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*ૢ Capítulo 46-Final*ૢ

La bella silueta de Taehyung era detallada con parsimonia por Jungkook, quien apenas había terminado de darse una ducha, pues su cuerpo necesitaba que el agua caliente destensara algunos de sus músculos. Ya que, en algún punto de la noche, su brazo quedó atrapado sobre su propio cuerpo, lo que al despertar provocó que un agudo dolor se hiciera presente en esa parte de su anatomía.

Aunque poco le importaba, porque al abrir sus ojos y tener la imagen de su chico abrazado a él como un koala, cualquier molestia quedaba en segundo plano. Sin embargo, en ningún momento el castaño había minimizado la incomodidad en el brazo de Jeon.

Por lo que no dudó en ofrecerle a realizarle un masaje, que sin querer casi termina con otros resultados. Porque Jungkook podría estar muy adolorido o cansado, pero siempre tendría energías extras para adorar el cuerpo de su amor.

Kim regañó a su pareja, muy a pesar de que estuvo encantado gozando del delicado tacto del azabache. Dejando de lado el hecho de que sus libidos se habían disparado como una pequeña llama que entra en contacto con gasolina, el mayor terminó obligando a su chico a tomar un baño para que se sintiera mejor, mientras él se encargaba del desayuno tal como prometieron hacerlo. 

Y ahí estaba su fantasía, preparando un desayuno al estilo occidental con mucha diligencia. Unos huevos revueltos, tostadas con mermelada de fresa, un zumo de mandarinas recién exprimidas y tazas de chocolate caliente.

No pasaron ni dos segundos antes de que su estómago le hiciera saber que anhelaba un poco de esa comida y su boca se hiciera agua. No obstante, antes de complacer a su necesidad básica, el impulso de demostrarle amor a su joven de piel canela se hizo presente.

Aprovechando que todavía no era consciente de su presencia, se acercó cuando notó que observaba complacido los resultados que consiguió y que serían el desayuno de aquel día.

Se veía tan tierno con esa expresión satisfecha y tan bonito como siempre, que Jeon quería llenarle de mimos hasta el cansancio.

—¡Te atrapé! —anunció en voz baja, tomándolo de la cintura para apegarlo a su pecho desnudo.

Taehyung sintió toda la piel de su cuerpo erizarse, y sus mejillas sonrojarse con fuerza, al notar como su espalda encajaba tan bien contra el torso del menor, y esas manos se ajustaban tan bien a sus caderas.

Le había tomado desprevenido, pero lo cierto era que le encantaba ser sorprendido de esa forma, por más que su corazón terminara a mil por hora.

—Me atrapaste.

El mayor le dio la razón, volteándose para abrazar al joven de piel nívea, quien lo estrechó gustoso entre sus brazos. Su cabeza recargándose en el hombro ajeno, mientras dejaba un suave beso en la marcada mandíbula de su novio.

—Mi amor... No deberías de hacer eso, si luego no te harás cargo— le advirtió, pues adoraba que los belfos de Taehyung mimaran esa zona en específico.

Era su debilidad. Tan suaves contra su necesitada piel.

—Tienes razón. Lo siento cariño, pero no me puedo resistir. Esa parte de ti me encanta, porque es demasiado atrayente como para dejar mis besos.

—Y se suponía que yo era el descarado de la relación—bromeó, paseando su mano por esa espalda que era una de sus mayores tentaciones, porque mientras más bajaba, no podía evitar rozar la curvatura del trasero del castaño—. Pero... ¿solo esa parte?

—Por supuesto que no, todo de ti—ante el evidente coqueteo, respondió con honestidad, sonriendo ladino—. Y sí, se suponía Jungkookie, pero no podías evitar que ganara confianza después de que me hicieras sentir tantas cosas en nuestros momentos de intimidad durante estos últimos días.

—Buen punto. Lo hemos estado haciendo a diario.

—Sí. Tú y tus trampas a las que no me puedo resistir.

—¿Mis trampas? ¿Acaso me estás echando la culpa, cariño?

—Tal vez... —canturreo con diversión, logrando que Jeon negara, haciéndose el ofendido.

—Eso es jugar sucio, TaeTae. Tú tienes la culpa por seguirme el juego, y por ser un ángel tan etéreo que me incita a querer hacerte el amor cada que se me presenta la oportunidad.

Aquella declaración consiguió que su sonrojo aumentara en demasía, pero lo hizo más cuando la mano traviesa de Jungkook bajó hacia su glúteo, amasando a su gusto como sabía que adoraba hacer. Un pequeño gemido se escapó de sus labios rojizos, cerrando los ojos, mientras disfrutaba la exquisita sensación.

Mala idea haber aceptado la propuesta que Jeon le hizo la noche anterior, pidiéndole que solo usara una de sus flojas playeras que apenas cubrían sus largas piernas y ropa interior.

—Jungkookie, el desayuno...

