10. La canción de Holly
—¡No, no, no! ¿Por qué Laertes estaría triste por tener que matar a Hamlet? ¡El asesino a su padre, su hermana murio enloquecida de amor por él!
Sawyer y yo veíamos de reojo, entre las filas del teatro, como Holly gritaba a cada uno de nuestros compañeros por cada mínimo detalle. Sabia que yo, como directora, debia ser estricta, pero ella me estaba robando todo ese mérito.
—Creo que le emociono un poco la idea de actuar en Hamlet...—comento Sawyer
—¿Lo crees? Tengo miedo de decirle que pasemos de escena, capaz me lanza un zapato.
—Parece chiste, pero la vi hacerlo antes.
De manera muy graciosa, Sawyer parecia tenerle más miedo que yo a la pequeña pelirroja.
Las ultimas dos semanas de clases habíamos ensayado la obra y organizada escenografía. Fue más sencillo que de lo que esperaba, y el guion hecho por mamá y el resumen de Ross habian funcionado de maravilla. Estabamos a cinco días de la presentación, y teniamos todo listo... Si quitábamos que Holly parecia haberse vuelto una general espartana.
Me puse de pie finalmente y me acerqué al escenario. Algunos de los actores estaban ya molestos por su actitud, debia detener esto.
—Bien, bien... ¿Qué tal si descansamos? Parece que estamos algo cansados.
—¿Algo cansados? —pregunto Hank, el actor de Hamlet—Parece que la locura de Ofelia se le pegó a Holly.
Holly le lanzo una mirada asesina, pero no respondio. De hecho, notaba que le costaba respirar y su rostro estaba algo pálido.
Le puse la palma de mi mano en su frente, y supe que estaba enferma. Hervia, y parecia que queria caer dormida.
—Profesor Sawyer, Holly esta con fiebre.
Sawyer salio de su escondite, y se acerco a verla. Hizo lo mismo que yo, y después de hacer una mueca dijo—La llevaré a la enfermería. Sigan con el ensayo... Morgan, ¿Podrías cubrir a Holly por hoy?
Asenti y los vi alejarse hasta que a puerta del teatro se cerró. Solté un suspiró y dije—Bueno, vayamos al acto III.
Estoy con 39° de temperatura, no podré ir a clases por hoy. Me cuentas como les va, ¿vale? Que tengas un buen día. Holly
Ese mensaje había sido el único indicio de que Holly seguia viva.
Después de ensayo, había ido a la enfermería para verla, pero no estaba ahí. Luego me enteré por Zac que ella se había ido a su casa después de que sus padres la recogieran. Habia intentado llamarla por la tarde, más celular estaba apagado.
Me gusto ver que ella estaba bien, pero no me quitaba la inquietud por verla.
Por eso, después del ensayo, pedí permiso a Sawyer para irme temprano para ver a Holly. Sawyer no tuvo problema con ello, y fui directamente a tomar el autobús UCF. Tenia un as bajo la manga, y ese se llamaba Ross. Mi hermana y él compartían los mismos horarios de clases, y sabia perfectamente que Beck tenía clases hasta las 2 de la tarde hoy.
Si queria que mi plan se cumpla, debia dar encuentro a Ross ahí.
Llegué a UCF y prácticamente corrí hasta su bloque. Llegue a tiempo cuando estaban saliendo
—¡Ross! ¡Hola!
El chico, quien estaba en medio de varias chicas, hizo una mueca. Era notorio que no esperaba que estuviera ahí, ni que le hablará.
Y yo iba a usar eso a mi favor
—¿Qué haces aquí, Morgan? —pregunto Beck acercandose.
Eso hermana, ayúdame
—Esto... Yo había quedado con Ross para vernos y que me ayude con una parte del libreto que me pidieron mejorara...—explique mirando al suelo
—¿Qué? —preguntaron Ross y mi hermana al mismo tiempo.
Las miradas de los presentes cayeron sobre él, y yo di mi mejor mirada avergonzada.
—¿Por qué no me pediste a mi o mamá? —pregunto Beck
—Bueno, yo no queria molestarlas...
