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*ૢ Capítulo 43*ૢ

Jungkook no podía evitar que una sonrisa se dibujara en su rostro cada vez que veía a Taehyung. Porque su lindo castaño parecía un cachorrito con ojos curiosos ante la nueva realidad que iba descubriendo de a poco.

Taehyung yacía recargado en el borde de la ventana del taxi que les estaba dando un aventón hacia la estación del metro, analizando cada paisaje frente a sus iris claros con total dedicación.

El joven de piel nívea le vio poner una carita de nostalgia cuando abandonaron el bosque, pero esta se disipó al instante cuando el vehículo se desplazó por la carretera. Y es que seguramente el mayor estaba más que maravillado al ver como el mundo había cambiado tanto.

Ya que, por el simple hecho de pertenecer a una época antigua, Kim jamás imaginó ver tanta modernidad a pesar de seguir encontrándose a las afueras de una gran ciudad como Seúl.

Por ese motivo Jeon ansiaba ver que expresión tendría cuando pisara esa tierra desconocida para él, tan llena de novedad y de bellos lugares turísticos.

El menor no pudiendo contenerse tomó la mano ajena, sin antes darle un suave masaje al dorso canela, con el afán de entrelazar sus dedos con los ajenos. Solo esa acción fue capaz de sacar a Taehyung de su ensoñación, no obstante, luego de dedicarle una pequeña sonrisa a su novio siguió con su cometido de dejarse llevar por las interesantes vistas.

El azabache sonrió de lado, cerrando sus párpados gracias a la felicidad que le provocaba tomar de la mano a su fantasía, quien prontamente descubriría un nuevo mundo a su lado.

Los minutos se pasaron volando hasta que el amable chófer los dejó en su destino. El castaño de un momento a otro se sintió intimidado al ver a tanta gente moverse de un lado al otro en aquella inmensa estación. Por puro instinto se resguardó detrás de Jungkook, aumentando el agarre de su mano con la impropia.

—Tranquilo, cariño. No tienes que asustarte, estoy aquí contigo—lo tranquilizó susurrando cerca de su oreja—. Este lugar siempre es así de transcurrido, es normal. Mejor movámonos rápido y consigamos nuestros pasajes, ¿sí?

Taehyung asintió con suavidad, y Jungkook inició su marcha arrastrando con su mano libre la gran maleta que le acompañó durante su viaje inolvidable.

¿Quién diría que su vida cambiaría tanto en un mes?

Había vivido tantas cosas que por un instante lo sintió como un año, pero se encontraba radiante como nunca antes.

Volvía a su casa acompañado del ser más puro y hermoso de todos, ¿qué más podía pedir si ya lo tenía todo?

Después de conseguir sus boletos y dejar su equipaje junto al resto de los otros pasajeros, Jeon guio a su novio hasta los asientos que les pertenecerían por un tiempo determinado.

—¿Estás bien, Tae? ¿Te sientes cómodo?

—Sí, Kookie. Solo que esto se percibe tan raro e irreal... —confesó avergonzado—. Lamento haberme puesto nervioso hace rato, es demasiado nuevo para mí.

—No te preocupes por eso, me puedo hacer una idea. Lo único que quiero es que te relajes para que disfrutes de esta nueva experiencia.

Jungkook no había soltado su mano por nada del mundo, por lo que la llevó hacia sus labios y dejó tiernos besos en sus nudillos mientras Taehyung soltaba un largo suspiro.

Su chico tenía razón, debía estar en calma para lo que sea que tuviera que experimentar en el transporte en el que se encontraban.

—Gracias, Jungkookie. Confío en ti.

—Bien, ¿entonces crees que un poco de buena música pueda ayudarte mucho más?

—Si son esas canciones de Jazz que me gustaron mucho no veo por qué no—consintió, y solo ahí Jeon separó su mano para sacar su móvil y poner su lista de reproducción favorita. Repleta de melodías suaves, con cierto toque sensual otorgado por los instrumentos que se fusionaban a la perfección.

El azabache se puso un audífono, y el otro se lo colocó a Taehyung, quien yacía ubicado justo en la ventana, después de argumentar que quería continuar disfrutando de las buenas vistas. Y aunque el menor temió que su fantasía pudiera marearse al realizar dicha acción, no se vio capaz de negarle su deseo, así fuera por su bien.