—Está bien, mi fantasía. Voy a parar solo porque no quieres que la comida se enfríe—Jungkook aseguró fingiendo inocencia, deteniendo sus movimientos sobre el esponjoso trasero del mayor, quien asintió con pesar. Aunque era lo mejor, porque a nadie le gustaba comer un desayuno helado—. Pero antes de eso, regálame una de tus preciosas sonrisas, ¿sí? Necesito empezar el día con pie derecho.

—De acuerdo.

Taehyung se permitió sonreír, tal y como el azabache le pidió, alabando lo hermoso que se veía cada vez que lo hacía. Y ya que el ambiente había cambiado a uno más suave que caliente, decidió hacer una proposición.

—¿Qué te parece si vamos a comer en la sala, mientras terminamos los últimos capítulos de la serie que estábamos viendo?

—¿De verdad?

—¿Por qué no? Sigamos aprovechando al máximo el tiempo que tenemos en casa para eso. Ya que todavía debo enseñarte algunas cosas más mi amor.

—Te amo, mi suerte. Eres el mejor.

—Lo sé.

—Presumido.

—Pero soy tu presumido.

—Eso no lo voy a negar—dejó un rápido beso en los labios ajenos, y por ese gesto, Jungkook se distrajo el tiempo suficiente para que Kim se soltara de su agarre y fuera a buscar una bandeja en la que poner la vajilla que llevarían hasta la mesa de la sala.

El castaño era astuto. Lo amaba.

Sin borrar la sonrisa que quedó en sus labios, lo siguió por donde se fue, y ambos se dispusieron a llevar a cabo su idea.

Terminaron de desayunar, sin despegar sus ojos del televisor de cincuenta pulgadas. Dejando al último el chocolate que se había enfriado considerablemente, pero no lo tomaron en cuenta, porque suficiente era el calor que sus cuerpos se brindaban en esa cómoda y cariñosa posición en el amplio sofá.

Taehyung estaba recostado contra el torso al descubierto de Jeon, ubicado justo entre en sus piernas, mientras este tenía sus manos sobre su vientre, o mejor dicho pancita.

Porque en esos días que habían pasado juntos, el mayor había aprovechado a comer todo lo que no pudo por los años que estuvo atrapado en el lago.

Y aunque esa grasita acumulada tenía una lógica razón de ser, el azabache ya estuvo fantaseando con la idea de que pronto pudiera tener otro significado.

Un bebé de los dos, por ejemplo.

La idea le encantaba, porque eso implicaba que dentro de unos meses tendrían a un pequeño o pequeña que se parecería a uno de los dos o a ambos.

Un hijo era una gran responsabilidad de la cual estaría gustoso de encargarse. De la misma forma en la que deseaba cuidar a su castaño, quien sería el que pasaría por varios cambios. Pero ahí estaría él, para hacer que esa etapa fuera más llevadera.

No logrando contenerse, dejó un beso en la nuca ajena y en menos de un segundo, la respuesta que obtuvo fue un largo suspiro.

Esa parte era una debilidad para Kim, como para él lo era su mandíbula.

No obstante, no lo había hecho con doble intención.

Porque esas se las guardaría hasta la noche.

A fin de cuentas, cuando el cielo se volviera lo suficientemente oscuro sería cuando se cumpliera una semana desde que Taehyung se salvó de su maldición.

La semana se les pasó volando en un abrir y cerrar de ojos, pero mentirían si dijeran que no la habían disfrutado al máximo.

Jimin les otorgó dicha oportunidad y no se podían permitir desperdiciarla. Por eso, cuando estuvieron devuelta luego de la cena con sus hyungs y el tierno Soobin, Jungkook decidió trazar un horario con las actividades que llevarían a cabo conforme los días fueran pasando.

Porque hombre bien preparado, vale por dos.

Desde salidas a diversos centros comerciales, en los cuales Jungkook se dio el gusto de cumplir todos los deseos de Taehyung, llenando su clóset con todo tipo de ropa, pues su chico se veía perfecto hasta con lo más sencillo; varios parques y calles que sirvieron para dar amenos paseos, restaurantes lujosos y caseros en los que concluían sus citas; contadas galerías de arte, ya que la pareja descubrió que compartía ese gusto, y por último, pero no menos importante, algunos parques de diversiones, los que vale recalcar se volvieron las atracciones favoritas del castaño, exceptuando los geniales cines.

Jeon sabía que en una semana no podría mostrarle todo Seúl a su pareja, pero creía que había hecho un buen trabajo hasta ahora. Lo demás ya lo conocería con el tiempo.

Cada hora y cada minuto fue muy bien invertido, por lo que el menor estaba orgulloso. Y Taehyung sumamente complacido con ello. Porque luego de un día lleno de aventuras, llegaban a casa para ver juntos alguna película o mini serie, o simplemente se entregaban uno al otro sin restricciones.

Motivo por el cual el azabache estaba más que confiado en la noticia de su doncel en cinta. Pero le daría tiempo al tiempo, ya que de lo que sabía, todavía faltaba para que los síntomas se hicieran presentes.

