*ૢ Extra III pt. 1*ૢ
Jungkook analizaba la imagen que se desarrollaba a pocos metros de distancia con una mirada cargada de ese amor que profesaba a sus dos tesoros. Su pareja y su hija se abrazaban con tanta intensidad como si sus vidas dependieran de ese contacto, mientras el doncel aprovechaba a dejar besitos en la larga cabellera de la niña y de paso murmuraba palabras de consuelo.
El bonito castaño no parecía querer soltar a su pequeña de cuatro años. Aunque ciertamente dicho sentir era compartido con la misma intensidad por parte de la menor, pues tampoco Dayeon deseaba despegarse de su padre doncel, al ser demasiado unida al susodicho.
No estaba acostumbrada a ello, pero debía hacer el sacrificio.
Solo serían dos semanas lejos de sus adorados progenitores.
Sin embargo, no todo era malo para la pequeña Dayeon. Ya que se quedaría bajo el cuidado de sus querido abuelitos, mientras sus papis se iban de viaje de luna de miel.
Porque después de algunos años, la feliz pareja que seguía viviendo su romance como si el tiempo no hubiera pasado para ellos, por fin contraería nupcias. Y no es que ese detalle nunca les hiciera la suficiente ilusión como para aplazarlo tanto, pues la respuesta era muy simple, ya que sin pretenderlo los novios se acostumbraron a vivir su amor sin necesidad de que un papel los uniera de manera legal.
De todas formas, dicha formalidad no cambiaba el sentimiento que hacía sus corazones latir con fuerza. No obstante, tanto Jungkook como Taehyung querían y anhelaban contar con una fecha especial en la que pudieran recordar su unión.
Por ese motivo, dos meses atrás comenzaron con la planeación de su boda. Siendo respaldados por sus amigos más cercanos, quienes jugaron un papel muy importante en la organización de cada detalle con respecto a dicho evento.
Sin embargo, los prometidos se involucraron por igual en lo que hacía referencia al tema económico. Ninguno dio más, ni el otro aportó menos. Porque con el pasar del tiempo, el doncel consiguió cosechar los mejores resultados en el ámbito profesional al volverse chef de su amado restaurante de lujo llamado: Inner child.
Logrando en cuestión de meses un inmenso reconocimiento tanto dentro de Corea del Sur, como a nivel internacional. El azabache todo un siempre confió en el talento de su chico, por lo que no se sorprendió al ver la exitosa carrera de su novio despegar con tanta fuerza al poco tiempo de graduarse e inaugurar su rústico local de comida.
Pero como Jungkook le prometió desde antes de que su maldición finalizara, estuvo ahí para él, le apoyó en los momentos malos y buenos y le animó a que fuera detrás de sus sueños por más obstáculos que se cruzaran en su camino. Por lo que ahora, teniendo presente el hecho de que su chico era reconocido como un genio de las artes culinarias, comprobó que su mejor decisión fue haberlo alentado día y noche para que no se rindiera con sus metas personales.
Motivo por el cual, Kim consiguió brillar con luz propia, dedicando cada uno de sus logros a las personas que más amaba, pero, sobre todo, sintiéndose complacido por ser motivo de orgullo para su exitoso novio, quien en la actualidad era dueño de su propia empresa y socio de su querido amigo y exjefe Park Jimin.
Los días tristes se quedaron atrás y eso era lo que les impulsaba a continuar gozando de lo que la vida les ofrecía día con día. En definitiva, la vida les sonreía como nunca antes.
Por lo que al igual que en el baby shower de Dayeon en el que no escatimaron gastos para hacerlo memorable, su ansiada boda no se quedaría atrás. Además de que ninguno despilfarró tanto dinero en sus despedidas de soltero, como para reprimirse en darse ciertos lujos, ya que apenas habían ido comer y beber unas cuantas copas con sus preciados amigos.
Y aunque fuera un evento privado, hasta la misma prensa había hecho un poco de ruido con respecto a la alianza de la célebre pareja conformada por un famoso CEO y un chef profesional.
Sin embargo, la mayor ventaja con la que contaban era que solo los invitados sabían dónde se llevaría a cabo su matrimonio. Pues el lugar predilecto para el evento era nada más que el lago en el que tanto tiempo el doncel estuvo atrapado.
El motivo de esa elección se concentraba en el significado sentimental que tenía para los novios. Porque fue en donde ambos se conocieron, declararon sus sentimientos y el castaño fue liberado gracias al amor que Jeon desarrolló por él.
Sí, no existía otro sitio mejor para prometerse estar juntos hasta que sus vidas acabaran.
—Osita, ya deja ir a tu papi o se le hará tarde—Jungkook se acercó a su pareja, tomándolo suavemente de la cintura y dejando una delicada caricia en la cabeza de su niña que yacía recargada a la altura del vientre ajeno—. Ya verás que cuando menos te des cuenta, volverá a estar contigo.
—P-Papá Koo.