Beck abrio sus ojos un poco y miro con el ceño fruncido a Ross. Estaba funcionando, me estaban creyendo.
—N-no importa, si lo olvidaste no hay problema, no creo que quieras pasar más tiempo con una niña como yo...
Varias miradas cayeron sobre Ross, algo molestas y luego volteaban hacia mí, apenadas. Mi plan de fingir que me había dejado plantada funcionaba a la perfección, y lo supe cuando el chico cerro los ojos y luego cambio su semblante por uno más empático
—Oh, no fue mi intención Morgan... En realidad, se me paso por completo, me olvide que día era hoy. Vamos, te ayudaré ahora mismo.
Con eso, se acerco y me tomo del brazo con algo de fuerza para jalarme. Sonrei de oreja a oreja y gire para gritar—¡Adiós hermana, nos vemos en casa!
Beck agito la mano a modo de despedida y cuando nos alejamos lo suficiente, me dejo ir y me encaró
—¿En qué demonios estabas pensando? ¿Qué pretendías? —pregunto con voz borde
—Quiero que me lleves a tu casa.
Ross parecio tardar en comprender; abría y cerraba su boca como si quisiera decir algo, pero no lo logrará. Cuando parecio entender el motivo, se quito sus lentes y froto los ojos.
—Estas locas.
—Lo sé.
—¿Todo esto por mi hermana? ¿Cuánto tiempo la conoces, 3 o 4 meses?
Fruncí el ceño—Es mi amiga. El que tú seas antisocial no implica que yo o ella debamos serlo. —respondí—Ahora llévame a tu casa sino quieres que vuelva donde mi hermana y sus amigas, y les diga lo mal que me trataste y todo tu plan de evitar ser social se derrumbe.
Ross lanzo una clase de gruñido, y abrio la puerta de su auto de golpe—Entra de una vez.
Una hora después, estabamos en Lake Nona. En realidad, no era lejos de mi colegio o casa, pero el lugar donde se encontraba su casa era un condominio residencial. No habian más de 10 casa enormes ahí, y si queria ir sola hubiera sido problemático.
La casa de los Miller era una de las más grandes que había visto en mi vida. Parecia una mansión, y a pesar de eran solo 4 personas, parecia sobrar espacio. Las veces que había ido ahí era de noche, y de día se la veia más majestuosa.
Ross me llevó hasta el cuarto de Holly, y después de tocar la puerta y no tener respuesta, vi a su hermano preocupada
—Ross, ella...
—No sé, acabo de llegar, genio—respondio de mala gana—Mañana va estar bien, te preocupas de sobra.
—Pero...
—Sino esta aquí, debe estar en su sala de descanso.
—¿Sala de descanso?
—Si, todos tenemos una.
Si, la casa era ridículamente grande.
—Bueno, ¿Dónde está la suya?
Ross se acerco a una ventana y señalo un solario—Ahí, debes bajar las gradas y caminas por el corredor izquierdo.
Con eso, el giró y se alejó. Escuche después de unos minutos una puerta azotarse y supe que no me ayudaría más.
Camine por donde el me dijo, sin encontrarme ni un alma -literalmente-en el camino, y cuando estuve frente a la puerta del solario, toque un par de veces
—Pasé.
Me alegré al escuchar su voz, y abrí la puerta para encontrarme con un cuarto iluminado e inmenso. Tenia sillones modernos, una televisión y, en medio, un piano de cola. Lo que me llamo la atención fue una barra de ballet a un costado, pero esta parecia estar sucia y sin cuidar.
—¿Morgan? ¿De cómo llegaste aqui?
Sentada en el banquillo del piano estaba Holly, vestida con un buso negro y con su cabello amarrado en una cola mal hecha. No estaba tan palida, y parecia tener mejor semblante. Aunque por algun motivo, parecia estar triste. Su misma aura estaba gris clara.
—Extorsioné a Ross para venir. —explique riendo—Me preocupe al no verte y queria saber cómo te sentías.