Taehyung bebió lo último que quedaba de chocolate en su taza, e inclinándose hacia delante, la dejó en la mesita de centro. Volvió a acomodarse sobre el pecho ajeno, sintiendo como Jungkook se recargaba suavemente contra su cabeza, sin dejar de acariciar su vientre.

Si fuera un gato, seguramente estaría ronroneando intensamente, pues adoraba esa clase de mimos.

Y Jungkook era el ser más perfecto para que se los diera.

Porque se sentía protegido y amado.

Una sonrisa surcó sus labios en forma de corazón cuando un recuerdo de una de sus últimas salidas llegó a su mente.

Porque, así como le cuidaba, también le celaba.

No es que le molestara, pues el hombre que se le había acercado cuando estaba eligiendo algunas prendas un tanto coquetas se le vieron las intenciones desde el momento uno. Por eso es que su azabache dejando de lado lo que estaba haciendo, no demoró en ubicarse a su lado como un perro guardián, para vigilar que las acciones del desconocido no derivaran en una falta de respeto para su persona.

Todavía le causaba cierta gracia verlo en ese estado, pero se lo agradecía.

Hola muñeco, ¿por qué tan solito? un rubio le preguntó con coquetería, ignorando por completo que su pareja estaba a tan solo unos metros, ayudándole a buscar una bata de dormir que fuera de su talla—. Ohh, que lindas braguitas te estás llevando.

Taehyung le mostró una cara de pocos amigos, queriendo alejarse lo más rápido que sus pies le permitieran, mientras escondía de la vista ajena las bragas con encaje de color morado, verde, rojo y negro que quería comprar para verse aún más bonito bajo los ojos de su dulce chico.

Aunque el susodicho le repitiera incontables veces que hasta con una funda de basura encima se vería perfecto.

Sin embargo, era su gusto querer complacerle visualmente.

El desconocido quiso evitar que el bonito joven se escapara, pero antes de si quiera ponerle una mano encima, sintió como de un golpe en su dorso lo alejaban de la muñeca del castaño.

No te atrevas a tocar a mi pareja, o tendrás problemasel tono de advertencia estaba más que claro en dicha frase que el menor dejó salir de sus labios, después de golpear su mejilla internamente con su lengua—. Así que aléjate con rapidez, y no te haré nada.

Jungkookie, tranquilo.

Con su brazo libre, trató de tranquilizar al joven de piel nívea, pero este no encontraría paz hasta que el hombre tomara otro camino muy lejos de ellos. Ya que el accionar de aquel rubio había sido la gota que derramó el vaso, con respecto a sus celos contenidos.

Pues ese día como si se tratara de una maldición, cada hombre o mujer que pasaba cerca de ellos, no habían parado de comerse a su castaño con la mirada por más que estuviera con él.

Ya veo, tienes noviomusitó, sin siquiera inmutarse con lo dicho por Jeon—. Es una lástima, pero está bien, me iré de aquíaccedió, acomodando su flequillo con la mano que el contrario alejó—. Adiós precioso, si terminas tu relación, no olvides venir a buscarme, trabajo de lunes a viernes en el local de enfrente.

Y sin más, aquel rubio se alejó de la pareja como si no hubiera pasado nada, mientras Taehyung retenía al menor.

Ya cariño. Déjalo asípidió en un susurro, no queriendo ser el centro de atención de aquel lugar—. No te enojes por alguien así, no vale la pena. Solo ignóralo.

Es que ese sinvergüenza...

Lo sé, Jungkookie, lo sé. Pero... ¿sabes qué? el azabache dedicó su atención al mayor, esperando escuchar lo que quería decirle—. Lo que dijo no pasará por nada del mundo, nosotros estaremos juntos hasta el final, porque lo que une el destino nadie es capaz de separarlo. Nada, ni nadie hará que me aleje de ti, mi único hogar.

Tienes razónsoltó un suspiro, permitiéndose relajar su semblante, mientras las caricias en sus mejillas se hicieron presentes—. Lamento haberme comportado así, es solo que ese tipo terminó por sacarme de sus casillas.

No te preocupes, Jungkookie. Entiendo el motivo por el que lo hiciste. Y también noté que era algo que te estaba incomodando desde antes.

¿Te diste cuenta?

Buenoel doncel rio bajito, sonrojando al menor—. Con ese gesto de golpear tu mejilla eres un poquito obvio, mi suerte.

De verdad lo siento. Mis inseguridades por mis exparejas todavía salen a flote, pero te juro que trabajaré en eso...

Lo sé, cariño. Tranquilo.

Lo sabía de sobra, le habían dejado traumado por el simple hecho de que ellos si respondían a los coqueteos que les hacían y luego osaban llamar a su chico exagerado, cuando lo mínimo que quería era un poco de respeto para su relación. - Y créeme que también pondré de mi parte para que entiendas que por más gente que pueda fijarse en mí, mis ojos solamente están en ti y en nadie más.

¿Ya te dije lo mucho que te amo, Tae?

