*ૢ Extra I, pt. 1*ૢ
—Tus manos hacen maravillas. Te está quedando hermoso, mi fantasía.
—¡Jungkookie, llegaste!
El mayor le regaló una de sus preciosas sonrisas al azabache, quien yacía parado en el umbral de su habitación, admirándole con fascinación. El susodicho se concentró en su pareja, dejando de lado la ropa que estaba bordando para su bebé, pues a Taehyung le nació el deseo de aprovechar el talento que tenía y que hace tanto tiempo no ocupaba. Motivo por el cual, Jungkook no se lo pensó dos veces antes de comprarle los materiales que necesitaría.
—Sí, amor. No sabes cuánto te extrañé—dijo, y se acercó con rapidez a su chico que le esperaba con los brazos muy abiertos. Teniendo cuidado de no aplastar su vientre abultado de siete meses para abrazarle con mucho cariño, mientras el castaño le agradecía por el cumplido a su trabajo y él le respondía con que solo decía la verdad—. ¿Cómo ha estado tu día? ¿Nuestra osita está bien?
—Hoy fue un día muy pacífico, Kookie, por eso decidí aprovechar el tiempo libre para seguir haciéndole ropita a nuestra tranquila bebé—hizo énfasis en el último adjetivo para que el menor se enterara del estado de su hija—. Es un tierno angelito que no da ningún tipo de problema.
—Entiendo, me alegra escuchar eso.
El menor se separó con lentitud, arrodillándose hasta quedar justo en frente al castaño para dejar tenues caricias y besos sobre la ropa en la pancita ajena, provocando que su pareja riera porque en las últimas semanas esa acción le causaba muchas cosquillas.
Jungkook se sentía en el mismísimo paraíso cada vez que escuchaba aquel sonido, que decir de la emoción que le embargaba cuando sentía las pataditas de su pequeña en su mano.
Hace meses atrás su vida cambió por completo. Como nunca imaginó, pero estaba auténticamente feliz.
Porque todo había sido para un bien mayor.
Poco después de que Taehyung le diera la noticia acerca de la espera de su primogénito, comenzaron a ir juntos a cada uno de los controles con el único fin de asegurarse de que su retoño estuviera creciendo sano y salvo.
Hace apenas dos meses atrás les informaron que sería una niña, porque su traviesa princesa no había dejado ver su sexo con tanta facilidad.
A la pareja no le importaba que fuera su bebé, pues solo querían cuidarle y amarle con intensidad. Demostrándole con cada una de sus acciones lo deseada que había sido por los dos desde el primer momento.
Sin embargo, Taehyung estaba tan emocionado por arreglar y vestir con ropa muy bonita a su hija. Ya que su gusto por la moda no tardó en aparecer al iniciar su nueva vida a lado de su suerte.
En la primera visita que tuvieron con el doctor, el par de enamorados prestó su atención a cada una de las indicaciones que el profesional le recomendó al castaño; por ejemplo: tomar algunas vitaminas como el ácido fólico, beber mucha agua, cuidar su alimentación con una dieta balanceada y hacer ejercicio moderado con la única intención de asegurar un embarazo sin el mínimo riesgo de complicaciones.
En ese sentido, el joven de piel canela fue sumamente obediente, por lo que las molestias habían sido casi nulas. Dejando menos nervioso al azabache cada vez que debía irse a trabajar.
No obstante, Kim jamás vio a su estado como una imposibilidad para trabajar.
Mucho menos después de que consiguiera muchos reconocimientos en el curso de cocina que estuvo siguiendo gracias al constante apoyo de Jungkook. Con el cual había empezado a tomar muchos pedidos gracias a su magníficos sabores y recetas. Ansiando en un futuro tener su propio restaurante.
Pero por el momento lo que hacía le bastaba para ayudar económicamente a su pareja.
El menor todavía recuerda la carita de felicidad de su chico cuando trajo su primera buena paga, alegando que estaría destinada para los gastos en su hogar, como la factura de luz, agua, telefonía y tv por cable.
Jeon no pudo negarse, dado que ese fue uno de los acuerdos que hicieron cuando el castaño llegó a la ciudad, así que no le quedó de otra más que aceptarla con agradecimiento a pesar de que quisiera que su chico la destinara a algo para su propio uso personal.
Dejando de lado el hecho de que no le hubiera molestado encargarse de ello, porque le iba de maravilla en el puesto de Jimin, y ganaba lo suficiente para seguir aportando a su hogar. Sin embargo, respetaba la promesa que hizo con su amado.
