*ૢ Extra II- YM & NJ*ૢ
Un fuerte llanto resonó con fuerza despertando a la pareja que yacía abrazada en la amplia cama matrimonial. Yoongi se removió un poco y al abrir los ojos se encontró con la maravillosa imagen de su Jimin en un estado somnoliento.
—Yeonjun se despertó con ganas de ser la alarma de todo el vecindario—Yoongi comentó con la voz más grave de lo normal por haber estado en un profundo sueño, recibiendo una suave risita de su pareja como respuesta—. Si quieres duerme un poco más, Jiminnie. Apenas son las seis de la mañana.
Le dijo al comprobar la hora en el reloj colgado en la pared.
—Nuestro niño tiene muy buenos pulmones—el más bajito halagó al bebé de casi cinco meses que pedía por atención de alguno de sus progenitores—. Mil gracias, amor, eres el mejor.
—Tú eres eso y mucho más, mi pollito.
El joven de mirada felina se separó del menor, viendo como este se acomodaba una vez más sobre el suave colchón y abrazaba con fuerza la almohada que le pertenecía, mientras volvía a cerrar sus ojitos para devolverse al mundo de los sueños.
Sin embargo, antes dirigirse a la habitación de su pequeño, el mayor arropó a Jimin, evitando que cualquier parte de su cuerpo quedará al descubierto para que de esa forma el frío de la mañana no le molestará. Dejando un beso en los cabellos dorados antes de ir en rescate de su niño.
Cuidar de su hijo no era ninguna molestia para él. Lo disfrutaba mucho a pesar de lo hiperactivo que el infante podía ser. No obstante, al ver la sonrisa de su retoño sabía que cualquier sacrificio o cansancio valían la pena. Además, la responsabilidad que tenía con Yeonjun era compartida con Jimin, por lo que ambos eran ecuánimes y se turnaban para hacerlo más llevadero.
—¿Qué te sucede, Jun? —el padre cuestionó al bebé que agitaba sus manitos, pidiendo que lo sacaran de la cuna llena de peluches y una mantita con estampado de pollitos—. Ya bebé, no llores que voy a revisar que es lo que te está causando tanto malestar.
Las opciones se reducían a que necesitaba comer o que su pañal fuera urgentemente cambiado, y para suerte del pelinegro con el pasar de los meses, por fin podía denominarse como un experto en ambas cosas.
Tomó al bebé entre sus grandes manos, teniendo muchísimo cuidado al manejar su delicado cuerpecito. Acercó su nariz a la altura de la cintura de su hijo, arrugándola al instante ya que no fue difícil captar el terrible olor que lograba traspasar la ropita con decoraciones de tiernos gatitos.
—Uy cariño, esta vez sí parece que te cayó pésimo la papilla de manzana.
Como si el bebé le entendiera, su llanto se intensificó como si con esa acción le dijera que debía apurarse en su labor. Por lo que sin Yoongi querer llevarle la contraria, lo trasladó hacia el cambiador que estaba al otro lado de la habitación, junto al mueble donde Jimin diligentemente había ordenado la ropita de Yeonjun, los pañales y demás accesorios que podrían ocupar en algún momento.
—Ah, como siempre tu papi es tan cuidadoso con los detalles como cuando está en la empresa.
El joven de mirada felina esbozó una sonrisa al recordar al minucioso doncel de labios rellenitos, mientras agarraba lo necesario para ayudar a su hijo. Quedando frente al susodicho que había bajado los decibeles de su llanto solo para analizar a su padre.
—Con tu permiso, procederé a cambiarte pequeño—informó, quitando la parte superior del conjunto de ropa para después abrir el pañal, tirarlo a la basura y limpiar con varios pañitos húmedos aquel desastre—. Ya casi termino, bebé.
Finalmente, al estar contento con el resultado, Min le puso el pantalón a su niño que ahora portaba el suave olor a bebé de siempre. Para después cargarlo entre sus brazos, arrullándolo con mucho cariño hasta conseguir un estado completo de paz en el infante.
—Vuelve a dormir si gustas, yo estaré velando tu sueño.
Yeonjun apretó con su puñito el dedo índice de Yoongi, regalándole una sonrisa de encías tan parecida a la suya.
—Awww, Yoon. Eres demasiado dulce para mi corazón.
La voz de su pareja fue lo que sacó al cariñoso padre de su ensoñación.
—Jiminnie, ¿no se supone que estabas durmiendo?