—Listo, TaeTae.

El joven de piel canela le dedicó una suave sonrisa, y de inmediato acomodó su cabeza en el hombro ajeno. Jungkook también sonrió y amoldó su brazo sobre el cuerpo ajeno, mientras el jazz invadía sus sentidos.

En menos de dos minutos el transporte inició su marcha con rumbo fijo a la ciudad que nunca se detenía.

La pareja no intercambió muchas palabras durante el viaje, pues luego de unos veinte minutos el castaño comenzó a sentirse mareado, y aunque el azabache se preocupó auténticamente por él, Kim le expresó que la sensación era soportable.

Ahora entendía el motivo por el que su suerte no quiso que gastara sus energías.

Pero dejando de lado esa incomodidad, y teniendo presente que seguramente cuando llegaran a la casa de Jungkook, el menor le daría muchos mimos se prometió así mismo aguantar.

Los ojitos claros se abrieron en grande cuando el mayor pudo visualizar la magnificencia de Seúl luego de que sus pies abandonaran el transporte. Su boca formó una "o" perfecta, y el joven de piel nívea luchó contra sus ganas de tomarlo del mentón y comérselo a besos. Realmente ahora era una urgencia llegar a su hogar y adorar con sus labios al precioso castaño.

El menor y su pareja retiraron el equipaje que les pertenecía, y nuevamente se embarcaron a un taxi que los llevaría a la residencia de Jeon.

Jungkook grabó en su mente cada una de las expresiones ajenas cuando el chico de sonrisa cuadrada admiró por primera vez los grandes edificios, los locales comerciales, los restaurantes, las pantallas led, las vallas publicitarias, los semáforos, los espacios verdes y el sentirse atrapado por primera vez en el tráfico, mientras la gente se desplazaba con destinos asegurados.

Tal vez había sido mucho que procesar en un solo día, pero su fantasía debía acostumbrarse al nuevo ambiente que le daba la bienvenida. A fin de cuentas, ahora tendrían todo el tiempo del mundo para recorrer la ciudad hasta que Taehyung conociera hasta el mínimo rincón de ella.

Decir que estaba impactado era poco. Una cosa había sido escuchar a Jungkook relatarle cada una de las maravillas de su ciudad, pero verlas con sus propios ojos era otra cosa. La emoción vibraba en su corazón a cada latido, y por una fracción de segundo Kim hasta olvidó como respirar.

Sí, sufrió por muchas cosas, pero ahora que lo meditaba con cabeza fría, tenía una oportunidad única, que muchas de las personas que conocía en su pasado ni siquiera imaginaron vivir alguna vez. Así que por ellas aprovecharía al máximo, viviendo una buena vida a lado de su azabache de sentimientos tan valiosos como el oro.

💙

El taxi se detuvo frente a una bonita casa de dos pisos, la cual estaba protegida por una alta pared de ladrillos que yacía cubierta por hileras de hiedra a modo de decoración, que contaba con su propio garaje, un sencillo jardín delantero y una pintoresca terraza. Y vale aclarar que eso era solo lo que se podía apreciar desde el exterior, sin embargo, Taehyung podría afirmar que se veía como una moderna fortaleza, pues no encontraba más palabras para describirla.

Además, según lo que Jungkook le había comentado, el sector en el que vivía era de los más costosos y privados de Seúl, pues solo gente de dinero tenía el gusto de pagar una residencia en el barrio de Itaewon. En su momento el castaño no tomó sus palabras en serio, no dudaba que su chico pudiera ser tan exitoso como para costearse algunos lujos, pero ahora estaba sin palabras.

El azabache siempre amo gozar de la paz y la tranquilidad, por lo que, a pesar de encontrarse en una ciudad que nunca descansaba, se encargó de conseguir el lugar más pacífico y apto conforme a sus necesidades. Por algo bueno es que se había partido la espalda trabajando y ahorrando sin parar. Jeon estaba más que satisfecho con las grandes cosas que consiguió con dedicación y esfuerzo, y esperaba que para su doncel fuera suficiente.

Quería que Taehyung sintiera su hogar como propio. No pedía más.

—Muchas gracias. Tenga buen día.