Sí, pero no me molesta escucharlo.

¿Qué tal si mejor te lo demuestro?

Taehyung le observó confundido, pero cuando notó donde estaba la mirada de su pareja, se puso tan rojo como un tomate.

¿Acaso él quería...?

Que atrevido.

Jungkook simplemente tomó de la muñeca al mayor, llevándoselo a uno de los probadores más lejanos del amplio local.

Sí, ese día también casi terminan haciéndolo en el vestidor, de no ser porque Jungkook en un momento de lucidez decidió que no, porque nadie más que él tenía que escuchar los sonidos que Kim hacía cuando llegaba a la cúspide del placer.

A pesar de la sonrisa que cargaba, el sonrojo se subió a sus mofletes, de la misma forma en que su corazón se aceleró con fuerza. Jungkook siempre sería el único que podría provocarle un colapso, y él no se lo molestaría, es más, se lo agradecería.

Y aunque su encuentro pasional no se hubiera llevado a cabo en un lugar público, cuando llegaron a su hogar, este fue testigo una vez más de todo lo que se profesaban, y eso era lo que importaba; aprovechando a probar una de las braguitas que consiguió durante su visita al centro comercial, la cual casi se rompe por los dientes del azabache.

Dejando de lado sus traviesos pensamientos, el castaño volvió a ponerle atención a la serie que estaban viendo, hasta que finalmente el último capítulo finalizó y se devolvieron a la cocina para limpiar los trastes que ocuparon.

Establecieron una charla acerca de lo que habían visto, y cuando estuvieron listos, subieron a cambiarse la ropa a una para poder salir a la calle, con el único fin de seguir turisteando por el impresionante Seúl.

Jungkook le comentó que usarían su Mercedes para transportarse a distintos lugares importantes de la ciudad, comerían en un local de comida coreana y después lo llevaría a caminar por un bonito sendero que quedaba cerca de los monumentos tradicionales que se conservaban a pesar de los años.

Y así lo hicieron, el día y la tarde fluyó como el agua de una cascada, y cuando la noche cayó, teniendo a la luna como la única luz que iluminaba el oscuro firmamento, la pareja decidió seguir caminando por un sector donde vendían comida callejera, con la que llenarían sus hambrientos estómagos.

Los enamorados visitaron varios puestos, degustando panqueques coreanos, mandu, kimbap y, por último, una porción de tteokbokki que compartieron entre los dos, con Taehyung dándole de comer a Jungkook, mientras este jugaba en una maquinita llena de peluches que encontraron en dicho lugar.

El azabache no se rindió hasta conseguir un peluche de tigre y conejo para los dos.

Y cuando los obtuvo, el menor supo que era hora de volver a casa con su fantasía, para celebrar que todo había ido de maravilla desde que la maldición se deshizo.

Cuando Taehyung se acomodó en el sofá, Jungkook encendió su reproductor de música para que una de las listas de reproducción favoritas del mayor resonara por la habitación. Estando listo con ese detalle para relajar el ambiente, el azabache se sentó al lado derecho de su chico, recargando su cabeza en su hombro, cerrando sus brazos en la fina cintura, mientras el susodicho le mostraba todas las fotos que capturó con su móvil, el cual seguía estrenando.

—Hiciste un gran trabajo, TaeTae. Las fotos que tomaste son impresionantes—le regaló un sincero cumplido, levantando su rostro para conectar miradas con el castaño—. Mucho más las que le tomaste a los templos que alcanzamos a visitar, parecen sacados de revista por la alta calidad que tienen.

—Jungkookie, pero qué dices... Ese mérito se lo debo a la cámara tan genial que este móvil tiene.

—Eso no lo es todo, Tae. Hay muchos que ni teniendo las mejores cámaras del mundo, consiguen lo que tú. Pues lograste capturar la esencia de lo que estabas fotografiando en ese instante—argumentó con tanto orgullo, que Taehyung sintió sus mejillas colorearse con intensidad—. Si quisieras podrías volverte fotógrafo profesional.

—Ciertamente podría—concordó, dejando a un lado su móvil para acomodar algunos mechones rebeldes que caían sobre la frente de Jungkook—. Pero tú sabes que me emociona mucho más ser un profesional en la cocina.

—Lo tengo muy presente bonito, y me encargaré de que cumplas ese sueño. No obstante, no te sorprendas si algún día de estos te compro una cámara para que captures con su lente lo que tú deseas.

—Está bien, tú ganas. Con la condición de que tú también la ocupes, porque si no lo recuerdas, si yo me interese en tomar fotos fue gracias a ti.

—Me parece un trato justo.

El azabache se incorporó con lentitud, causando confusión en el mayor que resintió no tenerlo entre sus brazos. Todavía quería seguir disfrutando de su calidez. Sus pensamientos se esfumaron cuando el menor le tendió la mano, esperando que la tomara.

Un tanto curioso, aceptó.

—La noche es nuestra, cariño.