—Tú mismo lo dijiste amor, estaba—recalcó con diversión—. Pero te juro que no puedo volver a conciliar el sueño si no estás a mi lado—confesó, acercándose hacia el mayor para rodearlo con sus brazos, acomodando su mandíbula en el hombro ajeno—. Por eso decidí venir a ver a mis dos amores, aprovechando que dejaste la puerta abierta de par en par.
—Ya veo. Llegaste en el momento justo en que nuestro niño ha vuelto a ser un angelito.
—Pero si siempre lo es—contradijo Jimin en un puchero, acariciando la mejilla regordeta de su risueño bebé—. No lo juzgues por ser demasiado activo aun cuando es tan pequeño.
—Está bien, me retracto solo porque su carita le ayuda mucho.
—¡Min Yoongi!
—Solo te estoy tomando el pelo, mi pollito—explicó con una pequeña sonrisa decorando sus labios—. Nuestro niño es un encanto por más diablillo que sea y así lo amo mucho, tanto como a su lindo papi.
—Ese soy yo—determinó cambiando su expresión a una más coqueta, besando la mejilla del mayor—. Bien, tu labia ha logrado salvarte, gatito.
—Gracias al cielo.
Las risas suaves de la pareja se escucharon en perfecta sintonía y se detuvieron solamente porque al infante se le escapó un tierno estornudo.
Uh, esa alergia al frío de su retoño ya se hacía presente.
—Lo mejor será que lo llevemos a nuestra cama para darle calor o esos estornudos lo mantendrán muy inquieto.
—Estoy de acuerdo, Jiminnie. ¿Quieres cargarlo tú?
—Por favor, Yoon.
El mayor asintió entregado a su retoño al rubio que miraba al pequeño con el amor desbordando de sus ojitos color miel. La imagen que Yoongi tenía de Jimin en esos momentos era jodidamente satisfactoria por todo el revoltijo de emociones que causaba en su interior.
En definitiva, era el hombre más afortunado al contar con alguien tan especial como su pollito.
Tan trabajador, tan dulce y tan dedicado.
Que logró cautivarlo desde el primer momento en que lo conoció, ejerciendo su profesión y demostrando lo capaz que era a pesar de ser doncel.
Porque, aunque los prejuicios ya no estaban tan presentes como en el pasado, seguían ahí. Pero su Jimin consiguió superarlos con éxito y demostrarles a todos que podía ser alguien digno de admirar, pavimentando un camino para muchos jovencitos que deseaban seguir sus mismos pasos.
Lo que lo hacía amarlo aún más.
Y aunque todavía no tenían el gusto de ser esposos, eso no les quitaba el sueño. Pues su amor seguía igual de intacto con o sin el papel legal de intermedio.
Siendo sincero, Yoongi extrañaría en demasía esta etapa en su vida. El tiempo se la pasaba volando como las hojas de los árboles en otoño, pero no le quedaba de otra más que atesorar cada momento con el alma.
A fin de cuentas, a Jimin le quedaba muy poco para que su licencia de paternidad se le terminara y tuviera que volver a hacerse cargo de su amada empresa.
Porque por más buen trabajo que Jungkook y él hicieran siendo su mano derecha, jamás podrían reemplazar a uno de los primeros donceles en Corea que consiguió volverse CEO de una de las empresas más famosas en Seúl.
Cuando la pareja ingresó por la puerta de su habitación, el joven de labios rellenitos acomodó al infante en la mitad de la cama, mientras él se ubicaba a su costado. Yoongi repitió la acción, recostándose al otro lado del pequeño bebé. Soltando un suspiro al detallar la linda manera en la que su pareja dejaba caricias en la carita de su hijo.
—Jiminnie...
—Sí, ¿Yoon?
—Te amo mucho.
La declaración tomó desprevenido a Jimin, quien por mucho que tenía presente que desde hace tiempo el mayor sabía cómo expresar sus sentimientos hacia él, dejando la vergüenza atrás, no podía evitar sentirse conmovido.
Su Yoongi era muy serio la gran parte del tiempo, pero cuando estaba en confianza era el hombre más dulce del planeta.
—Yo también te amo. Te amamos—confirmó, tomando la manito de su bebé como si con ese gesto el infante estuviera dándole la razón a su papito—. Gracias por ser parte de mi vida, mi amor.
—Gracias a ti por darme la más hermosa familia, mi cielo.