El menor agradeció con amabilidad al chofer y este le correspondió con un asentimiento para continuar trabajando. Dirigió su vista hacia su chico, y lo tomó de la mano para guiarle hacia adentro.

—No te quedes ahí parado, Tae, vamos—lo animó con esa tierna sonrisa de conejito que siempre ponía más bobo de lo normal al mayor—. ¡Tengo tanto que mostrarte!

Sin poder recuperar el habla, el doncel obedeció siendo contagiado por la bonita sonrisa ajena. Pero sin dejar de mantener los ojos muy abiertos ante la magnificencia del lugar al que debía acostumbrarse a llamar su nueva casa. Kim creyó que nada podría igualar la hermosura de la casa del bosque, pero lo que estaba frente suyo le superaba con creces.

Ingresaron con rapidez a la vivienda, con el joven de piel nívea arrastrando con habilidad su maleta y de paso a su querido novio que parecía fascinado hasta con el suelo que pisaba. El castaño detalló las flores que pertenecían al bonito jardín y una mesa con parasol a su costado.

—Es para tomar cualquier comida en el exterior cuando el clima es bueno—comentó como si pudiera deducir por donde iban sus pensamientos—. Fue un detalle que me cumplí por mero capricho, aunque no lo he ocupado mucho, pero estando contigo espero usarlo seguido.

—Sería genial... El exterior es muy bonito como para disfrutar de una comida, Jungkookie.

—Pero el interior es mucho mejor, solo espera a verlo con tus propios ojos.

Y después de esa afirmación, el azabache lo invitó a entrar por la puerta de fina caoba. Teniendo a su disposición una amplia sala con muebles de tonalidades oscuras que combinaban tan bien con los cuadros colgados en las paredes impolutas. La mesa de centro poseía algunos adornos y un estante de libros reposaba en una esquina. 

El piso era de baldosa clara, y en el techo un pequeño candelabro sería el que iluminara la habitación cuando la luz solar dejara de ingresar por las ventanas cubiertas por finas cortinas. Mientras al fondo se podía ver un pasillo por el que seguramente se podía llegar a la parte de arriba y a otras habitaciones como la cocina y el comedor.

—Por dios, esta parece la casa de un mafioso, como la de esa película que vimos—expresó Taehyung con total sinceridad, separándose de Jeon solo para recorrer el lugar—. ¿Seguro no me mentiste cuando conversamos acerca de tu trabajo?

—Claro que no, Tae—Jeon se contuvo para no reír por tal ocurrencia—. Todo lo que tengo se lo debo a mis ahorros y mi esfuerzo por superarme.

—Entonces te prometo que daré todo de mí para estar a la altura—el mayor determinó. No quería ser una carga para Jungkook, mucho menos un aprovechado, porque era más que consciente del lujo que le rodeaba. 

Kim quería que su novio lo presumiera mucho y que se sintiera orgulloso, y confiaba en sus capacidades para lograr eso y las metas que se había propuesto—. Solo tenme paciencia y apóyame en cada paso, porque esto será algo muy desconocido para mí.

—Lo sé, no dudes que estaré a tu lado, porque tengo la certeza de que lo lograrás, Tae—confirmó, ya habían hablado acerca de ello, y Jeon podría meter las manos al fuego por el mayor, pues sabía que cumpliría cada uno de sus sueños. 

Su chico era un auténtico luchador, y perseveraría ante cada circunstancia que la vida le pusiera.

—Brillas con luz propia y si te pules mucho, como lo hacen con la más bonita joya, conseguirás lo que te propongas.

—Te amo, Kookie, me ganaré el compartir estas maravillas contigo.

—Yo también te amo, y puedes estar tranquilo, porque todo llegará a su tiempo. Además, me causa satisfacción compartir mis cosas contigo, pero respeto tu deseo, porque eso hace parte de tu crecimiento personal. Me encanta que quieras valerte por ti mismo.

—Es que es lo menos que puedo hacer, Kookie. Quiero retribuirte todo lo bueno y ayudarte lo más que pueda porque un hogar solo funciona si ambas partes colaboran.

—Eso es tan cierto, cariño. Ya verás que lo lograremos. Solo confía en nosotros.

—Lo hago a ojos cerrados, mi suerte.

