarme. Ella se vivió la película; mientras cantaba movía las manos tal cual un exponente de reggaetón.
—¿Qué? Te dije que me gustaba Wisin— me dice divertida.
—Ya lo veo.
Seguimos el trayecto cantando distintas canciones de todo tipo. Menos rancheras ni metálica; a ninguno de los dos nos gusta esa música. Sin ofender a los mexicanos, pero esas canciones de La Banda el Recodo o Los Tigres del Norte, no circulan en nuestro repertorio musical favorito.
A pesar de que Luna se había relajado por completo, a medida que nos acercábamos a su pueblo se le veía un tanto incómoda. Yo no sé qué tan malos recuerdos tendrá en este lugar. Aunque analizándola un poco, no se le ve atormentada por algo como el pasado... Más bien como preocupada y nerviosa.
No para de tocarse el cabello una y otra vez. Le he insistido varias veces que me diga, pero luego de no recibir una respuesta convincente todas esas veces, me rendí.
—¿Me esperas en el auto? Solo es buscar a Dalton y ya— me dice una vez nos aparcamos frente a la casa de su mamá.
—Luna, no las has visto en casi dos meses. No quiero meterme, pero deberías compartir un poco con ellas; hay tiempo de sobra. Además, tú misma me dijiste que tenías que ponerte al día con tu hermana. No me molesta conocerlas y esperarte.
Ella resopla y se baja del auto. Yo hago lo mismo y me pongo a su lado.
—Entrarás, pero no te molestes si...
—¡Hermanita mía!— Chilla una chica de cabellos multicolor que acaba de abrir la puerta principal, dejando así lo que Luna iba a decir incompleto.
Observo a la chica que abraza a Luna. La verdad, son idénticas, lo único es que la chica multicolor es un saco de huesos; su cuerpo aún no está desarrollado del todo.
Ellas se separan y la hermana de Luna me mira y luego a su hermana mayor. Es obvio que quiere que nos presente, pero Luna no reacciona o no lo capta.
—Soy Felipe, un amigo de Luna— le digo estrechándole la mano.
La joven se ha quedado muda.
—Ah, sí... Qué tonta... Felipe esta es mi hermana Marimar, Marimar este es... mi amigo Felipe.
—Un placer, amigo de mi hermana—. No paso desapercibido el tono sugestivo que utilizó Marimar.
Luna se enrojece y yo me limito a sonreír incómodamente.
Entramos a la casa. Es pequeña, pero está perfectamente arreglada, ordenada y limpia. En el aire se respira un olor a canela y manzana mezclado con sofrito. Al parecer, alguien está cocinando.
Del umbral que conecta a un comedor sale una mujer. A juzgar por el parecido con Luna y Marimar, debe ser su madre. Aunque se ve demasiado joven y guapa si me preguntan. ¿Qué edad tendrá? Aunque no me sorprende del todo que la mamá de Luna se ve así de bien. Parece que está en los genes, pues su hermana y sus hijas heredaron una belleza física arrolladora. El cuerpo de la castaña que salió por el umbral está tonificado. Vaya, parece que va seguido al gimnasio.
—Bendición— le dice Luna. Ella se acerca y se dan un beso superficial.
—Mija, ¿vas a seguir engordando? Mira para allá... Ya mismo tendré que agrandar el boquete de la puerta.
Y hasta aquí llegó la belleza de esta mujer. Ya me cayó como bomba. ¿Pero qué le pasa?
—Si, si... Dios te bendiga, hija— dice Luna rodando los ojos.
—Ah, no me dijiste que vendrías con alguien. ¿No nos vas a presentar?
—Ah... Sí... Él es Felipe; Felipe ella es mi mamá, Hilda.
Quisiera decirle que es un placer conocerla, pero no seré hipócrita; tampoco descortés y malcriado, de modo que me limito a estrecharle la mano y dedicarle una mirada fría, sin mostrar ningún tipo de emoción.
—Pero qué serio, muchacho. Luna, tus gustos han cambiado; este hombre no tiene pinta de charlatán como los que solías traer.
—Mami— dice Luna con la mandíbula apretada.
—¿Y dónde estaban?— Pregunta la hermana de Luna en un intento de cortar la situación incómoda.
—Si verdad, ¿a dónde fuiste?— Dice la señora Hilda.
—Ummmm— Luna duda y me pide ayuda con la mirada.
—Luna me ayudaba con la búsqueda de terrenos para mi próximo proyecto.
—¿Ah sí?— Pregunta Marimar.
—¿Y eso?
—Pues soy arquitecto y Luna es algo así como mi asistente los días en los que no trabaja en el restaurante.
—Una asistente bien personal— escucho decir a Marimar por lo bajo, pero ambos ignoramos el comentario.
—Oh, vaya... Debes estar generando bastante dinero, hija mía.
