1. Al otro lado del país
—Un poco más a la izquierda. Si, así. Ahora si se ve bien.
—Exageras Anne. Es un video corto.
Anne me observó de reojo y tragué en seco. —Nada de video corto. Si haces algo, debes hacerlo bien. Ordenaste tu cuarto en un día solo para esto.
—No fue solo por esto...
—Cállate y filma de una vez.
Bajé la mirada y me miré por última vez en el espejo. Después de sacar cosas de cajas, mover muebles y acomodar mi ropa me di cuenta de que yo, literalmente, era un desastre. El moño que me había hecho por la mañana estaba deshecho, mi piel sudada y mi ropa estaba sucia. Mudarnos de estado había sido de las cosas más cansadoras y estresantes que había hecho en tiempo.
—Tomaré una ducha antes; necesito refrescarme antes de grabar. —Comenté parándome.—Si no parecerá que caminé todo el camino de Kalispell a Orlando a pie.
Anne rió y se acercó a mi armario. —Bien, en ese caso revisaré un atuendo para...
—Morgan, mamá pregunta si prefieres pizza o hamburguesa-
Anne calló inmediatamente cuando Rebecca entró a mi cuarto, y me observó, atenta a mis movimientos. Yo me limité a no ver hacía ese lugar, sonreí y dije: —Pizza, pero denme unos minutos. Me bañaré y luego grabaré un video corto.
Rebecca asintió y cuando estaba por salir, preguntó: —¿Estabas hablando con alguien?
Miré mi celular, lo suficientemente lejos como para que no me creyera. Me encogí en hombros y dije. —Ya sabes Beck, habló sola para no olvidar las cosas.
Excusa pobre, pero sirvió lo suficiente para que ella saliera sin preguntar más. Anne empezó a carcajear.
—Rayos, nunca me aburro de esto. Eres una mentirosa profesional.
—No digo mentiras, solo... evito la verdad.
—Es lo mismo, tontita. Ahora ve a ducharte y yo prepararé tu ropa.
Mi deseo de lanzarle una almohada se fue tan rápido como llegó, sabía que no serviría. Después de todo, un fantasma no podía ser golpeado, pero si podía golpear. Irónico, ¿no?
Tomé unas toallas y cerré la puerta para darme una necesaria ducha.
Mi nombre es Morgan Knight. Tengo dieciséis años, dos hermanos y una amiga muy particular, porque es un fantasma. No, no estoy loca, aunque de pequeña si me llevaron al psicólogo por eso. Desde que tengo memoria puedo ver fantasmas y algunos de ellos se quedan conmigo por unos días. La única persona con la que compartía este "don" y manteníamos una unión especial por eso era mi abuela, Irina. Ella murió por un paro cardíaco, dejándome sola y con un secreto que proteger. Tenía pocos recuerdos de ella, porque solo tenía cinco años cuando ella murió. De las pocas cosas que recordaba era que decía que cuidar el collar que me había regalado al nacer, y que de esa manera otras personas con este "don" me encontrarían y que con ellos la pasaría bien, podría encontrar más personas como yo.
Lamentablemente, lo perdí el día en el que ella murió.
Tal y como ella había dicho, no encontré a alguien como yo; después de unos años creí que eso era una mentira para que no me sienta tan diferente. Con el tiempo aprendí a vivir con ellos; no podía ignorarlos, pero tampoco podía simplemente hablar deliberadamente con el aire. Anne lo había dicho, era una mentirosa profesional, era capaz de fingir que todo estaba bien, aunque estuviera rodeada de ellos. Era interesante verlos. Muchos de ellos solo querían hablar, y luego desaparecían. Otros, los que habían muerto de una manera trágica, solo se quedaban en un lugar, esperando algo que nunca llegaba a entender.
Cuando me mudé de Kalispell los cerca de cinco fantasmas que estaban cerca mío siempre desaparecieron y solo Anne se fue conmigo, aun cuando creía que ella se quedaría con su familia.
Anne Williams solía ser mi vecina, hija única de dos padres que pasaban la mayor parte del tiempo fuera de casa. Ella era una chica popular en nuestro colegio y casi siempre estaba fuera de casa, en fiestas o bares. Era un año mayor que yo, pero nunca hablábamos mucho. Mis padres siempre estaban preocupados por ella, y en realidad no le prestaba atención. No hasta una mañana hace seis meses, cuando unas sirenas hicieron que despertará media calle. Me paré con pereza, y cuando me acerqué a mi ventana, que esta estaba frente a la casa de los Williams. El auto de sus padres estaba en la puerta y una patrulla llegó. Mis padres salieron de casa dejándonos a Beck, Kyle y a mí en casa, esperando que volvieran
—Anne Williams murió esta mañana, aparentemente llegó... pasada de copas y sé bronco aspiró en su cama mientras dormía.
—¿Bronco aspiró...?—preguntó Beck claramente confundida.
—Se ahogó en su vómito.—expliqué sin mucho interés
Mis padres me dieron una mirada de advertencia y luego mamá dijo lo que pudo fácilmente haber ocasionado un paro cardíaco a Beck de no ser porque aún seguía con la imagen mental de alguien ahogándose en su vómito: No más fiestas durante un tiempo. Mi hermana hizo un drama tremendo por varios días, pero se calmó y decidió lo más lógico para ella: escaparse de casa. Me pagaba veinte dólares cada vez que escapaba con la condición de cubrirla.