En el preciso instante en que su otro padre apareció en su campo de visión, Dayeon se permitió sollozar. Porque siendo honesta, extrañaría a ambos por igual, a pesar de que tuviera mucha más afinidad con Taehyung.
—No cariño, no llores—pidió, tomándola entre sus brazos para resguardarla entre ellos, pegándola con suavidad a su pecho, bajo la mirada divertida de su chico—. No me mires así, fantasía.
—Ay Jungkookie, ya estaba consiguiendo que nuestra niña se hiciera a la idea.
—Lo siento, lo siento—se disculpó ante la suave reprimenda, dejando varias palmaditas en el pequeño cuerpo que cargaba, mientras la susodicha se desahogaba tratando de no ser muy berrinchuda—. Es que venía a decirte que Jimin hyung ya está a unas cuantas calles de aquí para que vayan a arreglarse.
—¿Ya? ¿Tan pronto?
—¿Cuál pronto, mi amor? Estás con el tiempo justo.
Jeon le aseguró muy seguro de sus palabras, mostrando el reloj que descansaba en su muñeca.
—Ohh, el tiempo se me pasó volando—el doncel se avergonzó por su descuido, sonrojándose en el proceso. En esos últimos días su cabeza estaba en otro lado—. ¿Tus padres ya están llegando?
—Sí TaeTae, me comentaron que se están tardando por el tráfico, pero que también se encuentran muy cerca.
—Que bien, entonces iré a esperar a Jiminnie afuera—informó con una suave sonrisa, que su pareja devolvió enseguida—. Y tú mi niña, por favor mírame.
Ante el pedido del castaño, la infanta alejó su rostro del cuerpo de Jungkook para encarar a su otro padre. A Taehyung el corazón se le hizo chiquito al ver unas cuantas lágrimas secas en las mejillas impropias y un tierno puchero que parecía no querer abandonar los labios de su primogénita.
—Mi amor, mi dulce Dayeon, como papá dijo esto será momentáneo, ¿sí?
—T-Te voy a extrañar. A-A los dos...
—Yo también mi osita, ambos lo haremos.
—Tu papi Tae no miente, bonita—concordó Jeon, dejando un beso en su coronilla—. En un rato nos volveremos a ver, y te lucirás en nuestra boda como lo has estado practicando.
La chiquilla asintió suavemente, recordando al instante que ella jugaba un papel importante en la unión de sus padres. Por lo que debía recuperarse y hacer un buen trabajo transportando los anillos hasta el altar.
—Entonces por esa razón, no te sientas triste bebé. Y no olvides que cuando gustes sin importar la hora, puedes decirles a tus abuelitos que nos llamen para que converses con nosotros.
—De acuerdo. Lo intentaré, papi Tae.
—Esa es mi osita—el mayor dejó un beso en la frente de su niña, y luego en los labios de su pareja—. Por mi cuenta ya les expliqué a tus padres las cosas que nuestra Dayeon disfruta para que no se sienta tan fuera de lugar cuando esté en su casa de Busan, así que no creo que haya mayor problema, mi suerte.
—Eres maravilloso, Taehyungie. Como siempre piensas en todo.
—Lo aprendí del mejor.
Y con esa afirmación, el doncel se despidió con un ademán de sus dos amores. Caminando rápidamente hacia la salida de su hogar para ser recogido por el auto de último modelo del rubio, mientras su familia le observaba desde la mesita con parasol que se encontraba en el jardín delantero.
—¿Quieres jugar algo en lo que esperamos a tus abuelos, osita?
Jungkook hizo esa sugerencia, deseando que fuera muy tentadora cómo para terminar de animar a su niña antes de que sus padres aparecieran en su casa para encargarse de la infanta.
Para que él también pudiera tomar su propio camino a prepararse para su gran día en compañía de sus buenos amigos, Hoseok y Yoongi. El último estando acompañado por su hijo Yeonjun.
—¿A las escondidas, papá Koo?
—Una gran elección, mi niña.
La menor fue dejada en el pasto mojado por el rocío matutino de ese cálido día, para que de esa forma pudiera ocultarse de la vista de su padre de cabellos azabaches, mientras el susodicho iniciaba una cuenta regresiva antes de salir a buscar a su hija.
Manteniendo sus ojos cerrados y permitiendo que esa sonrisa tan similar a la de un tierno conejito se instalara en sus labios. Sintiéndose confiado de que ese día sería uno de los más especiales que viviría a lado de su familia.
💙
—Te ves precioso, TaeTae.
Jimin halagó con ojos brillantes a su amigo, quién lucía un elegante traje de color blanco, con una florecita decorando el bolsillo delante de su saco. El cabello castaño poseía un aspecto rebelde al encontrarse un poco mojado y un suave maquillaje acentuaba las etéreas facciones del contrario.
—¿Lo juras?
—Lo juro. Jungkookie se volverá a enamorar de ti cuando te vea.
—Espero seguir enamorándonos hasta nuestros últimos días.
