15. Querido hogar
—¡Hola, Kalispell!
Beck se paró en medio de la puerta, y vio alrededor con orgullo. Me había lanzado su mochila al salir de la sala de recojo de equipajes, y casi corrió hasta la puerta de entrada del aeropuerto. Todo el que pasaba por ahí la veía como si hubiera perdido más de un tornillo, y probablemente era así.
—Hermana, esta temblando.—Kyle comento viendo de lejos
—No, no es cierto.
Mamá viró los ojos y noté la necesidad que tenia por darle un zape para que reaccione.—Rebecca, estas temblando.
—No, no es así.
—Estamos a -3°C y tu estas con un vestido. Si no terminas con hipotermia, es por pura suerte.
Toda mi familia era consciente de que entre Orlando y Kalispell había demasiada diferencia en lo que clima se refiere. Por eso habíamos optado ponernos ropa que sea teóricamente abrigada, y llevar chamarra en nuestras mochilas, pero ella se había negado. No quería pasar la oportunidad de ponerse un vestido en descuento de marca frente a sus amigas en Montana, aunque ella ella no estarían en el aeropuerto y era consciente de que ahí estaría nevando.
Mi hermana no podría ser muy inteligente a veces.
Papá no soporto más y le lanzó el chaleco que tenia consigo.
—Basta, Rebecca. Terminaras resfriada y harás berrinche toda la vacación.
—¡Papá...!
—Ponte eso.
Ella refunfuño entre dientes, y se puso el chaleco a regañadientes mientras mamá buscaba un taxi. No teníamos auto ahí, así que tendríamos que movilizarnos en taxis y buses. Lo único bueno era que no habíamos vendido nuestra casa, y podíamos estar ahí el tiempo que queramos. Ahí teníamos varias cosas nuestras, como ropa abrigada, trineo para las nevadas y bicicletas.
Ver la casa donde crecí después de casi un año lejos fue melancólico. Dios sabe cuanto extrañe mi casa. Era de una sola planta, enorme y de un estilo predeterminado, como todas las de la zona. Ahí había dado mis primeros pasos, visto mis primeros fantasmas, escapado de casa y siendo descubierta por primera vez. Lo extrañaba mucho.
Giré a ver la casa de los Williams. Anne me había dicho que me vería directamente ahí, y desde que habíamos llegado había desaparecido. Su casa estaba tan vaciá como siempre, seguro cerrada con llave. Aunque Anne tampoco solía estar en casa, saber que alguien estaba ahí le daba cierto aire de... vida en su casa, y ahora que ella estaba sellada a mi, eso había desaparecido.
—Morgs, entra a casa.
Asentí al escuchar las palabras de papá y obedecí. La tía Layla se había encargado de limpiar y dejarnos la casa abastecida. Sabia que al día siguiente iríamos a almorzar con ellos, por lo que me sentía contenta. Abia hablado poco antes de viajar con Ethan, Polly y Gaia, mis amigos en Kalispell. Tenia todo planeado para la primera semana, y de las primera cosas que haría seria ir a casa de mi abuela. La que tampoco habían vendido.
Si, mi familia tenia problemas con vender casas. Aunque en su caso, era pedido de la Alcaldía. Su casa era antigua y habían pedido no derrumbarla, así que no necesitábamos para impuestos y la casa seguía de pie.
Ahí había un diario que debía leer pronto. Necesitaba sabe más de mi abuela y todo ese tema de mi abuelo. Si era Yocteau, podría decir con poco orgullo que me había intentado matar, y sabiendo que era su nieta. Si no era él, podría darle una patada donde más le duele sin pena alguna.
Entre a mi cuarto y mi lance sobre la cama. Extrañaba mucho ese lugar.
Escuche como mamá le decía Kyle que deje por unos minutos su tablet y no conecte su PS4, y recordé como ella repetía lo mismo en esa época. Las nevadas podían ser fuertes, y había riesgo de corte eléctrico. En una ocasión, Kyle había estado jugando y la liza se corto. Las ultimas 3 horas de juego se habían perdido, e hizo un berrinche horrible.
Tome mi celular y le mande mensajes a mis amigos en Florida. La primera en responder fue Holly, quien me deseo un buen viaje y amenazo con una video llamada al menos una vez a la semana. Y antes de bloquear mi celular de nuevo, me llego un mensaje de Ross. Accidentalmente, le había enviado otro mensaje a él
Valkirio Miller: ¿Y a mi qué si llegaste o no?
Desee que cuando volviera, esa actitud conmigo se borrará. Ese chico me estresaba. Entre él y Yocteau, me era más fácil interactuar con Yocteau.
—Morgan, ven a comer algo.
—¡Voy!
Me paré y salí de mi cuarto con toda la energía del mundo.
Conseguiría las respuestas que quería.
—No era necesario que vengas a fisgonear aquí.
—Igual quería hacerlo.