Holly sonrio con ternura—Gracias Morgan. Estoy mucho mejor, mañana asistiré con normalidad a clases.
Me acerqué un poco a ella y me animé a preguntar—¿Tocas el piano?
La pelirroja vio el piano y toco algunas teclas al azar—Un poco, aprendí cuando era pequeña, antes de comenzar mi entrenamiento con Guía. Hacia ballet y aprendí a tocar algunas canciones.
Eso explicaba la barra del rincón. Después de unos segundos, empezo a sonar una melodía bastante linda, y no pude evitar tararearla.
—Lo extraño.
La vi algo confundida—¿El piano o...?
—Hacer ballet—respondio levantando la mirada, y dándome la mirada más triste que vi en tiempo.
—¿Por qué lo dejaste?
Holly lanzo una risa sin gracia—No lo deje. Mis padres me obligaron a dejarlo, no querían que nada me interrumpiera para ser una buena Guía. Me dejaron el piano por pura suerte, creo yo.
El semblante de mi amiga se hacía más sombrío, y ella se concentró en el piano
—A veces creo que tienes suerte por no haber tenido que pasar por el entrenamiento de las Valkirias. —comento—Suelen ser muy estrictos y tradicionales. No hay nada que pueda estar por encima de nuestra labor. No tienes derecho a soñar.
—No es tan bueno ser una Valkiria sin alguien quien te guie—dije intentando mejorar su humor—Durante mi infancia realmente tenía miedo de ellos, no sabía qué hacer.
—Pero lo soportaste—ella interrumpió volteando y dándome atención—Hay niños que no lo soportan, y el don los deja porque no sobrevivirían. Vos lograste aguantarlo sin necesidad de ello... Me habría gustado ser así.
No dijimos nada por varios minutos, y ella volvió su atención al piano para volver a tocar aquella melodía.
—Es Pas de Deux, de Tschaikovsky. Fue una de las piezas de pude bailar antes de que mis padres dijeran que no podía seguir con el ballet. La versión original era parte del Lago de los Cisnes original, pero la cambiaron porque a la bailarina no le gustaba como era, así que creo esta, aunque no la tomaron en cuenta. Me gusto la historia y decidí bailarla para esa función de la Academia. Después de ella, mis padres me dijeron que no volvería a bailar.
—Es por eso que te emocionaste tanto en el teatro, te gusta ese tipo de cosas.
—No es ballet... Pero estar sobre un escenario es valioso para mi. —explico Holly—Creo que me emocione mucho, ¿no? Deben creerme una bruja.
—Te llamaban la verdadera directora de la obra.
—Perdón.
—No, ni me preocupa—respondí riendo mientras me sentaba en un sofá—En realidad, odio ser directora. Elegí ese rol para evitar actuar.
Holly rio un poco, y me alegre por ver que había mejorado su humor. Siguió tocando y me quede viéndola, concentrada en sus dedos y su expresión tan tranquila.
Había algo que me entristecía en Holly, en especial ahora mismo.
Parecía alegre por fuera, si estaba fuera de su casa ella sonreía y brillaba. Dentro de ese lugar parecía estar más seria. Y sabiendo lo de sus padres y su sueño de ser bailarina de ballet, entendía el porqué.
Holly era una persona que tenia un aura brillante, esplendida, una energía que te contagiaba a reír y olvidarte de lo malo, cuando por dentro ella sufría por no ser quien ella deseaba. Sus sueños habían sido enterrados tras un don que ninguna de las dos pedimos. Esa triste melodía que tocaba ahora mismo era un recuerdo constante de lo que no podía ser.
Cuando dieron las cinco de la tarde, Holly llamo un taxi y me acompaño a la puerta.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Lo que gustes.
—¿Ross tuvo que dejar algo para ser un Shinigami?
Holly pensó un poco antes de sonreír un poco—Bueno, él siempre estuvo orgulloso de nuestro don. Nunca lo vi quejarse ni menos... Pero creo que lo único que el no pudo hacer fue seguir las enseñanzas de la señora Axel, tu abuela.
—¿Mi abuela? —pregunte sorprendida—¿Se conocían?
