El regreso de la princesa.
Hoseok.
Dos años, han sido dos largos años desde que se fue al inframundo, al comenzar su adolescencia como hijos del señor oscuro, deben tomar una especie de entrenamiento para poder aceptar sus dones oscuros, sus poderes provenientes de la oscuridad. Todos los hijos de los anteriores reyes lo habían tomado a su tiempo y con ellos no fue la excepción, se conoces grandes y divertidas anécdotas de como Daren el hijo mayor causo cierto terror por su carácter en algunos de los entrenamientos. No fue hasta que mi señora Ashla bajo para calmar ese temperamento que se pudo controlar la situación.
Yaak en cambio fue un erudito, obediente y hábil, pero algo lento en cuestiones físicas, pues la teoría se le daba mejor que la práctica, aun asi logro sorprender a mas de un lord del inframundo obteniendo innumerables ofertas de unir sus familias con el segundo hijo del señor oscuro.
Ahora fue el turno de Rawa, la única mujer de los actuales emperadores, curiosa, inteligente y ágil, aun no sabemos como le fue en su entrenamiento, pero parece que no hubo mayores percances en su estadía, nos informaban de vez en cuando y su alteza iba a visitarla mas seguido que con sus dos hijos, es entendible de poder hacerlo también me hubiera encantado visitarla.
Es mi pequeña princesa después de todo.
Desde que nació resulto bastante apegada a mí, su llanto se calmaba tan solo cargarla, su enojo mejoraba si charlaba con ella, me volví su ángel protector y mi lealtad se inclinaba hacia ella en todo momento. Era imposible no ser atraído por su personalidad traviesa y por su impasible forma de actuar.
El palacio oscuro fue adornado para su regreso, sus hermanos se encargaron de toda la decoración mi reina del banquete, el señor oscuro incluso libero su agenda para este día, su pequeño orgullo su última hija volvería ahora como una mujer capacitada en las artes del inframundo.
—¿Ya vieron que sus bocadillos estén? —Ashla caminaba con prisa hacia el circulo de invocación —ella estará feliz de todo lo que le prepararon de eso estoy segura.
—Mi señora la joven Rawa es una señorita muy gentil, ella estará feliz con tal solo regresar al lado de su familia.
—Lo se Vilma, por eso quiero que todo este perfecto, ella se merece que todo lo este.
—No podría estar mas de acuerdo —me acerque para dar una reverencia —mi reina —mire a la paladín — Vilma.
—Siempre tan oportuno Hoseok —Vilma siempre a la defensiva.
—Hobi —mi señora me abrazo —¿Cuándo volviste?
—Hace nada, no podía perderme la llegada de la pequeña princesa.
—A ella le encantara verte sin duda —acaricio mi rostro, pero fue jalada lejos de mi —mi señor.
—¿Qué haces tocando al arcángel mi joya? —Jungkook me gruño en advertencia, yo solo le sonreí.
—No seas tan posesivo, me da gusto verlo es todo, debes dejar de actuar asi con él, te ha demostrado demasiada lealtad, como para que aun dudes.
—Cuando se trata de ti, siempre estaré a la defensiva.
Comenzaron con sus actos melosos de siempre, su relación se ha mantenido totalmente igual desde que los he visto juntos, si alguien llegara a dudar de los mucho que ellos se aman, por todo en lo que creo le arrancaría los ojos a ese ser.
Preferí dejarlos pues no necesito estar viendo ese tipo de afecto en este momento. Todos nos fuimos a reunir alrededor del circulo de invocación, Rawa no necesitaba ser llamada por ser un Hibrido puede ir y venir a su antojo, pero se mantuvo esta tradición por algo de nostalgia y nunca olvidar los tiempos oscuros que vivió el reino.
—Es tiempo —el señor oscuro se para en mitad del círculo — Jeon Rawa, hija mía Bienvenida.
—¡Papá!
Al escuchar su voz mi corazón dio un salto, su pierna se asomo en el circulo de luz, una bota negra golpeo el suelo para impulsar su delgada figura hacia adelante saltando a los brazos de su padre, su cabello negro largo estaba esparcido por toda su espalda de manera desordenada, una gran sonrisa cruzaba su rostro, Jungkook la apretó contra su pecho.
—¡Por fin volví!
—Rawa pequeña ven abraza a tu madre.
Cuando se separo de Jungkook, parpadee un par de veces, estoy seguro que vi salir a la pequeña adolescente de ese círculo, no me esperaba el impacto de verla caminar. Su cuerpo ya no era el de una pequeña, sus facciones ya eran los de una mujer, sus preciosos ojos dorados se notaban tan diferentes, además de que el vestido que traía resaltaba cada una de sus curvas, es un poco mas alta que la reina, pero sigue luciendo pequeña al lado de sus hermanos y su padre.
Me perdí toda la conversación que tenia con Vilma y algunas otras personas más, los sirvientes la rodearon haciendo reverencias y diciendo lo felices que estaban por su regreso. Su mirada dejo la de ellos para mirar un poco a su alrededor, cuando noto mi presencia, su rostro se ilumino, agito su mano a lo lejos de manera muy efusiva. Solo di un asentimiento de cabeza y di la media vuelta.