—Ya Kookie... A este paso me haré pis—le regañó y Jungkook inmediatamente detuvo sus movimientos, levantando su rostro para encarar a su fantasía, manteniendo un puchero en sus labios y ojos de cachorrito abandonado—. No me pongas esa carita, lamento tener una vejiga sensible.
—Yo siento ser tan dramático, creo que es por el embarazo.
—Ay, cariño—el doncel negó divertido, aplastando con suavidad las mejillas sonrojadas del azabache—. Pero si yo soy el que está en cinta.
—Pero eso no impide que tenga algunos síntomas.
—Lo dices solo porque al inicio sentiste mareos, y ganas de comer cosas dulces, ¿no?
—Quizá... —Jungkook sonrió levemente, y Taehyung se inclinó lo suficiente para dejar cortos besitos en sus belfos—. De acuerdo, tal vez exageré porque solo quiero mimarte hasta no poder más.
—Me lo imaginaba y que sepas que lo aprecio mucho, Jungkookie—comentó, enredando sus dedos en el cabello ajeno, mientras las manos del susodicho acariciaban sus costados con una suavidad única—. Pero siendo sincero, y analizándolo con cabeza fría, los síntomas de una persona embarazada son una completa odisea.
—Supongo que se podría decir que esa es la parte fea, ¿no?
—Sí. La mayor de veces es soportable, pero creo que me volvería loco si tú también pasaras por lo mismo al tiempo que yo—bromeó al imaginarse la situación—. Ambos somos competitivos, así que no me sorprendería que discutiéramos cada dos por tres por quien tiene los antojos más raros.
—Tienes razón, aunque creo que tú ganarías, TaeTae.
—¿Por qué lo dices? Mis antojos últimamente no han sido nada fuera de lo normal, solo mucho helado napolitano y chocolate blanco.
—Acuérdate de esa vez...
Oh, lo hacía. Como olvidarlo si su suerte hizo una cara única de completo asco cuando le pidió que cumpliera dicho antojo.
Era un día como cualquier otro, Jungkook apenas volvía de una larga jornada en el trabajo, por lo que se fue a tomar una ducha para recostarse un rato antes de preparar la cena, ya que Taehyung se había tomado el día libre de su curso de cocina porque estaba con muchos ascos, y si iba en tales condiciones podría terminar vomitando y no quería eso.
Por suerte era viernes, así que podría estar en total calma al ser fin de semana.
No obstante, aquella molesta sensación desapareció para dar paso a un antojo muy grande; que sí o sí debía ser atendido. Por lo que Kim no vaciló antes de pedirle a su chico que se lo cumpliera ni bien pusiera un pie fuera del cuarto de baño.
—¿Qué quieres qué? —interrogó Jeon con sorpresa, mientras terminaba de secar su cabello con una toalla—. A-Amor, ¿lo dices en serio?
—¿Me ves con cara de estar jugando, Jungkookie? —interrogó, y el menor le dio la razón al ver su semblante lleno de determinación—. Quiero. No, más bien necesito comer un oreo mcflurry con salsa de tomate encima. No tienes idea de cómo se me hace agua la boca.
—Pero cariño... —el menor dejó la toalla al borde de la cama, acercándose lo suficiente a su chico para acariciar sus brazos—. Tú no eres muy amante de la salsa de tomate, podría caerte mal al estómago.
—Justo ahora eso no me importa, Koo—aseguró, abultando sus labios con los ojos cristalizándose a una velocidad impresionante—. ¿O acaso no quieres cumplir el deseo del padre de tu bebé?
Oh, los cambios de humor ya estaban haciendo acto de presencia.
En definitiva, no quería ver a su fantasía hacer un berrinche o llorar hasta no poder más, tal y como le sucedió a Yoongi con Jimin, quien al negarle al rubio su deseo por comer nachos con miel de maple, también terminó durmiendo en el sofá por una semana.
A día de hoy el pelinegro seguía traumado.
—No amor, no dije eso—negó repetidas veces con la cabeza, dejando ceder sus rodillas para quedar a la altura de ese vientre de tres meses que apenas se notaba—. Mis dos bebés tendrán lo que quieran, cuando quieran y como quieran.
—¿D-De verdad?
—Sí, mi vida. Será como tú digas. Así que no llores. Me lastima verte de esa forma.
—Gracias, Jungkookie, te amo. Te amamos mucho—corrigió de inmediato, y puso una mano sobre su vientre, sintiendo a su retoño moverse como si entendiera—. ¿Ya oíste, mi bebé? Papá Koo cumplirá nuestro capricho, porque es el mejor papá del mundo.
