*ૢ Capítulo 5*ૢ
Las horas habían pasado, y Jungkook cumplió al pie de la letra el pedido que Taehyung le hizo. Pues ni bien llegó a la comodidad de su casa provisional, se dispuso a prepararse algo nutritivo para comer, a la vez que rememoraba los sucesos acontecidos.
Todo aquello que vivió fue demasiada información que procesar.
Él que se convirtió en una persona incrédula con el pasar de los años, pudo ser testigo de algo tan irreal como ver a una persona convertirse en un espíritu. Además de poder escuchar el motivo de su desgracia, provocada por a una maldición que había sido un plan de su propio ser amado.
Alguien que se suponía debía cuidarle y no herirlo de tal forma.
Y es que era una situación de locos, tanto que por un momento creyó que talvez los ingredientes de la comida que se preparó la noche anterior estuvieron malos o contenían algún alucinógeno que le estaba pasando factura.
Porque esa experiencia no tenía razón de ser, y si se lo contaba a alguien de seguro le decían que fuera urgentemente a terapia, porque tanto trabajo ya le atrofió el cerebro.
Sin embargo, en ese preciso instante una frase que su abuelo siempre le repetía resonó con fuerza en su mente. Rememorando al hombre mayor que portaba una cálida sonrisa en su rostro cuando le contaba diversidad de historias que apenas recordaba.
"Basta con que tú lo creas, para que la fantasía se vuelva una realidad".
No podía negar que todo lo vivido había sido real, porque a fin de cuentas la mejor prueba sucedió frente a sus propios ojos. Y en el corto periodo de tiempo que permaneció junto a ese peliceleste, era innegable el hecho de que en él naciera el deseo de ayudarle, aunque fuera un poco con respecto a su triste soledad.
Porque Jeon podría tener diversidad de problemas en el trabajo o en el amor, pero seguía teniendo personas en las que podía confiar y apoyarse.
Y eso era algo que a Taehyung le habían arrebatado sin piedad alguna.
Así que, si Jeon con su simple presencia podía minimizar ese dolor, más que sea por unos días, lo haría sin dudar. Por esa razón ni siquiera se lo pensó dos veces cuando se lo ofreció.
Porque lo sentía correcto, y de alguna manera, a él también le agradaba la idea de compartir tiempo con alguien. Sin sentirse juzgado o teniendo que aparentar que su vida era una maravilla. Ya que con la simple y trivial conversación que mantuvieron en pocas horas se sintió tan cómodo como hace tiempo no lo hacía.
Motivo por el cual, Jungkook realmente consideró que podía ser él mismo con Taehyung. Empezando desde cero una amistad con alguien tan agradable como parecía ser el peliceleste.
Y con esos pensamientos rondando por su cabeza, el azabache terminó entregándose a los brazos de Morfeo. En un profundo sueño que duró varias horas, hasta que nuevamente se levantó, y se dirigió al armario para buscar la ropa que usaría en ese bonito día.
Tan concentrado se encontraba hasta que de golpe detuvo sus movimientos, recordando que no había tocado su móvil desde hace varias horas. Seguramente tenía varios avisos acumulados.
Lo buscó con la mirada, notando que seguía donde lo había dejado. Sin embargo, estaba activado en el modo silencio. Por lo que no tardó en deducir que inconscientemente lo había puesto de esa forma para que la alarma no le molestara. Dando como resultado que, si alguien le llamaba o le enviaba un mensaje, este no lo notaría a menos que se diera el tiempo para revisar las notificaciones.
Cuando lo hizo, Jeon tuvo constancia de las muchas llamadas perdidas de Yoongi y Hoseok.
Se golpeó mentalmente por ni siquiera ponerles un mensaje avisándoles que no había ninguna novedad desde que su viaje comenzó. Sin querer perder más el tiempo, redactó un mensaje para cada uno. Obviamente evitando contar todo lo que sucedió en las últimas horas.
Porque simplemente no quería dar explicaciones de algo que sus hyungs no creerían. Además de que no tenía caso hacerlo ya que ellos jamás conocerán a Taehyung.
Ese pensamiento le dolió un poco, pero no quiso darle importancia. Porque ellos conseguirían volverse buenos amigos durante ese tiempo, pero llegado el momento deberían separarse para seguir con sus vidas. Y tristemente eso era algo que no era fácil de cambiar.
Ya que los involucrados no sabían ni tampoco creían poder revertir una crónica del destino anunciada. Por lo que tanto Jungkook como Taehyung tendrían que aprender a vivir con ello.
Y es que ambos lo tenían tan claro como el agua, pero a veces uno no puede hacerle entender al corazón de razones y ahí es cuando los dos jóvenes deberían de tomar una decisión muy importante.
💙
Encontrándose mucho más animado gracias al descanso que había tomado, Jungkook fue en búsqueda del espíritu del lago, analizando que actividades podrían realizar juntos además de conversar obviamente. Una actividad que quería repetir sin dudar, porque la naturalidad con la que fluían las palabras entre ellos era simplemente digna de apreciar.