—¿Acaso lo dudas? —le inquirió con una pequeña sonrisa, pero de manera inmediata obtuvo una negativa—. Eso pensé. Ya le pagué a la estilista por los servicios que nos prestó, así que no perdamos más el tiempo y vayamos al encuentro con tu prometido.
Taehyung estuvo de acuerdo con lo dicho por su amigo, sin intenciones de borrar su brillante sonrisa cuadrada de su contento rostro.
El viaje no sería del todo largo por el simple hecho de que habían asistido a un salón de belleza que se encontraba relativamente cerca de su destino. Puesto que cada detalle fue planeado tan meticulosamente, garantizando que ninguno de los novios ni invitados fuera capaz de perderse del memorable evento a causa de la distancia del lugar.
Una hora más tarde, el doncel llegaba acompañado del más bajito al inolvidable lago que estaba completamente decorado para la celebración, haciéndolo ver como un paraíso en medio del mágico bosque.
Mesas y sillas cubiertas por finos manteles, arreglos florarles ubicados estratégicamente, una alfombra que alcanzaba al hermoso altar complementado por un arco de enredaderas eran las decoraciones que le quitaron el habla al castaño. Dejando totalmente de lado a la gente que había sido contratada y que continuaba yendo de un lado a otro al seguir arreglando el lugar de forma minuciosa. Siendo dirigidos por el perfeccionista Namjoon, quien estaba acompañado de sus dos educados hijos.
—¿Verdad que se lucieron? Es como un sueño.
La voz de Seokjin fue lo que sacó de su trance al par de amigos que habían arribado hace poco.
—¡Hyung!
Al unísono los menores saludaron al doncel pelirrojo, siendo abrazados por turnos con auténtico cariño.
—Ambos se ven como príncipes de cuentos de hadas—el mayor halagó a sus dongsaengs, recibiendo los respectivos agradecimientos por parte de los contrarios. Sin embargo, no demoró en alabar la apariencia del otro protagonista de aquel magnifico día—. Jungkookie creerá que está tomando a un ángel en matrimonio.
—En serio agradezco tus palabras, hyung. Aunque tú no te quedas atrás, te ves hermoso.
—¿Cuándo no? —bromeó, provocando las risas ajenas—. Estoy jugando, muchas gracias, Tae. Llegaron justo a tiempo, estoy seguro que los invitados están a nada de aparecer.
—Es bueno saberlo, pero... ¿Kookie ya está aquí?
—Todavía no, Tae. Solo te pido que no te preocupes, ya que Nam me comentó que Yoongi, Hobi y él van de camino.
—Qué alivio...
—Alguien está demasiado ansioso—Jimin intervino, pasando su brazo por los hombros del castaño—. Jungkookie si aparecerá, jamás se atrevería a dañar su relación. Tú tranquilo, nosotros nerviosos.
—Lo siento chicos.
—No le digas nada, Jiminnie, porque lo entiendo a la perfección—aportó el joven de hombros anchos con cierto toque de diversión—. El día de mi boda con Namjoonie sentía mi corazón latir en la garganta y mi mente jugaba con mi cordura haciéndome imaginar los más desastrosos escenarios, pero aquello desapareció en el preciso momento en que nuestros ojos se conectaron en el altar.
—Eso es muy bonito.
—Sin duda, y créeme que ese será tu caso. No tienes idea de la maravillosa sorpresa que Jungkookie ha planeado para su luna de miel.
—¿Acaso tú sabes algo, Jin hyung?
Un incrédulo Jimin cuestionó sorprendido, pero el mayor simplemente colocó su dedo índice sobre sus belfos rellenos. En una clara señal de que no diría nada más, porque no estaba en sus planeas arruinar lo que el azabache planeó luego de que le confiara el secreto que soltó para distraer al menor.
—Lo descubrirás cuando estés viviendo ese momento, Taehyungie. No comas ansias.
—A este paso moriré de la emoción—confesó el doncel, dirigiendo su mano hasta el lugar en el que su corazón latía acelerado—. Pero te haré caso, Jin hyung.
—No te arrepentirás.
Seokjin prometió con una sonrisa tirando de sus labios, la cual fue correspondida por esos dos chicos a los que consideraba sus más fieles confidentes. No pensándoselo dos veces antes de dirigirlos hacia la pequeña sala de espera que habían montado en medio de la naturaleza, en la que el ramo de rosas y claveles esperaba por el joven de piel canela.
Quien en menos de una hora estaría oficialmente casado.
Porque su vida sería unida con la de la persona que el destino preparó para él.
Aquel joven de cabellos azabaches, piel nívea y sentimientos sinceros, al que Kim denominó como su suerte luego de volverse tan indispensable en su vida, cuando le tocó afrontar su triste pasado.
Pero que también era el único en el mundo que lograba hacerlo sentir tan amado y afortunado como ningún otro.
Continuará...
Por fin se nos casan los noviecitos, amamos. Gracias por seguir leyendo el fic aunque ya se encuentre finalizado. No olviden recomendarlo, porque eso me ayuda mucho c:
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