Y esas sinceras palabras bastaron para que el pelinegro se acercara lo suficiente al rostro ajeno para unir sus labios en un beso, mientras de fondo escuchaban los balbuceos del fruto de su amor.
Los enamorados se separaron, regalándose una mirada cómplice sabiendo lo que debían hacer en ese preciso instante.
—Alguien está celoso—murmuró el doncel, aguantándose la risa—. Lo bueno es que sabemos que hacer, ¿no es así gatito?
—Por supuesto.
Después de eso, la pareja no se lo pensó dos veces antes de ponerse a la altura de la carita de Yeonjun para regalarle varios besitos regados en su carita regordeta, incitándolo a reír de la emoción y contagiándole de ese sentimiento tan puro como lo era el amor que sus padres tenían por él.
💙
—¡Papi, papi!
La voz infantil de un emocionado Soobin no pudo pasar desapercibida para los esposos que seguían dentro de su habitación.
—Ya casi estoy listo, Binnie. Dame un momento—Seokjin se dirigió a su hijo con delicadeza mientras era ayudado por Namjoon a ponerse los zapatos, ya que su abultado vientre se lo complicaba en demasía—. Todavía tenemos tiempo de sobra antes de que la función de la película inicie.
—Tu papi tiene razón, Binnie. Las entradas ya las compramos en línea así que no habrá necesidad de hacer fila, por lo que puedes despreocuparte.
—Lo siento, papá. Es que estoy muy emocionado.
—Lo sabemos, amor, pero tennos un poco de paciencia porque cargar con tu hermanito nos vuelve más lentos de lo normal.
El infante abrió la boca en entendimiento a las palabras de su papi. Sintiéndose un tanto avergonzado por ser tan intenso con el tema, cuando debería preocuparse por la comodidad de su progenitor, quien a sus ojos cada día tenía el vientre más redondo.
—Perdona a Binnie, papito. No me estoy comportando como un buen hermano mayor....
—No digas eso mi vida, eres excelente—el doncel aclaró, tomando la mano de su pareja para ponerse de pie y acercarse al niño—. Tu hermanito estará muy feliz de contar con un hermano tan dedicado como tú.
—¿Me lo juras, papi?
Antes de que el pelirrojo respondiera, Namjoon se le adelantó portando esa sonrisa que hacía destacar sus hoyuelos.
—Ambos te lo juramos, campeón. Gracias por ser tan buen niño.
El menor recibió caricias en su cabello por parte de sus padres, causando que su corazoncito se sintiera extremadamente cálido por la muestra afectuosa.
Amaba a los mayores con fuerza, y por más entusiasmado que estuviera por el filme, lo más significativo para él siempre sería el lindo momento que compartirían como familia.
Después de eso, Soobin abrazó la panza abultada del mayor, siendo halagado por su otro padre hasta que el momento de salir de su hogar llegó, yendo con dirección al cine que quedaba en el centro comercial más cercano.
Como sus padres habían dicho, hacer la fila para los boletos no fue un problema. Lástima que el caso no se repitió en el caso de los snacks.
—Papi, ¿crees que papá llegue a tiempo antes de que peli empiece?
—Sí, mi vida—respondió Seokjin con calma y voz baja, acariciando su vientre—. Estoy seguro de que antes de que los comerciales finalicen, estará de vuelta con nosotros.
El chiquillo afirmó con un movimiento de cabeza, y tal como su papi dijo, el moreno apareció cinco minutos antes de que la película diera comienzo, portando una bandeja llena de comida.
Un gran cubo de palomitas de maíz, refrescos y nachos eran el combo que el historiador había comprado para esa fresca tarde de verano en la que disfrutarían de un filme infantil que su hijo esperó con ansias por mucho tiempo.
—Ves mi niño, ¿qué te dije?
—¡Acertaste, papi!
—¿De qué están hablando mis dos amores? —inquirió Namjoon con intriga, sentándose a lado de su esposo—. Me siento perdido.
El chiquillo le explicó con rapidez al no querer seguir hablando por respeto al resto de personas que se encontraban en la sala de cine. Tal y como su tío Jungkook le había enseñado.
—Y eso fue lo que sucedió—el niño finalizó, esbozando una tiran sonrisa—. Ahora no hagamos más ruido para no interrumpir la peli.
—Estoy de acuerdo, campeón.