Luego de perderse en sus pensamientos más profundos, el azabache optó que, por ese día trataría de indagar más en los gustos del mayor. Como para hacerse una idea de que era lo que le podría llamar la atención, a pesar de que la diferencia más notable entre ambos fuera que pertenecieran a épocas muy distintos.
Porque para Jungkook tener el móvil entre sus manos podría ser de lo más normal y cotidiano, pero Taehyung podría considerarlo como algo fuera de este mundo. Por lo que tendría que encontrar un punto medio, si es quería que el nuevo vínculo entre ambos funcionará exitosamente.
Y así fue. El joven de piel nívea llegó al lago donde Kim residía. Hasta que por una vez más se sumergieron en una amena conversación como la de horas atrás. Tocando temas que le sirvieron en demasía al menor. Que ahora podía confirmar que sus gustos eran muy parecidos al del peliceleste, por lo que no tardaría en aplicarlos más adelante.
Los chicos gozaban de cosas tranquilas. Esas que eran conocidas como las pequeñeces de la vida y que llenaban de regocijo a quienes pudieran disfrutarlas con calma.
Tal y como era el caso de deleitarse con el silencio, con la belleza del amanecer que anuncia un nuevo día o del atardecer que se convierte en una oscura noche. Con otro tipo de actividades recreativas como mirar obras de arte o perderse en medio de alguna lectura.
Pues desde todo un siempre el ser humano anhelaba el hecho de que su sensibilidad logrará despertar diversas emociones en sus corazones. Y si bien el pasar del tiempo influyó mucho en eso, cambiando algunas cosas, mientras las personas avanzaban poco a poco, el objetivo de las mismas seguía totalmente intacto.
Y eso era algo que tanto Jungkook como Taehyung tenían muy en claro. Muy a pesar de la sorpresa que sufrió el joven de piel canela al escuchar que, en la actualidad existían cosas como las películas, los videojuegos, música de todo tipo.
Cuando lo más cercano que él pudo conocer en su tiempo, fueron las obras de teatro tradicionales, algunos juegos de mesa y la música instrumental. Gracias a eso ambos pudieron conocer más acerca del contrario.
Decir que Taehyung no estaba alucinado en ese momento- aunque fuera consiente de algunos detalles que habían tocado en su primer encuentro- sería una completa mentira.
Porque con cada palabra nueva que salía de la boca del menor, se quedaba con la boca abierta. Ya que era como si le estuvieran relatando algún tipo de sueño muy increíble. Puesto que jamás imaginó que la tecnología pudiera desarrollarse a tal punto de volverse algo tan parecido a la magia de la que hablaban en su época.
Entregándoles cosas tan increíbles a las personas como lo eran el internet, automóviles, teléfonos inteligentes, tabletas, laptops, consolas de videojuegos y lo que le faltaba por descubrir.
Y aunque en su propio caso muchas personas podrían describirlo como una situación que solo lograría ser provocada por algún tipo de magia, para él no tenía punto de comparación.
Qué irónica que era la vida, ¿verdad?
Sin embargo, eso era lo de menos en aquel momento. Ya que Taehyung solamente quería sentirse conocedor de esas cosas nuevas, pues quiera o no, se trataba de una oportunidad única que este tipo de vida le estaba ofreciendo.
Simplemente quería verle el lado bueno a toda su desgracia, porque si jamás hubiera sido preso de la maldición, Kim hubiera vivido conociendo solamente lo que su época le ofrecía.
Por lo que Jungkook con toda la información que procesó aquel día, supo lo que debía hacer.
De esta manera, los días continuaron y las actividades que ambos compartieron se basaron en momentos sencillos y únicos. Que se reducían al azabache enseñándole cosas a Taehyung, leyéndole libros, viendo películas y escuchando música en su móvil, o conversando de cualquier tontería.
Y aunque no podían ni tocarse o sentir el calor del contrario, los nuevos amigos se conformaban con pasársela charlando uno frente al otro. Porque con eso era suficiente después de haber encontrado una preciosa compañía en el contrario.
Ya que Jungkook anhelaba silenciosamente cada momento junto al chico de cabellos celestes de la misma manera en la que el susodicho esperaba con ilusión verlo llegar hasta su lago, portando una sonrisa brillante y tierna como la de un conejito, a la vez que le contagiaba todo su buen humor.
Un humor que vale señalar, había cambiado radicalmente solo por la presencia del espíritu.
Aquel lago se había convertido en su pequeño rincón del mundo para los jóvenes amigos. Donde nada ni nadie podría agobiarlos, en el que podían disfrutar de las pequeñas cosas de la vida y de sus interesantes conversaciones.
Pues eran ellos dos. No un humano, ni un espíritu. Tan solo dos almas que congeniaba tan bien con la contraria, y que gracias al destino se habían juntado cuando más rotos se encontraban.
Continuará...
Gracias por leer. Recomienden esta historia, dejen sus estrellitas y comentarios por favor. Nuestro querido Tae tiene todo un mundo que descubrir, y Jungkook estará ahí para enseñárselo de a poquito.
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