—Yo no, era pequeña cuando ella vino. Ross pasó mucho tiempo intentando seguir su manera de sellar, y cuando murió el dejo esa atrás para hacerlo a la manera tradicional.
Me estremecí al recordar eso. El fantasma de aquel chico sufriendo mientras Ross, sin piedad, lo mandaba al otro mundo. Ese era el modo tradicional, según los Miller y varios guías, según entendía.
—¿Cómo es el método qué seguía ella?
—Era parecido al tuyo. Hablaba con los espíritus, intentaba hacerlos pasar en paz, sin nada de lo que puedan arrepentirse. Es algo que varios Guías intentaron, pero pocos lo logran; suelen ser muy tercos, lo sabes.
Asentí y volvimos a caminar en silencio hasta que pasamos por la sala principal.
—¿Qué haces levantada, Holly? Deberías descansar, no puedes faltarte más a la escuela...
Holly y yo vimos hacia las escaleras, para encontrarnos con una señora de cabello pelirrojo y ojos cafés. Entendí rápidamente que era la madre de Holly, era idéntica a ella. Además, mi amiga trago en seco
—Mamá, una amiga vino a prestarme sus cuadernos para copiar las tareas y...
—¿Irina?
La mirada atónita de la señora Miller cayó sobre mí, como si fuera un fantasma -irónicamente-. Era común para mi que algunos amigos de mi abuela me dijeran que era su copia, pero en este caso fue distinto. Era como si ella realmente temiera que mi abuela siguiera viva.
Me dio una pésima espina.
—No, señora. Soy su nieta, Morgan Knight.
La señora Miller me vio por unos segundos antes de desviar la mirada al suelo.
—Disculpa, eres... muy parecida a ella. Un gusto conocerte, mi nombre es Gillian, la madre de Ross y Holly.
Hubo un tenso silencio, en el que Holly movía sus pies de manera nerviosa hasta dijo—Bueno, el taxi llegará pronto. Vamos, Morgan.
Asentí y giré a ver a la Gillian—Hasta luego, señora Miller.
Ella asintió con brusquedad y se quedo en su lugar quieta mientras salíamos de su casa. El taxi ya estaba afuera, y Holly me abrazo—Gracias por venir, y lamento lo de mi madre... A ellos no les gustaba el método de sellado de tu abuela. Por eso se pone así cuando se trata de algo de tu familia.
—No te preocupes, supongo que es comprensible. —respondí
Holly me vio unos segundos y dijo—Gracias por ser mi amiga, Morgan. Realmente te atesoro.
Un pequeño calorcito creció en mi pecho y no pude evitar sonreír—Hasta mañana Holly.
Me subí al taxi y le di la dirección para partir, y al alejarme vi a Holly parada observando al taxi.
Me alegraba haber visto y escuchado esto de Holly, pero no podía parar de tener ese mal presentimiento de los padres de Ross y Holly. Algo en la mirada de su Gillian me decía que, si mi abuela siguiera viva, no le gustaría, y que no le gustaba en absoluto ver que su nieta estuviera cerca de sus hijos.
Y para ser sincera, eso no me podría interesar menos. No me alejaría de Holly, y me guste o no, tampoco me podía alejar mucho de Ross.
Deshacerse de esa Axel seria un gran problema para ella, de eso estaba segura.
Llegue a casa y agradecí profundamente que nadie de mi familia estuviera ahí. Papá estaba trabajando, mamá había conseguido un trabajo en una editorial, Beck tenia clases extras y Kyle tenia un trabajo grupal en la casa de uno de sus compañeros. En cuanto abrí la puerta, me encontré de frente con Anne, con sus ojos abiertos como dos huevos y una expresión preocupada.
—¿Qué pasa? —pregunte preocupada
—En tu cuarto hay como seis gatos y un maldito cuervo. No quieren salir, no importa que tantas almohadas les lance. Y me molesta que ellos puedan verme, es incómodo.