—Cumpliré lo que sea que deseen los amores de mi vida—reafirmó, robándole un beso a su chico, tomándose el tiempo de grabar esa sensación que estremecía su alma y corazón—. Voy y vuelvo enseguida, espérenme.
—Siempre lo haremos, mi suerte.
Después de que Jungkook se despidiera de su pareja, bajó las escaleras con la mayor rapidez que sus pies le permitieron. Tomó las llaves de su Mercedes y condujo por algunas calles hasta dar con el McDonald's más cercano.
El azabache pudo soltar el aire cuando comprobó que seguía estando abierto, a pesar de ser pasadas las nueve de la noche. Sin poder evitarlo, el recuerdo de semanas atrás donde su chico le exigió una hamburguesa de Burger King aun cuando era un día festivo (por obvias razones cerraban más temprano), vino a su mente.
Literalmente tuvo que mover cielo y tierra para conseguir lo que el mayor quería.
Lo más probable es que se hubiera visto ridículo suplicando a los empleados del establecimiento por una hamburguesa con doble de queso, carne y tocino. Aunque, al ver su desesperación y contarles sus razones, los susodichos terminaron cediendo y procesando su pedido a pesar de que eso significara ir en contra de las reglas de su lugar de trabajo.
En esa ocasión el menor quiso llorar por lo conmovido que se sintió, ya que le salvaron de un gran aprieto. No obstante, jamás podría quejarse de la responsabilidad de cumplir los antojos de su novio o ayudarle a que cualquier otro de sus síntomas fuera más llevadero.
Porque, a fin de cuentas, el castaño no se cansaba de repetirle lo mucho que apreciaba que se tomara las molestias de hacerlo, por más locas que fueran sus peticiones, además de que siempre sabía cómo recompensarlo.
Ya fuera regalándole muchos besitos, abrazos, mimos o pidiéndole que le hiciera el amor como solo él sabía.
Así que era un ganar y ganar.
Pero dejando eso de lado, su mayor recompensa siempre sería la gran sonrisa que adornaba el rostro del joven de piel canela al sentirse satisfecho cuando su antojo se cumplía.
—Ese día si se me fue la mano con ese antojo, pero hubiera sido peor si te pedía que tú también lo comieras, como Jin hyung hizo con Namjoon hyung cuando tuvo ganas de comer fresas con mostaza.
—Por eso digo que me alegra ser yo el que te complazca cuando alguno de tus antojos aparece.
Jungkook expresó, riendo en el proceso. Tratando de no pensar en la cara de sufrimiento del historiador cuando su primo lo obligó a comer ese desastre, mientras el pequeño Soobin no paraba de reír al saber que su padre no podía negarle nada a su papi o se armaría un tremendo problema.
Sus mayores también estaban gozando de ser padres por segunda vez y eso era suficiente para opacar cualquier otra situación que se les presentara.
—Es bueno saberlo.
—Si, y cambiando de tema, ¿ya tienes listo lo de mañana?
—Lo tengo bajo control, Jungkookie. Un pedido de cien galletas con chispas de chocolate no es nada para mí, solo debo hornearlas y empaquetarlas en el trascurso de la mañana.
—Pero no te sobre esfuerces más de la cuenta, ¿sí, Tae? —solicitó con un tono preocupado, porque no podía evitar que su lado protector saliera a la superficie—. Todavía debes guardar unas energías extras para las clases que tienes en la tarde.
—Te lo prometo. No tengo intención de hacerme daño y que eso evite que pueda continuar con mi trabajo y estudios antes de comenzar mi nueva etapa como papá.
—¿Sabes que me llenas de orgullo?
—Por supuesto que sí, amor. De la misma forma en que tú lo haces.
—Entonces ahora acompáñame a preparar nuestra cena.
—¡Me parece una gran idea, Jungkookie! —celebró, poniéndose de pie con ayuda del azabache que le observaba con ojos de corazón—. De paso te cuento el reporte del día de Jiminnie con su querido Jun.
Yeonjun era el hijo de Jimin y Yoongi, y a pesar de seguir siendo muy pequeño, era sumamente activo y risueño. Y no importaba como fuera, el pequeño demonio- como lo llamaba el mismísimo pelinegro- se las arreglaba para poner de los nervios a la pareja.
Sin embargo, eso no restaba el hecho de que lo amaban con todo su ser, porque era la perfecta combinación de los dos y el fruto de su amor.
—Ya me suponía que algo sucedió con ese pequeño travieso, porque Yoongi no pudo contener una risa cuando leía un mensaje en su móvil, así que le pregunté a que se debía y me dijo que seguramente tú me lo contarías en casa.