Esas palabras fueron suficientes para que se hiciera una idea de lo que venía a continuación, por eso sonriendo asintió.

Porque con gestos tan sencillos como eso, seguían prometiéndose mutuamente continuar fortaleciendo y cuidando su amor como si se tratara de una pequeña flor que anhelaba crecer hasta volverse la más hermosa.

—Estaremos juntos por mucho tiempo, mi fantasía.

—Ya lo creo, mi suerte.

La pareja unió sus labios, mientras bailaban abrazados una dulce melodía de jazz, reafirmando una vez más dicha promesa.

💙

El domingo fue el último día que pasaron juntos antes de que Jungkook con pesar volviera a su trabajo. Tantas cosas habían cambiado, pero solo le podía agradecer a Jimin lo que hizo por ellos.

La montaña de papeles que le esperaba a Jeon era gigantesca gracias porque él sería quien se encargaría del puesto del doncel en la empresa. Aunque no estaba tan desanimado, pues tenía a Yoongi como su mano derecha, por lo que no podía pedir más.

Ambos siendo un equipo trabajaban exageradamente bien, no había nadie que pudiera igualar el desempeño que tenían, así que todo se iría normalizando con el pasar de los días. Motivo por el cual Park estaría orgulloso de ellos, y más tranquilo al saber que podría disfrutar de su embarazo.

Sin embargo, la preocupación en Yoongi no tardó en hacerse presente al notar que su pollito estaría solo por mucho tiempo, por lo que le pareció correcto hacerle una propuesta a Jungkook, quien difícilmente se negaría al estar en su misma posición.

Dicha proposición consistía en que sus novios pasaran tiempo juntos en la casa que compartía con el más bajito. Min tenía presente que Taehyung estaría sufriendo por lo mismo que su Jimin durante las tardes, ya que las mañanas las tendría ocupadas en estudiar en un curso de cocina que Jeon había financiado para él.

Apoyando su deseo de crecimiento personal, cumpliendo su sueño de volverse un maestro del arte de la cocina, con el que podría apoyar a su pareja en gastos, y de paso llenarle de orgullo por su esfuerzo y superación.

Así que le parecía una idea en la que ambos salían ganando, porque a pesar de que sus parejas les decían que estarían bien, ellos notaban claramente que la idea de tener compañía les gustaba más.

Aquel plan se llevó a cabo desde la siguiente semana en que Jungkook volvió a la empresa Park. Obtenido los mejores resultados al notar que tanto Taehyung como Jimin estaban satisfechos de disfrutar la compañía del otro.

Se veían felices al ver como una amistad tan bonita se estaba desarrollando entre los dos. También haciendo partícipe a Seokjin, quien desde que se enteró de su estado anheló no estar tan solitario, pues su pequeño Soobin también estaba ocupado con sus primeros pasos en la escuelita, dejándolo atrás como cuando los pajaritos deciden volar de sus nidos.

El pelirrojo comprendía que era algo que eventualmente iba a suceder, pero al ser tan apegado con su retoño, el cambio fue muy fuerte, por lo que Namjoon no pudo evitar pedirle a Yoongi tal favor al saber que Taehyung estaba acompañando a Jimin.

El más pálido no tuvo problema con ello, así que los tres donceles estrecharon sus lazos, mientras se cuidaban mutuamente en el último mes compartido.

Hasta que un día, los susodichos evidenciaron que algo raro sucedía con el castaño.

Al que veían más cansado, un tanto mareado y con muchas náuseas.

Ellos lo sabían, el mismo Taehyung lo intuía, pero de cierta forma todavía no lo asimilaba.

—Ah, me duele la garganta—expresó, queriendo llorar por el escozor que lo aquejaba, mientras jalaba la cadena del váter. Seokjin le estaba dando algunas caricias en su espalda, en lo que Jimin el pasaba un poco de papel para que se limpiara la comisura de los labios.

—Bueno, creo que ya va siendo hora de hacerte una prueba de embarazo, Taehyungie.

—No creo que sea eso, Jin hyung...

—¿No habías dicho que hacen sus cosas como si fueran conejos? —expuso Jimin con diversión, recordando ese detalle tan importante—. Es obvio que estás en estado, Kim Taehyung.

—No quisiera ilusionarme—confesó, mordiendo su labio—. Es cierto que Jungkookie y yo tenemos relaciones sin protección, pero fui criado con la idea de que mientras más deseas algo, menos se cumple.

Como cuando deseaba ser rescatado del lago.

—¿Entonces estás esperando a que se note la pancita para confirmar lo obvio? —cuestionó Park con una ceja alzada, observando como Seokjin ayudaba al castaño a incorporarse.

—¿Sí...?

—No, eso es inaceptable, Kim Taehyung. No estamos en el siglo pasado como para sentarnos a esperar a que se note en tu físico.

Taehyung quiso reír, pero se contuvo. Prácticamente si venía del silgo pasado, y eso era a lo que estaba acostumbrado por la escasa, casi nula tecnología que se manejaba en ese tiempo—. Para mí es suficiente con los síntomas que estás presentando, pero lo mejor es salir de dudas con un examen de sangre.