—Te verán como la loca del pueblo.
—Tu fuiste la primera en estar parada frente a la ventana a lo tonto.
—Pero a mi nadie más que tu me ve.
Miré a Anne con furia, y seguí viendo por la ventana.
Cuando salí con rumbo a casa de mi abuela, encontré a Anne después de seis días de no verla. Y fue una gran sorpresa verla parada frente a su casa, viéndola sin mover un musculo. No se dio cuenta cuando me acerque a ella y me pare a su lado. Cuando me acerque más a la ventana, ella dio un salto, pero me ignoró.
Su casa estaba tal y como recordaba, y estaba segura que eso le dolía mucho. Era como si sus padres no hubieran sentido su ausencia. Ella había muerto ahí, y aun así no había pasado nada para ellos.
Gire sobre mi eje y, casi dando un salto por el susto, me encontré con Geraldine y Huge Williams.
Mierda.
—¿Morgan? ¿Qué haces aquí? Pensé que estabas en Florida...
—Si, vine por vacaciones.—explique rápidamente, y observe a Anne. Para mi sorpresa, no hizo puff , sino verlos fijamente. Ella era más parecida a su padre, un hombre de unos 5o años, ojos azules y cabello castaño. Note que ya empezaba a canar.—Vine a ver como estaban por lo de Anne.
Su madre abrió los ojos de par en par.
—Oh, que cortes... Pues estamos bien, aun duele no tenerla aquí... Aunque siento que esta aquí.
Resistí el deseo de ver hacia ella. De cierta forma... tenia razón.
—¿Eras amiga de Anne?—pregunto su padre de forma más directa.
—Si, no eramos cercanas, pero era mi amiga.
Casi escuche los ojos de Anne voltearse.
—Esa niña tenia más sorpresas de las que creía...—Geraldine comento.
—Claro, como si realmente me hubiera conocido.
Voltee disimuladamente a ver a la chica, quien los veía con algo de furia. Aunque podía notar que se sentía triste.
—Esto... Anne es... digo, era una chica complicada, pero tenia un buen corazón. Era gentil, y los amaba mucho.
Sus padres se encogieron un poco, y después de agradecerme e invitarme a entrar, me negué y volví a la acera de mi casa. Ahí, Anne me siguió y vio al suelo
—Gracias.
—¿Ja?
—Tu sabes.
—Pero...
—¿No tenemos que ir a la casa de tu abuela?
Y ahí volvía la Anne que conozco.
Viré los ojos y tome mi bicicleta, la que estaba tirada en el patio y monte para ir en camino. La casa de mi abuela estaba a unos diez minutos en bicicleta, y quería aprovechar que habían limpiado las calles para ir por ese medio. Conocía ese camino de memoria. Fue algo bueno manejar bicicleta después de tanto tiempo, y pensé en conseguir una en Florida. Era bastante útil.
Cuando llegue a la casa de mi abuela, la vi tal y como la recordaba. Ni siquiera la pintura estaba vieja o desgastada. Era como si el tiempo no parará ahí.
Tome las llaves que la tía me había dado y después de dejar botada la bicicleta en el césped, entre. Solo quedaban algunos muebles grandes o que ninguno de los hijos de mi abuela había querido. No tenia ni una pizca de polvo gracias a la Alcaldía de Kalispell, y ni siquiera las maderas sonaban ahí.
Me tome la libertad de ver más a detalle el lugar.
La cocina, el escritorio, la biblioteca, la salita de estar... Todo ese lugar había sido recorrido por mi desde que era pequeña. Y fue lo mismo en el segundo piso. Incluso encontré unos dibujos en la pared que Beck y yo habíamos hechos. Quedaban pocas fotos suyas, y de las que había en la pared que la mostraban cuando era joven solo me reconocía a mi misma.
Realmente eramos parecidas.
Según lo que la tía Layla había dicho, su diario estaba dentro de la mesa de noche, en su cuarto. Me sorprendió ver que hasta su cuarto estaba arreglado y la cama tendida.
Me acerque a la mesa de noche, y abrí el cajón. Sentí mi corazón saltar al ver ese pequeño cuadernito de tapa de madera, con un candado roto y una "I" en letra estilizada en la tapa. Las ansias por leerlo me inundaron y sentí picar mis dedos. Estire mi mano, y por ridículo que suene, incluso temblaba un poco.
No podía esperar más.
Saber como pensaba, que decía y que vivió mi abuela era algo que necesitaba saber. Ese diario lo tenia desde que ella tenia unos 15 años, un año más joven que yo.
Abrí una página al azar, y leí con desesperación
"Suena raro, pero ¿No se vería mejor Paul Newman en un vestido de encaje rojo?"
Ok, eso no era lo que esperaba.
Fruncí el ceño y leí a la rápida algunas paginas. Sólo hablaba de artistas, lugares que le habían gustado y chicos. Nada de espíritus, Guías o Valkirias.