No me gustó en lo absoluto el tonito de esta señora. Es una arpía, interesada y una bruja.
—Ni tanto...
Esto es tan incómodo. Ahora entiendo porqué Luna no quería que viniera; sabía que no estaría cómodo con su madre. Justo cuando estoy a punto de decirle que nos vayamos, su madre insiste en que nos quedemos a comer.
Nos sentamos en el comedor y la señora nos sirve chuletas a la jardinera, arroz blanco y tostones. La señor muy bruja y todo, pero cocina rico.
El almuerzo es igual de molesto, pues su madre no para de señalar el peso de su hija. ¿Cuál es su problema? Luna es hermosa y no necesita estar delgada para eso. La belleza no es cuestión de tamaños...
—Te serví menos a ti porque tienes que empezar a comer poco, mija— escucho decir a la madre de Luna. El corazón me palpita desenfrenado en el cuello.
Y no se ahoga con la chuleta para que se calle de una vez.
Lo que más me sorprende es que Luna no dice nada, no se defiende... No se pone a la defensiva. Debe ser que la vergüenza no la deja hablar. Ahora es pequeña y tímida... Esta no es la Luna que conozco.
—Mami, pero deja a Luna quieta. Dios, das dolor de cabeza.
—¿Qué? Es la verdad, a ese paso jamás se le pegará un hombre decente. Tendrás que conformarte con el hijo de Chui—. Ella ríe como si hubiera hecho el chiste del año.
Aprieto el tenedor y juro que lo he doblado un poco. Escucho la risa de la bruja y mi instinto asesino amenaza con apoderarse de mí. Luna está sonrojada y está a punto de llorar. Dios, no puedo verla así.
Me paro de sopetón, haciendo un gran escándalo. La risa de la bruja se apaga de inmediato.
—Con todo el respeto que no se merece, señora, ya me harté de sus estupideces. ¿Cree que su hija no es hermosa? ¿Cree que alguien no se le pegará? Pues déjame decirle que está muy equivocada; su hija está buena y no solo eso, es bellísima. Y para que lo sepa, su hija y yo estamos saliendo. Sí, esta gorda, como usted la llama, me vuelve loco... Y como está conmigo, no voy a tolerar que la insulte ni la menosprecie. Así que con su permiso, ella y yo nos largamos de este nido de víboras que usted disfraza como hogar.
Tomo a Luna de la mano, y sin dejarla hablar o reaccionar, la arrastro hacia la salida.
—¡Dalton, vámonos! ¡Ven aquí!— Llamo al perro de manera un poco ruda, pero él no lo duda y nos sigue.
—Fe... Felipe...
—¡Ahora no, Luna! Sube al cabrón carro y vayámonos lejos de esa bruja que tienes por madre.
Para mi sorpresa, ella se monta sin decir nada más.
El corazón se me quiere salir por la boca. Acabo de insultar a la madre de Luna... ¡No me importa! Poco le dije a esa...
—Felipe... Lo siento...— dice Luna después de diez minutos de camino. La miro y lágrimas bajan de su rostro mientras acaricia a Dalton en su regreso.
Mierda, no soporto verla así...
—¿Por qué óspera te disculpas? No tienes que disculparte por nada...— le digo en un tono más alto del que pretendo. Veo cómo se encoge en el asiento y me arrepiento de inmediato haber utilizado ese volumen de voz—. Ahora soy yo el que me tengo que disculpar... No fue mi intención...— le digo tomándole la mano y dándole un beso en esta—. Es que tu mai' me sacó por techo... Eres bella y ella y jode y jode con tu peso...
—Ya estoy acostumbrada...
—Pues yo no... ¡Mira qué cojones ni que insultar al cuerpo que hace que se me pare en un segundo!
Ella comienza a reírse.
—¡Sí que sabes utilizar palabras que te dejan ver como un auténtico caballero!
Me contagia su risa y comenzamos a relajarnos y a dejar atrás el mal rato de hace poco.
Seguimos el trayecto agarrados de la mano y cantando como dos locos... Dos locos que comienzan a sentir algo más... Mucho más.
***
Tuve que parir este condenado capítulo. U.U Siempre pasa... La semana pasada actualicé tres días corridos porque estaba bañada en musa... Estos días he estado 👎🏼 y no quería salir nada... Pero miren... ¡Lo parí! Miren que hermoso capítulo he traído a Wattpad... 😅😂
😘 Espero que lo hayan disfrutado... Ajústense los cinturones que cuando yo me pongo muy melosa en las historias es porque se acerca un ciclón... De esos que dejan corazones y almas destruidas. De esos que dejan grandes pérdidas... Se los advierto porque soy buena y no quiero que los tome de imprevisto.
Bye... Cuídense, bebés... 😘😘
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