Jeon en su mente rememoró el hecho de que apenas la semana pasada el chiquillo se había dado formas para romper en dos partes el viejo control remoto de la tv de la habitación de sus progenitores. Nadie sabía cómo lo consiguió, pero lo hizo, era obvio que el objeto también estaba defectuoso, lo que ayudó bastante al infante a realizar su cometido. Pero la mayor prueba seguía siendo el mismo control que tuvo que ser remplazado al día siguiente.
No obstante, el castaño se divertía mucho, porque de cierta forma el comportamiento de Yeonjun le traía recuerdos de sus hermanos, quienes siempre se salían con la suya siendo apenas un par de inocentes bebés que parecían no romper un plato.
—Y eso es lo que justo voy a hacer—musitó, dándole una rápida nalgada al azabache, antes de iniciar su caminar, totalmente despreocupado—. Mueve esos piecitos, Kookie. El chisme está muy interesante y ese kimbap no se va a preparar solo.
El menor asintió repetidas veces con su cabeza, sin borrar la expresión contenta de su cara. Queriendo siempre complacer al mayor en lo más mínimo porque amaba hacerlo feliz.
Y comprobando una vez más que su vida diaria se volvió el mismo paraíso desde que ese castaño llegó a su lado.
💙
Una semana más comenzaba, y Jungkook se despertaba antes de las seis de la mañana para iniciar una nueva jornada en el trabajo. Fue hasta el baño a ducharse, y luego se dirigió al armario donde su pulcro traje negro le esperaba. Cuando se lo puso, bajó hasta la cocina donde rápidamente preparó su desayuno y el de su chico, quien se lo comería una vez despertara. Siendo muy meticuloso con lo que hacía para evitar ensuciarse de comida para no tener que cambiarse la ropa.
El castaño dormía más gracias al embarazo, y él no tenía corazón para despertarlo, aunque tampoco creía que eso fuera posible, pues el chico tenía el sueño igual de pesado que una roca. Por lo que simplemente optaba por tenerle lista su comida para que la comiera cuando quisiera. Preparó algo sencillo, pero sustancioso. Todo con el fin de que Taehyung estuviera bien alimentado y su osita también.
Luego de que guardara el desayuno en algunos recipientes, y lo dejara sobre la mesa con una nota escrita a mano como era costumbre, subió a su habitación para lavarse los dientes y tomar su maletín para partir hacia la empresa.
Sin embargo, antes de siquiera salir de su cuarto, se acercó al mayor para dejarle un rápido beso en sus cabellos castaños. A paso lento, como si no quisiera irse de ahí, se detuvo en el umbral de la puerta y admiró al motivo de su felicidad, quien a su vez llevaba en el vientre a su razón de vivir.
Taehyung estaba recostado de lado, tapado hasta la cabeza y abrazando con fuerza su almohada, con su rostro parcialmente enterrado en el suave objeto. Hasta que, gracias a un movimiento de su parte, el edredón que lo cubría se cayó revelando su vientre abultado bajo la tela de algodón del pijama.
La mirada de Jungkook era de puro amor y devoción, porque el sufrimiento que lo atormentó en el pasado no era nada comparado a lo que sentía con esa simple estampa frente suyo.
Salió de su hogar con una gran sonrisa, sintiéndose renovado para trabajar eficazmente. Este era el final feliz que el destino quiso para él, y lo disfrutaría hasta su último aliento.
Las horas pasaron con rapidez mientras Jungkook firmaba y revisaba varios papeles que trataba de los últimos proyectos que la empresa Park llevaría a cabo. Sin embargo, antes de que fueran las doce en punto del mediodía, el mensaje que estuvo esperando con muchas ansias llegó a su móvil, captando su atención.
TaeTae, mi fantasía:
Hola mi amor, Jiminnie y Jin hyung ya vinieron a verme para ir a comer y luego comenzar a organizar lo del baby shower de nuestra osita. Cualquier cosa te escribiré, así que no preocupes mucho. El desayuno estuvo delicioso como siempre. Pero por favor Jungkookie, por más que estés trabajando tan diligentemente, que no se te ocurra saltarte el almuerzo solo porque no vas a comer conmigo, o te juro que me enojaré mucho. Jiminnie me conto que lo hacías con frecuencia (no te enojes con él por eso, solo salió el tema), y no me perdonaría que se te bajaran las defensas por esa razón. Tienes que estar fuerte para recibir a nuestra niña, osita te necesita tanto como a mí.
Te amo mucho, nos vemos en la noche.
Un suspiro enamorado se escapó de sus labios, y de inmediato Jeon tecleó una respuesta para su pareja.