—Jiminnie tiene razón, TaeTae. Esa prueba es la más efectiva. Además, necesitas empezar a cuidarte, tomar suplementos que ayuden a que tu embarazo se desarrolle en óptimas condiciones, y, sobre todo, que un especialista le dé el debido seguimiento.

Sus hyungs tenían toda la razón del mundo. Hasta el mismo Jungkook ya le había comentado en una de sus muchas conversaciones lo distinto que era el proceso del cuidado de un embarazo en la actualidad, al que él conocía.

Pues en su tiempo, lo único que podían hacer era reposar, beber mucha agua, caminar, alimentarse bien y confiar en que eso sería suficiente para no sufrir de una pérdida.

—De acuerdo, dejaré mi miedo de desilusionarme atrás y haré lo que ustedes dicen.

—Eso es. Todavía eres joven, por lo tanto, seguramente tu índice de fertilidad es bueno, así que podría apostar que un pequeño Tae o Koo, ya está creciendo en ese vientre—Seokjin afirmó con seguridad, posando su palma en esa zona, mientras los otros donceles sonreían.

—Entonces, ¿qué estamos esperando?

Después de que Jimin realizara esa pregunta, los tres amigos fueron al hospital más cercano para realizar la dichosa prueba. Comprobando que había marcado positivo, tal y como los mayores supusieron.

Taehyung se permitió derramar algunas lágrimas, completamente emocionado, a la par que acariciaba su suave vientre.

Era cierto que había un poquito de grasita acumulada, pero le fue más fácil pensar que se debía a que se volvió más comelón de lo que ya era.

Sin embargo, según las palabras del doctor. El pequeño o pequeña en su interior tenía poco menos de dos meses y medio. Por lo que no le fue difícil deducir que debió ser concebido a finales de la semana en la que pudo turistear junto a Jungkook.

Seguro no había sido más antes, pues su cuerpo en ese momento apenas estaba volviendo a ser el mismo de tiempo atrás.

Pero eso era lo de menos, ahora lo único que le importaba era hacerle saber a su suerte que se encontraban en su dulce espera.

Jimin y Seokjin le habían felicitado a más no poder, con el más bajito afirmando que se había cumplido su deseo de que los tres estuvieran en cinta al mismo tiempo. Sin imaginar que, en los hijos de los donceles mayores, las almas de las personas más amadas por el castaño, volverían a tener la oportunidad de convivir con su adorado hermano mayor.

Los amigos rieron por la ocurrencia del dueño de una de las empresas más famosas de Seúl, y después de eso, no demoraron en idear una sorpresa en la que Taehyung le daría la buena nueva al azabache.

Kim aceptó encantado, le hacía muchísima ilusión llevar a cabo las sugerencias de sus hyungs, por lo que tendrían que hacerles caso al pie de la letra para que funcionara como tenían previsto, y también poner de su parte para ocultar el secreto hasta que llegara el momento idóneo de la revelación.

Aquel día llegó en un abrir y cerrar de ojos.

Ya que Taehyung solo tuvo que esperar tres días, hasta que el fin de semana llegara para contarle a Jungkook acerca de su bebé. Quería decírselo cuando estuviera relajado, sin estrés por el trabajo.

Kim planeó una bonita cena, que sería llevada a cabo durante la noche. No obstante, grande fue su sorpresa al enterarse que los padres de Jungkook les harían una visita en la tarde, al estar de paso por Seúl, ya que habían viajado desde Busan para conocer al doncel que robó el corazón de su primogénito.

Lo cierto era que dicha visita estuvo siendo aplazada por bastante tiempo, ya que el mal clima se estuvo volviendo uno de los mayores impedimentos para que los mayores se reunieran con su hijo y pareja. Del cual tenían conocimiento hace bastante rato, pues Jeon no pudo ocultarles a sus progenitores la inmensa felicidad que el castaño traía a su vida.

Por lo que la curiosidad en los señores Jeon, no tardó en hacerse presente al escuchar de la boca de su hijo -el cual se volvió un anti romántico declarado a raíz de sus malas experiencias- que aquel joven de nombre Kim Taehyung, era la persona con la que estaba decidida a pasar el resto de su vida, volviéndolo su fiel compañero y padre de sus hijos.

Los mayores jamás se metieron en las decisiones de su hijo, solo lo apoyaban y lo consolaban cuando se llevaba una mala decepción por parte de sus exparejas, las cuales vale aclarar detestaban en secreto, pues a leguas se les notaban lo malas personas que eran.

Sin embargo, querían confiar en que esta vez sería diferente, porque nunca antes Jungkook les había dicho aquello con tanta determinación. Así que quisieron creer que sus deseos fueron escuchados, y por fin la persona indicada había llegado para alegrar los tristes días de su hijo.

Maravillados. Ese era el sentimiento que Taehyung provocó en la pareja Jeon.