Fueron los doscientos dólares más fáciles que gane en mi vida. Incluso Anne, quien había notado en ese momento que podía verla y había decidido quedarse conmigo, me ayudaba a acomodar las almohadas para poder simular la forma del cuerpo de Beck.
"¿Realmente crees que eso parece una cabeza? Arregla esa almohada, si no, no tiene forma... Si, así." ella me decía mientras acomodaba las cosas para fingir que era su cuerpo. Era irónico, tomando en cuenta que ella era la razón por la que mamá había prohibido ir a fiestas a Beck
Después de la ducha, salí y me encontré con mi ropa sobre mi cama, una blusa naranja con un jean blanco, pero Anne no estaba cerca. Me vestí rápidamente y me peiné una media cola, me puse un poco de rímel y labial rojo.
—Tus padres están pidiendo pizza ahora, Beck está literalmente hundida entre sus cajas buscando algo y Kyle está viendo televisión.—avisó volviendo a mi cuarto. Me observó de pies a cabeza y asintió.—Bien, ahora si te ves bien.
Reí un poco y acomodé un banco frente a la cámara.
Como estudiar y ver fantasmas no me daban dinero extra, hace unos dos años había decidido tener un blog en el que en un principio hablaba sobre moda, series, contando historias y daba mi opinión sobre algunos temas. Por suerte con el tiempo había conseguido fama y ahora tenía mi canal de YouTube, y ahora les debía un video mostrando como había quedado mi nuevo cuarto.
Anne se paró tras la cámara como si fuera la camarógrafa y toco el botón.
—¡Hola, pequeños cybernautas!—saludé sonriendo. —Soy Seren, y en este corto, muy cortito video, les mostraré mi nuevo cuarto. Como saben, antes vivía en Montana, pero por cuestiones de trabajo mi padre fue transferido y terminamos en Florida. Gran parte de mis cosas llegaron, pero aún faltan unas cuantas así que cuando lleguen con gusto publicaré las fotos actualizadas.
Tomé la cámara y mostré todo mi cuarto explicando cada detalle, incluyendo el hermoso balcón que me había tocado tras una ardua batalla de piedra, papel o tijera con mis hermanos. Una vez acabe, me despedí y edite rápidamente gracias a Anne, quien me daba consejos y lo comencé a subir
—Aún no puedo creer que seas Seren, ¿sabes? Siempre fuiste mi vecina la rarita. Ahora eres mi vecina, la que me ve aún estando muerta y una youtuber reconocida.
—No soy reconocida.
—Lo eres, tienes cerca de 350 mil suscriptores.
Reí sin gracia y me estiré con pereza.
—¡Morgan, la pizza llegó!—chilló mi mamá.
Me paré y dejé a Anne sola. Antes no nos tomábamos atención, así que cuando los primeros días Anne había descubierto que era Seren, una de sus youtubers favoritas, no pudo evitar sorprenderse de manera muy cómica. Algo que casi hace que me de un ataque de asma de la risa, pues desde pequeñas erámos vecinas y ella no había notado en absoluto que yo era Seren.
Al llegar a la planta baja, me encontré con Kyle en medio de las cajas con su celular en su nariz, sin prestar atención a lo que suceda a su alrededor. Kyle era mi hermano menor, de tan solo diez años. Normalmente ese era su estado natural: jugando en línea y sin ver alrededor. Beck era mi hermana mayor quien tenía 22 años y estaba en su último año de universidad, estudiando Literatura y eso por pedido de mi madre, Diane Axel, quien antes en Kalispell era docente ahí. Estaba segura de que, si no fuera por ella, Beck quizá no habría estudiado nada.
—¿Terminaste con tu videíto, Morgan?—pregunto papá.
Papá era el actual jefe de Traumatología en el Hospital militar de Orlando, Parker Knight. Gracias a ello habíamos cambiado de estado, y no me molestaba eso. Un cambio nunca es malo.
—Sí, está todo listo.—respondí sentándome en la barra de la cocina—¿Y Beck?
—No encuentra su cargador.—mamá respondió.—Está casi hundida entre sus cajas-
Beck entró a la cocina con mi cargador en su mano y se sentó frente a mí-Mi cuarto es un desastre y tengo flojera de seguir buscando, así que préstame el tuyo-declaró
-Hiel Hitler!
Beck me sacó el dedo del medio y mamá nos dio un golpe en la cabeza a ambas
—Basta, dejen de pelear. Coman antes de que se enfríe, ¡Kyle, ven!
Mi hermanito entró a la cocina unos minutos después y dejo su celular en la caja anti-tecnología, una caja de zapatos donde se exigía que al entrar se dejen los aparatos electrónicos para comer en paz. Comimos hablando un poco sobre la mudanza y nuestros nuevos planes.
Mamá iba a dedicarse a organizar la casa y luego buscaría algún trabajo.
Papá trabajaría en el Hospital Militar.
Rebecca terminaría su carrera, y si teníamos suerte encontraría que hacer de su vida.
Kyle y yo empezaríamos a asistir a clases a mediados del año escolar.
Nada podría salir de nuestra pequeña rutina, ¿no?
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