Sin necesidad de escuchar más, Jungkook dejó su maleta en medio camino solo para acercarse a Taehyung y tomar su rostro con ambas manos. Acarició los pómulos sonrojados y con lentitud se aproximó para fundirse en un beso que los dejó sin aliento. Con su lengua delineó el belfo inferior del mayor y esa fue la señal que Kim captó para darle permiso a un beso más húmedo, más necesitado y más fogoso. Un contacto en el que podían embriagarse como si hubieran tomado el más dulce vino.

Las manos del castaño se enredaron en el cuello del azabache, y este no desaprovechó la oportunidad mejor tomarle de la cintura y acercarlo más, con sus pechos rozándose mientras sus corazones latían en la misma sintonía.

Jeon sintió unos dedos traviesos en su cabello que le causaron tal satisfacción que de su boca se escapó un jadeo que enamoró por segunda vez al joven de piel canela. La emoción ya estaba invadiendo sus organismos y la idea de estrenar la recámara del azabache les pareció ideal. Sus pies picando por moverse solos hasta la segunda planta. 

No necesitaban palabras para saber lo que anhelaban.

Y era fundirse entre los brazos ajenos, volviéndose un solo cuerpo.

No obstante, el molesto ruido del smartphone del joven de piel nívea los sacó de su ensoñación.

—Ughh... —se quejó Taehyung, poniendo una mueca en su bonito rostro que relajó la molestia que el menor también sintió por verse interrumpidos. Tenían que aprovechar el tiempo que les quedaba, pues el castaño tenía entendido que al día siguiente Jungkook debía ir a trabajar, por esa razón no pudo evitar sentirse desanimado ante la abrupta perturbación de su sesión de mimos—. ¿Quién será, Kookie?

—Ni idea, cariño, déjame revisar.

El azabache alejó su mano de la estrecha cintura solo para rebuscar dentro del bolsillo de su pantalón y todavía manteniendo a Taehyung pegado a él como un koala, respondió con destreza la imprevista llamada.

—¿Jungkook-ah? —se escuchó una voz grave del otro lado—. Ya llegaste y ni siquiera un mensaje para avisar nos dejas—le recriminó y el susodicho suspiró. Taehyung pudo apreciar muy bien de quien se trataba gracias a que desde su posición podía escuchar la conversación.

—Hola, Yoongi hyung. No lo vi necesario, lo iba a hacer más tarde, y de todas formas mañana nos vemos en el trabajo.

—Ya veo, pero justo por ese motivo es que te estoy llamando. - declaró. - Mañana no hay trabajo.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Verás, Jiminnie y yo terminamos revelando por error la sorpresa del bebé a sus padres, por lo que mis suegritos quieren venir a visitarnos desde Busan, así que mi pollito decidió darles el día libre a todos en la empresa.

—¿De verdad? Eso es genial, hyung.

—Sabía que te iba a alegrar... Déjame adivinar, ¿Taehyung-ah está contigo?

El castaño se alejó impresionado al escuchar eso y su cabeza se movió de un lado al otro para comprobar que estuvieran a solas. Porque de no ser así se moriría de la vergüenza. Estar con Jungkook le fundía las neuronas de tal manera en la que se olvidaba de todo.

—¿Cómo lo sabes? —interrogó tratando de sonar calmado. A veces le ponía de los nervios que sus hyungs pudieran leerlo como un libro abierto—. ¿Acaso pusiste cámaras en mi casa mientras no estaba?

—Por supuesto que no, fue pura intuición por mi confianza en el poder del amor—explicó con cierto sarcasmo que hizo resoplar a Jeon—. Ya, no te enojes, es que desde que Jiminnie y yo los vimos compartir un mismo ambiente sabíamos que era cuestión de tiempo para que terminaran juntos, así que justo ahora debes estar en una especie de luna de miel, ¿o no?

—Algo así, me siento muy feliz de compartir tiempo con mi novio—recalcó esa palabra y Taehyung le batió las pestañas con coquetería. Encantado por ser reconocido de esa forma—. Tú mejor que nadie debe comprender lo valioso que es eso.

—Por supuesto que sí. Disfruten mucho entonces, y si no tienen planes para mañana podríamos ir a cenar con Hobi, para que de paso tenga el honor de conocer al dulce chico que se robó el corazón de su dongsaeng favorito.