El castaño era educado, amable, atento, respetuoso y muy hermoso. Parecía un ángel bajado del mismo cielo, y se le notaba lo enamorado que estaba de su hijo. Sus ojos bien podían ser confundidos con corazones, y el dulce tono de su voz cada vez que se dirigía a él, era tan suave como el algodón de azúcar.

Aquella tarde había sido la más amena. Jungkook estaba tan emocionado de ver como sus padres recibían con brazos abiertos a su fantasía, de la misma forma en la que su chico se sentía aceptado por sus progenitores.

El azabache estuvo a punto de ofrecer a sus mayores quedarse en su casa, pero ellos rechazaron su propuesta, extrañando a Jungkook y a Taehyung, quien supuso que debía aplazar un poco más su revelación al tener a sus suegros ahí.

—Pero padres... ¿por qué? —interrogó el menor—. Vinieron de muy lejos, no es necesario que paguen un hotel por solo una noche, cuando se pueden quedar en la habitación de invitados.

—Tu primo Seokjin nos invitó a quedarnos con ellos más antes, cuando les llamé para decirle que veníamos a Seúl. Obvio no podemos hacerles el desplante, Jungkook-ah, para la próxima será—su madre explicó, tomando de la mano a su marido—. Fue un gusto visitarlos, mañana vengan a la casa de tu primo para que hagamos una barbacoa todos juntos.

—Está bien. Ahí nos vemos. Tengan mucho cuidado, y cualquiera de los dos me envía un mensaje para saber que llegaron a salvo.

Jungkook aceptó resignado, pero Taehyung se perdió en sus pensamientos. Sin duda esto era obra de Seokjin, quien estaba más que ansioso e intenso porque le revelara al azabache de su estado. Luego se lo agradecería.

—Por supuesto, hijo—confirmó el hombre canoso—. Un placer conocerte al fin, Taehyung-ah, por favor haz muy feliz a nuestro pequeño.

—Papá...

Jeon se avergonzó al ser tratado como un bebé por su padre, pero Taehyung sonrió en grande, dándoles la mano a cada uno de ellos y haciendo una reverencia.

"Si supieran que su pequeño ya me hizo un hijo. Pronto serán abuelos".

—Claro que sí señores Jeon. Se los juro—aseguró, evitando decir lo que había pensado con respecto al apodo cariñoso.

Los susodichos asintieron, sin antes pedirle al castaño que no los tratara tan formalmente, y que mejor los llamara papá y mamá, respectivamente. Ante tal oferta Taehyung se puso más rojo que un tomate, pero termino estando de acuerdo, porque esa era una prueba más de la bienvenida a la familia Jeon que los mayores le estaban dando.

La despedida se alargó por unos minutos más, hasta que la pareja mayor tomó por su propio camino, siendo escoltados a la salida por los menores. Estando dentro de las cuatro paredes de la casa que compartían, el doncel supo que llegó la hora de la verdad al notar que la luna estaba presente en el firmamento.

Así que, tomando una bocanada de aire, se dirigió a Jungkook, queriendo usar la mejor excusa que tenía a su disposición, aunque no fuera del todo mentira que quisiera enseñarle sus habilidades en recetas internaciones.

—Jungkookie, hoy quiero hacerte una cena para demostrarte las últimas técnicas y recetas que he aprendido en mis clases de cocina.

—Oh... Entonces supongo que tendré que esperarte hasta que termines.

—Sí, si quieres puedes ir a ver la televisión. Yo te llamó, prometo no tardar mucho.

—No te preocupes, tómate tu tiempo, fantasía—Jungkook lo sostuvo por la cintura, dándole un beso en su frente, otro en su nariz, y por fin, en esos labios rosados que poseía y le volvían un completo fan—. Sorpréndeme como siempre haces, porque todo lo que tus manos preparan son delicias. Me has superado con creces, y por esto estoy orgulloso de ti.

Taehyung asintió con el corazón rebosante de felicidad, y al ver desaparecer a su azabache, se puso manos a la obra.

Cuarenta minutos después, el castaño se encontraba sirviendo los platos de fina cocina francesa. El platillo elegido había sido un colorido ratatouille, acompañado por arroz y pollo al horno, empleando las técnicas correctas para que la receta quedara perfecta.

Cuando Jungkook llegó al comedor, la boca se le hizo agua por el exquisito olor que entró por su nariz, despertando su apetito.

—Esto huele delicioso—dijo, tomando asiento, mientras Taehyung copiaba su acción a un lado suyo—. Te luciste, esto plato parece salido de un restaurante cinco estrellas Michelin.

En otra época, Taehyung hubiera preguntado quien rayos era Michelin, cómo en su momento lo hizo con Óscar, el de los premios; pero ahora lo sabía de sobra gracias a sus clases de cocina y a los amigos que hizo en dicho lugar, los cuales disfrutaban de enseñarle cosas nuevas, por lo que se sentía complacido por el halago de su pareja.