La pareja compartió una sonrisa orgullosa por el comportamiento tan educado del infante, que ahora tenía los ojos muy abiertos en expectativa a lo que sería mostrado en la gran pantalla.
Su Soobin era un verdadero tesoro y se sentían muy agradecidos de ser sus padres.
Las dos horas de función se pasaron en un abrir y cerrar de ojos, logrando como resultado a un pequeño muy contento por lo que había visto en el cine. Sin embargo, su salida familiar no concluiría ahí. Por lo que aprovechando que estaban cerca de la hora de la cena, decidieron ir a comer pizza en uno de los locales del centro comercial en el que se encontraban.
Y hasta que su pedido llegara a la mesa, Soobin jugaba con otros niños en la sección de juegos del restaurante mientras era vigilado por sus progenitores. Dándole a la pareja la oportunidad de tener un momento a solas en donde dejarían a la vista el romanticismo que los seguía envolviendo a pesar de los años juntos.
—Eres tan hermoso Jinnie...
—Ay Nam, te creería ese halago, pero estoy demasiado gordo—debatió su argumento, desviando la mirada, apenado—. Justo ahora no soy nada de lo que era hace unos meses.
—¿Te estás oyendo mi luna? Eres perfecto para mí. Ayer, hoy y mañana, mi percepción no dejará de ser la misma. Y sí, puede que te sientas acomplejado por esa linda pancita que te cargas, pero no olvides que ahí estás llevando a nuestro bebé.
—L-Lo sé, lamento ser tan intenso. El embarazo me tiene así, que vergüenza.
—No hay de que avergonzarse mi amor. Me pongo en tus zapatos, así que jamás te juzgaría por ello. Solo prométeme que cuando te sientas de esa manera, me lo dirás...
—Pero te aburrirás...
—¿De verdad crees que podría aburrirme de repetirte lo maravilloso que eres en todos los sentidos? —Namjoon le interrogó, tomando su mano por sobre la mesa para entrelazar sus dedos de forma cariñosa—. Eso es imposible, Jinnie. Jamás lo haría, me podría pasar la vida entera halagándote. Y no solo por tu físico, sino también por las encantadoras cualidades y dulces sentimientos que posees. Las cuales en conjunto a tus defectos y gustos conforman tu atrayente personalidad.
—¿J-Jamás te cansarás de enamorarme? —le preguntó al borde de las lágrimas. Malditas hormonas que lo tenían más sensible que de costumbre—. ¿Me lo juras, Nam?
—Te lo juro por el amor que le tengo a nuestros hijos, a la historia y a ti.
El doncel no pudo reprimir la sonrisa e inclinándose hacia delante, juntó sus belfos con los ajenos en un dulce beso que para su suerte pasó desapercibido para el resto de personas en el local.
Menos para un niño de cabellos castaños que sonreía en grande al ver con sus propios orbes la manera tan linda en la que sus progenitores se demostraban afecto, deteniendo sus movimientos solo para grabar la tierna escena en lo profundo de su corazón.
—Te prometo que de ahora en adelante hablaré más acerca de las inseguridades que me puedan atacar de improvisto—el doncel expresó cuando sus bocas se separaron, soltando su mano de la ajena para ofrecerle su meñique al contrario y cerrar el trato—. ¿Estás bien con eso?
—Me parece perfecto—admitió con una linda sonrisa en sus labios, aceptando con gusto el meñique ajeno—. Será un gusto escucharte mi luna. Te amo.
—Yo te amo más, hoyuelitos.
Y después de esa sincera declaración de amor, los esposos desviaron la conversación hacia el tema de su retoño, quien tendría la excepcional suerte de ser recibido en un hogar lleno de mucho amor.
Con una familia comprensiva, respetuosa y responsable.
Sí, en el futuro estaría más que feliz con la vida por esa preciosa oportunidad.
Tan única e irrepetible como el amor de sus papás.
Fin del extra...
Gracias por leer cielos, espero este extra de nuestras otras parejas les gustará mucho. De paso, les comentó que la semana pasada se cumplió el primer aniversario del fic, por lo que publiqué un one-shot especial llamado "Meant to be", donde pueden conocer detalles exclusivos del pasado de Taehyung y Jungkook, porque en ese tiempo ellos estaban destinados a conocerse, pero pasó lo que pasó y ese es el desarrollo que se muestra en esta historia. Ojalá puedan darle una oportunidad y sin más, disfruten mucho los últimos extras que quedan y se irán publicando semanalmente.
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