Cuídate mucho mi fantasía, espero les vaya de maravilla. Estoy seguro de que harán un gran trabajo, por lo que esperaré ansiosamente los detalles de esta salida a la noche, y si sucede algo, me avisas sin problema. Me alegra que te haya gustado el desayuno, mi vida. De sobra ya sabes que la hago con mucho amor para mis dos amores. Y con respecto al almuerzo, pierde cuidado con eso. Te prometo que no lo haré. Ya sé que es mi primera vez en la que no comparto contigo esa comida, pero no por eso volveré a mis antiguas costumbres.
Comeré con Yoongi hyung, y si le preguntas, él te lo confirmará. Jamás miente.
Porque como has dicho, debo gozar la mejor salud para apoyar a mi dulce castaño y a mi osita.
Te amo 3000 millones.
Una sonrisa enmarcaba su rostro, sabiendo que su chico comprendía la última referencia que había hecho, ya que últimamente el susodicho se había vuelto un gran fan de Iron Man como él.
—¿Conversando con Taehyung-ah?
Jungkook se sobresaltó, casi dejando caer su móvil al escuchar la voz grave del pelinegro que consiguió romper la burbuja en la que había ingresado.
—¡Yoongi hyung, me asustaste!
—Lo siento, Kook—se disculpó, cerrando la puerta de la oficina del menor detrás suyo—. No creí que pudieras ensimismarte tanto en un mensaje—lo molestó, provocando que el susodicho frunciera el entrecejo—. Ni siquiera me sentiste cuando entré, eso es increíble.
—Tú eres muy silencioso...
Yoongi contuvo la risa, su amigo era un caso.
—Como digas, Jeon Excusas Jungkook.
—Que malo, hyung. Está bien, si me perdí en el mensaje de mi novio. No tienes derecho a juzgarme, porque te ha pasado lo mismo con Jimin hyung, aunque sean llamadas.
—Nunca dije lo contrario. - Min expresó confiado y Jungkook suspiró derrotado. - Pero bueno, venía a decirte que vayamos a comer algo en el restaurante que acaban de abrir a unas cuantas calles.
—Me parece el plan perfecto. Justo Jimin hyung me expuso con Tae al decirle que antes me saltaba mis almuerzos por estar trabajando.
—A mi dulce pareja como siempre se le va la lengua.
—Sí, aunque ya no importa. No volveré a arriesgar mi salud de esa manera.
—Me imagino—admitió con una pequeña sonrisa, pues lo comprendía a la perfección—. Pronto serás padre y debes estar en óptimas condiciones. Por algo te lo digo.
—Si, Jun les da mucho trabajo, ¿no?
—Un poquito, pero así lo amamos.
—Sí, eso se nota. ¿Jimin hyung iba a llevarlo hoy a la salida con los chicos?
—No, me olvidé de decirte que los padres de Jiminnie venían de visita, así que mi pequeño diablillo se iba a quedar a su cargo para que pudiera ayudar a Tae con tranquilidad.
—Ya veo, espero Jun no les dé mucha lucha a sus abuelos—respondió jocoso, levantándose de su silla para estirarse un poco y apagar su laptop.
—Ojalá. Hace unos minutos Jiminnie me avisó que ya estaba con Jin hyung y con Taehyung-ah, así que por eso supuse que estabas conversando con tu chico y de paso Namjoon también me escribió preguntando por ellos, por lo que le dije lo que te estoy diciendo.
—Entiendo. Su amistad se ha estrechado mucho y eso es muy lindo.
—Sí, se quieren demasiado—confirmó el joven de mirada gatuna, y el azabache se le acercó hasta quedar a su costado—. Y por esa razón se lucirán con lo del baby shower, porque no hay nada mejor que trabajar en equipo con personas que se comprenden entre sí.
—Así como nosotros, ¿cierto, hyung?
—Muy cierto, Kook.
El par de amigos se sonrió de manera cómplice y se retiraron de la oficina de Jeon conversando amenamente como solían hacer, pero sin dejar de tener en mente a sus amadas parejas.
Porque podrían estar lejos físicamente, pero sus corazones siempre estarían unidos.
Continuará...
Espero les haya gustado mucho la primera parte, pero estoy segura que la segunda les gustará más. Gracias por leer y por todo el amor que le han dado al fic. Todavía no sé cuantos extras serán, así que podría decirse que todavía habrá contenido para esta historia por un poco más de tiempo. Y les aviso que hace poco inicié una historia taekookv (versátil) donde Koo es un vampiro y Tae un escritor frustrado, lo encuentran en mi perfil bajo el nombre de Bad (Good) Decisions, por si quieren leerlo. Cuídense amores.
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