—Gracias, mi amor. Me alegra que te guste. Por favor, pruébalo y dime que te pareció.

El azabache hizo lo pedido por su doncel, y cuando su lengua entró en contacto con los explosivos sabores de la comida, se sintió en el mismísimo cielo.

—¿Y?...

—Justo ahora quiero besarte las manos por esta maravillosa cena.

—Lo aprecio mucho, Jungkookie, gracias—le sonrió con ternura, feliz por su respuesta—. Sigamos comiendo, todavía sobró un poco más.

El menor le tomó la palabra con gusto y una hora después, se encontraban limpiando todo lo que el castaño ocupó para su cena de ensueño.

Taehyung estaba terminando de colocar el último plato en su respectivo lugar, decidió llamar la atención de su chico, quien estaba pasando un trapo por la superficie de la cerámica con la que contaba su cocina.

—Jungkookie, ¿ya acabaste?

—Sí Tae, justo ahora—respondió, deteniendo sus movimientos—. ¿Por qué?

—Espérame en la sala por favor—pidió con calma—Quiero mostrarte algo.

—Ohhh—el azabache se posicionó a su lado, buscando su mirada—. Te he notado un tanto misterioso, ¿debería preocuparme?

—Para nada—confirmó, sonriendo con ternura—. Hazme caso, cariño.

—Como mi fantasía pida.

Taehyung suspiró al ver desparecer a su chico y dejando todo de lado, salió de la cocina con dirección a su habitación. Llegó hasta su clóset, y del último cajón sacó una cajita diminuta. La tomó entre sus manos, y la acercó a su pecho, dándose ánimos.

Volvió a la sala, y se encontró con el azabache revisando su móvil. Lo vio levantar el rostro, y sonreírle afable.

—¿Qué querías mostrarme, Tae?

—Esto... —el mayor le pasó la cajita, y Jeon un tanto intrigado la recibió—. Ábrela ahora, o me dará algo—musitó nervioso y emocionado a partes iguales.

—Entonces ahí voy.

Jungkook quitó la tapa, y analizó el contenido en su interior. Sus ojos no tardaron en llenarse de lágrimas y su corazón se aceleró al entender, mientras Kim le detallaba a punto de morderse las uñas.

—Y-Yo...

El azabache lo tomó de la muñeca, atrayéndolo hacia su cuerpo para dejarlo sentado en su regazo. El joven de piel canela se sobresaltó, pero de inmediato abrazó al menor que comenzó a llorar de la felicidad.

—¿E-Estamos embarazados?

Ante la pregunta, el mayor asintió repetidas veces, dejándose contagiar por el llanto de su pareja, notando como Jungkook dirigía su vista hacia él y a la ecografía que sostenía entre sus dedos, todavía anonadado por la revelación.

—Sí, mi suerte. Estamos esperando a nuestro primogénito.

—Me haces el más feliz, Kim Taehyung—declaró, tomando del mentón al castaño para acercarlo a su rostro y comérselo a besos—. Seré papá.

—El mejor Jungkookie—concordó, poniendo la mano del joven de piel nívea en su vientre—. Lo haremos bien, confío en eso.

—Por supuesto que sí, mi adorada fantasía. Ambos daremos todo de sí para que nuestra familia tenga una buena vida, y que nuestro amor como pareja sea lo suficientemente sólido para este pequeño, y los que vengan.

—Te amo, mi vida.

—Yo te amo más, mi otra mitad.

Los enamorados sellaron sus palabras con un beso mucho más intenso que los anteriores, sintiendo como aquel gesto era como una caricia para sus almas que por fin encontraron paz, volviéndose el lugar seguro del otro.

Porque Jungkook no escatimó esfuerzos para apoyar a Taehyung a cumplir sus sueños truncados, ayudándolo a adaptarse de la mejor manera a su nueva vida, siendo acompañado por la gente más buena que pudo conocer en esa época, y las personas con las que compartía la meta de ser un chef profesional a futuro.

Mientras que Taehyung se convirtió en el soporte para que Jungkook siguiera mejorando como persona, aceptándose, amando sus defectos y virtudes, y, sobre todo, haciéndole ver que era lo suficientemente bueno para ser amado y para que amara con la misma intensidad.

Para que al final de todo, obtuvieran el resultado más gratificante que era conseguir que su bebé naciera en un lugar lleno de amor, confianza, comunicación y respeto. Porque a partir de la aparición de su amado Taehyung, Jungkook supo que nunca jamás tendría que volver a sentirse tan solo.

Fin 💙

Nos vemos en los extras, espero este final llenará sus expectativas, pero no crean que nos les voy a dar un especial dedicado a la bonita etapa que nuestro Taekook vivirá, y otras sorpresitas más. Gracias por acompañarme en esta aventura, y espero se unan a mí en próximas oportunidades, porque estoy más que dispuesta a seguir entregando historias que puedan disfrutar tanto como yo. Y no se olviden de seguirme en IG para más información acerca de mis fics, me encuentran con el mismo user, amores.

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