Es la hija de mi reina.
Es una niña que conozco desde su nacimiento.
Es...
—¡Hoseok! —estaba frente mío —¿A dónde vas? ¿No planeas darme un abrazo?
La abrace para atraerla a mi pecho, aspirando su aroma, sintiendo su calor y dejándome llenar por su tierna risa.
Es prohibida...
Rawa.
Contaba las lunas para mi regreso, quería mostrarles a todos, todo lo que avance con mis dones, lo mucho que el abuelo me había enseñado, las habilidades que el tio Tae me ayudo a mejorar, además de como le patee el trasero a mi tio Mingyu un sinfín de veces en combate.
Mientras estaba en el inframundo me la pasaba metida en el jardín de rosas azules, era el único lugar en el que tenia un poco de paz y tranquilidad, me la pase escribiendo un diario de mis avances, asi como algunas cartas que no serian enviadas a la persona destinada.
Había venido aun como una adolescente, pero estoy segura que cambie demasiado, mi estatura es un poco mas alta, mi rostro ya no luce esas facciones un tanto infantiles, además de que mi cuerpo cambio, haciendo mis caderas mas anchas y mis pechos mas grandes. Que en combate no sirven para nada.
Me dio una enorme felicidad mirar a todos de vuelta, extrañaba tanto a mi familia, mis hermanos, mis padres, al tio Jimin, a Vilma y Namjoon, pero sobre todo extrañaba a Hoseok. Verlo mirarme a lo lejos, me lleno de emoción, quería que me extendiera los brazos para poder a abrazarlo, pero él no es asi conmigo, él solo ha sido mi maestro y un amigo en estos años.
Solo espero que deje de verme como la niña que lo seguía a todos lados, quisiera un poco más de atención de su parte, pero en otros aspectos.
En la cena el salón de banquetes estaba todos nuestros allegados, habían preparado mi comida favorita y todos conversaban de la manera mas amena. Mientras la cena continuaba las puertas se abrieron de par en par, anunciando la llegada de mi abuelo materno.
—¡Abuelo Jin! —corrí para abrazarlo también —que gusto verte.
—No me perdería por nada el retorno de mi preciosa nieta.
—¿No me saludas? —mire a sus espaldas y venia Sol.
Grite como una niña al verla, ambas nos abrazamos y brincamos como locas, ella es mi mejor amiga en todo el mundo, asi como la hija de Namjoon y Vilma.
—¿Cómo estás? ¿Terminaste tu entrenamiento de paladín?
—Si, bueno no del todo, pero ya mi técnica de combate es una de las mejores entre los soldados.
—Sol —Daren me empujo —No..no sabia que ibas a venir hoy.
—Su majestad —Sol le hizo una reverencia —tenia que venir a ver a mi mejor amiga.
—¿Ya comiste algo? ¿te sirvo algo?
Mi hermano esta perdidamente enamorado de ella, pero es un cobarde que no le dice lo que siente, me extraña por el temperamento que tiene, desde cuando le hubiera declarado su amor.
—Déjala Daren, ella se ira a sentar conmigo, no molestes por ahora.
—De hecho, debo de hablar con sus majestades.
—Enseguida volvemos mi niña.
Mi abuelo se llevo a Sol y se acercaron a mis padres, ambos prestaron mucho la atención a lo que ellos decían, mi madre tenía el ceño fruncido su cara de preocupación era notoria.
—Algo no esta bien —mi hermano me robo la palabra —que el abuelo Jin hubiera venido tenía un doble propósito.
Mi hermano y yo vimos como llamaban a Hoseok, llego en un parpadeo a su lado, mi madre le susurro algo y este solo asintió. Mire que volvió a desaparecer en un parpadeo, algo definitivamente no esta bien.
Sali corriendo del palacio, si mi madre había hablado con Hoseok es porque lo mandaría de nuevo a algún tipo de misión, cuando quede fuera del palacio, mire alrededor tratando de sentir el aura de Hoseok.
—¿Me buscaba princesa? —di un salto al escuchar su voz en mi oído —es tan inteligente como su madre, ¿Qué hace afuera de su fiesta?
—¿A dónde iras?
—Su madre me pidió algo, estaré aquí en dos días.
—Acabo de volver, y ya te vas —agache mi mirada.
—No por mucho.
—¿Lo juras?
Se me acerco y se comenzó a quitar un collar, lo paso por mi cabeza acomodando mi cabello, era una piedra de luna.
—Es una promesa —me mostro el dedo meñique y lo uní con el mío —nosotros los arcángeles nunca rompemos una promesa.
—Lo se —me acerque y le deje un beso rápido en la comisura de sus labios, corrí de nuevo al palacio.
La piedra de luna brinca protección, estoy segura que alguien nos estaba observando y Hoseok lo sabía...
*Corre en autora nerviosa y ansiosa*
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