Maldije al aire y, antes de que lo guardará y me rindiera, Anne apareció de nuevo.
—Morgan, esta separado en dos partes.
—No es cierto.
Anne viró los ojos y movió las paginas, pasando de unas rayadas a unas negra con cuadritos.
—¿No que no?
Ignoré la mirada de sabelotodo que tenia y leí la primer página
"Hoy tuve mi primera misión sola. Fui a Buffalo Hill, donde un hombre fue enterrado y nadie lo busco. Su aura era negra, y tuve miedo. Gracias a Gea, logré sellarlo y guiarlo a la luz. No es tan malo tener un Guía original, ¿no?"
Eso. Eso era lo que buscaba, La parte del diario que había espantado a mamá, y que mi tía consideraba una historia de niños. Las siguientes páginas eran iguales, misiones, reuniones, y así. Confirme lo que Leo había dicho: habían Guías que estaban ayudando a las Valkirias y Shinigamis en ese momento. Siempre había uno con ellos cuando iban a misiones.
Pero nunca mencionaba a Yocteau.
Había pasado una hora, y estaba terminando su diario. No sentía que había sido una perdida de tiempo, pues había conocido otra faceta de mi abuela. Habían cosas en común que ella había vivido y yo también al enterarme mi verdadero potencial.
Anne había desaparecido hace tiempo, así que supuse que había vuelto a su casa. Cuando pase la fecha y leí el contenido, casi me da un paro. Y esa vez, con razón.
"Hoy logré quitarle su Valknut a Ques. No fue fácil. Corrí por casi 2 horas en el bosque esperando que no me atrape, pero creo que no lo intento realmente. A veces creo que le agrado más de lo que le gustaría aceptarlo"
Su nombre me sonó, muy raramente. No era un nombre común, pero sentía haberlo escuchado antes. Las últimas páginas eran sobre él, su amistad y el tiempo que estaban juntos.
Fueron la últimas entrada la que me hizo entender que los más seguro era que él sea mi abuelo.
"La vida tras un Guía es muchísimo más complicada de lo que cualquier esperaría. No importa como lo vea, ni cuantos años parezca tener. Ques siempre será un ser sobrenatural, alguien que vivió más tiempo del que me gustaría aceptar, y sabrá más cosas de las que algún día aceptará. Y aún así, notó el esfuerzo que hace para estar conmigo, para salir a hacer frente a otros seres vivos, para ser más humano. Se pelea con los suyos por mi, e incluso escuche como lo amenazaban con exiliarlo. Pero el siempre afirma que entre nosotros, los Guías y humanos con dones, puede salir algo bueno. Él cree que nosotros no somos diferentes, que podemos ser más de los pareciera. Y yo creo en él."
Cuando cerré el diario, recién le tome atención a lo que sucedía a mi alrededor. Entre eso, las llamadas de mi celular y la inesperada tormenta de nieve que chocaba contra la ventana.
—¿Mamá...?—pregunté después de devolverle la llamada
—¡Morgan Seren Knight! ¿Tienes idea de que tan preocupada estaba? Te llame cerca de 15 veces, no puedo creer que seas tan irresponsable...
—Perdón mamá... no escuche mi celular. Pediré un taxi.
—No, será peligroso. La nevada continuará hasta la noche, ¿Hay electricidad en la casa de mamá?
Me acerque al interruptor y después de intentar, dije—Si.
—Quedate ahí. Saca frazadas de la alacena del cuarto de invitados, y pide comida. Aquí te pagaremos. Ni bien sean las 8, vienes a casa.
—De acuerdo. Perdón, ma.
Escuche como ella suspiraba.—No te preocupes. Solo me preocupaste... Te amo, nos vemos mañana.
Colgué y obedecí todo. La comida tardo en llegar muchísimo más de lo que esperaba, pero al menos llegó. Aunque no pude evitar sentir que el repartidor de pizza me vio feo. Cuando termine de comer, me envolví en varias mantas y me acosté.
Sentía paz ahora que entendía que Ques fue mi abuelo, y Yocteau no. Aun me quedaban más preguntas, como saber que había sucedido con Ques. Los Guiás era inmortales, y por como parecía ser él, dudaba que la dejará así nada más, con tres hijos.
Pero eso averiguaría luego. Quería disfrutar un poco la oportunidad de tener conocimiento sobre mi familia.
Para empezar, mil disculpas 😢
Estuve más de un mes sin actualizar. Necesitaba un respiro de Wattpad y redes sociales, pero ya estoy como nueva :3 las actualizaciones vuelven hoy.
¿Qué les parecio el descubrimiento de Morgan? ¿Que opinan de Irina y Ques? ¿Donde estrará Yocteau? Poco a poco, Morgan descubrirá la realidad detrás de los Guías espirituales :3
Nos leemos la siguiente semana
Bre.
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