—¿Incomodo que puedan verte? Incómodo para los que ves y ni saben que estas ahí—me queje dejando mi mochila en el suelo—¿Hace cuánto que están ahí? ¿No deje comida en mi cuarto?
—Nada, revise cada rincón. Además, ¿Qué rayos tendrías en tu cuarto para que un cuervo este ahí? —pregunto
Me estremecí ante la idea de tener un ratón o algo así. No tuve más opción que subir, debía sacar a los animales de ahí.
Anne me seguía de cerca, y cuando estuve frente a mi cuarto ella traspaso la pared. Unos segundos después, volvió y dijo—Siguen ahí.
Abrí la puerta y me encontré con los seis gatos sobre mi cama, y el cuervo en el alfeizar de mi ventana. En cuanto me vieron, los gatos maullaron y se acercaron a mí. Algunos se restregaron contra mi pierna, y otros solo me veían de lejos. Me sorprendió ver que cuatro de los seis tenían collares, y los otros dos no parecían callejeros. ¿Gatos hogareños en mi casa? Eso era algo raro.
Me agache y acaricie a algunos, y les dije—¿Qué hacen aquí, pequeños? ¿Tienen algo para mí?
Maullaron otra vez en coro, como si se quejarán de todo lo malo que sucedió en sus casas. El cuervo no dijo nada, se dedicaba a ver todo lo que hacía. El era el que más me preocupaba, en realidad.
—¿Podrían irse, por favor? —pedí entre risas
Fue una sorpresa cuando ellos maullaron un poco más y se acercaron a mi ventana, y uno que otros a mi puerta de mi cuarto. Debíamos cerrar la puerta del patio trasero.
El cuervo se mantuvo viéndome por un rato más, y luego aleteo para irse. Anne vio la escena anonadada
—¿A poco ahora puede hablar con los animales también?
—Eso es ridículo Anne.
—Dice la chica que ve fantasmas y habla con uno ahora mismo.
—Ok, eso fue un golpe bajo.
—Lo es—respondió con orgullo y se acerco a la ventana—EL gato negro era de la casa que está en frente...—comento viendo alrededor, y luego vio al techo de mi casa—Oh, creo que tienes un problema.
—Ay no, ¿un hipopótamo o qué?
—Bruta. El cuervo esta en el techo, y no se mueve.
Me acerqué a donde estaba ella y vi al cuervo, sentado en las tejas.
Esperaba que papá no lo viera. Me daría pena ver a papá sacarlo a base de zapatazos.
—Déjalo, se ira en algún momento.
Anne lo vio unos segundo más mientras yo volvía a mi cuarto y me cambiaba de ropa.
—¿Te digo algo estúpido?
—Dispara.
—Este cuervo... me hace recuerdo a Yocteau.
La vi sin entender—¿Qué?
Ella viró los ojos—Si, se que suena raro, pero hay algo en su mirada que me hace recuerdo a él. Llámame loca, aunque como fantasma tengo una mejor percepción de eso que vos.
—¿Qué haría Yocteau aquí, y como rayos podría haber encontrado mi casa? —pregunte con arrogancia
—No sé, preguntémosle—ella respondió riendo, saco su cabeza por la ventaba y dijo—¡Hey, Yocteau! ¿Por qué acosas a Morgan?
Para mi sorpresa, el cuervo grazno fuertemente. Anne se quedo en blanco y me vio de reojo—Eres rara, realmente cosas extrañas pasan a tu alrededor.
—Bien, entiendo que ser rara y ver fantasmas están inevitablemente unidos. Pero esto ya no.
Anne no respondió más, y agradecí ello.
No quería aceptarlo, pero ella tenía razón. Ese cuervo tenia un aura parecida a la de Yocteau, y me daba mucho miedo pensar en el motivo por el que ese cuervo estaría tan cerca de mí repentinamente.
¡Holi!
Aquí el nuevo capítulo de Luminiscencia :3
¿Qué les parecio esta pequeña historia de Holly? ¿Qué opinan de la reacción de Gillian al ver a Morgan?
¡El siguiente capítulo será el jueves! (Si puedo antes, mejor xd)
Nos leemos.
Bre.
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