—Oh, eso me parece estupendo. ¿Has estado conversando con él?

—Sí, mucho más desde esa vez en la que te desapareciste y no respondías los mensajes—confirmó—. Pero ya te perdoné que me pusieras nervioso. A fin de cuentas, tenías alguien con quien te distraías tanto que te olvidabas hasta de quien eras.

Jungkook soltó uno carcajada y Taehyung no se contuvo de morder su labio, un tanto tímido porque esa indirecta no fue fácil de esquivar, pues la entendió a la perfección,

—Comprendo, entonces avísale y mañana concordamos detalles como la hora y el lugar.

—Me parece perfecto—unos sonidos se pudieron apreciar entrecortadamente, y de forma inmediata Yoongi se aclaró la voz para decir—. Jiminnie también les manda saludos y me dice que esperará con muchas ansias verlos en vivo y en directo.

—Bien. Dile a Jimin hyung que el sentimiento es mutuo. Mucha suerte con tus suegros.

—Entendido. Gracias por los ánimos, que tengan buen resto del día, Jungkook-ah, hasta mañana.

—Igual hyung. Adiós.

Y la llamada finalizó. El azabache procedió a guardar su móvil y nuevamente atrajo hacia si a su castaño.

—Ya escuchaste, TaeTae, mañana tendrás tu primera cena con más personas a parte de mí. Ellos estarán más que encantados con tu presencia.

—Confiaré en tus palabras, pero igual estaré nervioso.

—Sin embargo, yo estaré ahí para darte apoyo moral—aseguró con dulzura—. Pero... ¿qué te parece si de una vez cobramos ese favor que te hice?

A pesar de su suave voz, Taehyung pudo detectar ese deseo escondido y no pudo decir que no, porque era lo que más quería desde que se habían ido de la casa del bosque. Sin embargo, también la oportunidad perfecta para hacerse el desentendido y de paso que su chico sea el que rogara por su cariño pasional.

—No hemos comido nada, Kookie. Tal vez deberíamos desocuparnos primero de eso—respondió con fingida inocencia, no obstante, Jeon ya había visto sus verdaderas intenciones tras esas palabras, y él no se rendiría con tanta facilidad.

Si esa era su manera de jugar, el azabache contaba con la manera perfecta para darle su merecida revancha.

—Es tan fácil como pedir comida a domicilio Tae, ya te había comentado de ese servicio—explicó con una sonrisa ladina—. No tienes razón para preocuparte, y de todas formas el desayuno fue lo suficientemente sustancioso como para que aguantes por unas horas más.

Ante tanta determinación Taehyung no pudo decir nada, por lo que rodó los ojos y le devolvió la sonrisa. Su juego no había salido precisamente como quería, pero ya tendría su momento perfecto para hacer suplicar al de cabellos azabaches.

Porque en la intimidad de una habitación, aprendió sin querer una que otra técnica para lograr sus cometidos.

—De esta no te salvas, mi fantasía, así que no busques excusas.

—No era mi intención, Jungkookie.

—Es bueno saberlo, TaeTae.

Con destreza el menor lo cargó entre sus fuertes brazos, tomándole como a una princesa. Kim ni siquiera notó el momento en que sus pies dejaron de tocar el suelo. Sin embargo, ese detalle no le molestó, porque solo atinó a reír nerviosamente, y lo último que sintió fue como se iban movilizando con dirección al segundo piso.

Unas horas muy largas les esperaban por delante, y ni siquiera sus estómagos necesitados de alimento serían capaces de desviarlos de su objetivo.

Pero que importaba, si justo ahora la pareja se llenaría de mucho amor.

Continuará...

Quiero llorar porque no faltan más de tres capítulos para despedirnos de este fic, aunque talvez considere hacer algún extra, así que estaré leyendo que opinan al respecto. Además, les tengo una linda noticia para los que se enamoraron del namjin de este fic. Hace unos días publiqué una historia llamada "My curious Moon" que se centra en como se conocieron Nam y Jin, su historia de amor y unos detalles más, por lo que ojalá se animen a darle una oportunidad. No será larga, pero igual deseo me acompañen en este nuevo viaje. 

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